El 24 de septiembre de 1991, un álbum que había pasado casi inadvertido en los primeros días de su lanzamiento, comenzó a sacudir los cimientos de la industria musical. Nevermind, el segundo disco de la banda de Seattle, Nirvana, irrumpió en un panorama dominado por las poderosas estrellas del rock y el pop de la década de los ochenta. Lo que en un principio parecía un álbum de nicho, destinado a un público reducido del circuito alternativo, acabó por convertirse en un fenómeno de masas que, hasta el día de hoy, sigue siendo motivo de culto y referencia para los amantes del rock.
El caso de Nirvana y Nevermind es uno de los éxitos más sorprendentes de la historia del pop-rock. A pesar de provenir de una escena marginal y alternativa, la banda liderada por Kurt Cobain logró vender un millón de copias del álbum en solo unos meses, desbancando del primer puesto en ventas nada menos que al rey del pop Michael Jackson con su disco Dangerous. De la noche a la mañana, Nirvana pasó de ser un grupo desconocido a convertirse en la banda más famosa del planeta, sin precedentes y, sobre todo, sin que ni la propia banda ni la industria creyeran que algo así sucedería. Ese mismo verano de 1991, Kurt Cobain había sido echado del departamento que alquilaba, porque se había retrasado con el pago. Le habían dejado sus pertenencias en una caja, en la calle.
El ascenso meteórico de Nevermind parece casi inexplicable. No se trataba de un grupo con una propuesta particularmente innovadora o con una gran maquinaria de marketing detrás, y sin embargo, conectó de manera única con el sentimiento de una generación. Las canciones del álbum reflejaban el descontento de los jóvenes de los años 90, su rabia y profunda frustración frente al sistema, en especial de la Generación X. Temas como Smells Like Teen Spirit, Come As You Are y Lithium se convirtieron en himnos.
Uno de los elementos clave que llevaron a la consagración de Nevermind fue su sonido único, una mezcla explosiva de melodías pegajosas con una crudeza y distorsión que provenía directamente del punk y el rock alternativo. Los riffs poderosos y la voz cambiante de Cobain, que podía ir de susurros casi inaudibles a gritos desgarradores, generaron un cóctel potente.
Al mismo tiempo que la banda hacía historia, sacudía la industria musical. En tan solo unas semanas, las ventas del disco alcanzaron cifras astronómicas, llegando a vender más de 30 millones de copias en todo el mundo. Este repentino ascenso también afectó profundamente a Cobain, cuya relación ambivalente con la fama y el éxito se volvió una bomba de tiempo. Su trágico desenlace tuvo lugar el 8 de abril de 1994, cuando fue encontrado sin vida en el garaje de su casa, con un tiro en la cabeza y una escopeta sobre el pecho.
La estética del grunge
El impacto de Nirvana con Nevermind no se limitó únicamente a lo musical. También fueron referentes con su estética. El grunge, una mezcla de punk, rock y heavy metal era, en muchos sentidos, una reacción directa contra la ostentosa década anterior. Si los 80 habían sido años dominados por el glam rock y un estilo visual recargado, Nirvana y el grunge apostaban algo tan sencillo como unas camisas leñadoras desabotonadas con una remera debajo, jeans rotos, zapatillas de lona (las Converse) y pelo largo, desprolijo.
Nirvana, junto a otras bandas como Pearl Jam, Soundgarden, Alice in Chains, Stone Temple Pilots, llevó el grunge a lo más alto. Y Nevermind fue el disco estandarte de este nuevo movimiento, que posicionó a Seattle como la capital mundial de ese estilo.
Un día histórico
El 24 de septiembre de 1991, la historia de la música vivió una de sus jornadas más memorables ya que ese día no solo salió a la venta Nevermind, sino también otro de los trabajos más importantes de los Red Hot Chili Peppers: Blood Sugar Sex Magik. Ambos álbumes, aunque radicalmente distintos en su estilo, marcaron un antes y un después en la historia del rock.
Mientras los Red Hot Chili Peppers perfeccionaban su fusión de funk y rock, y se consolidaban como estrellas internacionales con éxitos como Give It Away y Under the Bridge, Nirvana ofrecía una propuesta completamente diferente. Donde los Red Hot brillaban con su energía desenfrenada y su habilidad para mezclar géneros, Nirvana abrazaba el caos y la distorsión, dándole voz a una juventud que se sentía incomprendida y marginada.
Curiosamente, este no fue el único estreno de aquellas semanas. Pocos días antes, Guns N’ Roses había lanzado su ambicioso proyecto doble Use Your Illusion I y II, dos álbumes que en cualquier otro momento habrían dominado las listas sin que nadie les hiciera sombra. No obstante, la irrupción de Nirvana y el grunge fue tan poderosa que incluso la maquinaria mediática y comercial de Axl Rose y compañía no pudo frenar el huracán Nevermind. La competencia era feroz y la música vivía un tiempo de gloria.
El trío que completaban Krist Novoselic en el bajo y Dave Grohl en la batería también fue fundamental para el sonido característico del álbum. Novoselic, con su línea de bajo minimalista pero efectiva, le daba una base sólida a cada canción, mientras que Grohl, que se unió a la banda poco antes de grabar Nevermind, inyectó una nueva energía al grupo. Su batería, contundente y frenética, es una de las características más distintivas de canciones como In Bloom y Smells Like Teen Spirit.
El éxito de Nevermind también se puede atribuir al trabajo del productor Butch Vig, quien fue el encargado de dar forma al sonido final del álbum. Vig, que ya tenía experiencia trabajando con bandas de rock alternativo, logró capturar la intensidad y crudeza de Nirvana, pero al mismo tiempo pulió el sonido de manera que resultara accesible para un público más amplio. La producción de Vig fue clave para hacer de Nevermind un álbum exitoso a nivel comercial.
El proceso de grabación se llevó a cabo en los Sound City Studios en Los Ángeles, durante un total de 16 días entre mayo y junio de 1991. Con un presupuesto de 65 mil dólares, la banda grabó el álbum rápidamente, con canciones que ya habían estado tocando en vivo o que habían sido previamente grabadas en demos, como “Immodium” (luego titulada “Breed”) y “Lithium”. La química que se generó entre Cobain, Novoselic y Grohl en el estudio fue capturada de manera brillante por Vig, quien supo equilibrar la energía cruda de la banda con una producción más ordenada y pulida.
Si hay una canción que resume el espíritu de Nevermind y de la década de los 90 es Smells Like Teen Spirit. Con su riff de guitarra inicial hasta el grito final de Cobain fue la carta de presentación de Nirvana al mundo, y aunque el vocalista solía describirla como un intento fallido de escribir una canción al estilo de los Pixies, terminó siendo mucho más que eso.
El videoclip de la canción, dirigido por Samuel Bayer y protagonizado por adolescentes en el gimnasio de una escuela, se convirtió rápidamente en un fenómeno en MTV. Era una época en que los programas musicales tenía un impacto decisivo en las tendencias. La continua rotación de este video en la cadena terminó de catapultar a Nirvana a la fama internacional.
La portada de la controversia
La portada de Nevermind con la imagen del bebé nadando bajo el agua hacia un billete de un dólar en un anzuelo es muy fácil de recordar. El fotógrafo Kirk Weddle tomó la foto en una piscina de Pasadena, California, y la imagen fue seleccionada por Cobain y Geffen Records.
El bebé que aparece en la portada es Spencer Elden, quien años después de la muerte del vocalista del grupo demandó a Nirvana, alegando explotación y uso indebido de su imagen. La demanda, presentada en 2021, acusaba a la banda de “promover pornografía infantil” y de beneficiarse de la explotación de su imagen. Sin embargo, en 2022 un tribunal federal de California desestimó la demanda, argumentando que Elden había conocido su papel en la portada desde hacía muchos años, habiendo incluso recreado la foto en varias ocasiones.
La compleja relación de Kurt Cobain con la fama
El éxito de Nevermind fue tanto una bendición como una maldición para Kurt Cobain. Aunque el líder de Nirvana había perseguido el éxito durante años, la magnitud de la fama que alcanzó tras el lanzamiento del álbum lo afectó en lo más profundo. Quien siempre había tenido una relación ambivalente con la industria musical y con la idea de convertirse en una estrella, comenzó a sentir el peso de la atención mediática y la presión de las expectativas.
Tanta exposición trajo consigo una gran cantidad de problemas personales para Cobain, que ya lidiaba con el consumo de drogas -era adicto a la heroína- y la depresión. Además, arrastraba un dolor de estómago sin diagnosticar que se agudizaba en las giras por la tensión de las presentaciones.
Con su esposa Courtney Love eran un imán para la prensa sensacionalista. Ambos casi pierden la custodia cuando nació su hija Frances Bean Cobain por las adicciones de ambos. La tensión entre su deseo de mantener su integridad artística y la necesidad de cumplir con las demandas del público y de la industria musical aumentó el aislamiento de Kurt. A medida que Nirvana se hacía más popular, Cobain se sentía más desconectado de su música y del público que lo idolatraba.
En entrevistas, Cobain a menudo expresaba su frustración con el tipo de éxito que había alcanzado. Sentía que su música estaba siendo malinterpretada o utilizada para fines comerciales que iban en contra de sus principios. Esta lucha interna, junto con sus problemas personales, culminó con su trágica muerte a los 27 años. Con su muerte, nacía el mito. El grunge que empezó a decaer hacia mediados de los 90 marcó a fuego a más de una generación y Nevermind se convirtió en un álbum de culto.