Esta semana se habló de todo pero hubo dos temas que acapararon la atención. El viaje de Cristina a Cuba para monitorear de cerca el tratamiento de su hija y la reunión de Marcelo Tinelli con Lavagna, la esperanza blanca de quienes no quieren que nada cambie. "Seamos claros muchachos: Marcelo nunca tuvo un programa de TV, sino una excelente fachada. Tanto Videomatch, como Showmatch y ahora el Bailando cumplieron el rol de la vaca que sacrifican para que se coman las pirañas mientras el resto del ganado cruza por otra parte del Río. Así condujo 10 años y medio de menemismo, acompañó a la puerta equivocada a De la Rúa, se estrechó en un abrazo fraterno con los cinco presidentes que estuvieron una semana en el poder, fue más fan de Duhalde que Chiche, más kirchnerista que Néstor y ferviente admirador de las políticas inclusivas de Cristina", desliza un productor histórico de la TV -ya retirado- quien en breve presentará su libro "¿El Oso Arturo puede llegar a la Casa Rosada?".
Desde su retiro en un campo ubicado en una de las zonas más ricas de la provincia de Buenos Aires, este histórico productor, responsable de cientos de programas vistos por varias generaciones de argentinos, adelanta parte del contenido del libro que recorre la carrera del conductor oriundo de Bolívar. "Detrás del carismático presentador de bloopers, cámaras ocultas, alfajores enteros en la boca, maratones solidarias en su pueblo natal y 'Pum para arribas', se esconde el encargado de subirle y bajarle el pulgar a políticos, sindicalistas, empresarios, jugadores de fútbol, modelos, vedettes, chimenteros y cuanto extraño espécimen esté necesitado de pantalla para dar su esperado salto". No sabemos si lo suyo es por despecho o se trata de alguien que estuvo muy cerca durante varios años. "Al contrario. Marcelo me parece un tipo muy laburador, inteligente y de una habilidad extraordinaria para moverse en los círculos de poder. Su problema -y se lo dije siempre- es la ambición. Ser el Pipo Mancera del siglo XXI no te habilita a ir por la AFA y menos aún, querer marcarle la agenda al presidente del país".
Marcelo Tinelli, como toda figura pública, tiene una fila interminable de admiradores y detractores. Están aquellos que lo culpan por haber nivelado para el subsuelo a gran parte de la población, mientras otros lo ven como el posible conductor del país ante tanta desilusión política. "Es un empresario exitoso, se metió en San Lorenzo y lo dio vuelta, se metió en el Voley y sale campeón todos los años, podría tener la mujer que se le ocurra y decidió ser un padre de familia", comenta un histórico tiracables, que lo conoce cuando era notero de Juan Alberto Badía.
"No le creo nada. Ese estuvo con todos. Fue más privatizador que el Turco, más fan del Sushi que Antonito, la principal manzanera de Chiche, kirchnerista de Néstor, camionero de Hugo, tan cristinista como los de La Cámpora, más sciolista que Samid, macrista de la primera hora y ahora se le da por armar una cumbre con Lavagna para ver si el peronismo reciclador impone un candidato potable porque se les cayeron todos", acota un histórico director de control de otro canal que le manejó las cámaras durante años.
"Un día, así de la nada, sorprendió a todos con algo que ni él mismo esperaba: perdió el olfato. En un acto de torpeza, la noche anterior al inicio de la veda electoral, lo invitó al coleccionista de estatuas cera de Villa La Ñata a cerrar su campaña presidencial en vivo en su programa, pensando que estaba todo cocinado; pero el que terminó ganando las elecciones unos días después fue Mauricio Macri. Pum para abajo. A partir de ahí, a pegar los platos rotos sin que se note, que no decaiga y una rápida visita a la quinta de Olivos".
"Hermosa reunión con un amigo de hace 30 años que hoy es el presidente de los argentinos. Gracias por la amabilidad". Listo el pollo. El conductor más influyente de la TV se convertía en ex compañero del Cardenal Newman y todo volvía a la normalidad. Aunque algo había cambiado para siempre", vuelve a la carga el productor que adelanta parte del contenido del libro que ya tiene fecha de publicación: mediados de Julio, semanas antes de las PASO.
"El rating y la influencia de Showmatch no se estaría desplomando por el Call Center de Marcos Peña. Si el programa no rinde es por una mala lectura de la época. ¿Qué esperaba que sucediera cuando sumó al Bailando a la abogada que defendió al delincuente que le robó USD 9 millones a sus propios televidentes y los revoleó a un Monasterio? Y sí, claro. Existía la posibilidad de que esa gran masa de gente que lo acompañó de manera fiel durante años, quisiera cambiar de canal. Que los anunciantes que antes hacían cola para sacarse una foto con el, miraran para otro lado. Y el zoológico de aduladores, ahora murmura en voz baja que el otro López -no el de los bolsos, sino Cristóbal- le resta credibilidad a cualquier proyecto que apunte a renovar la política. Es más de lo mismo", remata desde su estancia en el interior bonaerense, alguien que dice ser su amigo "aunque en la tele, como en la política, la amistad es funcional a los intereses". Make Argentina Great Again.