Para toda celebrity de Hollywood los comienzos son difíciles, aún cuando provienen de familias de actores. Algunos se les hace más cuesta arriba que a otros. Bradley Cooper fue un sufrido de Hollywood. Nadie le veía futuro y estaba destinado a roles secundarios. Hoy suele divertirse contando historias deprimentes de esa época, cuando audicionaba y quedaban otros y permanecía en el anonimato, esperando su gran oportunidad, su golpe de gracia.
En una entrevista de 2008, en el Show de Conan O’Brien, cuando había sido parte del elenco de cinco películas en el año en papeles menores, contó que todavía no lo reconocían en la calle, que tenía la bendición de vivir una vida bastante anónima. El actor relató una anécdota de colección. Estaba grabando un film independiente en Minnesota cuando en un restaurante una mujer se le acercó, bastante nerviosa. Le dijo: “Dios mío, estás en esa película Failure to Launch (Novio por contrato). Y el actor, orgulloso, le respondió: ‘Sí, con Matthew McConaughey. “Ella me pidió un autógrafo, y escribí mi nombre, pero ella quería que firmara como Matthew. Fue la peor manera de ser reconocido.”
Bradley Charles Cooper nació el 5 de enero de 1975 en un pueblo de Filadelfia, Estados Unidos. Es el segundo hijo de Charles Cooper, un agente de bolsa de ascendencia irlandesa y Gloria Campano, quien trabajaba en una sucursal de la cadena NBC y provenía de una familia italiana. Su vocación actoral nació de forma temprana, idea que en principio a sus padres no le sedujo en absoluto. Pero todo cambió cuando lo vieron interpretar El Hombre Elefante en una obra de teatro escolar, a los 12 años.
El actor asistió a la Academia de Germantown, desde preescolar hasta la secundaria. En una de sus últimas entrevistas, en The Tonight Show con Jimmy Fallon contó, siempre tentado de la risa, que asiste a los encuentros de sus compañeros. Fue a varios aniversarios del egreso. En el último llegó temprano y se colgó un cartelito con su nombre Bradley. En la escuela lo llamaban Brad y se sintió un impostor al usar el Bradley. El actor no olvida su pasado de sinsabores, sin embargo tiene un gran sentido del humor al recordarlo. Las historias de sus audiciones con las que intentó hacerse un lugar en Hollywood pueden ser hilarantes, ya que tenía la costumbre de grabar escenas en su departamento. Aspiraba a obtener grandes roles. Era ambicioso.
En una oportunidad contó que al tratar de conseguir un rol en la película Pearl Harbor compró una cámara y rodó la escena en su casa. Solo, en su departamento. Tenía que interpretar una parte que terminaba con un desmayo. Inspirado en los recursos estilísticos de Stanley Kubrick, decidió atar una cuerda a la cámara y tirar de ella para filmarse cuando caía y se viera su reacción. Un videotape que muchos pagarían por ver. El papel no lo obtuvo, lo consiguió Ben Affleck y el film se estrenó en 2001.
El actor también compartió otra situación muy divertida intentando conseguir el papel del hijo de Robert de Niro su ídolo, en Están todos bien. Se la jugó con otro videotape. Tenía que interpretar esa parte y no tuvo mejor idea que pedirle a su madre, que estaba de visita en la ciudad, que hiciera la parte de De Niro. El astuto Bradley que ni siquiera había logrado conseguir una audición, obtuvo el guión y grabó una parte del hijo del protagonista. La madre no estaba convencida, después de tomarle media hora para encuadrar con la cámara a Bradley, y encender el REC estaba preocupada por si el actor llegaba a escucharla. “No deberías hacer esto”, le sugirió ella. La cuestión es que la cinta llegó a manos de Robert De Niro, quien citó a Bradley para decirle que la había visto. “Fue muy dulce. Todo muy surrealista. Recuerdo que me dijo ‘solo quiero que sepas que lo vi, te veo, lo vi. No sé si lo vas a conseguir. Pero lo vi. A todo esto quisiera saber quién me interpretó’. -“Mi mamá, que estaba en la ciudad”. Robert De Niro le contestó que lo había intuido.
De Niro fue uno de los actores que impulsó a Cooper a estudiar teatro. La primera vez que lo vio fue en el programa Inside the Actors Studio, dirigido por el decano de la famosa escuela de actuación, James Lipton. Bradley era un estudiante del posgrado y le formuló una pregunta a la estrella de Taxi Driver. Le preguntó cómo había preparado su personaje de Despertares (1990) y al responderle el actor que le había hecho una buena pregunta, hizo el joven Brad le pidiera una copia del video de ese momento. “Para mí fue como un rayo que me atravesó el pecho. Robert De Niro es básicamente la razón por la que me hice actor”, dijo Cooper en un programa de radio. Con los años, con ese mismo actor que lo inspiró, hizo cuatro películas y además, su vínculo se fortaleció tanto, que lo llama “padre”.
El camino ascendente fue lento y arduo. Su debut televisivo fue con una aparición en Sex and the City en 1999. En esta escena Carrie Bradshaw lo conoce en un bar. Tenía el pelo largo, un cigarrillo en la boca y una actitud sexy y ganadora. Después de bailar la invita a dar una vuelta en su Porsche, donde ella le estampa un beso. En el cine consiguió su primer papel en We Hot American Summer, en 2001.
Luego de varias películas, formó parte de la serie Alias, donde hizo del mejor amigo de la protagonista, Jennifer Garner. Personaje que fue perdiendo relevancia, perdiendo escenas hasta que el mismo actor, después de seis temporadas le pidió al director que no lo incluyera más. “Solo trabajaba tres días por semana. En la segunda temporada fui todavía más marginado. Destrozó mi autoestima y me hizo pensar en el suicidio”, confesó a la revista GQ.
Cooper vio todo negro por esa salida en que nadie atisbó a retenerlo. Fue una época deprimente. Estaba perdido y la inseguridad lo empujó a los excesos. “Llega un punto en que aceptas el hecho de que la industria no te quiere”, aseguró.
Resulta increíble que ese actor que interpretaba al personaje Tippin en Alias, menospreciado, sea le mismo que el nominado durante tres años consecutivos a los premios de la Academia, por El lado bueno de las cosas (2012), La gran estafa americana (2013) y El francotirador.
Quien parecía destinado a roles secundarios como en la película de Jim Carrey, en Yes man y en The Rocker. En 2009 tuvo un gran acierto con una película que le dio un giro a su historia. The Hangout, acá titulada ¿Qué pasó ayer? junto a Zach Galifianakis y Justin Bartha. Una comedia salvaje, que trata sobre un grupo de amigos que celebra una despedida de soltero en Las Vegas, pierden al novio y tratan de reconstruir lo que hicieron esa noche de la que nada recuerdan.
En una capítulo del programa Running Wild with Bear Grylls: The Challenge de la National Geographic, en medio de una vertiginosa excursión por los cañones nevados de Wyoming, el actor habló sobre el impacto de esa película taquillera con la que pudo salir del rol secundario y convertirse en figura principal. ”¿Qué pasó ayer’? fue un momento importante en mi carrera. Tenía 36 años cuando salió y ya tenía bastante experiencia, así que no me perdí en toda la fama”, dijo. El presentador aprovechó a preguntarle por su época de adicciones. “Logré estar sobrio a los 29 años y he estado sobrio durante 19 años. Tuve mucha suerte”, confesó quien dijo haber aprovechado sus experiencias personales para ponerse en la piel de un rockero alcohólico, en “Ha nacido una estrella”, película que dirigió y coprotagonizó junto a Lady Gaga. Hasta el momento fue nominado 8 veces al Oscar.
Bradley es tan versátil que es capaz de calzarse mil trajes como actor y descollar tanto en un drama, en una de suspenso como en una comedia. Puede ser el rico o el pobre, el galán o un monstruo, como El Hombre Elefante de los 12 años o el personaje que va mutando también en un monstruo de circo, en El callejón de las almas perdidas, de Guillermo del Toro. Bradley demostró que el traje de director de cine le sienta muy bien. Su último estreno es una película llamada Maestro, producida por Martin Scorsese y Steven Spielberg, que trata sobre la vida de Leonard Bernstein, el legendario director de orquesta que compuso la música de West Side Story. Con esta película vuelve a estar sintonizado con la música. Para interpretar a este director le tomó seis años de aprendizaje.
Sobre su vida personal poco se sabe. Es muy reservado. Tuvo un matrimonio de cinco meses con la actriz Jennifer Esposito. En 2007 iniciaron los trámites de divorcio. Durante 2012 salió con la actriz Zoe Saldaña, después tuvo otra corta relación con Suki Waterhouse. Y más tarde, tuvo una relación con la modelo Irina Shayk, con la que tuvo a su hija Lea en 2017. Pusieron fin a la relación en 2019.