Agnes y Helena, las monjas que pusieron en riesgo su vida para salvar a miles de judíos del horror de los nazis

La británica Sor Agnes Walsh y la francesa Helena Studler fueron dos Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul. Durante la Segunda Guerra Mundial, en dos conventos ubicados en Francia, lograron una red de contención y escape para los que huían de Hitler

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Sor Agnes Walsh
Sor Agnes Walsh

Cuando las naciones entran en el cono de la sombra de la muerte, siempre surge la luz que se filtra entre las tinieblas. Ada Vallinda Walsh nació en Lowgate, condado de Hull, Inglaterra. Estudió en St. Charles Voluntary Catholic Academy y en la comunidad parroquial de san Carlos Borromeo. En esta comunidad parroquial sintió el llamado vocacional a la vida religiosa, que la encontrará en la congregación de las Hijas de la Caridad de san Vicente de Paul. Ya profesa tomó el nombre de Sour Agnes (Hermana Inés) y sirvió en los conventos de Irlanda, Jerusalén y luego Francia, donde terminó en un convento en Cadouin, una pequeña ciudad medieval muy famosa por su abadía y en la región de Dordoña. Fue en este lugar donde tuvo que soportar y ayudar durante la II Guerra Mundial. La guerra estaba lejos de esta zona, pero las fuerzas del ejército alemán avanzaban generando terror y masacres por donde pasaban. París cayó el 14 de junio de 1940. En esos días, la madre superiora, Sor Louise Garnier, entabló una conversación casual con un refugiado judío, Pierre Cremieux, en una estación de tren. Había huido del norte de Francia a instancias de sus amigos, suponiendo que las tropas germanas no llegarían tan lejos; erró el cálculo.

Unos meses después del fortuito encuentro con la madre superiora en la estación del tren, en medio de un peligro cada vez mayor, Cremieux llamó al convento de las Hermanas de la Caridad para pedir ayuda. La hermana Agnes, delegada de la comunidad, respondió a la llamada y suplicó a su superiora que acogiera a la familia, compuesta por la esposa de Pierre, dos bebés y su hijo de seis años Alain. Los alemanes ya se habían instalado en la ciudad. La hermana no lo dudó, los hizo pasar, y sin dudar presentó un plan para auxiliar a esta familia: la Sra. De Cremieux fue presentada como una pariente lejana de la superiora Sor Louise, la cual debía tener casi un reposo absoluto luego de un muy difícil parto de los gemelos, y se alojaría en el hospedaje del convento. Para el resto de la comunidad no era nada extraño, dado que muchas veces venían familiares y amigos a alojarse allí. La familia Cremieux estuvo “oculta” delante de los nazis, gracias a la Hna. Agnes y nadie se percató de ello. El marido trabajó como jardinero y Alain, el niño de seis años, fue enviado a vivir con el párroco en la casa parroquial local. Aprovechó la biblioteca del sacerdote donde leyó todo lo que pudo y la hermana Agnes le dio lecciones de inglés.

Pero el convento corría un peligro adicional: la Hna. Agnes era inglesa, por tanto, podía ser deportada por los nazis dado que la ciudad estaba tomada por las fuerza de ocupación y comenzaban a hacer las averiguaciones sobre las ciudadanías de los habitantes por si había judíos o de otras nacionalidades en conflicto con Alemania. La Hermana tenía pasaporte irlandés, dado el tiempo que había vivido en Irlanda. Por tanto, cuando llegó el turno de las averiguaciones en el convento, ella no solo era irlandesa, sino que hablaba perfectamente el idioma de la isla esmeralda, y no iban a pensar que los huéspedes del hospedaje no fueran católicos, así que ni siquiera les preguntaron nada. Durante la ocupación de Francia se cree que 76.000 judíos fueron deportados de Francia a campos de exterminio alemanes. Alrededor de 2.500 sobrevivieron.

Así pasaron los días, los meses y los años. Y el 2 de septiembre de 1945 termino la guerra y la ocupación. Alain tenía 11 años, los gemelos 5 años; pero ya no vivían en el convento sino en una casa rentada en la ciudad. Nunca nadie se enteró que fueran judíos, y así sobrevivieron a la guerra. La familia Cremieux mantuvo el contacto con Sor Inés, intercambiando cartas con ella hasta su muerte. La hermana Agnes Walsh murió en 1993 y fue reconocida como “Justa entre las Naciones” por el centro de conmemoración del Holocausto de Israel, Yad Vashem. Ella es una de los 21 británicos reconocidos como tales. Hoy, su heroísmo es recordado no solo en la ciudad de Cadouin en Francia sino en Lowgate, condado de Hull, donde el intendente del lugar descubrió una placa en la casa natal de la Hna. Agnes donde dice: “…fiel religiosa y mujer valiente que protegió a judíos perseguidos y salvó vidas durante la ocupación nazi de Francia.” En el 2010 fue honrada como “Héroe del Holocausto” británica, un premio creado por Gordon Brown, el entonces primer ministro.

Helena Studler
Helena Studler

A la misma congregación de las Hijas de la caridad de san Vicente de Paul pertenece Helena Studler. Nació en Amiens durante la Tercera República Francesa, en el seno de una familia de origen alsaciano. Su padre, natural de Selestat, se refugió en Amiens en 1871 para no perder su nacionalidad, ya que después de la derrota de Francia en la Guerra franco-prusiana, Alsacia–Lorena había quedado en manos del imperio alemán. Muertos sus padres, ingresó a la compañía de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul en 1912 bajo el nombre de hermana Helena. Luego de varias vicisitudes fue llevada a prestar servicio en Metz para servir en el Asilo de San Nicolás (Hospice Saint-Nicolas), el hospital más antiguo de la ciudad. El 17 de junio de 1940, las tropas alemanas ingresaron a la ciudad de Metz e instalaron un cuartel de la Gestapo en ella.

Al ser derrotados por los alemanes, los miembros del ejército francés deambulaban por la ciudad, y el interventor alemán decidió que todos fueron albergados en Fort de Saint-Julien, una instalación militar cercana a Metz. Las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul de Metz obtuvieron en primera instancia un permiso para recibir donaciones (ropa, agua, comida, remedios) y socorrer a los prisioneros. Pero éstos seguían llegando cada vez más y era casi imposible dar cabida a todos. La Hna. Helena más de una vez se enfrentó a los nazis por el trato hacia con los franceses, especialmente si eran de origen africano. Pero al caos que esto generaba, la Hna. Helena lo aprovechó para comenzar a organizar una red de escape con ayuda de algunas familias de la ciudad.

El 15 de agosto de 1940, fiesta de la Asunción de la Virgen, la procesión llegó hasta la imagen ubicada frente a la alcaldía de la ciudad, donde estaba ubicada la oficina de la Gestapo. Allí la Hna. Helena, acompañada de los fieles y el obispo Joseph-Jean Heintz entonaron el cantico: “Reina de Francia, ruega por nosotros, nuestra esperanza, ¡¡ven y sálvanos!!” (¡«Reine de France – Priez pour nous – Notre espérance – Venez et sauvez-nous!») y depositaron una ofrenda floral con los colores de la bandera francesa. El 16 de agosto, el comando de ocupación alemán expulsó al obispo Heintz y a muchos sacerdotes y habitantes de Metz que participaron en la procesión. Pero la red de fuga de la hermana Helena estaba bien organizada, tenía como fin sacar a la mayor cantidad de prisioneros posible y para ello ayudaban iglesias, conventos, monasterios o familias. Iban en tren o autobuses, y en los lugares de refugio encontraban documentaciones falsas, ropa y algún que otro dinero para poder seguir la ruta. Por este sistema puedo salvar a dos mil prisioneros, entre otros el teniente François Mitterrand, luego presidente de Francia; Boris Holban, comunista rumano de origen judío, organizador y líder militar de los grupos de resistencia FTP-MOI; o al joven sacerdote Marius-Félix-Antoine Maziers, quien sería obispo de Burdeos; y a 42 compañeros que escaparon por las alcantarillas.

Helena Studler junto a su familia
Helena Studler junto a su familia

El 4 de febrero de 1941, la Hna. Helena fue puesta prisionera junto con su par, la hermana Cecilia Thil. Soportó 18 sesiones de interrogatorios que duraron tres días y fue condenada a un año de prisión. Al cumplir los 8 meses fue dejada en libertad por cuestiones de salud. Pero los alemanes tomaron represalias con la Congregación de las hermanas de la caridad de san Vicente de Paul a la que perteneció la Hna. Helena. El 11 de febrero de 1943 arrestaron a la madre general la Rda. Madre Laura Decq, y la encarcelaron en Saarbrücken, Alemania. Fue liberada 4 meses después luego de terribles interrogatorios.

La salud de la Hna. Helena había sido completamente mellada por el hostigamiento de los nazis y su trabajo sin descanso. Fue al hospital de Clermont-Ferrand, donde murió de cáncer en noviembre de 1944, durante el curso de la batalla de Metz en la que el ejército estadounidense liberó a esa ciudad de la ocupación alemana. No pudo ver a su patria liberada del horror nazi. Luego de su fallecimiento y al culminar la guerra su labor fue reconocida con la Orden Nacional de la Legión de Honor en grado de caballero (dama) y la “Croix de guerre” con palmas, junto con la siguiente cita en la placa: “Ha sido uno de los elementos esenciales de la Resistencia y uno de los pilares de la causa francesa en la Lorena ocupada. Con peligro de su vida ha facilitado a más de dos mil soldados franceses y a numerosos lorenenses perseguidos por la policía, el poder escapar de los calabozos alemanes”. El 16 o 17 de junio de 1946 el cuerpo de la Hna. Helena Studler fue trasladado al cementerio del convento de Belletanche en Metz, y más de cien mil personas acompañaron el cortejo fúnebre. La película Red de libertad (España, 2017) ofrece una dramatización de la vida de Helena Studler y de su red de escape durante la Segunda Guerra Mundial. Dirigida y escrita por Pablo Moreno, el papel de la hermana Helena es interpretado por la actriz Assumpta Serna.

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