De “Dios del sexo” a pastor: era una súper estrella del soul hasta que una amante le echó una olla de sémola hirviendo

La vida del famoso cantante Al Green estuvo llena de romances escandalosos, matrimonios que duraron un suspiro y ataques violentos. La tragedia ocurrida hace 50 años causada por una groupie obsesionada por él, que provocó un giro inesperado en su carrera. Su destino religioso y éxito como cantante de gospel

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Al Green entra al baño de su mansión. Se saca la ropa, prende la ducha. De pronto se abre la puerta. Al girar, el cantante no entiende lo que ve. Mary Woodson, una mujer que está saliendo con él, tiene en sus manos una olla con sémola hirviendo. Se miran a los ojos. Nadie alcanza a decir nada. Mary Woodson lanza con violencia el líquido sobre el cuerpo desnudo de Al Green, quien sólo alcanza a girar hacia la pared. El contenido de la olla cae, principalmente, sobre sus brazos y su espalda, y un poco sobre su abdomen. Las quemaduras son inmediatas. Los alaridos estremecen. La mujer deja la olla tirada y sale corriendo.

El cantante tarda en levantarse, el dolor es insoportable. Cuando lo consigue, toma de arriba de su cama con forma de corazón y colcha de terciopelo (casi un lugar común) una Smith and Wesson 38 y avanza por la casa. De pronto escucha una detonación. De inmediato sabe lo que ocurrió. En uno de los cuartos, Mary Woodson, con otra arma, se acaba de pegar un tiro en la sien.

Al Green era una estrella de la canción. El artista de soul más exitoso del momento. Millones de copias vendidas, varios Top 10, tapas de revistas. Algunos perfiles lo describían como un Dios del Sexo. Él se vanagloriaba de sus conquistas, de sus récords amatorios, desde el escenario exudaba sensualidad.

Al Green dominaba el mundo del soul a principios de los setenta. Hasta que la noche del 18 de octubre de 1974, 50 años atrás, una tragedia interrumpió el camino. Una mujer vació el contenido de una olla hirviendo sobre él y luego se suicidó en su mansión. Un tiempo después Al Green se convirtió, fundó una iglesia en Memphis y se transformó en pastor religioso, el Reverendo Green. Durante décadas abandonó la música secular y sólo grabó discos de góspel. Siguió cantando cada domingo, pero en su iglesia y para sus fieles; las canciones lúbricas las archivó.

Su primer contacto con la música había sido de chico, en una iglesia. El padre lo echó de su hogar siendo muy joven y tuvo varios problemas con la justicia. Hasta que lo descubrieron cantando en un festival gratuito en Memphis. Firmó un contrato de grabación sin demasiada confianza en que pudiera forjar una carrera musical. Surgió con fuerza a principios de la década del setenta. En menos de tres años se consagró. Una seguidilla de cinco Lp y una decena de singles lo instaló en lo más alto. Desde Tired of Being Alone a Love and Hapiness, pasando por Let´s Stay Together, I Still in Love With You, Take Me To The River o sus covers gloriosos de How Can You Mend a Broken Heart y I Want To Hold Your Hand.. Una de las grandes voces masculinas del soul junto a Marvin Gaye, Otis Redding, Curtis Mayfield y Sam Cooke. Uno de los pocos que logró sobrevivir al ambiente sórdido y a la violencia, aunque la muerte lo haya rozado (Marvin Gaye y Sam Cooke murieron asesinados de un disparo, Otis Redding en un accidente de avión siendo muy joven).

Sus presentaciones en vivo dejaban en ebullición al público, muy especialmente a las mujeres. Muy pronto se instaló su fama como amante. Se decía que era insaciable y corrían los rumores sobre sus performances sexuales. Uno de los miembros de su entorno se alejó durante un tiempo porque luego de una noche en la que Green había estado con tres mujeres distintas en el backstage, al regresar al hotel pretendió seducir a la mujer de su amigo.

“Tengo a una mujer en cada rincón de cada habitación. Nada más que mujeres a mi disposición”, decía. En alguna entrevista contó que el padre le advirtió que la historia terminaría mal. Para disuadirlo le solía decir: Al ¿por qué no elegís una y mandás a las demás a sus casas? Mirá que todas tienen lo mismo”.

Una de las chicas que lo frecuentó en esos años dijo que era la única persona que conocía que podía tener sexo durante diez horas seguidas (muchas veces con mujeres diferentes) y a pesar de eso mantener el deseo y la excitación. “Y ese era uno de los motivos de la violencia que llevaba consigo”.

“Hay miles de groupies y muchas de ellas son muy lindas. Ah y están dispuestas a hacer lo que quieras”, declaró en el pico de su fama, unos meses antes de la muerte de Mary Woodson.

Al Green tuvo muchísimo éxito
Al Green tuvo muchísimo éxito a principios de los años setenta. Era el cantante soul con mayor éxito comercial en ese tiempo

Alguna de esas chicas contó que Al Green llevaba consigo una valija llena de dinero y que a la mañana antes de despedirse, la abría con parsimonia y sólo sacaba uno o dos billetes de cinco dólares y se los entregaba diciendo: “Para que te tomes un taxi o te pagues el desayuno”. Varias de las chicas que estuvieron con él contaron que tenía, entres sus asistentes, dos jóvenes que estaban muy cerca del cantante y que hasta ingresaban en la habitación cuando él tenía sexo con otras mujeres. Dicen, también, que cuando los escándalos de Green ganaron la tapa de los diarios y su estrella se fue apagando, esas dos jóvenes lo extorsionaron: pidieron mucho dinero para contar los secretos de la vida privada del cantante, de los que habían sido testigos privilegiados.

Mary Woodson tenía 29 años, estaba casada y tenía tres hijos. Su matrimonio se desmoronaba cuando a mediados de 1974 fue a ver un recital de Al Green. Ella logró llamar la atención del cantante. Tuvieron un encuentro sexual. Parecía que eso sería todo. Una más de las muchas groupies de las que Al Green hacía uso cada noche. La renovación era constante, no solía estar más de una vez con cada chica, como si persiguiera un secreto récord. Pero Mary se las ingenió para regresar, para hacerse notar. Volvieron a verse. Ella pasó unos días en la casa de él hasta que el cantante le dio dinero para que sacara un pasaje en avión para regresar a su ciudad, a su familia. Mary utilizó la plata para quedarse en un hotel de Memphis, cerca de lo de Al. Cuando él se enteró, se enojó. Discutieron, hasta es posible que Al Green le haya pegado. El 16 de octubre de 1974, Mary intentó suicidarse en su habitación de hotel. Tomó un blíster completo de tranquilizantes. Una amiga dio aviso y le hermana de Al Green la acompañó al hospital. Él fue a visitarla. A los dos días le dieron el alta y ella fue a la casa del cantante.

Uno de sus grandes álbumes
Uno de sus grandes álbumes fue Call Me. En un lapso de tres años, editó cinco éxitos y tuvo una decena de hits

Le informó que había decidido abandonar a su marido y sus hijos para vivir con él. Al Green le dijo que eso no era posible, que él no podía estar en pareja, que si quería podía quedarse en la casa un par de días y después debía irse. Ella insistió, le propuso casamiento. Él terminó la charla diciendo que lo mejor es que eso lo hablaran la mañana siguiente (los términos de esta conversación/discusión son difusos: nadie puede reconstruirlos ya que sólo estaban ellos dos).

Después Al Green se fue a bañar.

Y la olla hirviendo.

Y el disparo que terminó con la vida de Mary.

La policía cerró el caso muy rápido. Hubo un sorprendente apuro en archivarlo. Encontraron una carta de suicidio en la cartera de Mary. Estaba dirigida a Al Green: “Vos no sabés lo que es amar a alguien”, era una de sus frases.

Biógrafos de Green y otros investigadores no se muestran tan convencidos de que la única hipótesis posible sea el suicidio.

Alguien podría objetar anteponiendo la carta de suicidio. Ese breve texto manuscrito, sostienen estos revisionistas, podría haber sido escrito el día 16, el día del intento de quitarse la vida con los tranquilizantes. Hubo otras dos cartas. Una que parece el borrador de esa, encontrada en la habitación del hotel (es decir, sin duda escrita en los días previos) y otra mecanografiada, que nunca se pudo determinar que haya sido tipeada por Mary.

Hubo otro motivo de sospecha posterior. El arma con el que se disparó Mary, había disparado otro tiro que quedó alojado en el exterior de la habitación en la que fue encontrada.

Ni Al Green ni Mary Woodson tenían restos de pólvora en sus manos según los estudios forenses posteriores.

Después de ser quemado y de los disparos que terminaron con la vida de Mary pasaron algunas cosas más en la mansión de la estrella del soul antes de que fuera llamada la policía. Una de las asistentes del cantante intentó sacarle los granos de sémola de la espalda y él se metió bajo el agua fría. Fueron dos malas ideas. La piel se desprendía y la infección se propagó.

Primero llamaron al representante de Green, a la hermana y al abogado. Recién dos horas después se dio aviso a la policía.

Al Green pasó un par de meses en el hospital. Le realizaron varios injertos de piel. Una vez recuperado, no tuvo problemas judiciales. La causa se cerró como suicidio a las pocas horas. Pero la carrera de Al Green se vio perjudicada por el hecho. Ya no pudo recuperarse, no volvió a alcanzar el antiguo esplendor. Algo en su aura sexual e intrigante se había roto.

La conversión a la fe no fue inmediata. Siguió persiguiendo el éxito como cantante soul. De hecho en los años posteriores sacó, entre otros, dos discos extraordinarios: The Belle Album y Live in Tokyo.

Al Green perseguía una especie
Al Green perseguía una especie de récord amatorio. Coleccionaba mujeres y se vanagloriaba de la cantidad de sus conquistas. Con la muerte de Mary Woodson, su estrella se apagó.

No se sabe bien cuántas veces se casó. Él suele reconocer cuatro matrimonios oficiales, los que lo conocen dicen que fueron cinco. Todos breves y posteriores a la muerte de Mary Woodson. Algunos sólo duraron unos pocos meses antes de que la esposa del momento pidiera el divorcio. Varias de sus ex mujeres lo denunciaron por violencia doméstica .Lo acusaron de golpearlas y a alguna hasta le provocó una fractura. Nunca fue condenado: las denuncias fueron retiradas o solucionadas con arreglos extrajudiciales antes de que se llegara a una sentencia.

Mary Woodson no fue la única pareja de Green que tuvo intentos de suicidio. Jimmy McDonough, biógrafo de Al Green, cuenta en su libro Soul Survivor que al menos otras dos mujeres intentaron quitarse la vida después de terminar una relación con el cantante.

Al Green no sólo era una gran voz, una sensual presencia escénica y un cúmulo de hazañas amorosas. Lo envolvía un halo de violencia. Dónde él estaba, había gritos, insultos, golpes. Uno de sus idiomas era la agresión. Y eso, según muchos de los testimonios de la gente que habló con el correr de las décadas, se intensificaba (empeoraba).

El título de reverendo, la conversión religiosa, aumentó su fe pero no morigeró sus ataques de ira ni los episodios violentos con sus parejas. Botellazos, trompadas, cortes en el cuero cabelludo, narices sangrantes, cejas abiertas.

En 1979 se retiró de la música secular y se volcó exclusivamente al góspel.

En sus años de pastor y cantante góspel ganó los premios Grammy que le habían negado antes: 8 en la categoría góspel. Los Grammy de Soul y R&B debieron esperar hasta su comeback que se inauguró con una colaboración con Annie Lennox para la banda de sonido de Scrooge.

Años después Al Green volvió al soul. Sacó varios álbumes más. El regreso celebrado por los críticos fue tenue, sin impacto en los charts. El mundo sonaba de manera distinta. Eso sí, su voz seguía siendo caliente, perfecta, cimbreante.

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