Durante años fue, aunque ella no lo supiera, la Celebridad Número 6.
Durante años, casi cinco, aunque ella no lo supiera, intentaron rastrearla más de 40.000 personas.
Durante años, aunque ella no lo supiera, su identidad fue uno de los grandes misterios de Internet.
Leticia Sardá tiene 43 años y trabaja en una cafetería de Tenerife, su lugar natal. Es alta y hermosa. La cara parece tallada por un escultor renacentista, los músculos del cuello son el sueño de cualquier profesor de anatomía. Está separada y vive con sus dos hijos. Hasta hace unos pocos días su vida era rutinaria y no se diferenciaba de la de cualquier mujer de su edad de la isla.
Pero un mail proveniente de un remitente desconocido trastocó sus días y la sacó del letargo y el anonimato.
Al principio no entendió. Creyó que se trataba de una broma, que algún amigo había creado una cuenta falsa y con un seudónimo quería molestarla. Enseguida se convenció de que la querían estafar. Quien le escribía le pedía que entrara a un enlace y corroborara que era ella la que estaba en una foto.
Leticia no quería clickear el link, temía ser engañada. El que le escribía bajo el nombre de Indigo Room le contó una historia que a ella, al principio, le parecía ficcional, pero que comprobaría muy cierta.
Tan cierta como que la sacó súbitamente del anonimato y, es posible, que le cambie la vida.
Hace casi años un usuario que se hacía llamar TontsaH, abrió un grupo en Reddit pidiendo a los miembros de la comunidad que lo ayudaran a develar una insignificante intriga doméstica. Había comprado una cortina de baño que traía unas caras impresas, eran una especie de dibujos de rostros de gente joven y hermosa, que parecían tomados directamente de fotografías reales. El usuario sospechaba que era gente famosa y quería saber quién era cada uno. Subió la imagen y realizó un pequeño diagrama en el que numeró a cada una de las siluetas para que los otros participantes fueron identificándolas. Un juego divertido, algo que en la era analógica hacíamos los consumidores de las revistas con esas producciones multitudinarias que reunían a los personajes del año: un desafío reconocer la mayor cantidad de caras. Las respuestas no tardaron en llegar. Dos de los rostros femeninos pertenecían, en dos versiones diferentes, a la modelo Adriana Lima, el otro era de Jessica Alba. Entre los hombres estaba Orlando Bloom. El más reconocido por todos, gracias a la televisión, fue Josh Holloway de la serie Lost. Después aparecieron los nombres de Travis Fimmel y Ian Somerhalder. Pero entre estos dos, había una mujer, una chica joven que nadie podía identificar.
Al principio fueron unos pocos cientos pero a medida que crecía el misterio, la legión se fue extendiendo hasta llegar a las 40.000 personas que se obsesionaron en la búsqueda.
Se lanzaron cientos de nombres incorrectos y se esbozaron otras tantas teorías ridículas. Había algunas características que unían a los que estaban en la imagen. Eran jóvenes, bellos y famosos.
La búsqueda de la Celebridad Número 6 se volvió una obsesión. Hubo momentos en que muchos creyeron que sería imposible saber quién era en realidad.
Entre varios se dividieron el stock del banco de imágenes de Getty y lo repasaron exhaustivamente para intentar encontrar a la mujer. El método –cansador, desmesurado, mastodónico- no fue fructífero.
El desánimo pareció ganar la comunidad de pesquisas.
Alguien ubicó en República Checa al fabricante de la tela estampada pero el hallazgo no condujo a ningún lado.
Hasta que StefanMorse, un usuario croata, con ayuda de la IA convirtió a la ilustración en una foto real (dedujo que las fotos originales habían sido pasadas por un programa de ilustración). El resultado lo sometió a un programa de reconocimiento facial. La respuesta fue que se trataba de Leticia Sardá, una española que había sido modelo en los años noventa y en la primera década de este siglo. Encontró seis o siete fotos de ella. Ninguna era la original, la que se había usado para estampar la cortina de baño, pero a él no le quedaban dudas de que se trataba de la misma persona.
Pero la respuesta no conformó a varios miembros de la comunidad. Lo acusaron de inventar, de haber generado las imágenes con ayuda de la IA, le reprocharon que sólo estaba buscando atención, como tantos otros lo habían hecho en los últimos años, anunciando falsamente que habían resuelto el misterio.
Otro usuario, Indigo Room, un chico andaluz de poco más de 20 años, dio el siguiente paso. Según contó a El País de España no sabía nada del tema hasta que un día, en la hora de almuerzo de su trabajo, encontró la subcomunidad dentro de Reddit. Le divirtió la historia, esa pesquisa algo inútil y empantanada, y de a poco, como tantos otros, comenzó a pensar más seguido de lo conveniente en la cuestión. Se obsesionó. Se convirtió en un desafío para él.
Luego de descubierto el nombre de la modelo, Indigo Room halló a Leandre Escorsell, el fotógrafo que había obtenido la imagen. Escorsell confirmó haber sido el autor pero no pudo dar mayores precisiones sobre la ubicación de la modelo. Le dijo que la foto había sido utilizada en 2006 para la portada de un suplemento interno de la revista española Woman.
Indigo Room deseaba encontrar la imagen original para confirmar que la misteriosa Celebridad Número 6 era Leticia Sardá. El siguiente paso fue conseguir el correo electrónico de la mujer y escribirle.
Una vez deshecha la desconfianza inicial, Leticia no podía creer que hubiera tanta gente buscándola. Hacía más de una década que no desfilaba, que se había recluido en Tenerife junto a sus hijos.
Le preguntó si tenía la foto original y ella buscó en su pequeño archivo y la encontró. El misterio había acabado. Después de casi cinco años la Celebridad Número 6 tenía nombre y apellido. Se sacó una foto sosteniendo la imagen original como prueba definitiva.
A Leticia comenzaron a llegarle mensajes de miles de personas que estaban exultantes con el hallazgo. Ella no lo podía entender. Al principio se sintió abrumada. Luego, desconcertada. La llamaron de El País de España, de El Mundo y del New York Times entre muchos medios. Apareció en decenas de programas de radio y también en la televisión. Alguien le recomendó abrir redes sociales, a las que había ignorado hasta el momento. Un nuevo aluvión de mensajes, likes y seguidores.
Ahora Leticia atiende periodistas de todo el mundo y con buen criterio procura aprovechar esta nueva e inesperada ola de atención sobre ella. Es más famosa que cuando estaba en plena actividad, que cuando posaba para reconocidos fotógrafos. Da entrevistas, sopesa algunas propuestas comerciales, con gratitud responde preguntas del grupo de Reddit y a través de su Instagram vende copias de la foto que la convirtió en uno de los grandes misterios de la web.
Indigo Room, el usuario que logró resolver el enigma, dejó su cuenta. Como aquellos equipos de la NBA que retiran el número de un jugador convertido en una gloria de la franquicia, este joven que sigue dando vueltas en Reddit con una identidad nueva, cristalizó su nombre de usuario en el pico de su fama. Se retiró en su mejor momento.
Leticia Sardá siente que es la protagonista involuntaria de una gran historia. Por el momento no se la ve incómoda. Tampoco parece tomar conciencia que su vida empezó a tomar un nuevo rumbo. Con tranquilidad declaró: “Llegados a este punto, es algo que no pedí que pasara, pero ha pasado y vamos a disfrutarlo hasta donde llegue y me echaré unas risas”.
La Celebridad Número 6 se ha convertido, finalmente, en una verdadera celebridad.