Una fecha quedó marcada en rojo en el calendario de la Guerra de las Malvinas. Fue el 1° de mayo de 1982, día en que la Fuerza Aérea Argentina (FAA) enfrentó su primer combate en la historia del Conflicto del Atlántico Sur.
Aquella fría madrugada se concretó la operación Black Buck (Carnero Negro) ejecutada por la Royal Air Force (RAF), el escuadrón aéreo británico, con el objetivo de inhabilitar la Base Aérea Militar (BAM) Malvinas que incluía la pista de aviación en Puerto Argentino. Y de esta forma neutralizar el potencial aéreo nacional con una descarga brutal: lanzando 21 bombas de 500 kilos cada una.
Para ello, los ingleses utilizaron los bombarderos Vulcan B MK1 y 11 aviones de apoyo Handley Page Victor K-2, para abarcar una distancia de 14.400 km total entre ida y vuelta. Al mando de la nave principal iba el teniente Martin Withers quien realizó varios reabastecimientos en vuelo, para llevar a cabo esta misión distante.
La operación, implicó una larga travesía aérea desde la Isla Ascensión con los riesgos inherentes al combate en zonas remotas. Aunque la precisión del bombardeo no fue la esperada, provocó bajas argentinas y materializó el inicio de una serie de acciones que escaló la intensidad del conflicto austral.
Desde ese momento, la BAM Malvinas se encontraba en alerta máxima, con su artillería lista para repeler cualquier tipo de incursión enemiga. El bombardeo inglés afectó diversas zonas de la pista, tales como el centro y borde de la misma, la cabecera 26, aerostación, el patio de carpas, la antena de radar Elta 2106 y el PCAAa.
Este repentino ataque produjo las primeras bajas nacionales: los soldados Guillermo Ubaldo García perteneciente a la compañía de tropa de la I Brigada Aérea El Palomar y Héctor Ramón Bordón, de la IX Brigada Aérea Comodoro Rivadavia. Ambos estaban apostados como centinelas cerca de las carpas del Escuadrón, cuando fueron sorprendidos por el bombardeo.
A las 8 de la mañana de aquel 1° de mayo el ataque británico había finalizado. La operación Black Buck no había logrado neutralizar el aeródromo. Llegaría el momento de la contraofensiva de la FAA.
La respuesta argentina
La inesperada operación británica desencadenó una serie de acciones defensivas por parte de la FAA la cual movilizó su aeronaves Mirage MIII y Dagger, en un esfuerzo por contrarrestar la amenaza representada tanto por la aviación inglesa como su flota insignia.
Mientras el piloto, teniente Daniel Jukic, intentó poner en marcha su Pucará A-527, asistido por sus armeros y mecánicos, una de las bombas arrojadas por un Sea Harrier provocólos primeros muertos en acción aérea de esa unidad.
Vale recordar que durante aquella histórica jornada, se realizaron 76 salidas operativas de las cuales 63 fueron salidas desde el continente. De estas mismas, 52 fueron de combate y las restantes se impulsaron desde las Bases de Malvinas para luchar en los cielos.
Entre estas misiones se destacaron los combates aéreos entre aeronaves M-III EA y M-5 Dagger argentinos frente a los Sea Harriers británicos, que culminaron sin daños materiales ni bajas, así como ataques precisos contra buques de la Task Force británica.
Se produjeron como bajas británicas, oficialmente reconocidas, el Destructor clase County HMS Glamorgan y las fragatas Tipo 21 HMS Arrow y HMS Alacrity que quedaron dañadas. Así mismo, se averió a un Sea Harrier por parte de nuestra artillería antiaérea.
Sin embargo, durante esa fecha fallecieron el Capitán Gustavo Argentino García Cuerva, Primer teniente Mario Hipólito González, Primer teniente José Leónidas Ardiles, el citado teniente Daniel Antonio Jukic, Teniente Eduardo Jorge Raúl de Ibañez, Cabo principal Mario Duarte, Cabo principal Juan Antonio Rodríguez, Cabo primero Miguel Ángel Carrizo, Cabo primero José Alberto Maldonado, Cabo primero José Luis Peralta, Cabo primero Agustín Hugo Montaño, Cabo primero Andrés Luis Brashich y los ya mencionados soldados Guillermo Ubaldo García y Héctor Ramón Bordón.