La estrepitosa caída de Tori Spelling: de una mansión de 123 habitaciones a vivir en una casa rodante con sus 5 hijos

En las últimas semanas la actriz fue noticia porque tuvo que mudarse a una casa rodante con sus 5 hijos y porque anunció que abriría un Onlyfans para pagar la universidad de sus hijos. Qué pasó con la fortuna de su padre, el productor de “Beverly Hills, 90210″, la serie de los 90s que la llevó a la fama

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En las últimas semanas Tori Spelling fue noticia porque tuvo que mudarse a una casa rodante con sus 5 hijos y porque anunció que abriría un Onlyfans para pagar la universidad de sus hijos.
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En las últimas semanas Tori Spelling fue noticia porque tuvo que mudarse a una casa rodante con sus 5 hijos y porque anunció que abriría un Onlyfans para pagar la universidad de sus hijos. Getty

Durante muchos años vivió en The Manor, la propiedad privada más grande de Los Ángeles. Una mansión de 123 habitaciones, ubicada en Bel Air.

Su padre la había construido en 1988 gracias al impacto de las series de televisión que había producido, en especial Los Ángeles de Charlie, El Crucero del Amor, Dinastía, Los Hart y Saved By The Bell. Pero todavía faltaba que Aaron Spelling consiguiera el mayor éxito de su carrera: Beverly Hills 90210.

Tori Spelling, que ya había tenido pequeñas participaciones en otros programas del padre, obtuvo en esta un protagónico. Y fama. Y millones de dólares.

Pero a partir de la cancelación de la serie, de allí en adelante, todo fue en caída. Tanto que de vivir en la desmesurada mansión de 123 habitaciones en los últimos meses se supo que Tori Spelling, junto a sus cinco hijos, pasó a hacerlo en una casa rodante.

Pocos días atrás, Tori fue noticia una vez más. Aseguró que abriría un Onlyfans para, con sus desnudos, pagar la universidad de sus hijos.

En vez de hacerlo por Barbarita y Gonzalo como solía decir Nazarena Vélez cada vez que protagonizaba una producción hot, Tori justifica su pulsión a la exposición pública con la necesidad de pagar la educación superior de su familia.

Tori Spelling se crío en los estudios de televisión y se educó en el colegio más exclusivo de Beverly Hills. Iba cotidianamente al trabajo de su padre. Le rogaba que la dejara participar en sus series. Y cuando en algún capítulo aparecía un papel para una nena, ella se divertía frente a las cámaras.

En 1990 llegó la gran oportunidad con Beverly Hills, 90210. Al principio era mirada con recelo: la hija del productor. Pero el suceso arrasador la llevó a ella también a la cima.

Su personaje en el éxito Beverly Hills, 90210 era el Donna Martin, una chica que conservaba la virginidad por más que tuviera novios
Su personaje en el éxito Beverly Hills, 90210 era el Donna Martin, una chica que conservaba la virginidad por más que tuviera novios

En la serie hacía de Donna Martin. Una chica algo literal, sin demasiadas luces. Una de las mejores amigas de Brenda. La principal característica es que se mantenía virgen por más que tuvo varios novios. Hasta el final de la universidad el personaje no mantuvo relaciones sexuales.

Durante las primeras temporadas la serie fue un boom. Con el correr del tiempo el interés del público se fue debilitando aunque logró permanecer en el aire durante 10 temporadas. Sus principales actores y actrices se convirtieron, muy velozmente, en estrellas. Tapas de revistas, invitaciones a eventos, fama, millones.

Se ha hablado de la maldición de Beverly Hills, 90210 debido a las desgracias personales que sufrieron algunos de los protagonistas. Luke Perry y Shannen Doherty murieron apenas pasados los 50 años. Jason Priestley tuvo un accidente automovilístico que lo dejó en grave estado. A todos, también a los actores que no tenían papeles tan protagónicos, les resultó muy complicado recuperar un lugar central en Hollywood. Sufrieron el encasillamiento que suele provocar el éxito desmesurado de una serie.

Se ha hablado de La maldición de Beverly Hills 90210 por el desgraciado destino que tuvieron sus protagonistas. El último eslabón fue la muerte de Shannen Doherty (REUTERS/Europa Press/CBS)
Se ha hablado de La maldición de Beverly Hills 90210 por el desgraciado destino que tuvieron sus protagonistas. El último eslabón fue la muerte de Shannen Doherty (REUTERS/Europa Press/CBS)

La desgracia de Tori estaría cifrada en la pérdida de su fortuna, en la desesperada y poco fructífera búsqueda de una nueva oportunidad, en el espectáculo algo doloroso de hacer cualquier cosa para que su nombre permanezca en la conversación pública.

Tori no se resignó a perder centralidad. No pudo conseguir roles en programas importantes ni en el mundo del cine. Participó en muchos telefilms y películas clase B (o en categorías de letras más avanzadas del abecedario). Ningún productor la buscaba como actriz. Ella descubrió la manera de que siguieran hablando de ella: convirtió su vida en un espectáculo. Se volvió una asidua participante de realities: intervino en (casi) todos los posibles en diversas partes del mundo; una de los beneficios residuales de la fama. Encabezó también varios realitys en los que sus inconvenientes cotidianos y en especial los conyugales eran el motor narrativo. Llegó a hacer uno en el que mostraba de qué manera intentaba salvar su pareja después de una infidelidad pública de McDermott.

Aaron Spelling bautizó su mansión como Candyland, La Tierra de Candy, en honor a su esposa, 23 años más joven que él y madre de Tori y Randy. La propiedad es más grande que la Casa Blanca. La propiedad había pertenecido a Bing Crosby. Spelling se propuso que su vivienda tuviera todo aquello que alguna vez había soñado. Varias piletas, cancha de tenis, un cine para 25 personas, peluquería, sauna, lugar para más de 80 autos, gimnasio, un amplio salón para albergar las muñecas de Candy y muchas otras dependencias extravagantes.

Tras la muerte de Aaron, Candy la puso en venta. Pedía 150 millones de dólares. Un par de años después la adquirió la hija de Bernie Ecclestone, el magnate de la Fórmula 1. Pagó 85 millones.

Alguna vez Tori dijo que en los años que vivió allí –se mudaron cuando ella era adolescente- no llegó a conocer todas las habitaciones y dependencias.

A principios de este año mostró cómo había recuperado su figura al pasearse en bikini por Malibú, luego de haber aumentado más de 20 kilos con sus últimos dos embarazos Photo © 2024 Backgrid/The Grosby Group
A principios de este año mostró cómo había recuperado su figura al pasearse en bikini por Malibú, luego de haber aumentado más de 20 kilos con sus últimos dos embarazos Photo © 2024 Backgrid/The Grosby Group

En uno de sus vastos jardines, Tori se casó, en 2004, con Charlie Shahnaian. El matrimonio duró un año. En el rodaje de un telefilm ella se enamoró del actor Dean McDermott. Él también estaba casado. Ambos dejaron a sus cónyuges. Se volvieron a casar al poco tiempo. Tuvieron cinco hijos que hoy tienen entre 7 y 17 años. McDermott nunca fue un actor demasiado dotado ni solicitado. Su principal activo, sus movimientos de carrera más resonantes tuvieron que ver con sus peleas de pareja y sus aventuras extramatrimoniales.

En 2023 la pareja se separó después de 18 años. El motivo fue una nueva infidelidad de McDermott. Sacaron un comunicado conjunto en el que hablaban de una ruptura de común acuerdo y de un amor que no tiene fecha de vencimiento.

La relación de Tori con sus padres siempre fue tormentosa. A principios de este siglo el vínculo terminó por explotar. Para cuando su padre Aaron murió en 2006, hacía más de cuatro años que no se hablaban. Ella tenía la esperanza de vivir de la herencia. Esperaba vivir holgadamente con la fortuna de 600 millones que su padre dejaba y suponía sería dividida entre su madre, su hermana y ella.

Pero la apertura del testamento le causó una enorme (y desagradable) sorpresa. Aaron había dejado 500 millones a Candy, su esposa. Y 800.000 dólares a cada uno de sus hijos.

Candy dijo que su hija había sido una de las causantes, con su maltrato, del deterioro de Aaron en sus últimos años. La acusó de haber contribuido a la muerte del padre. Candy estableció un fideicomiso de 10 millones de dólares en favor del hijo mayor de Tori, su nieto, que podrá hacerse del dinero cuando cumpla los 21 años.

Tori Spelling reconoció tener dos adicciones: la de mudarse compulsivamente y la de realizarse cirugías estéticas  REUTERS/David Swanson
Tori Spelling reconoció tener dos adicciones: la de mudarse compulsivamente y la de realizarse cirugías estéticas REUTERS/David Swanson

Tori se quejó con amargura de lo que le tocó de la fortuna familiar. La mayoría de las personas no se quejarían de recibir casi un millón de dólares pero para Tori y sus expectativas, esa cifra la condenaba a vivir casi en una situación de pobreza permanente. O algo peor aún: teniendo que trabajar.

“Yo sé que para muchos es una buena cantidad pero no voy a mentir: yo estoy acostumbrada a otro ritmo de vida y mis gastos son muchos. Con la herencia de mi padre no puedo vivir ni mantener a mis hijos”.

Ella durante mucho tiempo, y en especial desde que Aaron comenzó con problemas de salud, aspiró a heredar decenas de millones de dólares (quizá algún centenar también). La vida que imaginaba era muy diferente.

Tori reconoció públicamente varios de sus problemas. Dice tener dos adicciones. La primera es su compulsión a las cirugías estéticas. Se hizo decenas de operaciones y retoques en su cara y en su cuerpo. Después del cuarto embarazo aumentó casi veinte kilos. Cuando consiguió bajarlos, explicó vía redes sociales y podcasts cuál había sido su método, describió el proceso y exhibió, orgullosa, una foto en bikini para mostrar su figura.

La otra adicción es una de las causantes de que tenga problemas económicos. Sufre una compulsión a las mudanzas. Cambia de hogar constantemente, muchas veces perdiendo dinero entre una operación y otra. Hizo, a su vez, según contó varios pésimos negocios inmobiliarios que la empujaron a la quiebra.

Posiblemente el mayor éxito que Tori haya logrado después de Beverly Hills, 90210 haya sido la publicación de sTORI telling, su primer libro de memorias que en 2008 llegó a encabezar la lista de libros de no ficción más vendidos del New York Times. Allí no sólo narraba los entretelones de la serie sino que también se detenía en sus problemas familiares con bastante detalle. Los chismes y su escasa tendencia al eufemismo, su facilidad para contar malos momentos personales dispararon las ventas. Luego escribió otros cinco libros pero que no consiguieron el mismo impacto del debut.

Ahora promete abrir un Onlyfans. Nadie sabe si lo concretará pero es una opción muy verosímil, un movimiento coherente con su accionar público de las últimas dos décadas.

En los últimos meses vivió en una casa rodante y luego se mudó a una vivienda por la que paga 15.000 dólares mensuales, que dice no poder afrontar por mucho tiempo más.

Nadie sabe bien cómo seguirá la historia. Lo que es seguro que Tori seguirá haciéndose notar, intentando con denuedo que el público siga sabiendo de ella, que su nombre, de una manera u otra, continúe presente en la conversación pública.

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