“Mis padres pensaron que era bueno desarrollar mi imaginación, pero nunca pensaron seriamente que algo saldría de ello. Dijeron que no podía ser actriz porque sería más alta que todos mis protagonistas, así que pensé en ser escritora”, contó la actriz. Pero a veces los padres se equivocan, como en su caso que terminó siendo una de las estrellas más aclamadas de su generación. Aunque su vida parece perfecta, a lo largo de sus 57 años Nicole Kidman ha superado una gran cantidad de adversidades, problemas de fertilidad, salud frágil y pérdidas personales.
Trazando el camino
La elegante Nicole Mary Kidman, conocida como una de las principales importaciones australianas de Hollywood, en realidad nació en Honolulu, Hawaii, mientras sus padres australianos estaban allí con visas educativas, el 20 de junio de 1967. Hija de Janelle Ann, instructora de enfermería, y Antony David Kidman, bioquímico y psicólogo clínico, es de ascendencia inglesa, irlandesa y escocesa. Poco después de su nacimiento, la familia se mudó a Washington, D.C., donde su padre prosiguió su investigación sobre el cáncer de mama y luego, tres años más tarde, hizo el peregrinaje de regreso a Sydney, Australia, la ciudad natal de sus padres, donde se crió Nicole.
El primer amor de la joven Kidman fue el ballet, pero con el tiempo se dedicó también al mimo y al teatro; su primer papel teatral fue el de una oveja que bailaba en un espectáculo navideño de la escuela primaria. En su adolescencia, la actuación superó a las demás artes y se convirtió en una especie de refugio: mientras sus compañeros de clase buscaban diversión bajo el sol, Kidman, de piel clara, se retiraba a oscuras salas de ensayo para practicar su oficio. Finalmente abandonó la escuela secundaria para dedicarse a la actuación a tiempo completo. Irrumpió en el cine a los 16 años y consiguió un papel en la película navideña Bush Christmas (1983). Esa aparición desencadenó una avalancha de ofertas cinematográficas y televisivas. A los 17 años, ya despuntaba como una estrella en ascenso, pero su vida dio un vuelco dramático cuando su madre Janelle fue diagnosticada con cáncer de mama, y Nicole estuvo a su lado durante este doloroso episodio. “La acompañé en su batalla cuando tenía 17 años. Creo que eso dejó una marca indeleble en mí para siempre. Verla enfrentar ese dolor y al mismo tiempo demostrar tanta fortaleza me comprometió con esta causa para el resto de mi vida”. Desde entonces, la actriz se ha dedicado activamente a la sensibilización e investigación del cáncer de mama, colaborando con el Programa de Cáncer de la Mujer de la Universidad de Stanford.
La difícil maternidad
Nicole Kidman y Tom Cruise se casaron la Nochebuena de 1990 después de conocerse en el set de Días de trueno (1990). En una entrevista con Vanity Fair ella reveló, “Me dejó completamente deslumbrada. Me enamoré loca y profundamente. Y como ocurre cuando te enamoras, todo mi plan en términos de lo que quería para mi vida fue como, ‘Olvídalo. Esto es todo’. Me absorbió completamente”. Al dar el “sí”, Nicole tenía 22 años, “Era muy joven cuando me casé. Ahora, al mirar atrás, pienso, ‘¿Cómo fue eso?’. Para mis 27 años, ya tenía dos hijos y llevaba casada cuatro años. Pero era lo que quería. Tom realmente me apoyó y estoy muy agradecida por eso”, expresó Kidman. Habló sobre los aspectos positivos y negativos de casarse tan joven con una superestrella de Hollywood; “Definitivamente él era una protección para mí. Me casé por amor, pero estar casada con un hombre tan poderoso también me proporcionó una seguridad. Aunque trabajaba, me sentía protegida. Así que cuando salí de eso a los 32, 33 años, de repente me vi obligada a madurar”.
A los 23 años, la protagonista de Moulin Rouge (2001) sufrió un embarazo ectópico y, para empeorar las cosas, los medios informaron incorrectamente que tuvo un aborto espontáneo, una experiencia que ella describió como sumamente dolorosa; “Hubo informes incorrectos. Sí tuve un aborto espontáneo al final de mi matrimonio, pero también un embarazo ectópico al principio. Fue muy traumático para mí. A veces, es difícil con tanto dolor”. Pero la pareja no tuvo que esperar mucho para convertirse en padres: adoptaron a su hija Isabella, nacida en 1992, y a su hijo Connor, nacido en 1995.
La actriz sufrió otra pérdida en 2001, cuando experimentó un aborto espontáneo durante su matrimonio con Cruise, y compartió al respecto, “No se habla lo suficiente sobre el otro lado del parto, el aborto espontáneo. Es algo muy difícil para muchas mujeres. Así como hay alegría en el nacimiento, hay un gran dolor en la pérdida”. Sin embargo, la protagonista de Un horizonte lejano (1992) finalmente encontró esa alegría en 2008, cuando dio a luz a su hija Sunday Rose, fruto de su segundo matrimonio con Keith Urban. En 2010, la pareja recibió a su segunda hija Faith Margaret mediante gestación subrogada. “Queríamos desesperadamente tener otro hijo”, confesó. Según sus palabras, como madre optó por la adopción y la gestación subrogada para expandir su familia, aunque cree que la sociedad otorga un valor indebido a la maternidad biológica; “No importa si eres madre biológica, adoptiva o de crianza... lo importante es el amor y la conexión con un niño, guiarlo y criarlo”.
El divorcio que la quebró
La pareja “perfecta” se desmoronó en 2001: el mismo año en que Nicole sufrió su aborto espontáneo, Tom Cruise solicitó el divorcio, poniendo fin a su matrimonio justo cuando la carrera de Kidman estaba en su apogeo. Según su publicista, la separación fue motivada por sus demandas y horarios diferentes; anunciaron su divorcio en febrero de 2001, cuando su representante dijo a People, “Citando las dificultades de sus carreras que los mantenían constantemente separados, concluyeron que una separación amistosa es lo mejor para ambos en este momento”. Cuando el matrimonio llegó a su fin, ella tuvo que enfrentar el costo emocional del divorcio: apenas dos años después de su separación, Kidman ganó un Oscar por su papel en Las horas (2002). Al aceptar su premio, mostró un gran entusiasmo. Aunque se le escaparon algunas lágrimas durante su discurso, dijo, “Russell Crowe me dijo que no llorara si subía allí, y ahora estoy llorando”. Estaba emocionada y abrumada por el reconocimiento de la Academia, pero tenía muchas otras cosas en mente, especialmente sobre su exmarido. La noche en que ganó el premio, la separación la afectó profundamente, como expresó, “Rodeada de éxito, con un vestido de diseñador y una estatuilla de oro que debería haber simbolizado tanto, me sentí más sola que nunca. Me pregunté, ‘¿Qué estoy haciendo? ¿A dónde voy ahora? ¿Qué hago? Estoy divorciada, sola, ¿qué sigue?’”
En el libro 50 Oscar Nights de Dave Karger, Kidman compartió sus sentimientos encontrados esa noche de los Oscars en 2003, explicando, “Estaba lidiando con algunas cosas en mi vida personal, pero mi carrera iba muy bien. Así es como son las cosas, ¿verdad?” Aunque no mencionó explícitamente a Cruise, su victoria en el Oscar llegó justo después de su divorcio de la estrella de Top Gun. Kidman admitió que inicialmente no quería asistir a la fiesta posterior para celebrar su victoria. A pesar de la resistencia inicial, su equipo la convenció de ir y finalmente accedió. Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que regresara a su habitación de hotel; en sus palabras, “Me fui a la cama sola; estaba en la cama antes de la medianoche. Si alguna vez volviera a ganar, te aseguro que estaría fuera durante 24 horas”. Antes de retirarse esa noche de los premios, Kidman reflexionó sobre cómo le hubiera gustado compartir ese momento con alguien a quien amara, confesando, “Me senté en el suelo del hotel comiendo papas fritas y una hamburguesa y me fui a la cama. Fue entonces cuando me di cuenta. Pensé, ‘Necesito encontrar mi amor; necesito un amor en mi vida. Porque se supone que esto es nuestro’”.
Mientras se divorciaba de Tom Cruise, Nicole vivía con su amiga la actriz Naomi Watts. Siempre ha mantenido en secreto los detalles más íntimos sobre su relación y separación.
En una entrevista con Ladies’ Home Journal en 2005, Kidman aún lamentaba su primer matrimonio, diciendo, “Fue un gran shock. Todavía lo es. Para mí, él era simplemente Tom, pero para todos los demás era una mega estrella. Siempre fue encantador conmigo, y lo amé. Y todavía lo amo”. Sin embargo, aunque estaba pasando por un momento difícil, Kidman no sabía que solo unos años después conocería al amor de su vida. En 2005, conoció a Keith Urban en una gala de G’Day USA. Un año después, se casaron en Australia. Desde 2006, han sido felices y han dado la bienvenida a dos hijos. Hablando con entusiasmo sobre Urban en una entrevista, la actriz de Regreso a Cold Mountain (2005) dijo, “Lo conocí más tarde en la vida y ha sido lo mejor que me ha pasado”. En 2018, Kidman finalmente sugirió la dinámica de poder que existía con Cruise y las razones más allá del romance que la llevaron a esa relación, y agregó, “Me siento renuente a hablar sobre estar casada con Tom Cruise porque ahora estoy casada con el hombre que es el amor de mi vida, y sería una falta de respeto”.
Diferencias con sus hijos
Nicole Kidman ha mantenido en privado su relación con los dos hijos que adoptó con su exmarido, Connor e Isabella Cruise. Este hecho se hizo evidente durante sus discursos de aceptación en los Emmys de 2017 y los Globos de Oro de 2018, donde agradeció a Sunday y Faith, sus hijas con su segundo marido Keith Urban, pero no mencionó los de Cruise.
Nicole se mantiene en contacto con Connor e Isabella. Sin embargo, después de dejar completamente la Iglesia de la Cienciología al divorciarse de Tom, reveló que sus hijos aún son parte de esa iglesia, y dijo, “Prefiero ser reservada sobre eso. Es importante para mí proteger esas relaciones. Estoy completamente comprometida a dar todo por mis hijos, porque ese es mi propósito”. Al hablar sobre las elecciones religiosas de Connor e Isabella, comentó, “Ellos son adultos y tienen derecho a tomar sus propias decisiones. Han elegido ser cienciólogos, y como madre, mi deber es amarlos. Soy un ejemplo de tolerancia y creo que, sin importar las decisiones de tus hijos, siempre los amarás incondicionalmente. Necesitan saber que mi amor está siempre disponible y que estoy dispuesta a apoyarlos en eso”.
Una vida entre la realidad y la ficción
“Miras el trabajo de alguien como actor y puedes ver su vida emocional alimentada en él y puedes sentirlo a través de él. Eso es mucho más interesante que cualquier cosa que pueda decir sobre dónde estoy o con quién estoy. Es bueno tener un poco de distancia. Si hablas demasiado de tu amor, simplemente lo dañarás”, expresó. Nicole Kidman fue galardonada por su notable interpretación en el drama de HBO Big Little Lies, donde recibió el premio a la Mejor Actriz Principal en los Emmys de 2017 y los Globos de Oro de 2018. Sin embargo, encarnar a Celeste, una sobreviviente de abuso doméstico que experimenta escenas intensas de violencia, no fue una tarea sencilla. Kidman compartió cómo su esposo Keith Urban reaccionó al ver los moretones provocados por las escenas de violencia doméstica. En una entrevista con Vogue, dijo, “A veces regresaba a casa por la noche con mucho dolor, ya que a menudo me lastimaba de verdad y quedaba magullada. En cierto momento, Keith dijo, ‘Voy a tomar una foto de tu espalda para que veas los moretones graves’. A él no le gustaba ver los episodios, pero al mismo tiempo decía, ‘¡Tengo una esposa artista!’” Kidman luego reveló que interpretar a Celeste le causó una gran angustia y evitó responder si alguna vez había experimentado una relación similar a la que se muestra en pantalla, como compartió en una entrevista, “Regresaba a casa y lloraba después de hacer Big Little Lies. Lloraba a solas. Me sentaba, me sumergía en la bañera y lloraba. Sentía una gran angustia y no sabía cómo manejarlo. Llevo el peso de este personaje dentro de mí”.
La actriz ha hablado abiertamente sobre su salud mental en varias ocasiones, compartiendo los momentos de su vida en los que ha enfrentado la depresión. Reveló que su divorcio de Tom Cruise la sumió en un estado sombrío, diciendo, “Me casé con él muy joven, pero no me arrepiento porque tuvimos a Bella y a Connor, tuve un matrimonio fantástico por mucho tiempo. Pero cuando no funcionó, tuve que luchar contra la depresión y encontrar mi propio camino. Pero no me arrepiento de eso. Todo eso contribuyó a mi crecimiento”. También ha enfrentado sentimientos difíciles en otros proyectos. Recordó su experiencia en Destrucción (2018), donde interpretó a una detective problemática que la dejó en un estado mental precario, como compartió, “Me dejó profundamente deprimida. Fue en ese momento cuando mi marido dijo, ‘¿Cuándo diablos va a terminar esto?’” En Destroyer, donde usó prótesis para alterar su rostro, Kidman también recordó cómo Keith Urban se sintió incómodo al ver la película por primera vez. “Él estaba extraño. Y bueno, ¿no te sentirías extraño si estuvieras casado con alguien y de repente apareciera con ese aspecto?” Sin embargo, Urban y Kidman parecen estar más unidos que nunca, celebrando su aniversario de bodas número veinte. “Es importante para nosotros. Tuvimos nuestros altibajos los primeros tres meses y hemos pasado por mucho, pero estamos más fuertes que nunca. Lo digo con humildad, tocando madera”.
“¿Sabes que siempre tengo miedo de que algún día mire hacia atrás y diga, ‘Dios, fueron los mejores años de mi vida y ahora qué?’ Hay momentos en los que sientes que has sido bendecido por un tiempo, momentos en los que piensas que esto es perfecto, momentos en los que empiezas a creer que aunque sea por una hora, incluso por un año, todo podría suceder. Así que estoy decidida a seguir haciéndolo cada vez mejor”, afirmó la actriz. Hace veinte años, su marido le regaló una primera edición de la novela de Emily Brontë, Cumbres borrascosas, comprada en Sotherby’s por 200 mil dólares como regalo de bodas. Hoy, cumpliendo los 57 años, no sabemos cuál será su regalo material, pero lo que sí es seguro es que si Nicole Kidman llegara a ganar su segundo Oscar, tendrá la felicidad de saber con quién celebrar el momento.