Fue en el 2016 cuando la Escuela Técnica Roberto Rocca abrió sus puertas y recibió a la "primera camada" de alumnos. La institución recibió a 128 jóvenes talentosos que entraron con el fin de superarse e impactar en el futuro de las comunidades. Pero no es una escuela más, sino que su plan de estudios de vanguardia se centra en la robótica y mecatrónica donde la excelencia de sus alumnos y maestros está a la orden del día.
No es un dato menor que sea una de las dos que existen en el mundo. Dentro de los afortunados que pasan gran parte de su semana en la escuela se encuentra Gamaliel. Su día comienza a las 7:15 en la parada del bus en la localidad de Pesquería -situado en el estado de Nueva León-, México. Su vocación por aprender genera que todos los días realice la misma rutina: viajar hasta el colegio, atravesar el molinete y entrar en este mundo donde los laboratorios, las herramientas tecnológicas y hasta 'robots' se encuentran a disposición para el aprendizaje.
Actualmente, se encuentra cursando para llegar a ser un mecatrónico y para llegar a este objetivo, la institución provee 19 talleres, entre los cuales se encuentra el taller de ajustes mecánicos y el de herramientas, ¿la diferencia?: "En el taller de herramientas se usan las manos mientras que en el otro, se utilizan las máquinas", cuenta Gamaliel.
Durante su rutina en la escuela, el alumno también describe el laboratorio, una de las piezas clave de la institución donde los alumnos pueden ir a experimentar y aplicar los conocimientos adquiridos durante su cursada, como es el caso de la implementación del carbón activado.
La Escuela Técnica Roberto Rocca persigue la excelencia académica en cada una de su acciones y actividades, desde un abordaje novedoso soportado con equipamiento de última generación
"El perfil de los egresados contempla tanto el factor humano como sus conocimientos técnicos y, apunta a desarrollar su capacidad de adaptación y creatividad para asumir nuevos desafíos", aseguran desde la institución Roberto Rocca.
Con el fin de lograrlo, se promueve una educación de vanguardia que integra la tecnología y se vincula con el sector productivo y los niveles superiores de enseñanza. Cuando el reloj marca las 16:10, llega el fin de la jornada educativa. A esa hora, los alumnos deciden si vuelven a sus casas o se quedan en el colegio para aprovechar a hacer la tarea, visitar la biblioteca o hacer alguno de los talleres disponibles: literatura, robótica, entrenamientos de vóley y basquet..
Así, un día más en la vida educativa de Gamaliel y otros cientos de chicos termina para poder ir a sus casas a prepararse para otra jornada en la institución en donde la vocación por aprender es la herramienta más poderosa para el futuro.