El 11 de abril de 1970 los fans de Sandro estaban atentos a las noticias que llegaban desde Nueva York. Sus giras por el continente eran frecuentes, pero esta vez era distinto: se preparaba para subir al escenario del Madison Square Garden, convirtiéndose no solo en el primer argentino en hacerlo, sino en el primer latinoamericano. La conquista de este templo de la música -y el deporte- donde se consagran las grandes estrellas internacionales no fue solo mérito de artistas latinos como Celia Cruz, Gloria Estefan o Ricky Martin. El precursor fue nuestro Sandro de América.
Roberto Sánchez Ocampo, por ese entonces tenía 24 años, era un fenómeno de la música popular en el continente. En los inicios de su carrera supo ser pionero del rock argentino. Sus movimientos sensuales y desenfrenados en los escenarios de estudios de televisión, como los de Sábados Circulares de Pipo Mancera, desataron polémica y por su estilo fue comparado con Elvis. Era el “Elvis argentino”. Cantó versiones en español de su referente norteamericano junto con “Los de Fuego”, también cantó temas de Los Beatles y Tommy Lee Jones. A fines de los sesentas incursionó en la balada romántica, ya tenía álbumes exitosos en su haber como La magia de Sandro y Sandro de América, y rodaba su quinta película. Sandro arrasaba en toda el América del Sur, Caribe y en parte de Estados Unidos.
Así, el ídolo de la canción argentina llegaba al escenario emblemático de la Gran Manzana, un lugar inaccesible para los artistas latinos, para demostrar que sí, efectivamente era Sandro de América. El recinto, que era un viejo depósito ferroviario, junto a la Pennsylvania Station, en el West Side, había abierto sus puertas dos años atrás, el 11 de febrero de 1968 como pabellón multiuso, cuando iniciaron los conciertos y a funcionar como sede de los New York Knicks (famoso equipo de baloncesto) y los New York Rangers (hockey sobre hielo). Unas de las grandes bandas de esos tiempos había hecho pie el año anterior, Los Rolling Stones. Curiosamente, Los Beatles nunca tocaron en este espacio- lo hicieron en el Carnegie Hall- y John Lennon lo hizo en solitario en 1972.
“El gitano” estaba en la cumbre de su carrera. Esas dos presentaciones marcaban un hito en su carrera. En un concierto dijo que “el de arriba” le tenía simpatía porque le había dado mucho en la vida. No tuvo la misma suerte con los especialistas en la música y buena parte de las figuras del rock argentino, quienes lo menospreciaban abiertamente. Como dijo Bobby Flores en este medio: “Cómo un showman de tamaña categoría no solo no era considerado el máximo rocker del país, sino que además de despreciarlo, era sistemáticamente negado por los nuevos melenudos. Desde mi punto de vista, creo que la envidia y el prejuicio rocker se despertó ante semejante éxito internacional”.
Según el Sitio oficial de Sandro, el concierto fue transmitido en directo desde Nueva York para casi toda América latina y en la Argentina se vio por la pantalla de Canal 9. Se trató de la primera transmisión vía satélite de un show musical en vivo y en directo de la historia y vista en 14 países con un total de 250 millones de espectadores.
Como un león enjaulado
El cantante que había crecido en Valentín Alsina llegaba a su cita con Nueva York en medio de un estado gripal atribuido al rodaje de escenas en el Tigre de su película Muchacho. También se sabe que a pesar de eso fumó excesivamente, que había ensayado sin pausa con la orquesta de Jorge López Ruiz y que se lo vio”como un león enjaulado en su camarín”, antes de dar el primer recital.
Su presentación fue hecha por otra celebridad en su tiempo, el locutor y animador de televisión Cacho Fontana. Quien lo presentó a toda América, mencionando numerosos canales de varios países sudamericanos y Caribe. “Asistiremos al primer recital en vía satélite que brinda un cantante en el mundo y corresponde a América el punto de partida en este tipo de espectáculos. Y lo hará brindando la música y las canciones de una de las más personalidades más importantes y avasallantes de este tiempo. Señoras y señores, con la orquesta conducida por el maestro argentino Jorge López Ruiz, aquí está el ídolo de América… Sandro”, y de fondo se escucha el griterío que siempre lo acompañaba donde fuera de sus admiradoras eufóricas. Sandro provocaba reacciones desmesuradas, crisis nerviosas, desmayos.
Ese mismo día por canal 13, en Sábados Circulares transmitía el lanzamiento del Apolo XIII, la nave de la NASA en su viaje a la Luna, desde el Centro Espacial John F. Kennedy. Estaba programado para las 19.15. Mientras que Sandro saldría al escenario del Felt Forum del MSG a las 20.30. La competencia era feroz.
En una entrevista concedida al diario Clarín, Cacho Fontana contó formó parte de este momento histórico junto a Sandro. “Recuerdo que coincidimos cuando Romay nos entregó un premio ‘9 de Oro’ a cada uno y Sandro comentó que iba a actuar en el Madison. Yo pregunté quién lo iba a presentar y Romay me contestó: ‘Vos’. De alguna manera yo se lo pedí, es como que me invité solo´”. Y dio más detalles de las noches en el MSG: “Sandro estaba realmente feliz, nervioso por su responsabilidad y por el momento que se aprestaba a vivir. Fue una jornada realmente inolvidable, importantísima para él”.
Los relatos de la época cuentan que Sandro entró la primera noche corriendo al escenario y fue recibido con una ovación inesperada de miles de espectadores, ante la mirada de millones de televidentes. Durante dos horas cantó su repertorio. Esa noche empezó la primera parte con Tengo, Una chica y una guitarra, Porque yo te amo, Rosa Rosa y más éxitos. En ese mismo lugar, estrenó dos temas: Se te nota y Te quiero tanto amada mía. Sandro cantó a sala llena y en Estados Unidos fue comparado con Tom Jones.
En la segunda presentación, que comenzó a las 18 horas, el público tiró abajo un caballete para llegar al escenario, según un cable recibido del corresponsal de Canal TV. Ese desborde “provocó la huida de los músicos, pelea con la Policía, realmente cosa de locos. Sandro se adueñó del local y ha resultado ser el verdadero Mr. Madison “, definió. No existe registro fílmico de esas dos noches gloriosas del máximo ídolo nacional en esos tiempos.
Según el Sitio Oficial de Sandro, al término del recital, cuando unos periodistas le preguntaron si esa era su definitiva consagración como ídolo, respondió: “No creo ser un ídolo. Cuando pasen 30 años quizás lo sepa. Ahora solo soy un cantante de moda. El público es el que decide”, respondió con humildad.
Sandro regresó a la Argentina el 13 de abril. Y fue recibido por multitudes para asombro del personal aeroportuario que hasta la fecha no habían visto un recibimiento tan importante para un artista. En el hall central del aeropuerto de Ezeiza, improvisó una conferencia de prensa y más tarde fue ayudado a salir por una puerta lateral del aeropuerto.
A 54 años de esas noches históricas, se lo puede recordar como el ídolo argentino que trascendió fronteras, como lo había hecho Gardel, y desató pasiones a lo largo de generaciones. Sus seguidoras “las nenas”, así las llamaba, le fueron fieles hasta el final, el 4 de enero de 2010. Una forma de decir porque nunca fue olvidado. Sandro de América murió a los 64 años por un shock séptico. Luchaba contra una grave enfermedad, un enfisema pulmonar crónico causado por su fuerte adicción al tabaco. Luego de un doble trasplante de corazón y pulmones en 2009, tuvo más intervenciones.
A lo largo de su carrera Sandro de América vendió 22 millones de discos en todo el mundo por los que obtuvo numerosos discos de oro y platino. Sus picos de rating llegaban a 50, fue protagonista de 11 películas entre 1969 y 1981. Fue premiado con un Grammy Latino por su trayectoria. Su canción Tengo fue clasificada en el puesto número 15 entre los mejores temas del rock argentino por la cadena MTV y la revista Rolling Stone. También batió otro récord increíble: hizo 40 funciones consecutivas en el Gran Rex a sala llena.