La tragedia de Badfinger, la banda elegida por los Beatles: la estafa del manager y el suicidio de sus dos líderes

Fueron el primer grupo musical contratado por Apple, el sello de los Fab Four. Parecía que estaban predestinados al éxito. La historia de Without You y por qué ellos no consiguieron un hit con la canción que con Harry Nilsson y Maríah Carey llegó al N° 1. La lenta caída, el robo de su dinero y la nota que dejó Pete Ham culpando por su muerte al manager

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Badfinger fue la banda elegida
Badfinger fue la banda elegida por los Beatles para su sello Apple. Después de algunos buenos álbumes todo se empezó a complicar. La estafa de su manager y el suicidio de sus dos líderes en pocos años. Aquí la carta de suicidio de Pete Ham

Podrían haber pasado a la historia por sus canciones (alguna de ellas un clásico indestructible que resiste cualquier tipo de cover), por haber sido elegidos por los Beatles, por su destreza musical. Pero cada vez que se recuerda a Badfinger, la historia se desvía hacia su costado trágico. Es casi inevitable. Dos de sus miembros, los dos talentos compositivos, se suicidaron. Se ahorcaron en madrugadas heladas y muy solitarias. A pesar de haber firmado contratos millonarios y de tener al menos un hit enorme que debiera haber hecho vivir sin dificultades económicos hasta a sus nietos, ambos, Pete Ham y Tom Evans, se quitaron la vida tapados por las deudas, preocupados por sus problemas económicos, con miedo a perder sus casas, a no poder pagar el colegio de sus hijos.

El éxito, si lo tuvieron en vida, fue efímero. Vieron pasar las oportunidades. Y vieron que el resto, los de su alrededor, colaboradores, amigos y conocidos se convertían en millonarios y ellos seguían intentando consolidarse.

No bastó con componer Without You, un hit enorme, una canción que tiene un raro récord. Llegó al número 1 en dos ocasiones diferentes, con diferencia de casi medio siglo, interpretado por dos artistas distintos. Tampoco con haber tenido varios Top 10. Esta es una historia de talentos, malas decisiones, estafas y varias vidas atravesadas por la tragedia. Y hay, también, un gran villano.

A los Beatles, mientras disco a disco cambiaban el mundo, se les ocurrió crear un sello discográfico. Además de sus propios discos y de los proyectos laterales de cada uno, querían editar nuevos artistas. Cuando se supo, todos los cantantes y grupos inéditos desearon ser los elegidos. Pero había lugar para pocos.

Alguien le habló a Mall Evans, road manager de los Beatles, de una banda de jóvenes galeses llamada The Iveys. Los fue a ver y le gustaron. Después fue Peter Asher, ex cuñado de Paul, y el encargado de los nuevos talentos en Apple. Asher dijo que no valían la pena. John Lennon y George Harrison fueron los que desempataron después de que Evans intercediera. Al fin y al cabo para algo eran los dueños. Firmaron contrato pero quedaron algo relegados. La atención estaba centrada en el nuevo descubrimiento de Asher, un cantautor: James Taylor.

Mientras esperaban su momento, los galeses no sólo se mudaron a Inglaterra; atravesaron muchos cambios. En esa transformación, también se modificó el nombre de la banda. Se eligió uno, como correspondía, con raíces Beatles: originalmente With a Little Help from My Friends se llamaba Bad Finger Boogie. El título desechado fue aprovechado para bautizar a la banda.

Pete Ham era guitarrista y cantante, Tom Evans también cantaba y era el bajista, Mike Gibbines el baterista y, después de algunas modificaciones, el cuarteto quedó integrado por Joey Molland en la otra guitarra.

El sentimiento era unánime. No podía ser de otra manera. Habían sido elegidos por la banda más grande de la historia; en poco tiempo se convirtieron en el emblema del nuevo sello de los Fab Four. A veces, los integrantes de Badfinger, se sentían como si hubiesen ganado la lotería. Era una especie de ensoñación. La realidad hasta superaba sus sueños.

El debut fue con un tema compuesto por Paul McCartney para que el público supiera que el apoyo era total. Ese gesto explícito traía el beneficio de la canción pegadiza y efectiva de Paul. Come and Get It subió en los charts y los hizo conocidos. Llegó hasta el puesto 4 del ranking británico. La canción, su letra, parecía esconder una especie de profecía o al menos una advertencia para los integrantes de la banda, tal vez tan sólo fuera un epitafio prematuro para Badfinger: “If you want it, here it is/ come and get it/ (…) But you better hurry cause it may not last (Si lo querés, acá está, vení y agarralo. Pero mejor apurate porque no va a durar mucho tiempo).

Pete Ham, Joey Molland, Mike
Pete Ham, Joey Molland, Mike Gibbons y Tom Evans los miembros de la banda apadrinada por los Beatles que pareció que estaba destinada al estrellato (Photo by Gems/Redferns)

Tenían el sello Iram/Beatle. Haber sido elegidos por ellos era, para el gran público, la marca de calidad indiscutible, la garantía irrefutable de una gran banda. Eso los empujó durante los primeros discos.

Era 1971 y No Dice, el tercer disco de Badfinger había salido hacía poco. Harry Nilsson jugaba al póker con colegas. El humo y el vaho alcohólico colmaban el lugar. Nilsson orejeaba sus cartas con desdén. No parecía importarle mucho el juego; quizá abombado por el alcohol y las drogas no podía pensar bien. Pero algo lo despertó. Hacía un rato que estaba sonando el álbum de la banda apadrinada por los Beatles. Cuando llegó la última canción del lado 1 hizo callar a todos. Pensó que estaba destinada a ser un número 1. Luego siguió jugando y tomando.

Al día siguiente habló con algunos de los que habían estado con él y les preguntó si se acordaban cuál era la canción de John Lennon que había sonado en el tocadisco. Nadie sabía de qué hablaba. Revisaron los discos de los Beatles y la hasta ese momento escasa obra solista de John y no aparecía. Hasta que Nilsson se acordó de Badfinger. Tomó el disco y ahí estaba Without You. Al poco tiempo la grabó y no se equivocó: llegó a la cima de los charts.

El tema había sido compuesto por Pete Ham y Tom Evans. Las colaboraciones no eran frecuentes entre ellos. En esta, como Paul y John, habían unido retazos de obras de ambos. Tal vez por eso Ham no la valorara tanto y creyera que el suceso de Nilsson se dio debido a los arreglos y a la voz de Harry.

Lo cierto es que la banda no aprovecho los coletazos de este número 1 escrito (y grabado por primera vez) por ellos, querían mostrar sus nuevas grabaciones. Y las regalías quedaron enredadas en la trama de la caída de Apple.

Apple se convirtió en un gran enredo. Las disputas internas de los Beatles hicieron que algunos de sus colaboradores se alejen y que muchas de las decisiones se posterguen o directamente no fueran tomadas. En esa maraña de abulia burocrática cayó Badfinger. Sus discos no tenían demasiada promoción. El interés por la banda parecía desvanecerse. Sus reclamos no eran escuchados por nadie. George Harrison se ofreció a producirlos. Comenzaron a grabar lo que sería Straight Up. Pero George dejó el proyecto con solo cuatro canciones completadas porque surgió lo del Concierto de Bangladesh. Su lugar lo ocupó Todd Rundgren.

Los seis discos de la
Los seis discos de la banda que editaron con la formación completa, antes del suicidio de Pete Ham

A pesar de los problemas, todavía sus canciones solían llegar al Top 10 tanto en Estados Unidos como en Inglaterra.

En la división de bienes tras el divorcio de los Beatles, Badfinger quedó del lado mayoritario. Del lado de Harrison, Lennon y Ringo. Tocaron en el triple All Things Must Pass (la guitarra inicial de My Sweet Lord es la de Pete Ham), en el Concierto por Bangladesh, participaron en las sesiones de Imagine y en algunos temas del primer álbum solista de Ringo Starr. Mientras tanto seguían editando sus propios álbumes.

Sin embargo, con los Beatles tratando de acomodarse a su nuevo estado y construyendo su carrera solista, los Badfinger, a esa altura, se molestaban porque en cada entrevista, en cada aparición pública les preguntaban más por la banda de Liverpool y por la versión de Harry Nilsson que por sus canciones.

Es en ese momento que aparece el gran villano de esta historia. En medio de los inconvenientes en Apple, un cincuentón se acercó a hablar con los miembros de Badfinger. Les preguntó por qué no eran millonarios. Le resultaba inconcebible que no lo fueran. Es probable que hasta haya comparado el ritmo de vida de ellos con el de sus padrinos, los Beatles. Les dijo que no era culpa de ellos, que la responsabilidad era de su representante. Recién ahí se presentó. Les dijo que se llamaba Stan Polley y se dedicaba a representar artistas. Que él se encargaría de hacerles ganar el dinero que merecían. Los integrantes de la banda no deliberaron demasiado. Aceptaron la propuesta. A los pocos días, Polley les llevo un contrato con decenas y decenas de páginas para formalizar el vínculo. Los músicos firmaron sin leer demasiado.

George Harrison y Peter Ham
George Harrison y Peter Ham en los estudios de grabación mientras trabajaban en la producción de un disco de Badfinger. (Photo by Michael Putland/Getty Images)

Stan Polley, es cierto, representaba artistas. Pero solo unos pocos y sin demasiada repercusión. Tenía contactos con la mafia y, luego se supo, que apareció en varias escuchas en juicios a capos. Sus negocios eran turbios y sus modales dejaban bastante que desear. Cuando, mucho después, se conoció su prontuario se supo que estuvo involucrado en estafas varias a lo largo de cuatro décadas.

Su primer gran movimiento con los Badfinger, les hizo creer a los músicos que habían hecho una gran elección. Notificó a Apple que rescindían el contrato y firmó con Warner por 3 millones de dólares. Cuando se enteraron los músicos se convencieron de que por fin serían millonarios.

Pero lo que Polley no les había dicho era que el vínculo era por seis discos y que los gastos de grabación corrían por su cuenta. Aun así seguía siendo un buen arreglo. En especial porque la discográfica depositó el dinero total en una cuenta escrow (es decir, pone el dinero a la vista, para que la contraparte sepa que está a su disposición y que puede retirarlo mientras vaya cumpliendo las contraprestaciones).

Apple editó Ass, el cuarto disco, semanas antes de su debut en Warner, sólo para tratar de sacarle público a la banda que abandonaba el sello que los directivos y dueños habían abandonado hacía mucho tiempo.

Los nuevos trabajos de Badfinger no funcionaron. Ni la crítica ni el público los acompañó.

Polley dejó de acompañarlos a todos lados y las rendiciones de cuentas eran extrañas. En una que circula por internet se ve que a cada miembro de la banda le correspondieron alrededor de 6.000 dólares y a él por comisiones de representación, 75.000.

Un día Warner los alertó de que la plata en la cuenta bancaria había desaparecido. Ninguno de los músicos sabía de qué estaban hablando. Fue el último gran truco de Polley.

En el medio, Pete Ham había abandonado el grupo y había vuelto. Pero ya nada era lo mismo. A eso se sumaban las adicciones y la desesperación por la falta de dinero. La plata de los primeros álbumes y de los derechos por haber escrito Without You estaban atrapados en la maraña de la quiebra de Apple. El contrato con Warner no había resultado como creyeron. Y el manager Stan Polley seguía pareciendo impermeable a cualquier pedido de rendición de cuentas claras.

El guitarrista esperaba una hija. Su nueva pareja Anne Herriot, ex esposa de uno de los integrantes de su equipo técnico, estaba embarazada de 8 meses.

El 23 de abril de 1975, Pete recibió una llamada en su casa. Provenía de estados Unidos. Una voz grave le informó que no tenía más dinero en sus cuentas bancarias y luego cortaron abruptamente. Pete trató de hablar con Polley pero una vez más, al igual que en los últimos meses, no le atendió el teléfono. Tom Evans, su compañero de banda, lo pasó a buscar. Fueron al pub para pensar estrategias. Ham padecía una evidente depresión y en los últimos meses se había quemado con cigarrillos y lastimado de diversas formas sus brazos y manos. Evans trató de tranquilizarlo. Tomaron mucho. Alguien dijo que Pete Ham tomó 10 whiskies. Evans lo dejó en su casa a las 3 de la madrugada.

La mañana del 24 de abril de 1975, al despertar, Anne no encontró a Pete en la cama. Creyó que estaría en la cocina desayunando. Lo buscó por toda la casa pero no lo encontró. Salió al jardín. Al fondo del jardín le pareció ver algo. Se negó a creerlo. Al acercarse un grito desesperado salió de ella. Pete Ham, de 27 años, se había suicidado colgándose de un árbol.

Dejó una breve nota: “Te amo Anne. Te amo Blair. No se puede amar y confiar en todo el mundo. Esto es lo mejor. Posdata: Stan Polley es un bastardo sin alma. Me lo voy a llevar conmigo”.

El grupo no soportó la muerte de Ham. A instancias de Evans disolvieron la banda. Intentaron con otros músicos y también otro tipo de trabajos (poner algún comercio, instalar alfombras, dar clases). Dos años después Mollard volvió a llamar a Evans. Consiguieron un contrato discográfico en Elektra y grabaron un álbum. Al poco tiempo el segundo. No pasó nada con ellos. No hubo difusión, tampoco notas periodísticas, ninguna canción se pasó en las radios. Badfinger ya no le interesaba a nadie.

En el verano norteamericano de 1983, un intento de gira por la Costa Oeste fracasó estrepitosamente. Tom Evans regresó a Inglaterra. Una noche de noviembre recibió un llamado de su compañero de banda Joey Molland. Discutieron. Molland afirmaba que él había sostenido al grupo en todos esos años de vaivenes y fracasos, que merecía recibir parte de los ingresos por los derechos de Without You, la verdadera mina de oro de la banda. Los gritos se sucedieron por varios minutos hasta que uno de los dos colgó el auricular. La mañana siguiente, el 19 de noviembre de 1983, Tom Evans eligió el mismo método para quitarse la vida que Pete Ham. Sólo que no fue al aire libre ni dejó nota de suicidio. Su esposa lo encontró colgado en el baño de su casa. Tenía 36 años.

En 1994, Mariah Carey volvió a llevar al número 1 la canción insignia de la banda. Apple publicó una compilación con los grandes éxitos de la banda que vendió algunos millones de copias. La inclusión de Baby Blue en el capítulo final de Breaking Band hizo conocer a Badfinger a nuevas generaciones. Las reproducciones en las plataformas se multiplicaron en cuestión de horas exponencialmente. Badfinger se había convertido en un clásico. Sus dos líderes creativos se habían suicidado muchos años antes.

Una aclaración final: la admonición de la posdata de la nota suicida de Pete Ham no se cumplió. Steve Polley vivió mucho tiempo más. Murió en 2009 a los 87 años. Dicen que siguió estafando gente hasta el final.

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