La historia de los dos nenes que se inspiraron en un film de terror para torturar y matar a golpes a un bebé

El 12 de febrero de 1993, Jon Venables y Robert Thompson se llevaron de un centro comercial inglés a James Bulger, que estaba con su madre. El trayecto infernal de 4 kilómetros que hicieron sin que nadie los detuviera y el abandono del cadáver en las vías para que un tren lo destrozara

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Los dos chicos de 11
Los dos chicos de 11 años asesinaron brutalmente al nene de 2

Todo sucedió en menos de cuatro minutos del viernes 12 de febrero de 1993 en el Centro Comercial New Strand, de Bootle, un suburbio a unos 7 kilómetros de la ciudad de Liverpool, y comenzó a exactamente a las 15.40, cuando Denise Bulger terminó de pagar su compra en la carnicería A.R. Tym’s y descubrió que su hijo James Bulger, de dos años, al que le había soltado la mano para buscar el dinero en la billetera, ya no estaba a su lado.

Después de unos segundos de desconcierto, salió del negocio para buscarlo y no demoró más que otros pocos segundos en comenzar a llamarlo a los gritos y pedir ayuda. James no se veía por ningún lado.

La secuencia de las cámaras

A las 15.42, una cámara de seguridad grabó a James caminando junto a dos chicos – probablemente adolescentes – por una galería del primer piso del shopping, pero en ese momento nadie le prestó atención: era una imagen más, de las miles y miles que quedaban registradas todos los días.

Treinta segundos después de las 15.43, el personal de vigilancia del Centro Comercial comenzó a vigilar las puertas de salida, para evitar que James saliera de la galería. No era la primera vez que un chico pequeño se perdía en el shopping y después se lo descubría desorientado, a veces llorando y pidiendo por su madre o por su padre. Pero esa vez nadie encontró al chico perdido.

Una imagen de la cámara
Una imagen de la cámara de seguridad del momento en que se llevan al nene

Habían pasado menos de tres minutos y medio desde el momento en que Denise comenzó a buscar a James y se empezaron a controlar las salidas del shopping. Demasiado tarde, porque ya no estaba allí. Había desaparecido.

Así fueron los primeros minutos fatídicos en que se puede situar el inicio de uno de los crímenes más horrendos de la historia de Gran Bretaña: el brutal asesinato de James Bulger, de apenas dos años, a manos de Jon Venables y Robert Thompson, los dos de once años.

El cadáver mutilado de la víctima fue encontrado el domingo 14 de febrero, después de que un tren le pasara por encima. En ese momento la policía, que buscaba a James sin descanso, no tenía idea de quiénes eran los chicos que se lo habían llevado del shopping ni por qué lo habían asesinado.

James Bulger junto a su
James Bulger junto a su mamá en una foto aportada por la familia

Nadie hizo nada

La reconstrucción del trayecto de cuatro kilómetros recorrido por los dos secuestradores con James dejaría en claro que el crimen se pudo haber abortado en más de una ocasión, simplemente si alguien hubiera tomado la decisión de actuar frente a una escena que era llamativamente extraña.

Hubo 38 personas que pudieron haber evitado el asesinato, pero prefirieron no comprometerse o se conformaron con las explicaciones poco convincentes de los dos chicos mayores. Porque en ese camino hacia la muerte, James lloró, pidió por su madre, recibió patadas y golpes, y se veía claramente que lo llevaban a la rastra, contra su voluntad.

También en el camino se detuvieron en una tienda de mascotas, de la que el dueño los echó sin preguntarse quiénes eran y qué hacían con un niño chiquito que lloraba, y robaron en otra tienda elementos que se encontraron después en el lugar del crimen: pintura azul para maquetas y pilas.

Hubo testigos que escucharon a los dos mayores hacer chistes sobre tirar el más chico al río y otros lo vieron con un chichón en la frente, pero se conformaron con la explicación que dieron los más grandes, que les dijeron que era su hermanito y se había caído, que ya se iban para su casa.

Denise Bulger mantiene presente la
Denise Bulger mantiene presente la memoria de su pequeño hijo asesinado

Luego se supo que el chichón que vieron esos testigos se debió a que los secuestradores lo empujaron para que cayera de cabeza por el terraplén del canal Leeds and Liverpool.

A una mujer que les preguntó a los mayores qué hacían con el más chico, los secuestradores le dijeron que lo acababan de encontrar y que lo llevarían a la comisaría más cercana. Aunque cueste creerlo, la mujer no se hizo cargo de la situación de la que participaban tres niños y ningún adulto, y los dejó seguir su camino.

Un hombre que los vio en la entrada de un puente ferroviario escuchó a uno de los chicos mayores decir: “Estoy harto de tener a mi hermanito, siempre es el mismo, no lo vuelvo a traer”. Tampoco intervino.

Una chica de 14 años vio a un niño correr por el terraplén que conducía a las vías de ferrocarril donde después se encontraría el cuerpo, mientras otro lo seguía, cargando al más chiquito. Probablemente fue la última persona en ver a James con vida. A excepción de los asesinos, claro.

La tapa del diario inglés
La tapa del diario inglés The Sun que se encargó de mantener el tema en la opinión pública

Un asesinato brutal

El desenlace fatal del secuestro del pequeño James Bulger se desarrolló en las vías del ferrocarril, cerca de la estación Walton & Anfield y no lejos de la comisaría de Walton Lane.

Allí comenzaron a torturarlo. Lo desnudaron, le rociaron un ojo con la pintura azul que había robado, después le pintaron el cuerpo y le introdujeron pilas – también robadas – en la boca y probablemente en el orificio anal.

Lo patearon, le tiraron piedras y ladrillos sobre el cuerpo y la cabeza, y finalmente lo golpearon con una barra metálica que le provocó diez fracturas en el cráneo.

La autopsia demostró que le habían causado un total de 42 heridas. El forense Alan Williams contó 22 moretones y rasguños, incluidas la cara y la cabeza de James, y 20 heridas más en su cuerpo.

“Los hematomas profundos, el corte en la frente hasta el cráneo y el daño en la parte posterior de la cabeza, junto con muchas otras lesiones, sugiere que utilizaron ladrillos y una barra de hierro”, explicaría el doctor Williams en el juicio. También aclaró que entre tantas heridas, no pudo identificar ninguna que, aisladamente, le produjera la muerte. “Tienen que ser tomadas en su conjunto”, dijo.

James tenía dos años y
James tenía dos años y estaba con su mamá en un shopping cuando fue secuestrado

Y terminó: “Tuvo un corto período de supervivencia, puede que solo hayan sido unos pocos minutos”.

Los asesinos no se conformaron con matarlo, sino que pretendieron disfrazar su crimen como un accidente ferroviario. Pusieron el cadáver sobre las vías y le taparon la cabeza con escombros con la esperanza de que le pasara por encima un tren.

Fue lo que ocurrió. Cuando el domingo 14 una chica que caminaba cerca de las vías descubrió el cuerpo, estaba seccionado en dos, pero a los asesinos no les sirvió para ocultar su crimen.

Identificación y captura

Mientras los dos secuestradores arrastraban a James por el trayecto de casi kilómetros hasta el lugar de su muerte, los padres tenían esperanzas de recuperarlo sano y salvo. Al ver las imágenes de las cámaras de seguridad del shopping, que mostraban que se lo habían llevado dos niños, Ralph, el padre, le dijo a la desconsolada Denise: “Va a estar todo bien, son solo dos chicos pequeños”.

Las imágenes de las cámaras de seguridad no eran buenas, no tanto como para que se pudiera identificar a los secuestradores. Sólo días después, cuando fueron mejoradas por los técnicos policiales y enviadas a los canales de televisión, una maestra las vio, se horrorizó y corrió a la comisaría más cercana.

No solo identificó a los chicos más grandes como dos de sus alumnos, Jon Venables y Robert Thompson, sino que dijo que el viernes 12 a la tarde habían faltado al colegio.

Venables y Thompson fueron arrestados finalmente el 20 de febrero. Las pruebas forenses confirmaron que los dos tenían en su ropa la misma pintura azul encontrada en el cadáver de Bulger y que el ADN en los restos de sangre que mostraba uno de los zapatos de Thompson correspondía a la del pequeño James.

Jon Venables y Robert Thompson,
Jon Venables y Robert Thompson, los dos chicos condenados por el crimen de James Bulger

Un juicio mediático

El juicio fue ampliamente cubierto por los medios y seguido día a día por la sociedad británica.

“Antes de la audiencia, una multitud se reunió en el frente, incluidos reporteros, camarógrafos y equipos de televisión, varios de ellos extranjeros. Más curiosos esperaban en la parte trasera del edificio, donde las puertas se abrieron a las 9.30 de la mañana para dar paso a dos furgonetas blancas de la policía con una escolta en motocicleta. Las ventanillas de ambas furgonetas estaban oscurecidas”, escribió el cronista acreditado por The Guardian en su relato de la primera audiencia.

Por orden del juez, Justice Morland, los acusados no fueron identificados por sus nombres sino como “Niño A” y “Niño B”

A medida que avanzaba el proceso, la indignación por el crimen se potenciaba cada vez que un testimonio demostraba que si algún adulto hubiese intervenido en lugar de desentenderse, podría haberse evitado.

Inspirados por Chucky

Cuando les tocó testimoniar, Venables y Tumpson reconocieron el brutal crimen, pero no mostraron signos de arrepentimiento. También dijeron que ese día habían ido al shopping con la intención de llevarse un chico y empujarlo a la calle para provocar un accidente automovilístico, pero que cambiaron de opinión.

Dijeron que trataron de reproducir algo que habían visto en la película Chucky 3, donde el muñeco siniestro, poseído por el alma de un asesino serial, se salpicaba con pintura azul, la misma que habían utilizado con el pequeño James.

El fiscal, Richard Henriquez, sostuvo en su alegato que los acusados habían tenido un plan criminal y que, antes de llevarse a James, habían intentado concretarlo con otro chico, pero que su madre se había dado cuenta a tiempo. Según la reconstrucción, la señora estaba en otra de las tiendas del Centro Comercial cuando sus dos hijos, una nena de 3 años y un varón de 2, desaparecieron. Cuando salió, desesperada, encontró a la niña, que le dijo que su hermanito se había ido “afuera con un chico”. La mujer lo encontró junto a Thompson Y Venables, que estaban convenciéndolo para que los acompañara, pero que al verla llegar escaparon corriendo.

El 24 de noviembre de 1993, Venables y Thompson fueron declarados culpables. El juez pidió un mínimo de 8 años de cárcel y autorizó que sus nombres fueran revelados.

Los chicos declararon que se
Los chicos declararon que se inspiraron en Chucky para el crimen del nene de 2 años

El tabloide sensacionalista The Sun comenzó una campaña para que les aumentaran la pena y logró – con un documento firmado por 280 mil personas – que en julio de 1994 la justicia decidiera que pasaran por lo menos 15 años en la cárcel.

Sin embargo, en 1999, la Corte Europea de Derechos Humanos, consideró que el juicio no había sido justo y que el trato a los menores acusados había sido “injusto y degradante”.

Libertad y nuevos nombres

En 2001 y pese a las protestas de Denise, Ralph y miles de ciudadanos británicos, Robert Thompson y Jon Venables obtuvieron la libertad condicional, ya que la justicia consideró que estaban rehabilitados. El Gobierno británico les asignó nuevas identidades -las que por ley no podían ser divulgadas- y fueron reubicados en ciudades diferentes.

Denise pidió entonces a las futuras novias y amigas de Thompson y Venables que los fotografiaran en la primera oportunidad para asegurarse de que se revelaran sus identidades. “No importa cuánto gasten las autoridades tratando de proteger a Venables y Thompson, será imposible para ellos mantener sus identidades en secreto de las novias que conozcan en el futuro, o de los compañeros de bebida”, dijo en un comunicado.

La imagen policial de los
La imagen policial de los dos nenes detenidos y fichados por la policía inglesa

“Si esta orden de privacidad se mantiene, la prensa y los medios de comunicación en este país serán amordazados. Pero los jueces no pueden controlar los medios de comunicación del mundo. Gracias a Internet, cualquier persona con un ordenador podrá leer todos los detalles que imprimen los periódicos extranjeros. ... Los asesinos serán reconocidos y descubiertos bajo cualquier nuevo nombre dondequiera que vayan. Cada minuto tendrán que mirar por encima del hombro... Nunca podrán relajarse. Eso es un consuelo para mí, saber que siempre serán perseguidos y cazados”.

Venables, otra vez

A mediados de 2010 se dio a conocer que Jon Venables había sido enviado a prisión nuevamente por violar la libertad condicional y almacenar pornografía infantil.

En su computadora se encontraron más de mil imágenes con menores entre 2 y 7 años violados por adultos. Volvió a la cárcel y, en mayo de 2011, se le otorgó otra vez el beneficio del cambio de identidad, porque su foto había sido expuesta en las redes como pedófilo.

Los padres de James creyeron que la justicia les estaba tomando el pelo. Pidieron que no lo excarcelaran más, pero no lo lograron y Venables volvió a las calles. Lo último que se sabe de él es que en noviembre de 2017 volvió a ser detenido por posesión de pornografía y condenado a 40 meses de prisión. A Thompson, en cambio, se le ha perdido el rastro.

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