Una joven británica llena de vida. Un depredador acechando en las sombras. Un encuentro fatal en una ciudad desconocida. Esta es la desgarradora historia de Grace Millane, una mochilera de 21 años que buscaba aventuras en Nueva Zelanda, pero en su lugar encontró un trágico final. Seis años después de su asesinato, el video de sus últimos momentos con vida, captado por una cámara de seguridad, sigue siendo viral en Instagram.
Cita de Tinder termina en tragedia: la historia
Grace llegó a Auckland a fines de noviembre de 2018, emocionada por explorar el país. Era su primera gran aventura en solitario, un viaje que había estado planeando durante meses. Con su sonrisa contagiosa y su espíritu intrépido, estaba lista para comerse el mundo.
Pero el destino tenía otros planes. El 1 de diciembre, en vísperas de su cumpleaños número 22, conoció a Jesse Kempson a través de la aplicación de citas Tinder. Él parecía encantador, atractivo, el compañero perfecto para celebrar su noche especial.
Lo que Grace no sabía es que detrás de esa fachada seductora se escondía un monstruo. Kempson, un hombre corpulento de 26 años, tenía un oscuro historial de violencia sexual. Ocho meses antes, había violado brutalmente a otra turista británica que conoció en Tinder.
Grace y Jesse comenzaron su cita en el bar Andy’s Burger, en el complejo Sky City. Las cámaras de seguridad los captaron charlando y riendo mientras bebían cócteles. Se veían cómodos el uno con el otro, ajenos a la tragedia que se avecinaba.
Luego se trasladaron al Mexican Cafe, donde compartieron jarras de margaritas y sangría. Kempson, siempre controlador, se aseguró de pagar la cuenta. ¿Un gesto caballeroso o una forma de dominar la situación?
Su siguiente parada fue el bar Bluestone Room. Allí, entre besos y abrazos, Grace le envió a una amiga lo que serían sus últimos mensajes.
“Congeniamos tan bien”, escribió inocentemente sobre Kempson. No podía estar más equivocada.
A las 9:40 pm, la pareja entró al ascensor del hotel CityLife, donde Kempson vivía. La cámara los captó besándose apasionadamente mientras se dirigían a la habitación 308.
Esas serían las últimas imágenes de Grace con vida.
¿Qué ocurrió en ese cuarto?
Solo Kempson lo sabe con certeza. Lo que sí se sabe es que en algún momento de esa noche, él estranguló a Grace hasta la muerte. La autopsia reveló que la joven luchó desesperadamente por su vida, con moretones en brazos y pecho.
Pero Kempson no pidió ayuda ni llamó a emergencias. En vez de eso, pasó las siguientes horas buscando en Internet cómo deshacerse de un cadáver. “Fuego más caliente”, “rangos de Waitakere”, “aves carroñeras en Nueva Zelanda”. Incluso se dio tiempo de ver pornografía y tomar fotos íntimas del cuerpo sin vida de Grace.
A la mañana siguiente, mientras Grace yacía muerta en la habitación, Kempson salió a comprar una maleta. Limpió la escena del crimen con productos químicos y metió el cuerpo en el equipaje. Luego huyó hacia los bosques de Waitakere, donde cavó una tumba poco profunda.
¿Cómo pudo alguien cometer un acto tan atroz y seguir con su vida como si nada?
Kempson incluso tuvo el descaro de salir con otra mujer esa misma tarde. Una ex periodista de 27 años que lo encontró “intenso” y “perturbador”.
La desaparición de Grace movilizó a toda Nueva Zelanda. Su familia, desesperada, voló desde Inglaterra para unirse a la búsqueda. Carteles con su rostro empapelaron las calles de Auckland.
El país entero contuvo la respiración, esperando un milagro.
Pero el milagro nunca llegó.
Ocho días después de su desaparición, el cuerpo de Grace fue encontrado en una maleta, enterrado en una zona boscosa. La autopsia confirmó la causa de muerte: estrangulamiento. Su cuerpo fue encontrado en posición fetal en la maleta, se dijo en la corte.
“Debería haber estado allí, pero ella murió aterrorizada y sola en una habitación contigo”, declararía Gillian, la madre de Grace, y agregaría con una fortaleza admirable: “Grace nunca fue sólo una hija, era mi amiga, mi mejor amiga”. Luego, con la voz entrecortada por el dolor, diría: “Las lágrimas que derramo son interminables, al pensar en nunca tener la oportunidad de poder besar a mi querida Grace para despedirme”.
Kempson fue arrestado y acusado del asesinato. En el juicio, su defensa alegó que la muerte de Grace fue un accidente durante un juego sexual consensuado. Una excusa patética y cobarde para evadir su responsabilidad.
Pero las evidencias en su contra eran abrumadoras. El historial de violencia, las búsquedas en internet, las fotos macabras.
El jurado no tuvo dudas: Kempson era culpable de asesinato.
El “monstruo de Tinder” también fue condenado a pagar al propietario del apartamento 308 más de 5.000 dólares por los daños causados en el interior y el impago del alquiler. Además, el dueño reclamó indemnización por los objetos que le faltaban, entre ellos dos tarjetas de acceso, una plancha, una aspiradora y un protector de colchón.
Grace Millane era talentosa y tenía toda una vida por delante.
El 21 de febrero de 2020, el juez Simon Moore sentenció a Jesse Kempson a cadena perpetua con un mínimo de 17 años de prisión por el asesinato de la joven. Durante el juicio, el fiscal Brian Dickey afirmó que Kempson estranguló a Grace durante 5 a 10 minutos, durante o después de tener sexo, y luego “erotizó” su muerte al tomar fotos íntimas de su cuerpo sin vida, lo que demuestra una intención imprudente y despiadada, argumentó.
En la sala del tribunal, los padres de Grace, David y Gillian Millane, escucharon el veredicto con lágrimas en los ojos. En un emotivo comunicado, David expresó su gran dolor:
“Grace nos fue arrebatada de la manera más brutal hace un año y nuestras vidas han quedado destrozadas”, dijo, luchando contra las lágrimas. “Ella no merecía ser asesinada de una manera tan brutal durante su año sabático. Grace era nuestra luz y la extrañaremos para siempre”.
La desaparición de Grace Millane conmocionó a Nueva Zelanda y Reino Unido en 2018. Una nación entera se unió en la búsqueda de la joven, esperando un milagro que nunca llegó.
La emotiva disculpa de la primera ministra
El caso conmocionó al país y al mundo entero, y la primera ministra Jacinda Ardern no pudo contener su emoción al dirigirse a la familia de la víctima.
Con lágrimas en los ojos y la voz entrecortada, en diciembre de 2018, Ardern pronunció estas desgarradoras palabras: “En nombre de Nueva Zelanda quiero pedir disculpas a la familia de Grace. Su hija debió estar segura aquí, y no lo estuvo, y lamento eso”.
Esas frases, cargadas de empatía y dolor, reflejaron el sentir de toda una nación que se unió en el duelo y la consternación.
El padre de Grace, David Millane, falleció a los 61 años tras una breve batalla contra el cáncer, que le fue diagnosticado después del juicio del asesinato de su hija en Auckland, Nueva Zelanda, en febrero de 2020, sumiendo a la familia en un doble duelo tras la trágica pérdida de Grace.
Gillian Millane, la madre de Grace, reveló en una entrevista con la BBC News el 26 de diciembre de 2023 que consideró quitarse la vida tras el brutal asesinato de su hija. Con el corazón destrozado, confesó: “Contemplé el suicidio. Es un lugar horrible en el que estar. Pero no podía traer más tristeza a la familia”.
Gillian lamentó profundamente el futuro arrebatado a su hija: “Grace tenía un futuro tan brillante y se lo quitaron a ella y a nosotros”. “Nunca veré a Grace en un vestido de novia o veré a sus nietos. Esta es una cadena perpetua que tengo. Esto soy yo hasta el día que me muera. Pero hay una luz y la encontré. Tienes que encontrar esa fuerza interior”, reflexionó al sitio británico.