Una suegra sospechosa, una carta misteriosa y un amante: el curso del caso de la bella joven acusada de matar a su esposo por codicia

El lunes 8 de mayo de 2023, catorce meses después de la muerte de su marido Eric, Kouri Richins terminó detenida acusada de asesinato agravado por el vínculo, más otras imputaciones como compra de sustancias ilegales y fraude. Los movimientos y novedades de un juicio en el que la mujer de 33 años busca no parecer una sociópata sin remordimientos

Guardar

Nuevo

Kouri Darden y Eric Richins se conocieron en el trabajo de ella, donde él era un cliente habitual. Se casaron en 2013 y en 2022, él murió cuando tenía 39 años y un patrimonio de unos cuatro millones de dólares
Kouri Darden y Eric Richins se conocieron en el trabajo de ella, donde él era un cliente habitual. Se casaron en 2013 y en 2022, él murió cuando tenía 39 años y un patrimonio de unos cuatro millones de dólares

El 15 de junio de 2013, Kouri Darden (23) y Eric Richins (31) se casaron en el jardín trasero de su casa de Utah, Estados Unidos. El paisaje quebrado y campestre que los rodeaba era el marco de fotos perfecto para una boda soñada. Llevaban un año conviviendo y ya tenían un hijo llamado Carter. Una joven sensual, atractiva e inteligente se casaba con un joven emprendedor de éxito con una buena posición económica. Ella, toda sonrisas, eligió para ese día tan especial un vestido de encaje blanco con escote corazón, un collar de perlas y un peinado en tirabuzones, semirecogido. Él escogió una camisa blanca debajo de un chaleco de lino beige y pantalones al tono.

Estaban dibujando la foto de la familia norteamericana perfecta. En poco tiempo más vendrían a completar el cuadro dos hijos varones más: Ashton y Weston.

Esa felicidad, como tantas otras cosas, tenía una brutal fecha de vencimiento.

Un acuerdo prenupcial

Kouri y Eric se habían conocido cuando ella trabajaba en la cadena de productos para la casa Home Depot donde Eric era cliente habitual. Desde el primer día en que la vio, quedó encantado. Logró que otra de las empleadas, Linda, los presentara. Enseguida hubo onda y los planetas quedaron alineados. Al poco tiempo, estaban formalmente de novios.

Antes de unirse legalmente y celebrar con sus familias y amigos en ese día primaveral y luminoso, ambos aceptaron firmar un acuerdo prenupcial. Algo que suele hacerse cuando hay dinero y ambiciones, quizá desparejas, en danza.

Según los papeles rubricados antes del sí, ninguno de los dos tendría derechos sobre las propiedades presentes o futuras del otro. Con una única excepción: en el caso de que Eric muriera estando todavía casado con ella, su empresa de materiales para la construcción C&E Stone Masonry fundada con un socio, pasaría a manos de Kouri. Entre las cosas que componían el patrimonio de la constructora había un par de onerosos camiones, tráilers, una grúa, palas retroexcavadoras, volquetes y andamios costosos. Así de claras las cosas y los límites de ese amor fulgurante.

En 2019 Kouri demostró que ella también tenía habilidades como empresaria: creó su propia compañía de negocios inmobiliarios, K. Richins Realty LLC. Le fue extraordinariamente bien. Claro que eso según como se mire porque si bien las ventas iban en alza el balance era deficitario. Kouri gastaba a manos llenas, más de lo que obtenía por sus suculentas comisiones.

En marzo de 2019 ella decidió abrir una cuenta bancaria sin contarle a Eric. Tomó préstamos por 250 mil dólares y para eso no dudó en falsificar la firma de Eric en los papeles. Acorralada por los gastos en ascenso vertiginoso, extrajo sin permiso dinero de las cuentas de Eric: unos 100 mil dólares. Con distintos ardides financieros e hipotecas consiguió unos 30 mil más.

Eric no demoró en enterarse de algunos de los deslices de su mujer y la enfrentó. Kouri se disculpó y prometió devolver todo el dinero que había tomado. Pero lo cierto es que de ahí en más las discusiones por plata se volvieron frecuentes.

Con el paso del tiempo y los desastres financieros de su mujer a la vista, Eric pensó que debía tomar medidas para protegerse y proteger a sus hijos. El descalabro que Kouri podría provocar era enorme.

Eric no conocía la dimensión del desastre: para ese momento ella ya se había apropiado de manera indebida de unos 494 mil dólares.

Kouri Richins fue arrestada en Utah acusada de envenenar a su esposo con una dosis letal de fentanilo en su casa en Kamas, un pequeño pueblo de montaña cerca de Park City
Kouri Richins fue arrestada en Utah acusada de envenenar a su esposo con una dosis letal de fentanilo en su casa en Kamas, un pequeño pueblo de montaña cerca de Park City

El sabor del dinero

Eric Richins, antes de morir a sus 39 años, tenía un patrimonio de unos cuatro millones de dólares. Les iba demasiado bien para un final tan trágico: tres hijos sanos, buenos colegios, una bella casa con todas las comodidades, vacaciones, viajes a paraísos lejanos y autos caros. Lo tenían todo, pero hay personas para las que nada es suficiente. Como Kouri. Quería más y no aceptaba límites. Eric fracasó en sus intentos de refrenar los impulsos pretenciosos de su mujer. La lucha llevaba años.

En los primeros días de enero de 2022, Eric tuvo un serio disgusto. Le llegó un mensaje de la compañía de seguros donde tenía tomadas -con su socio en la empresa- sus pólizas. Alguien se había logueado con su nombre y clave y se había colocado como único beneficiario. Ese alguien era su propia esposa Kouri Richins. ¡Se había atrevido a loguearse en la computadora como si fuese él y había tomado la audaz decisión de cambiar online las pólizas para ponerse como única beneficiaria y quitar al socio del medio!

Lo que Kouri no sabía es que las políticas de seguridad de la aseguradora implicaban alertar a los titulares de cualquier cambio que se realizara en ellas. Eric estaba denodado con la novedad, sentía que Kouri esta vez se había pasado realmente de la raya. ¿Qué estaba planeando? ¿Por qué ese cambio? ¿Podría tener en mente hacerle algo malo? Eric creía que sí.

Pero dejó el miedo a un lado y, con su socio, volvieron a poner las pólizas como estaban antes sin decir nada a Kouri. Eric la iba a observar antes de tomar cualquier decisión. No quería perder la custodia de sus hijos ni guerras complejas, quería pisar sobre seguro.

Kouri, Eric y los tres pequeños Richins. La pareja llevaba nueve años de casados cuando el marido murió trágicamente una noche de marzo de 2022. La mujer es la principal sospechosa del crimen
Kouri, Eric y los tres pequeños Richins. La pareja llevaba nueve años de casados cuando el marido murió trágicamente una noche de marzo de 2022. La mujer es la principal sospechosa del crimen

El peligroso día de los enamorados

En los últimos años Eric había experimentado dos extraños incidentes con su esposa. El primero había ocurrido durante unas vacaciones idílicas en Grecia. Estaban en su cuarto de hotel cuando, luego de que su mujer le alcanzara un trago, él se descompuso de manera violenta. Empezó a vomitar y sintió un malestar horrible. Después de un par de días todo volvió a la normalidad y las vacaciones continuaron.

El segundo episodio fue el preludio de su muerte, en el día de los enamorados de 2022. Esa tarde del lunes 14 de febrero Kouri llamó a una casa de comidas donde encargó un pedido por el que pagó 41,29 dólares. Le dio a su marido el sándwich junto con una notita de amor que le había escrito y se fue a hacer un trámite.

Apenas dio el primer mordisco y tragó Eric se sintió mal. Fue algo abrupto y su cuerpo se cubrió con una urticaria feroz. Empezó a tener problemas para respirar y Kouri no estaba. Rápido de reflejos buscó la jeringa prellenada con epinefrina que tenía por si sus hijos tenían alguna alergia severa y se autoinyectó. Además, tomó todo lo que quedaba de un frasco Benadryl. Antes de caer en un sueño comatoso llegó a mandarle a Kouri un mensaje. Ella respondió desde algún sitio al rato: “¿Tan mal? ¿Necesitás que vuelva a casa?”.

Kouri Richins tiene hoy 34 años y sus hijos 11, 10 y 7. Ya lleva un año recluida tras las rejas en la cárcel de mujeres de Salt Lake City, mientras espera ser enjuiciada
Kouri Richins tiene hoy 34 años y sus hijos 11, 10 y 7. Ya lleva un año recluida tras las rejas en la cárcel de mujeres de Salt Lake City, mientras espera ser enjuiciada

Eric estuvo inconsciente durante un par de horas, pero sobrevivió. A dos amigos les comentó esa misma noche: “Hoy casi me pierden”. Les aseguró que si seguía mal iría al hospital y que tenía sospechas de que pudiera ser algo de su esposa. Porque él no era alérgico a nada.

Eric nunca llegó a saberlo, pero lo que había comido ese día era un sandwich “de hidrocodona”, un fuerte opioide derivado de la codeína.

Esta última y súbita descompostura lo llevó a recalcular su vida y sus decisiones. La cabeza le iba a mil por hora, pero no estaba totalmente seguro de lo que intuía. Era muy loco pensar que su mujer quisiera hacerle algo. Habló con su socio y le manifestó su intención de divorciarse, pero le dijo que antes quería organizarse. Pensar cómo sería la tutela de sus hijos y cómo preservar el patrimonio para ellos. Por las dudas, iba a realizar algunos cambios en los papeles. Fue entonces que modificó su testamento: en el caso de que él muriera, Kouri no se quedaría con la empresa. Puso en el lugar de su mujer a su hermana Katie Richins. Y, además, le advirtió a sus familiares que si algo le pasaba sería exclusiva culpa de Kouri.

¿Exageraba? Para nada. Pero no tendría tiempo para ningún preparativo extra más que ese cambio en los papeles.

La mano asesina fue más rápida que sus previsiones.

Los fiscales alegan que Richins llamó a las autoridades en medio de la noche en marzo de 2022 para informar que su esposo, Eric Richins, estaba “frío al tacto”
Los fiscales alegan que Richins llamó a las autoridades en medio de la noche en marzo de 2022 para informar que su esposo, Eric Richins, estaba “frío al tacto”

La piel fría de Eric

El jueves 3 de marzo de 2022 a las nueve de la noche la casa de los Richins estaba en aparente calma.

Kouri (32) le dijo a su marido que tenían que festejar porque había concretado, con su inmobiliaria, una venta muy importante. Entró a la suite matrimonial con unos tragos en sus manos. Para Eric (39) había preparado su preferido: Moscow Mule. Era un cocktail con vodka, cerveza de jengibre y lima.

Brindaron y luego Kouri lo dejó con el vaso en la mano para ir a chequear cómo estaba el más pequeño de sus hijos que solía tener pesadillas. Se acostó al lado del pequeño, pero terminó quedándose dormida. Estaba agotada.

Kouri dijo haberse despertado a las 3:22 de la madrugada. Se levantó y fue hacia su cuarto. En la habitación se topó con Eric tirado en el piso al pie de la cama. Asustada estiró su mano para tocarle la cara y lo sintió helado. Le habló, pero él no respondió. En una crisis de nervios llamó al 911.

Cuando emergencias llegó a la mansión ubicada en el número 282 en la calle Willow Courts, en las afueras de Park City, en Utah, eran las 3:30 del viernes 4 de marzo de 2022. Los paramédicos intentaron revivirlo sin éxito. A las 3:58 dictaminaron su muerte. Los tres pequeños seguían durmiendo sin enterarse de nada.

En las primeras horas del día siguiente, Kouri le contó por teléfono a una amiga que había hecho todo lo posible por rescatar a su marido de las garras de la muerte. Aseguró haberle practicado resucitación cardiopulmonar: “¡Presioné tan fuerte, tan fuerte! ¡Gritándole que volviera a la vida!”. Los peritos científicos la contradijeron y sostuvieron que fueron los emergentólogos los primeros en realizar RCP a Eric porque cuando lo hicieron salió espuma de su boca y eso solamente ocurre en el primer intento. Kouri había mentido.

Kouri había contratado varios seguros de vida que sumados ascendían a dos millones de dólares. También había conseguido un crédito con garantía hipotecaria por 250 mil dólares y había sacado 100 mil dólares de las cuentas de su esposo
Kouri había contratado varios seguros de vida que sumados ascendían a dos millones de dólares. También había conseguido un crédito con garantía hipotecaria por 250 mil dólares y había sacado 100 mil dólares de las cuentas de su esposo

Kouri se fastidia

Al día siguiente de la muerte de su marido, cuando la abogada de la familia Richins, la doctora Kristal Bowman-Carter, le informó a Kouri por teléfono los cambios que Eric había hecho en los papeles, ella estalló. Le gritó de todo y le dijo que estaba loca. No podía ser. Bowman-Carter sostuvo en su declaración que “su reacción me hizo pensar que desconocía esa modificación de su marido y que estaba escuchándola por primera vez”.

La última pelea de la pareja había sido reciente. El motivo había sido que Kouri pretendía comprar una casona en construcción de 1900 metros cuadrados cubiertos, ubicada en una propiedad de cuatro hectáreas, cuyo valor ascendía a la friolera de cuatro millones de dólares. La mansión quedaba en la ciudad de Heber. Tenía ocho habitaciones, dos cocinas, doce baños, pileta, gimnasio, simulador de golf, cancha de vóley, una pared para escalar, sala para experiencias virtuales, oficinas y una gran casa de huéspedes con cuatro dormitorios y tres baños. Podía albergar hasta 60 personas al mismo tiempo. Eric se negó y le dijo que le parecía un total disparate.

Dos días después de enterrar al padre de sus hijos, Kouri siguió adelante con su plan y firmó la compra de la mansión. No podía domar su adicción por el gasto ni estando de duelo. Ni siquiera para disimular.

En esas 48 horas hizo otros movimientos asombrosos para una viuda atravesada por el dolor. Recurrió a un cerrajero para abrir las cajas fuertes de Eric, intentó que los restos de su marido fueran cremados y llegó a contratar a un reconocido arquitecto para que le dibujara las modificaciones que quería llevar a cabo en la majestuosa propiedad que acababa de adquirir. Por supuesto, dijo a todos que la compra era algo que habían planeado juntos con Eric antes del fatal desenlace.

Como si eso no bastara invitó a un selecto grupo de amigos a la nueva casa para brindar. Les dijo compungida que, la noche en que Eric murió, habían estado brindando por esa compra.

Ella avanzaba frenéticamente en todos los frentes. Contrató a un estudio de abogados para llevar a los tribunales a los Richins porque no estaban respetando el acuerdo prenupcial que tenían firmado con Eric: si él moría ella debía quedar a cargo de la empresa. Alegó que si había cambiado el acuerdo lo había hecho sin su consentimiento. Y, agregó, que ella había llevado al patrimonio de la familia sus bienes y sus ahorros.

La guerra estaba declarada.

Las búsquedas en Google de la acusada: “Prisiones de lujo para ricos en América”; “certificado de muerte pendiente, ¿el seguro pagará igual?; “si alguien es envenenado que dirá el certificado de defunción”; “cómo borrar definitivamente información de un Iphone de manera remota”
Las búsquedas en Google de la acusada: “Prisiones de lujo para ricos en América”; “certificado de muerte pendiente, ¿el seguro pagará igual?; “si alguien es envenenado que dirá el certificado de defunción”; “cómo borrar definitivamente información de un Iphone de manera remota”

Autopsia reveladora y compras ilegales

La autopsia habló y fue lapidaria. El reporte toxicológico sostuvo que Eric, al momento de expirar, tenía en su cuerpo cinco veces la dosis letal de fentanilo. Este opioide sintético es cincuenta veces más potente que la heroína y cien más que la morfina. Los médicos dijeron que el fentanilo había ingresado a su organismo por vía oral. ¿Quién le había dado a Eric esa droga mortal? ¿De qué manera? ¿Podría haber sido algo accidental?

Lo cierto es que enseguida fue evidente que la viuda tenía motivos para desear lo ocurrido: las deudas y las pólizas en caso de muerte de Eric. Los incidentes previos de Eric y sus descomposturas virulentas salieron a la luz e iban en la misma dirección.

Kouri se dijo inocente desde el minuto uno. Contó también que esa noche, además del trago, él había consumido unos chicles con THC (una sustancia química que actúa sobre el cerebro).

Pero las pruebas que fueron recolectando los detectives la involucraron. Incautaron celulares y computadoras de la casa de los Richins y los peritos informáticos encontraron que, si bien ella aseguró haber dejado su teléfono móvil enchufado y cargando en su habitación cuando fue a dormir a su hijo, este había sido desbloqueado y utilizado muchas veces durante esas horas. Kouri, en realidad, no dormía. Además, había muchos mensajes borrados.

Además, pudieron reconstruir los contactos entre Kouri y una persona llamada C.L. (quien hoy se encuentra en la cárcel por comercio de sustancias ilegales) que resultó ser su proveedora de fentanilo.

C.L. terminó declarando que, entre diciembre de 2021 y febrero de 2022, Kouri la había contactado en varias oportunidades para pedirle pastillas opioides para el dolor. Le había dicho que eran para un inversor de su compañía. C.L. le consiguió pastillas de hidrocodona y se las dejó en una propiedad vacía que Kouri tenía en venta. Ella dejó la droga, Kouri dejó el dinero. No se vieron.

Dos semanas después, Kouri volvió a llamarla y le pidió algo más fuerte “como lo que tomaba Michael Jackson”. Esta vez Kouri fue a la casa de C.L. Era el 11 de febrero de 2022 y le pagó 900 dólares por treinta pastillas de fentanilo que C.L. había obtenido de otro dealer.

Kouri, además de escribir un libro, paseó por los medios lamentando la pérdida de su esposo
Kouri, además de escribir un libro, paseó por los medios lamentando la pérdida de su esposo

El 26 de febrero la contactó nuevamente para comprarle más. C.L. dejó las pastillas de fentanilo en una especie de fogón exterior en la misma propiedad donde le había dejado la hidrocodona y del mismo modo: sin contacto personal. Otra vez, Kouri pagó 900 dólares que dejó previamente allí.

Si bien todos los mensajes de C.L. y Kouri, entre el 2 de enero de 2022 y el 3 de marzo, fueron borrados del teléfono de Kouri, los peritos pudieron recuperarlos.

El último delivery de píldoras había sido efectuado solamente seis días antes de la muerte de Eric.

Los que defienden a Kouri sostienen que el fentanilo podría haberlo tomado Eric propia voluntad o accidentalmente. Pero ya casi nadie cree en esta teoría.

La autopsia encontró, también, en el estómago de Eric quetiapina. Eric jamás había tenido una receta médica para este fármaco que se utiliza para tratar trastornos de la salud mental como esquizofrenia, bipolaridad o episodios maníacos depresivos. Kouri, en cambio, sí tenía recetas para comprar quetiapina. Adujo que se la habían recetado para dormir, pero los médicos sostuvieron que esas pastillas se usan como antipsicóticos no para inducir el sueño. Kouri seguía fabulando: decía que Eric tomaba y comía cosas que desconocía. Más que Durmiendo con el enemigo esta película real podría llamarse “Durmiendo con mi asesina”, solo que no hay una Julia Roberts maltratada que se defiende sino una Kouri que vomita codicia.

Kouri también había tomado pólizas de seguros de vida, entre 2015 y 2017, por si a Eric le ocurría algo.

Las cosas se veían bastante claras para los detectives del caso.

La mansión que Kouri compró días después de que su marido falleciera. Incluso invitó a un selecto grupo de amigos a esa casona para brindar por la adquisición: les dijo que con Eric habían estado celebrando esta compra justo cuando murió
La mansión que Kouri compró días después de que su marido falleciera. Incluso invitó a un selecto grupo de amigos a esa casona para brindar por la adquisición: les dijo que con Eric habían estado celebrando esta compra justo cuando murió

Viuda alegre: lucro y viajes

Entre la muerte de su marido y su detención transcurrieron catorce meses. En ese tiempo Kouri hizo de todo menos llorar: viajó con sus hijos y hasta escribió un libro. Los investigadores le seguían los pasos silenciosamente buscando más pruebas para poder detenerla sin tropiezos.

Consciente de esto, el 19 de abril de 2023 a las 15:32, Kouri les envió a los detectives del caso un mail con el título “Clarificación” para explicarles su conducta en su año de viudez: “Ustedes me preguntan sobre cualquier vacación exótica que yo haya tenido después de la muerte de Eric. Hice varios viajes el año pasado. Uno en junio con mis hijos, porque dos de ellos fueron a probarse a un campamento de fútbol en Salt Lake City para ver si podían jugar en España. Y lo lograron. Así que los llevé en octubre de 2022 a España. Adjunto invitación”. Mencionó, además, un tercer viaje a México con ellos y su madre Lisa: “Me llevé a los niños y a mi mamá en agosto de 2022. Espero que entiendan que los meses que siguieron a la muerte de Eric habían sido muy duros de enfrentar (...). Eric y yo íbamos a México todos los años. Viajábamos mucho. Y llevamos a los chicos un par de veces a ese país así que no era algo nuevo viajar con ellos”. En su escrito admitió también que, como pareja, habían enfrentado algunos problemas y habían hecho terapia en cuatro ocasiones y reconoció que, luego de tener a su segundo hijo, había experimentado depresión post parto por lo que le había dado medicación.

Sus argumentos no cambiaron nada. Tampoco la aparición de su libro. Su faceta de escritora es otro capítulo siniestro en esta historia. Kouri se dedicó ese primer año de duelo a escribir un libro que tituló ¿Estás conmigo? y que salió en venta por Amazon por 14,99 dólares (luego fue retirado). En esas páginas ella explica cómo manejar el tema del duelo con los hijos pequeños y asegura que es “un libro que debe ser leído por cualquier niño que haya experimentado el dolor de la pérdida, y para los padres que quieren darles a sus hijos soporte emocional para curar y crecer bien”. Una ironía más de Kouri y que se mide en regalías.

La nueva bofetada para la familia de Eric Richins está en la primera página de la obra: “Dedicado a mi maravilloso marido e increíble padre”. Luego, la autora continúa explicando que el fin de este libro es “reasegurar a los chicos que, a pesar de que la persona que amaban no estuviera más presente, esa presencia siempre iba a existir y que ellos iban a caminar a través de la vida como si estuviera”.

En mayo de 2023 Kouri se presentó en una entrevista en un canal de televisión para hablar sobre este tema y promocionar su libro. Kouri no dejó de ser, ni por un segundo, una militante del dinero.

Si bien la madre de Eric, Linda, había muerto cuatro años antes que él, en marzo de 2018, su padre Eugene Richins y sus hermanas Amy y Katie unieron fuerzas para mantener a Kouri tras los barrotes. Contrataron investigadores privados para ayudar a la investigación oficial y le dijeron a los medios que no iban a rendirse nunca.

Kouri escribió "¿Estás conmigo?" y aseguró que es “un libro que debe ser leído por cualquier niño que haya experimentado el dolor de la pérdida, y para los padres que quieren darles a sus hijos soporte emocional para curar y crecer bien"
Kouri escribió "¿Estás conmigo?" y aseguró que es “un libro que debe ser leído por cualquier niño que haya experimentado el dolor de la pérdida, y para los padres que quieren darles a sus hijos soporte emocional para curar y crecer bien"

Ser un fraude

Kouri había debutado en los tribunales tres años antes del homicidio, cuando fue acusada de fraude por una pareja que le compró una casa que no estaba en las condiciones que había dicho. Era atrevida en todas las áreas. No solo había extraído dinero de las cuentas de su marido, sobrecargado las tarjetas de crédito y tomado hipotecas, también había evitado el pago de 134 mil dólares de impuestos. Todo estaba mal en sus finanzas, pero pretendía seguir gastando.

Sus búsquedas en Internet, previas a su detención, fueron incorporadas a la investigación. En su Iphone y en su notebook había googleado temas como: “prisiones de lujo para ricos en América”; “certificado de muerte pendiente, ¿el seguro pagará igual?; “si alguien es envenenado qué dirá el certificado de defunción”; “cómo borrar definitivamente información de un Iphone de manera remota”. También hacía preguntas en la web como cuáles eran las señales para saber si te están investigando o si la policía podría obligar a alguien hacer el test del polígrafo. Además, buscó propiedades lujosas en venta en Tennessee y Montana y si su familia política tenía algún tipo de influencia o conexiones con la policía del condado. Kouri confiaba demasiado en las respuestas de la tecnología, la misma que se acumularía en su causa y la pondría tras las rejas.

El lunes 8 de mayo de 2023, la recién devenida en escritora terminó detenida acusada de asesinato agravado por el vínculo entre otro montón de imputaciones más como compra de sustancias ilegales y fraude. Marchó presa. Su gula por el dinero quedó al desnudo y cautivó a los fanáticos de los policiales.

El 18 de agosto de 2023 la fiscalía anunció que no pedirían la pena de muerte para Kouri. Dijeron que esa decisión se había tomado “consultando al padre de Eric Richins y a sus dos hermanas”.

Ese mismo mes, el juez designado decidió que el dinero del seguro de la empresa de Eric de dos millones de dólares iría para la familia Richins, en ningún caso para la imputada. Por supuesto, la defensa de Kouri apeló la decisión, pero no consiguió nada. De todas formas, hasta que no se lleve a cabo el juicio, nada es definitivo.

Declaración De Amy Richins

La cuñada golpeada

Amy Richins, una de las dos hermanas de Eric, reveló estar viviendo una pesadilla: “Ella cometió un último acto de traición. Eric ya no está y yo tengo el corazón roto. Era mi mejor amigo y mi protector. El sentimiento de pérdida es enorme, visceral”. Siguió diciendo: “Me atormenta lo ocurrido. Repaso la escena en mi cabeza. La cadena de hechos terribles. Me pregunto cuándo se dio cuenta él de que estaba en riesgo mortal. Me pregunto qué le habrá dicho Kouri en esos últimos momentos. ¿Cuánto tiempo habrá estado consciente sabiendo que se moría? ¿Dónde estaban los chicos cuando esto pasó? ¿Habrán escuchado su cuerpo golpear contra el suelo? ¿Lo vieron respirar por última vez? Es torturante pensarlo. ¿Por qué tomó su vida? ¿Por qué los chicos perdieron a su padre? ¿Fue por la codicia de Kouri y su deseo por quedárselo todo? ¿Cómo puede alguien valorar tan poco la vida humana? No lo puedo comprender. Me ahogo de pena pensando que Eric significaba tan poco para ella (...). Pienso en sus últimos momentos sabiendo que había sido traicionado y envenenado (...). El horror es insoportable. Como familia estamos viviendo un infierno. ¡Ya hemos visto cómo Kouri desfiló por los medios mostrándose como una viuda doliente mientras intentaba sacar provecho económico de la muerte de mi hermano! De dos maneras: con su libro y tratando de cobrar los seguros y sus inversiones que deberían ir exactamente a dónde él quería, para sus hijos”.

Amy declaró ante el juez de la causa que la mañana del domingo 6 de marzo de 2022 luego de la muerte de su hermano discutió con Kouri, quien la atacó físicamente: “Era temprano y había estado nevando casi toda la noche. Me estaba por ir y subirme a mi auto cuando vi a un cerrajero entrar al garaje de la casa para abrir la caja de seguridad (...). Le pregunté varias veces (a Kouri) por qué no había llamado a mi padre para pedir la clave de seguridad de esa caja (de esa caja Kouri extrajo 100 mil dólares en cash). No entendía qué estaba haciendo. Me gritó cosas inapropiadas que no diré aquí y, luego, me echó de la casa. Fue ahí que le reproché que no podía echarme de la casa de mi hermano porque mi hermana Katie era la albacea del legado de Eric y que ella no aprobaría lo de romper las cajas fuertes. Kouri me miró llena de odio porque yo me estaba interponiendo en su camino y arruinando su plan. Me atacó, me golpeó en la cara y en el cuello muchas veces. Cuatro personas debieron agarrarla para poder quitármela de encima”.

Amy reveló que “antes del funeral, ella abrió una cuenta de banco y comenzó a pedirle a todos los que estaban lamentando la muerte de Eric que le enviaran dinero a ella en vez de mandar flores y cartas a la familia. No habían pasado ni dos semanas cuando nos enteramos que ella había quitado las fotos de mi hermano de la casa y había tirado su ropa. Cuando llegó el día en el que Eric hubiese cumplido 40 años (el 13 de mayo de 2022), Kouri organizó un torneo de golf en su nombre y nos prohibió a sus familiares asistir. Luego de la muerte de Eric fue que nos enteramos que ella había sacado varias pólizas de seguro a su nombre y falsificado su firma (...) ¡No puedo dejar de mencionar que también había sacado varias pólizas de seguro a nombre de sus hijos! En su libro sobre el duelo tuvo la audacia de usar los nombres reales de los menores y de publicar el último retrato familiar. Su comportamiento me genera una gran preocupación porque siento que explotó a los niños por dinero y que lo volvería hacer. Además, manipula a mi padre Eugene con cortar el contacto con los nietos si él no accede a sus demandas y capitula. También nos impide el contacto con mis sobrinos, a mi hermana y a mí. He escuchado que Kouri le dice a los chicos que ninguno de nosotros los quiere, que no nos importan (...) Nada queremos más que estar ahí para esos tres niños. Nosotros estuvimos cuando se conocieron, cuando se casaron, cuando cada uno de los niños nació, cada cumpleaños y graduación (…). Puede que sea ingenua, pero no sabía que podía existir tanta maldad. Ella podría hacer cualquier cosa por sus problemas financieros, incluso matar ¿quién sería el próximo? Juez Mrazik nuestro destino está en sus manos”.

El 18 de agosto de 2023 la fiscalía anunció que no pedirían la pena de muerte para Kouri. Dijeron que esa decisión se había tomado “consultando al padre de Eric Richins y a sus dos hermanas” (Rick Bowmer/AP)
El 18 de agosto de 2023 la fiscalía anunció que no pedirían la pena de muerte para Kouri. Dijeron que esa decisión se había tomado “consultando al padre de Eric Richins y a sus dos hermanas” (Rick Bowmer/AP)

Una carta y artimañas

A las audiencias preliminares del juicio Kouri se presentó a cara lavada, con el pelo recogido, una austera camisa blanca y pantalones oscuros. Intentó caerle en gracia al juez, buscaba obtener el beneficio de esperar el juicio en libertad. El juez se lo denegó. Los cargos que enfrenta de asesinato, posesión de fentanilo y de GHB (algo así como éxtasis líquido) y decenas más por fraude (firmas falsas en papeles bancarios y en sus intentos por conseguir beneficios y seguros) son demasiados graves.

El 18 de septiembre de 2023 la acusada volvió a dar que hablar: los medios publicaron una carta que había sido hallada en su celda. Estaba dirigida a su madre Lisa Darden y en ella parecía dar indicaciones para que su hermano Ronney Darden declarara que Eric había comprado droga y pastillas en México antes de su fatal deceso. Al día siguiente, Kouri salió a defenderse con uñas y dientes: dijo que esas páginas eran parte de un libro de ficción que estaba escribiendo en la cárcel. Increíble. Otro capítulo en la batalla judicial fueron las acusaciones cruzadas entre la fiscalía y el equipo de abogados defensores de Kouri encabezado por Skye Lazaro, quienes renunciaron por diferencias irreconciliables, el pasado mes de marzo sin dar explicaciones precisas. El punto que discutieron con la fiscalía fueron las llamadas telefónicas de la presa. Los letrados se habían negado a usar la aplicación sugerida por los fiscales que evita que las conversaciones sean grabadas. Su negativa hizo que las conversaciones fueran efectivamente grabadas aunque en la fiscalía aseguraron no haberlas escuchado. Tecnicismos que poco hacen al fondo de la cuestión.

La madre de Kouri, Lisa Darden, es ahora investigada porque en 2006, su pareja murió debido a una sobredosis de oxicodona en circunstancias misteriosas. La noche del crimen de Eric ella había estado en la casa
La madre de Kouri, Lisa Darden, es ahora investigada porque en 2006, su pareja murió debido a una sobredosis de oxicodona en circunstancias misteriosas. La noche del crimen de Eric ella había estado en la casa

Lo que se hereda no se hurta

En marzo de 2024 la investigación dejó trascender el papel que podría haber jugado la madre de Kouri, Lisa Darden, en la muerte de su yerno. Según la declaración jurada del detective del caso, Jeff O’Driscoll, una pareja sentimental de la propia Lisa Darden también murió debido a una sobredosis de oxicodona, en circunstancias misteriosas, en 2006. Una coincidencia llamativa. Esto dijo el detective: “En virtud a la proximidad de Lisa Darden con la sospechosa muerte de su pareja por sobredosis, es posible que ella haya estado también vinculada en la planificación y preparación de la muerte de Eric”. Pero Darden no ha sido acusada de ningún delito hasta el día de hoy, a pesar de que era la única beneficiaria del patrimonio de su pareja. En fin. Todo puede heredarse. La codicia y la maldad, también.

La noche en que murió Eric, además, Lisa Darden había estado de visita en la casa de su hija y de su yerno. En las comunicaciones que recuperó la policía entre Kouri y Lisa quedó claro el menosprecio de la suegra hacia Eric.

Para los abogados anteriores de Kouri esto no era más que una teoría conspirativa. Luego de la renuncia de sus letrados la acusada decidió no quedarse callada y, desde su encierro, envió un audio al medio Dateline: “He estado en silencio un año, encerrada lejos de mis hijos, mi familia, mi vida, viviendo con los medios que le dicen al mundo quién creen que soy, qué creen que he hecho o cómo creen que he vivido. Es hora de empezar a hablar. Mi equipo de defensa se ha visto obligado a retirarse de mi caso (...). Lo que diré es que esta retirada no fue mi elección”. Y apunta al juez y a los fiscales cuando dice: “Le quitaste a una madre inocente a sus bebés. Y esto significa guerra”.

La acusada, evidentemente, no cree en los armisticios y redobla la apuesta.

Audiencias preliminares del juicio a Kouri Richins

Un amante y mensajes inoportunos

En marzo de este año los fiscales sumaron diez cargos más contra Kouri: entre ellos el intento de asesinato con el sándwich. Y trascendieron más cosas que la complican. A las 20:36 horas de la noche en la que su marido repentinamente moriría intoxicado, Kouri recibió un mensaje de un hombre (la justicia preserva celosamente su identidad) y una foto donde había dos personas besándose. En los escritos se refieren a este sujeto como “el amante”. Kouri respondió enseguida: “te amo” con un emoticón con un beso. Treinta minutos más tarde le habría llevado el trago mortal a su marido.

Con ese mismo hombre Kouri había hablado el Día de los Enamorados de 2022 diciéndole que estaba en camino para verlo, mientras su marido comía el letal sándwich. Su amante le respondió con una foto y un texto que fueron borrados de ambos teléfonos.

El móvil era el dinero, pero también podría haber algo más como una nueva pasión. Ya nada sorprende y muchos apuestan a demostrar que ella es una sociópata sin remordimientos.

La bella Kouri Richins hoy lleva el pelo con reflejos dorados, tiene 34 años y sus hijos 11, 10 y 7. Su pasado lleno de opulencias y dispendios es solo un recuerdo porque ya lleva un año recluida tras las rejas en la cárcel de mujeres de Salt Lake City, mientras espera ser enjuiciada.

Esta semana Kouri se puso en manos de un team conformado por dos abogadas: Wendy Lewis y Kathryn Nester. El juez Richard Mrazik otorgó una prórroga para que las nuevas letradas puedan empaparse con el caso y suspendió la audiencia prevista para el 18 de junio próximo. Una tregua que la delirante y ambiciosa mente de Kouri podrá aprovechar para recalcular sus perspectivas. ¿Qué podrá pergeñar para evitar una posible condena de hasta 25 años de prisión? Nadie lo sabe.

Guardar

Nuevo