Como la mayoría de los estadounidenses en noviembre de 2016, Joel Michael Guy y su esposa Lisa se preparaban para la fiesta de Acción de Gracias. La pareja de Knoxville, Tennessee, estaba agradecida por tener a su hijo, Joel Guy Jr., y sus tres hijas en casa para la celebración. Sin embargo, lo que comenzó como una reunión familiar llena de alegría se convertiría en una pesadilla de terror.
Joel Guy Jr., nacido el 13 de marzo de 1988, había sido siempre una figura enigmática en la familia. Sus parientes lo llamaban Joel Michael para distinguirlo de su padre. Sus hermanastras notaban que era retraído y rara vez salía de su habitación, aunque su intelecto nunca estuvo en duda. Joel Jr. se graduó en 2006 de la Escuela de Matemáticas, Ciencias y Artes de Luisiana.
Un joven sin rumbo
A pesar de su prometedor comienzo, Joel Jr. pasó la mayor parte de su vida adulta con sus padres en la casa familiar ubicada en West Knox, Tennessee. Intentó continuar sus estudios en la Universidad George Washington y luego en la Universidad Estatal de Luisiana, donde planeaba especializarse en cirugía plástica. Sin embargo, abandonó ambos intentos.
Joel Michael Guy Sr., ingeniero de profesión, y Lisa Guy, empleada en recursos humanos, sostenían económicamente a su hijo. Después de nueve años , Joel Sr. fue despedido de su trabajo. En ese momento, la pareja decidió que era hora de retirarse y dejar de mantener al chico. Planeaban mudarse de vuelta a su pueblo natal Kingsport, Tennessee, dos semanas después de ese Día de Acción de Gracias.
Sin embargo, esta última celebración familiar se tiñó de sangre. Desconocían que Joel Jr., profundamente familiarizado con las finanzas de sus padres, había urdido un plan macabro para obtener el dinero de su retiro.
Ese 26 de noviembre de 2016, la reunión de Acción de Gracias del 26 de noviembre de 2016 parecía transcurrir sin contratiempos. Las tres hijastras de Joel Guy Sr. y Lisa Guy se despidieron para continuar con sus vidas, mientras que Joel Guy Jr. ya había comenzado a poner en marcha su plan siniestro. En su cuaderno, había anotado cada paso. Había comprado contenedores de plástico y lavandina.
La noche del horror
Tras la reunión, con la vajilla aún sucia en la cocina, Joel Guy Jr. se dirigió al piso de arriba y apuñaló a su padre mientras hacía una rutina de ejercicios matinales. El joven le propinó 42 puñaladas que perforaron los pulmones, el hígado, los riñones y rompieron varias costillas. Lisa Guy, ajena al horror que la esperaba, regresó a casa y fue atacada de la misma manera brutal. La mujer recibió 31 puñaladas y perdió nueve costillas en el ataque.
Pero el trabajo de Joel Guy Jr. apenas comenzaba. Con una frialdad estremecedora, se dedicó a desmembrar los cuerpos de sus padres. Cortó las manos de su padre a la altura de las muñecas y separó sus brazos por los omóplatos. Luego, procedió a amputar sus piernas de las caderas y un pie en el tobillo. Luego de descubrir el horror, los peritos forenses descubrieron múltiples heridas defensivas en las víctimas, lo que demostró la desesperada lucha por sobrevivir al ataque.
El destino de Lisa Guy fue aún más macabro. Joel Jr. no solo desmembró su cuerpo, sino que también la decapitó. Luego, colocó los torsos y extremidades de sus padres en dos contenedores de plástico y trató de acelerar la descomposición en el fuego de la cocina.
Al día siguiente, antes de regresar a su apartamento en Baton Rouge, Joel Jr. puso en marcha otra parte de su plan: intentar borrar cualquier evidencia forense. Su cuaderno contenía instrucciones explícitas, como “inundar la casa para cubrir pruebas forenses” y “enviar un mensaje automático desde el celular de su madre para fingir que ella seguía viva”. Incluso detalló la manera de deshacerse de los cuerpos: “Derramar lavandina en la escena del crimen (¿cocina?)” y “tirar los trozos por el inodoro, no por el triturador de basura”.
La policía descubre los crímenes
La escena que encontraron los investigadores el 28 de noviembre de 2016 era de puro horror. El Detective Jeremy McCord de la Oficina del Sheriff del Condado de Knox, fue el primero en llegar después de que el jefe de Lisa reportara su ausencia en el trabajo. McCord recuerda con horror lo que vio: “Caminé por la planta baja de la casa, nada tenía sentido. Vi manos tiradas en los pasillos”. Los olores y la visión de aquel caos sangriento quedaron grabados en su memoria para siempre. Apenas unos pasos, el oficial tuvo que salir y vomitar el café y la dona que había comido esa mañana antes de empezar su turno.
Las paredes estaban cubiertas de sangre y el suelo lleno de ropa teñida de rojo. La cabeza de Lisa Guy hervía en una olla sobre la hornalla, una macabra escena que culminaba el terror desatado por Joel Guy Jr. La brutalidad del crimen aseguraron la rápida captura del asesino. El joven había dejado decenas de huellas en su accionar. El 29 de noviembre, fue arrestado mientras intentaba huir en su Hyundai Sonata de 2006.
Pero, ¿qué había motivado a este joven a perpetrar semejante crimen? El objetivo de Joel Guy Jr. era simple: buscaba el dinero de su padre. La vida de Joel Guy Jr., de 28 años, había sido financiada completamente por sus padres, quienes habían cubierto todos sus gastos, desde la universidad hasta su vida diaria. A pesar de haber pasado nueve años en distintas instituciones educativas, Joel Jr. nunca se graduó ni consiguió empleo. Su existencia era, en términos económicos, una carga insostenible para sus padres, quienes habían llegado al límite de sus recursos.
Joel Guy Sr., de 61 años, y su esposa Lisa, de 55, estaban listos para jubilarse y regresar a su ciudad natal de Kingsport, Tennessee. Sin embargo, Joel Jr., plenamente consciente de las finanzas familiares, veía en esta decisión una amenaza a su estilo de vida dependiente. Sabía que sus padres planeaban cortar el flujo de dinero, y con ellos fuera de escena, podría reclamar un seguro de vida de 500.000 dólares. Este hecho quedó claramente plasmado en su cuaderno, donde anotó: “$500,000 serían todo mío”.
El plan escrito en un cuaderno
La codicia y la desesperación de Joel Guy Jr. no solo lo impulsaron a planear el asesinato de sus padres, sino también a documentar meticulosamente cada paso del proceso en su cuaderno.
El detalle más incriminatorio en el cuaderno de Joel Jr. era su consideración del seguro de vida: “Con él desaparecido/muerto, me quedo con todo”. Este cálculo frío y premeditado revelaba su absoluta falta de remordimiento y la motivación netamente financiera detrás de su acto.
La brutal ejecución del plan, sumada a la meticulosidad con la que Joel Jr. preparó cada detalle, desde la compra de contenedores y productos de limpieza hasta las instrucciones para desmembrar y deshacerse de los cuerpos, demostraba hasta qué punto estaba dispuesto a llegar por dinero. Sin embargo, su intento de beneficiarse del seguro de vida fue en vano. La rápida intervención policial y la abrumadora evidencia en su contra aseguraron que Joel Guy Jr. nunca viera un centavo de la herencia que tan desesperadamente buscaba.
Tras ser detenido, durante los interrogatorios Joel Jr. optó por no contar con un abogado. Primero negó los crímenes y se explayaba historias detalladas sobre trabajos de inteligencia que supuestamente había realizado para el ejército, y giras por el Medio Oriente y América Central. Sin embargo, las verificaciones con el ejército confirmaron que nunca había sido desplegado en el extranjero.
Las pruebas en su contra
Con la contundente evidencia reunida, el caso contra Joel Guy Jr. se fortaleció rápidamente. La escena del crimen, la documentación detallada de su plan, y su comportamiento sospechoso, permitieron a los investigadores construir un caso sólido en su contra.
El juicio de Joel Guy Jr. empezó cuantro años después de los crímenes, el 2 de octubre de 2020. Las audiencias atrayeron una considerable atención mediática debido a la brutalidad del crimen y la frialdad del acusado. Joel Jr. enfrentaba múltiples cargos: dos por asesinato premeditado en primer grado, tres por asesinato en primer grado por la comisión de un delito grave, y dos por abuso de un cadáver. La evidencia presentada por la fiscalía fue tan abrumadora que dejó poco espacio para la duda.
La fiscalía centró su caso en el cuaderno de Joel Guy Jr., una pieza clave que detallaba su meticuloso plan para asesinar a sus padres y deshacerse de los cuerpos. Este cuaderno no solo documentaba sus pasos, sino también su motivación financiera, con anotaciones explícitas sobre el seguro de vida de $500,000.
Los testimonios durante el juicio fueron impactantes. Los investigadores describieron la escena del crimen con detalles gráficos, y el detective Jeremy McCord testificó sobre su descubrimiento de los cuerpos desmembrados. Las imágenes presentadas en el juicio mostraban los restos de Lisa Guy y Joel Guy Sr. en los contenedores de plástico, y la cabeza de Lisa hervida en una olla sobre la hornalla. Los fiscales calificaron esto como una “estofado diabólico de restos humanos”.
Joel Guy Jr. fue condenado a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional. En abril de 2023, el asesino apeló su condena. Alegó que la búsqueda inicial en la casa de sus padres se había realizado sin una orden judicial, lo cual, según él, invalidaba la evidencia obtenida. Sin embargo, la Corte de Apelaciones de Tennessee le rechazó la medida. Así, Joel Guy Jr. sigue detenido en una fría celda del Complejo Correccional del Noroeste en Tiptonville, Tennessee.