En la actualidad, cada vez más gente recibe el diagnóstico de piel sensible, una condición que se caracteriza por una reacción exagerada a ciertos productos o factores externos.
Una piel sensible puede estar determinada genéticamente –si la persona nace con alguna patología como rosácea o dermatitis seborreica- o ser adquirida: por estrés urbano, polución, factores abrasivos o el exceso de tratamientos con ácidos o láser, que si bien son necesarios, vuelven a la piel un poco más reactiva.
Reconocerla, según precisó la médica dermatóloga Lilian Demarchi, es posible mediante la observación de ciertos rasgos comunes en este tipo de personas: "En general se trata de personas que manifiestan sensibilidad a cualquier producto que utilicen, por eso es importante que un profesional oriente acerca de qué productos usar –señaló Demarchi-. El eritema -enrojecimiento- es otro rasgo característico, así como la sequedad, sensación de tirantez o flashing -enrojecimiento o sensación de acaloramiento que se produce en lugares muy cerrados o climatizados-".
"La piel sensible es aquella que reacciona a factores ambientales y uso excesivo de productos abrasivos. También puede presentar cambios visibles como irritación, descamación e incluso inflamación. Las personas que notan estos cambios en su piel y manifiestan su intolerancia a la mayoría de los productos cosméticos deben considerarse con piel sensible. Por eso, deben suspender su uso y solicitar ayuda a profesionales para encontrar los productos adecuados para su piel".
En proporción, según la especialista de la Sociedad Argentina de Dermatología, "se da más en mujeres que en hombres, primero porque son las mujeres quienes se colocan más productos en la piel y por otro lado la piel del hombre es mucho más gruesa y tiene menos sensibilidad".
La clave en el tratamiento de pieles sensibles y no sensibles es llevar una rutina básica para su cuidado. "Lo que diferencia en casos de piel sensible son los productos utilizados, que tienen que ser puros, lo más naturales posibles, que no tengan parabenos, alcohol, o pigmentos que no sean vegetales", precisó Demarchi.
El primer paso es la limpieza, que debe hacerse tanto a la mañana como a la noche
"Aunque después de dormir no estemos maquillados, a la noche se produce la liberación de células muertas que es importante sacar", aconsejó la dermatóloga, y continuó: "La limpieza puede hacerse con leche de limpieza, gel o agua micelar (dependiendo si la piel es grasa, seca o mixta). El agua micelar ahora está muy de moda porque no tiene alcohol y hace de desmaquillante o sirve para sacar residual del desmaquillante, y a la vez cierra los poros porque cumple la función de tónico".
"Después debe aplicarse una crema hidratante ligera, o más nutritiva según el tipo de piel y por supuesto protector solar para salir a la calle", ahondó. Al momento de hidratar, es clave preferir productos ligeros, que no abran los poros, no dejen material residual graso en la piel y que tengan protector solar.
En este punto, elegir el producto puede ser una decisión que nos tenga frente a la góndola de las cremas un largo rato. Leer el prospecto es elemental para asegurarse que sean puros, no tengan perfume, etc.
"Hace poco llegó al país Simple, la marca experta en el cuidado de pieles sensibles y que justamente se trata de productos que tienen agua triplemente multi vitaminada, son testeados dermatológicamente y no poseen alcohol", recomendó Demarchi. Y amplió: "El agua micelar se puede usar como limpieza y como tónico e incluso la misma agua del rostro puede utilizarse para ojos, aunque hay marcas como Simple que tienen líneas específicas para párpados" .
"Las toallitas desmaquillantes pueden ser una solución rápida para salir del paso; en general no tienen alcohol y sirven para esos momentos en los que no tenemos tiempo y antes de irnos a dormir con el maquillaje es preferible tener a mano una toallita, que deja una leve humectación".
Si se va a usar un desmaquillante específico de ojos, debe tenerse en cuenta que la piel del párpado es la más sensible de todo el cuerpo y por eso hay que tratarla muy suavemente.
"Embeber en algodón el agua micelar y presionando suavemente es suficiente para sacar el maquillaje, no hay que friccionar porque eso produce irritación de los párpados y edema", aconsejó.
A nivel global, desde hace unos años, existe una tendencia que hace hincapié en la importancia de despojarse de todo lo artificial y volver a las bases, de encontrar en la naturaleza el verdadero bienestar en pos de una vida mejor. Se trata de simplificar, de quitar todo lo que está demás y vivir más naturalmente y conectados con el entorno, desde los alimentos que consumimos hasta los productos de belleza que utilizamos.
Así, en línea con la "belleza natural", tan pregonada de un tiempo a esta parte, a la hora de pensar qué productos utilizar en el rostro, la premisa es "volver a lo más puro, teniendo en cuenta que cuantos más componentes tenga un producto, más irritará la piel, volviéndola cada vez más sensible"