La vida de la primera estrella infantil de Hollywood: de la traición de su madre al furor en Los Locos Addams

40 años atrás moría Jackie Coogan, el niño que había actuado junto a Chaplin en El Pibe. Los 4 millones de dólares que ganó en sus primeros años en Hollywood. Y la ley con su nombre para proteger a los actores infantiles

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Pelicula de 1921, dirigida y protagonizada por Charles Chaplin

Hubo un tiempo en que nadie hizo más millones en pantalones cortos que él al menos hasta que el fútbol se convirtió en un negocio global.

Era 1919. Charles Chaplin ya se había convertido en una celebridad gracias a sus cortos cómicos. Estaba por cumplir 30 años. Deseaba profundizar su búsqueda artística. Había creado a The Tramp, ese vagabundo con bombín, bigote, algo despistado y muy ingenuo, que caminaba de una manera peculiar. Su vida personal era caótica. Estaba envuelto en un matrimonio no deseado y no encontraba sosiego. Una tarde ingresó al teatro a ver un espectáculo de variedades. Más que nada quería apagar los pensamientos de su cabeza. En el escenario había un hombre de mediana edad bailando. Lo hacía bien. Al terminar la música el público lo aplaudió con ganas. En ese momento, según cuenta en sus memorias, Chaplin pensó que tal vez no había sido mala idea ir al teatro, que era posible que se distrajera un par de horas. Mientras el hombre agradecía los aplausos, un chico de cuatro años ingresó a escena. Era el hijo del bailarín. El nene comenzó a bailar con gracia y encanto. La audiencia enloqueció. Al finalizar la canción, el nene saludó y salió corriendo con la cara iluminada por una sonrisa. La ovación fue tan grande que debió regresar a escena. Y bailó de nuevo. Una canción diferente. Aunque el efecto fue el mismo. El público se paró a vivarlo.

Descubriendo al pibe

Charles Chaplin dejó su asiento y pidió pasar a los camarines. Quería conocer a ese chico. Apenas se presentó a sus padres, les ofreció un contrato cinematográfico y les hizo una promesa: “Su hijo será una estrella”. La profecía se cumplió.

Algo más de un año después, Charles Chaplin estrenaba su primer largometraje como director El Pibe (The Kid), la película que escribió pensando en Jackie Coogan, ese chico que descubrió bailando sobre el escenario de un teatro de variedades.

El Pibe fue un éxito colosal. No sólo consagró definitivamente a Chaplin como genio cómico y como director, sino que lanzó a Coogan al estrellato. Se convirtió en la primera gran estrella infantil de Hollywood.

Los padres de Jackie eran artistas de variedades. Él pisó un escenario por primera vez al año y medio de vida. Creció frente al público que celebraba sus gracias. Después de actuar con Chaplin, a los 7 años, pasó a ser uno de los actores con mejor salario de Hollywood y que concitaba mayor atención.

Jackie Coogan fue El Pibe y también el Tío Lucas. Después de ser la primera gran estrella infantil de Hollywood cayó en el olvido y fue estafado por su madre y su padrastro
Jackie Coogan fue El Pibe y también el Tío Lucas. Después de ser la primera gran estrella infantil de Hollywood cayó en el olvido y fue estafado por su madre y su padrastro

En El Pibe trabajó por 75 dólares a la semana y, en el momento del estreno, Chaplin le pagó un bono de 5.000. Para la siguiente película ya estaba cobrando 1.000 a la semana. Fue el primer actor infantil de Hollywood en firmar un contrato por un millón de dólares. Además, como sin duda se había convertido en la atracción principal de los proyectos en los que participaba, como la gente se desesperaba por sacar entradas para sus películas, se llevaba también entre el 30 y el 60 por ciento de los beneficios de cada film.

Para comprender la magnitud de su fama sirve recordar una respuesta suya en la vejez. Contó que en medio del momento de mayor intensidad de su éxito, en una visita a Nueva York debió suspender una rueda de prensa porque tenía fiebre. La noticia de su enfermedad ocupó los títulos principales de los medios más importantes: “Era tan famoso que por una gripe desplacé al presidente del país de la tapa de los diarios”, dijo. También solía vanagloriarse de que mientras todos los chicos querían ver a Babe Ruth –el deportista más importante de su tiempo-, Babe Ruth pedía conocerlo a él.

La vida de una estrella infantil

Viajaba por el mundo para presentar sus películas. Su presencia provocaba una conmoción en cada lugar. Recibía las llaves de las ciudades, 100.000 personas iban al puerto a recibir su llegada, debía salir al balcón de la suite más importante de los hoteles que ocupaba para saludar al público que lo vivaba en las veredas, tenía audiencias privadas con presidentes y hasta con el Papa.

El viaje a Nueva York de la enfermedad no fue una excepción. Viviendo en Los Ángeles a los 14 años ya había ido una veintena de veces a la Gran Manzana. Casi nunca a descansar, siempre por trabajo. Eso sí viajaba en su propio vagón de tren.

Charles Chaplin lo descubrió bailando en un teatro de variedades. Supo que ese chico sería una estrella (Photo by FilmPublicityArchive/United Archives via Getty Images)
Charles Chaplin lo descubrió bailando en un teatro de variedades. Supo que ese chico sería una estrella (Photo by FilmPublicityArchive/United Archives via Getty Images)

Los lujos de Jackie

Cuando cumplió 7 años no se sabe qué regalos recibió, pero se conoce cuál fue el regalo que Jackie le hizo a su familia: una mansión en uno de los barrios más caros de Los Ángeles. Fue de las primeras estrellas cinematográficas en tener su propia pileta de natación.

Estrenó la pileta con su profesor de natación, Duke Kahanamoku. Este hawaiano estaba sobrecalificado para la tarea: para el momento en que se convirtió en profesor de Jackie ya había ganado 5 medallas en natación en 3 Juegos Olímpicos diferentes (después Duke se convirtió en el gran impulsor del surf). La fama imanta y une irremediablemente a las celebridades.

No sólo vivía del cine. Fue el primer actor infantil en participar en publicidades y tener una especie de precario merchandising propio. Era una pequeña máquina de facturar.

Sus películas llevaban multitudes. Su corte de pelo pareció obligar a todos los padres del mundo a que sus hijos varones lucieran igual que él, con el pelo redondeado cubriendo la cabeza y un largo flequillo sobre la frente. Influencer del cine mudo. Y una de las películas de su periodo dorado puede ser considerada precursora de los realitys, un proto reality. Porque en Johnny Get Your Hair Cut, a Jackie le cortaban el pelo frente a las cámaras, lo despojaban de su peinado característico, provocando una conmoción en su público.

Miles de niños en todo el mundo tenían su corte de pelo. Tanto fue así que en una especie de reality se lo cortó ante cámaras en una de sus películas generando una gran conmoción (Photo by Culture Club/Getty Images)
Miles de niños en todo el mundo tenían su corte de pelo. Tanto fue así que en una especie de reality se lo cortó ante cámaras en una de sus películas generando una gran conmoción (Photo by Culture Club/Getty Images)

Una tarde de 1935, fue junto a su padre, Junior Durkin (otro actor juvenil) y dos amigos a cazar palomas a México. En el camino de regreso el auto que manejaba el padre de Coogan salió de la ruta y volcó. Fueron varios tumbos. Murieron todos los ocupantes del vehículo excepto Coogan. La pérdida del padre, la muerte de sus amigos, la cercanía con la muerte, lo modificaron para siempre. Quería un nuevo camino para él. Decidió esperar unos meses hasta llegar a la mayoría de edad y poder hacerse con los millones que había generado en su vida actoral que estaba por alcanzar las dos décadas.

La traición de la madre

Hasta ese momento su madre le daba 6 dólares con 25 centavos por semana para sus gastos. Cuando cumplió 21 años, y ya con su padre muerto y su madre en pareja con el abogado de Jackie, el joven reclamó el dinero que había ganado a lo largo de su carrera. Se calcula que sus ingresos habían sido de algo más de 4 millones de dólares (unos 50 millones de la actualidad). Pero se encontró con la negativa firme de su madre. El caso escaló y llegó a los medios de comunicación. La madre y Arthur Bernstein, ex abogado de Jackie y actual pareja de la madre –al mismo tiempo padrastro y traidor- brindaron una conferencia de prensa. La madre trató de mostrarse comprensiva, repartió algunas sonrisas y acudió a un particular argumento defensivo: “Para Jackie era como un juego, se divertía ante la cámara; nunca lo vivió como un trabajo. Además, nunca nadie dijo que la plata sería para él. No tiene nada que reclamar”.

Bernstein, para que no quedaran dudas, sentenció: “La ley está de nuestro lado. Por lo tanto Jackie Coogan no va a recibir ni un centavo de lo que ganó en el pasado”.

Anticipando el destino de muchos de los niños actores que le siguieron, la cuenta bancaria estaba vacía. Su madre y su padrastro lo habían esquilmado. Casi nada le quedaba. La pareja había comprado tapados de piel, joyas, autos y había viajado por el mundo.

Durante algunos años fue una de las mayores celebridades de Hollywood. Realizó varias giras por Estados Unidos y por Europa en las que era recibido por multitudes
Durante algunos años fue una de las mayores celebridades de Hollywood. Realizó varias giras por Estados Unidos y por Europa en las que era recibido por multitudes

Jackie acudió a la justicia. Fue el primero de muchos juicios similares que se darían en Hollywood contra padres que se quedan con el dinero de los hijos. Un pionero de la desgracia.

Después de muchas audiencias el juez falló a su favor y ordenó que se le diera a Jackie la mitad del dinero que quedaba. Fueron 125.000 dólares, un porcentaje magro de lo que él había generado.

Este caso provocó que se promulgara la Ley Coogan, una norma que regula la actuación infantil. A partir de esta ley los productores están obligados a depositar un 15% del valor del contrato en un fideicomiso en nombre del niño del que podrá hacer uso tras la mayoría de edad. También se estipularon la obligatoriedad de continuar con el colegio, horarios de trabajo y otras cuestiones.

Jackie cumplió con otra ley a la que Hollywood somete a los niños prodigios cuando crecen: el desprecio de la industria y el olvido del público.

El drama de las estrellas infantiles

En su caso se puede resumir el de muchos otros, el de la mayoría de los niños actores. La lista es larga (y para nada taxativa): Shirley Temple, Judy Garland, Mickey Rooney, Jodie Foster, Gary Coleman, River Phoenix, Natalie Wood, Drew Barrymore, Tatum O´Neal, Macaulay Culkin.

Pese al éxito, los millones, las revistas y los fans, hay un momento en que los chicos actores quieren otra cosa. Desean lo mismo que tiene el resto. Ser normales. Una vida sin ser mirados, ir a la escuela, tener relaciones simétricas de amistad, tiempo libre, jugar, reír gratis.

Hace unos años se estrenó en las plataformas de streaming Showbiz Kids, un documental sobre el tema. Los nombres eran diferentes, pero las historias muy similares sin importar en qué década sucedieran. Frustración, adicciones, abusos. Pasados los años, una vez ya adultos, los actores repiten una frase. Sostienen que los productores, los agentes, sus familias empujaron demasiado sus límites. Todos repiten la misma expresión Pushing your boundaries. Les piden cada vez más. Deben lidiar con asuntos y presiones que no se corresponden con su edad. E, inevitablemente, terminan rotos.

Después de que los japoneses atacaran Pearl Habor, Jackie se alistó en la Fuerza Aérea. Al poco tiempo participó en misiones aéreas en India y Birmania. Al finalizar la Segunda Guerra fue condecorado por sus actos de servicio.

La carrera de Jackie Coogan se perdió en la medianía pese a sus reiterados intentos. Ya no era el Pibe. Ya no tuvo gran éxito.

En 1964 consiguió un papel secundario en una nueva serie de televisión, Los Locos Addams. Su papel del Tío Lucas muy pronto se convirtió en favorito del público
En 1964 consiguió un papel secundario en una nueva serie de televisión, Los Locos Addams. Su papel del Tío Lucas muy pronto se convirtió en favorito del público

Mientras hacía muchos papeles menores y ganaba sueldos escasos, de su vida pasada sólo quedaban los efectos residuales de la fama. Los romances, los escándalos, los chismes en las revistas, las borracheras públicas, los jirones de la vida adulta arrancados frente a la prensa.

Su papel en Los Locos Addams

Dejó de ser una estrella y se convirtió en un obrero del mundo del espectáculo. Decenas de obras de teatro, más de 100 pequeñas participaciones en películas y alrededor de 850 apariciones en televisión. En uno de los muchísimos castings en los que participó, a los que iba a buscar un sueldo estable, cuando ya había asumido que los protagónicos no serían más para él, encontró en un personaje secundario estrambótico la posibilidad de volver a los primeros planos. Fue el Tío Lucas en Los Locos Addams. El que prendía una bombita con su boca, el pelado con ojeras profundas y gesto agrio cuya conducta siempre era impredecible. El que se convirtió en un favorito de los chicos.

Muchos cuentan que se dormía durante las largas jornadas de trabajo y que lo despertaban en el momento de grabar sus escenas. Se despabilaba con rapidez, hacía su parte a la perfección y volvía a dormitar otro rato.

La serie duró al aire muchos menos que su recuerdo y su legado. Fueron nada más que 64 capítulos que alcanzaron para darle a Coogan el gran papel de su adultez. Pasó de ser un nene adorable y tierno a una especie de adefesio simpático, de monstruo que hacía reír.

Dicen que, sin importar el tema aparente, siempre se escribe sobre uno mismo. Lo que no puede caber dudas es que Diana Serra Cary cumplió esa máxima. En 2004 escribió Jackie Coogan: The World´s Boy King, una minuciosa biografía de Jackie.

Su biografiado, alguna vez, casi ocho décadas antes, había sido su rival. El nombre artístico de Diana era Baby Peggy. Debutó en el cine en 1920 cuando tenía 2 años. Al poco tiempo era llamada “La nena del millón de dólares”, en referencia a su facturación anual. Su carrera fue breve. Ni siquiera esperaron a que se convirtiera en una adolescente. Terminó al cumplir los 7 cuando su padre exigió más que un gran salario, pidió participación a los productores: la reemplazaron fácil. Y Diana no fue más contratada.

Esos 64 capítulos con Los Locos Addams renovaron su fama y lo hicieron inmortal para nuevas generaciones
Esos 64 capítulos con Los Locos Addams renovaron su fama y lo hicieron inmortal para nuevas generaciones

Diana investigó sobre algunos hechos puntuales de la vida de Jackie, recabó fechas, revisó fichas técnicas pero la esencia de la historia ya la conocía, la había vivido ella. Conocía en carne propia lo que era ser explotada, quemar etapas, vivir presiones desde muy chica, perder todo, ser olvidada, vivir con nostalgia de un pasado imposible.

La máxima dice que no se debe actuar ni con animales ni con niños, que ellos se robarán la escena. Por lo general es así. La máxima debería decir que no hay que hacer actuar a niños y si se lo hace, cuidarlos al extremo, que sea una situación pasajera y que lo más rápido posible se restablezca el estado de inocencia indispensable en la infancia. La gran mayoría de los que fueron estrellas infantiles tienen destinos trágicos, sufren abusos sexuales, finales abruptos, muertes tempranas, problemas con la justicia, múltiples internaciones en rehabilitación.

La historia de Jackie, la de este pionero, parece resumir la mayoría de las desgracias que aquejaron a todos los que lo siguieron en el mundo del espectáculo. Tres de ellas, de las más usuales, las padeció en carne propia. Un escándalo con muerte, ser víctima de una estafa pergeñado por sus progenitores y la lucha inútil por recuperar el éxito.

Coogan se casó cuatro veces y tuvo cuatro hijos. Los tres primeros matrimonios finalizaron demasiado rápido. El divorcio llegaba siempre antes de los años de convivencia. Su primera esposa fue la actriz Betty Grable.

Jackie Coogan murió 40 años atrás, el 1 de marzo de 1984 en Los Ángeles. Tenía 69 años. Poco más de 60 años después de su momento de apogeo.

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