“Pregúntate si lo que estás haciendo hoy te acerca al lugar en el que quieres estar mañana”, dijo el señor Disney al tener un sueño que se convirtió en el de millones de personas: vivir en un mundo de fantasía. Aunque hoy sus parques siguen siendo fascinantes, no todo fue maravilloso desde un principio.
Walter Elias Disney nació el 5 de diciembre de 1901 en Chicago, Illinois, Estados Unidos. Fue el cuarto de cinco hijos en una familia de clase media. A lo largo de su infancia, su familia se mudó varias veces por problemas económicos, lo que le llevó a pasar parte de su niñez en Marceline, Missouri, una experiencia que más tarde inspiraría el ambiente de su famoso parque Disneyland. Desde joven, mostró interés por el dibujo y el arte, y a los 16 años comenzó a trabajar como dibujante y aprendiz en varias agencias de publicidad. Su pasión por la animación y su visión innovadora lo llevarían a convertirse en una de las figuras más influyentes de la industria del entretenimiento. Walt Disney murió el 15 de diciembre de 1966, a los 65 años y en pleno apogeo del éxito de su compañía, a causa de cáncer de pulmón, después de una corta batalla contra la enfermedad. Había sido un fumador empedernido durante gran parte de su vida, lo que contribuyó a su diagnóstico. Una curiosidad es que su esposa de toda la vida, Lillian, sufrió un derrame cerebral el 15 de diciembre de 1997, 31 años después de la muerte de su esposo y falleció al día siguiente. Tenía 98 años.
Una de las leyendas urbanas más conocidas sobre Disney es que su cuerpo fue congelado criogénicamente después de su muerte, con la esperanza de que pudiera ser revivido en el futuro cuando la ciencia hubiera avanzado lo suficiente para curar el cáncer. Pero la verdad es que “el padre de Mickey” fue cremado y sus cenizas fueron depositadas en el cementerio de Forest Lawn, en Glendale, California.
El 17 de julio de 1955, lo que debía ser una jornada de éxito para Walt y su innovador parque temático, Disneylandia, se convirtió rápidamente en un fiasco. Ese día, que pasó a la historia como el “domingo negro”, estuvo marcado por una serie de fallos, caos y desorganización, lo que amenazó con echar por tierra el sueño de Disney. Sin embargo, a pesar de los contratiempos, Disneylandia logró recuperarse y, en pocos meses, alcanzó la impresionante cifra de un millón de visitantes.
Domingo negro sin magia
Disneylandia, el primer parque de Disney, fue un proyecto que estuvo bajo una presión inmensa desde el principio. La idea era audaz y costosa: un parque de atracciones completamente nuevo, que debía abrir al público sólo un año después de haber comenzado su construcción. Este cronograma, ambicioso y apretado, dejó poco margen para errores. La construcción, que costó 17 millones de dólares, enfrentó problemas financieros y retrasos, incluyendo una huelga de plomeros que complicó la instalación de servicios básicos como baños y fuentes de agua.
El día de la apertura fue demasiado caluroso, con temperaturas cercanas a los 38 grados. El asfalto de las calles, recién colocado, no tuvo tiempo de endurecerse y, como resultado, los visitantes, sobre todo las mujeres con tacos, se quedaban literalmente pegados al suelo. La primera impresión de Disneylandia para muchos fue menos mágica y lo más parecido a una pesadilla veraniega.
Además, la falta de tiempo y los problemas de construcción dejaron muchas de las principales atracciones fuera de servicio. El cohete espacial, el vuelo de Peter Pan y Dumbo el elefante volador no estaban listos, y en su lugar, los turistas fueron recibidos por un simple área de picnic en lugar de la futurista “Tomorrowland”. En lugar de un vistazo al futuro, se encontraron con una imagen de improvisación y desorden.
Otro de los grandes problemas fue la multitud que asistió ese día. Se esperaban unas 15 mil personas, pero cerca de 30 mil intentaron ingresar, muchos con boletos falsificados. Como los tickets de entrada eran fácilmente falsificables, se creó un caos en las taquillas y las entradas, y algunas personas incluso pagaban a quienes les ofrecían un acceso rápido por 5 dólares. El resultado fue un parque abarrotado, con largas filas para las atracciones y desabastecimiento de comida y bebidas, lo que aumentó aún más la frustración del público.
La serie de desventuras de aquel domingo 17 de julio de 1955 incluyó un incidente aún más dramático: el Mark Twain Riverboat, una de sus atracciones más emblemáticas, comenzó a hundirse a causa de la sobrecarga de pasajeros. A eso se sumó una fuga de gas en Fantasyland, que obligó a evacuar a los visitantes de tres de las áreas del parque. A medida que avanzaba la tarde, los fallos se acumulaban y la imagen de Disneylandia como un paraíso de fantasía se desmoronaba ante los ojos del mundo.
El “domingo negro” no sólo fue un desastre para los miles de asistente presenciales, sino que también fue transmitido en vivo por televisión a toda América. Con 70 millones de espectadores sintonizando el evento, la inauguración fue un fracaso técnico que podría haber puesto en riesgo la imagen de Disney para siempre. Sin embargo, la magia de la televisión logró ocultar muchos de los problemas, mostrando a estrellas como Frank Sinatra y Ronald Reagan interactuando con Walt Disney frente a las cámaras, mientras que en el parque, la situación era caótica. Muchos no se dieron cuenta de los problemas hasta mucho después, algunos incluso, hasta el día de hoy.
A pesar de la mala imagen, Walt y su equipo no se dieron por vencidos. Disney, conocido por su capacidad para transformar las adversidades en oportunidades, declaró que Disneylandia nunca estaría “completada”, sino que seguiría creciendo y mejorando continuamente. En cuestión de semanas, el parque comenzó a funcionar con mayor eficacia y la gente, atraída por la magia del lugar, siguió visitando en masa. En solo siete semanas, Disneylandia había recibido a su visitante número un millón.
A lo largo de los años, el “domingo negro” de Disneylandia pasó a la historia como una advertencia sobre las dificultades de crear algo tan ambicioso, pero también como un testimonio de la capacidad de su creador para superar obstáculos, quien entre tantas frases célebres dijo: “La diferencia entre ganar y perder a menudo consiste en no abandonar”. Hoy, casi 70 años después, Disneylandia sigue siendo el destino de millones de personas, y ese caos inicial no impidió que el sueño de Walt se convirtiera en una de las atracciones más exitosas y queridas del mundo. Una visión sigue viva, ya que en 2023, los parques temáticos de Disney recibieron unos 142 millones de visitantes a nivel mundial, lo que representa un aumento de más de 20 millones de personas en comparación con el año anterior.
Los siete secretos mejor guardados
Conocido por su magia, su ilusión perfecta y su capacidad para transportar a los visitantes a mundos de fantasía. No obstante, detrás de la mágica fachada de los parques, existen secretos guardados bajo llave. Desde túneles subterráneos hasta un búnker para fuegos artificiales, hay un mundo oculto que hace que la magia de Disney funcione sin que el público se dé cuenta.
1. Los túneles secretos bajo Magic Kingdom
Uno de los mayores secretos de Disney World se encuentra bajo los pies de los visitantes de Magic Kingdom: una red de túneles subterráneos conocida como “Utilidors”. Estos pasadizos, diseñados por Walt Disney, permiten que el personal del parque se desplace sin ser visto por los turistas. La idea era mantener la ilusión de que los personajes, como Mickey Mouse y los Piratas del Caribe, no se cruzaran entre sí, asegurando que el espectáculo de fantasía se mantuviera intacto. Los Utilidors son mucho más que simples pasillos. Son un laberinto de corredores que conectan diversas áreas del parque, permitiendo el transporte de mercancías, el movimiento del personal y el acceso a tiendas secretas donde los empleados pueden descansar o comprar comida. Lo fascinante de estos túneles es que están diseñados con el mismo nivel de detalle y lujo que caracteriza a Disney, convirtiéndolos en un viaje subterráneo único.
2. El parque nocturno: el trabajo invisible
Disney World es un lugar que nunca se detiene. Mientras la gente disfruta de las atracciones durante el día, cuando cae la noche, el parque se transforma en una especie de colmena de actividad. El personal trabaja incansablemente en la oscuridad para limpiar, reparar y preparar todo para el día siguiente. Los miembros del elenco y del equipo técnico recorren el parque en la penumbra, con una iluminación tenue que les da un aire casi místico, arreglando todo desde las flores hasta los engranajes más complejos de las atracciones. Además, en épocas festivas como Navidad o Halloween, el trabajo nocturno se extiende a la decoración, colocando adornos y luces en cada rincón para que todo esté listo para sorprender al público al día siguiente.
3. Los fuegos artificiales desde un búnker secreto
Uno de los momentos más esperados de cada noche en Disney World es el espectáculo de fuegos artificiales. Pero lo que muchos no saben es que no todos los fuegos artificiales se lanzan desde el parque. En realidad, los fuegos más grandes y espectaculares se disparan desde un búnker secreto situado fuera de las instalaciones, en una ubicación estratégica en 1440 Floridian Way. Este búnker es el lugar donde se preparan y lanzan los fuegos artificiales más impresionantes. Aunque los visitantes piensan que todo ocurre justo detrás del Castillo de Cenicienta, en realidad se trata de una ilusión óptica perfectamente calculada. Los fuegos más pequeños y las bengalas cercanas al castillo se disparan desde dentro del parque, mientras que las explosiones más grandes provienen del búnker, creando la ilusión de un cielo completamente iluminado por una lluvia de luces.
4. El sistema ABAC: la magia de la basura voladora
Aunque Disney World es conocido por su limpieza impecable, pocos conocen el sofisticado sistema que mantiene el parque libre de basura. El sistema ABAC (Automatic Back-End Area Collection) es una red subterránea de tuberías que transporta la basura a alta velocidad hacia un centro de recolección. Este sistema, traído desde Suecia, es capaz de manejar una cantidad asombrosa de residuos, estimándose que alrededor de 400 mil kilos de basura son procesadas cada día. Cada 20 minutos, los contenedores de basura ubicados en todo el parque son conectados al sistema ABAC, y los residuos son aspirados a través de tubos subterráneos a una velocidad de 55 kilómetros por hora. Esto permite que el parque se mantenga limpio sin que los empleados tengan que empujar carros llenos de basura.
5. La Laguna Seven Seas: el lago artificial que sostiene Magic Kingdom
Antes de entrar al Magic Kingdom y toparse con el majestuoso castillo de Cenicienta, los visitantes se cruzan con la Laguna Seven Seas. Muchos asumen que este gran cuerpo de agua ha estado ahí desde siempre, como una parte natural del paisaje. Sin embargo, la laguna Seven Seas es completamente artificial y tiene una historia fascinante detrás de su creación. Cuando se construyó Magic Kingdom, los ingenieros de Disney enfrentaron un desafío monumental: el terreno donde se iba a edificar el parque era pantanoso y no era adecuado para soportar las gigantes estructuras que se planeaban. La solución fue excavar una enorme laguna, utilizando la tierra extraída para elevar el nivel del terreno donde se asienta el parque. De hecho, Magic Kingdom está construido sobre una plataforma de tierra que proviene de la excavación de la laguna Seven Seas, lo que también permitió la construcción de los famosos túneles Utilidors justo debajo del parque.
6. El tren de Walt Disney World
El ferrocarril de Walt Disney World, que recorre el perímetro de Magic Kingdom, no es simplemente un medio de transporte; tiene una historia mágica detrás. Este tren está compuesto por trenes de vapor auténticos que datan de la década de 1920 y que fueron utilizados en las plantaciones de caña de azúcar en Yucatán, México. Walt Disney, conocido por su amor por los trenes, siempre había soñado con tener un ferrocarril en sus parques, y su pasión por estos vehículos le permitió incorporar auténticos trenes de vapor en el parque. Los coches fueron restaurados meticulosamente y adaptados para funcionar en Magic Kingdom, convirtiéndose en una de las atracciones más emblemáticas del parque. Cada uno de estos trenes tiene su propio nombre y personalidad, y debido a su antigüedad, los maquinistas deben recibir entrenamiento especializado para operarlos correctamente.
7. Las monedas de los pozos de los deseos
En Disney World, lanzar una moneda en un pozo de los deseos es casi una tradición. Lo que muchos no saben es que esas monedas tienen un destino muy especial. Todas las monedas que los visitantes arrojan en los pozos de los deseos o fuentes se recogen regularmente y se donan a organizaciones benéficas locales. Cada año, Disney World recauda miles de dólares en monedas, y esos pequeños gestos de los visitantes suman una gran cantidad. En 2020, por ejemplo, Disney donó alrededor de 150 mil dólares a la Coalición para las Personas sin Hogar de Orlando. En 2022, la donación fue de 100 mil dólares a Give Kids the World Village, un resort sin fines de lucro que ofrece vacaciones gratuitas a niños con enfermedades graves y sus familias. De este modo, cada centavo lanzado no sólo es un deseo personal, sino que se convierte en una contribución a la comunidad. Además de crear magia para sus visitantes, el sueño el sueño de Walt también contribuyó a ayudar a quienes más lo necesitan.