La imagen y el prestigio de Mario Testino se derrumbaron abruptamente una mañana de enero de 2018 cuando los lectores del prestigioso The New York Times se toparon con una larga nota de investigación firmada por tres periodistas del diario titulada: “‘Me sentí indefenso’: Modelos acusan a los fotógrafos Mario Testino y Bruce Weber de hostigamiento sexual”.
La noticia impactó en el corazón del mundo de la moda, no solo neoyorquina sino mundial, porque tanto Testino como Weber eran figuras prominentes de ese mundo y dos de los fotógrafos preferidos de aristócratas y grandes estrellas a la hora de posar.
En el caso de Testino, los nombres de sus fotografiados famosos brillaban más que fuerte. Era el hombre al que Vanity Fair le encargó las primeras de fotos de Madonna con su primera hija, en 1996, y el encargado de cubrir el compromiso del príncipe Guillermo y Kate Middleton, lo cual le valió -además- que le otorgaran la Orden del Imperio Británico. También hacía trabajos habituales para Vogue, no solo fotografiando moda sino también sus notas de portada, como la dedicada a la tenista Serena Williams cuando tuvo a su hija.
En cuanto a las marcas de modas también se ubicada en lo más alto, con trabajos exclusivos para Dolce & Gabbana, Michael Kors y Burberry, entre muchas otras de las mejores.
A los 63 años que tenía en ese momento, Testino estaba en la cima de su profesión y de su fama cuando, la mañana del 16 de enero de 2018, la nota del diario neoyorquino lo hizo caer desde esa altura y estrellarse contra el piso.
Porque el artículo no solo informaba sobre un caso aislado de abuso o acoso sexual, sino que hablaba de trece modelos y citaba sus testimonios con nombre y apellido.
“Era un depredador sexual”, lo definía Ryan Locke, modelo de Gucci en los ‘90, y contaba que para la sesión fotográfica, Testino lo había recibido en bata, sin otra ropa debajo y que en un momento echó a sus asistentes y se quedó solo con él.
“Cerró la puerta con llave. Después se subió a la cama, se puso encima de mí y dijo: ‘Soy la chica y tú el chico’. Le dije que mejor se alejara de mí. Le tiré la toalla encima, me vestí y salí de ahí”, había relatado Locke a los periodistas.
Y esa era una entre trece denuncias y el testimonio de varios ex colaboradores del fotógrafo que corroboraban sus prácticas.
Las denuncias contra Bruce Weber eran de tenor parecido, pero no son objeto de estas líneas.
De Perú al mundo
Nacido el 30 de octubre de 1954 en Lima, Mario Testino -que hoy cumple 69 años- supo siempre que su destino estaba fuera de las fronteras de su país.
Sus padres, Teresa Silva y Mario Testino Guarderas pertenecían a la clase alta limeña, una de las más conservadoras de toda América latina. Eligieron para su hijo los mejores colegios de la ciudad. Hizo la primaria en el Colegio Inmaculado Corazón y la secundaria en el Colegio Santa María, dirigido por los Marianistas.
Cuando terminó el bachillerato, el futuro fotógrafo intentó estudiar de Economía, luego pasó por la carrera de Derecho de la Universidad Católica de Perú y finalmente logró su sueño: salir de Perú para estudiar Relaciones Internacionales en la Universidad de San Diego, en California.
Tenía 22 años y no había terminado ninguna carrera cuando, en 1976, se mudó a Londres, donde se instaló en Chelsea pero también alquiló una habitación en el antiguo Charing Cross Hospital, que ya no funcionaba como centro de salud.
Quería estudiar fotografía y lo hizo, al tiempo que empezó a buscar un lugar en el mundo de la moda. De esos comienzos puede decirse que fueron lo único en lo que arrancó bien de abajo en su vida, vendiendo álbumes fotográficos a aspirantes a modelo por 25 libras esterlinas. Para hacer más atractiva la oferta, en ese precio también incluía el maquillaje y la peluquería.
En la cima
Era realmente bueno en lo suyo, y tanto las casas de moda como las revistas no demoraron en convocarlo. Para la década de los ‘90 ya era uno de los fotógrafos especializados más famosos y buscados de Europa y los Estados Unidos.
Trabajaba para Vogue y Vanity Fair, mientras las casas de moda y los diseñadores más relevantes lo buscaban para presentar sus colecciones.
A la vez, la lista de personalidades y famosos que lo buscaban para ser retratados crecía día tras día. Las mejores fotos de Taylor Swift, Lady Gaga, Rihanna, Madonna, Kate Moss, Gwyneth Paltrow, Julia Roberts, Meg Ryan, Selena Gomez, Catherine Zeta-Jones, Jennifer López, Gwen Stefani, Naomi Campbell, Christina Aguilera, Cameron Diaz, Elizabeth Hurley, Janet Jackson, Nicole Kidman y Britney Spears, entre muchos otros, llevaban su sello.
También lo buscaban deportistas de primer nivel como Neymar o Cristiano Ronaldo, y miembros de la realeza y la aristocracia europeas, como Diana de Gales, el entonces príncipe heredero Carlos, los duques de Cambridge o la duquesa Camila de Cornaulles.
También aparecía en las noticias por las distinciones que recibía, como la Orden del Imperio Británico, por sus “aportes a la fotografía y al bien social”, que recibió en 2013.
Los medios también destacaban sus gestos de sensibilidad social, como la creación del centro cultural MATE, en Lima, para aspirantes a fotógrafos, o sus pronunciamientos públicos en defensa de la unión civil entre personas del mismo sexo y el matrimonio igualitario.
Esa era la imagen de Mario Testino hasta que salió a la luz la investigación de The New York Times.
Denuncias y testimonios
El trabajo de los periodistas Jacob Bernstein, Matthew Schneier y Vanessa Friedman hizo estallar un escándalo. La seriedad del diario neoyorquino era algo que no se podía poner en tela de juicio, pero además los tres reporteros habían hecho un trabajo impecable: habían buscado fuentes, obtenido denuncias y testimonios y los habían chequeado a fondo.
Igual que Ryan Locke, Jason Fedele era modelo de Gucci y debió posar para Testino. “Todos los agentes sabían qué es lo que debías hacer para mejorar o progresar en tu carrera. Si querías trabajar con Mario tenías que hacer una sesión de desnudo en el Chateau Marmont, donde el fotógrafo parecía calibrar qué ‘movimientos’ podrían funcionar en el ámbito sexual”.
A los relatos de los modelos, se sumaban los testimonios de ex colaboradores de Testino. Con diferentes palabras, casi todos coincidieron en señalar que solía contratar a jóvenes, generalmente heterosexuales, y los sometía a comportamientos cada vez más agresivos.
Pero algunos de sus asistentes también les contaron a los periodistas que ellos mismos había sido víctimas del fotógrafo.
Hugo Tillman relató que, cuando empezó a trabajar con Testino sintió que tocaba el cielo con las manos. “De verdad lo admiraba”, les dijo antes de contarles que pronto ese entusiasmo se fue enfriando. “A menudo me hacían sentir incómodo en las sesiones, me pedían que le diera un masaje a Mario en frente de otros asistentes, modelos y editores de moda”, recordó.
La relación laboral terminó en una noche de hotel. “Tillman se reunió con Testino en su habitación de hotel donde, dijo, el fotógrafo le exigió que le hiciera un porro de marihuana, después lo empujó a una cama, se puso encima de él y sujetó sus brazos para retenerlo. El hermano de Testino habría entrado a la habitación y hecho que el fotógrafo se le quitara de encima a Tillman”, dice la nota de The New York Times.
El testimonio de Tillman no podía tomarse a la ligera. Antes de hablar con los periodistas, lo había denunciado ante la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de Nueva York.
Otro ex asistente, Roman Barrett, relató que se había masturbado más de una vez frente a él y resumió: “El acoso sexual era una realidad constante. Se comportó inadecuadamente en cuartos de hotel, en la parte trasera de automóviles y en vuelos de primera clase. Después las cosas regresaban a la normalidad, y eso te hacía sentir manipulado psicológicamente”.
Caída y retorno
La primera reacción luego de la publicación del artículo vino del estudio de abogados de Testino, Lavely & Singer, con un comunicado donde señalaban que esos testimonios “no pueden considerarse fuentes confiables”.
Además, le apuntaron a Tillman diciendo que antes de hacer la denuncia había hablado bien de Testino antes y pusieron en duda su salud mental al indicar que “sería muy imprudente” confiar en él como fuente de información.
Pese a la insistencia de los periodistas, Testino nunca quiso hablar del asunto ni, tampoco, enviar siquiera una carta marcando posición sobre las denuncias.
La editorial Condé Nast, propietaria de medios como Vogue, Vanity Fair, GQ, W o Glamour, anunció que no lo contratarían hasta que se esclarecieran las acusaciones de abusos, mientras que firmas como Michael Kors, Burberry o Stuart Weitzman también renunciaron a colaborar con Testino,
El fotógrafo, por su parte, dejó prácticamente de trabajar y cerró su oficina en Nueva York. Solo se lo veía, de tanto en tanto, como invitado en algún estreno cinematográfico o en unas pocas cenas de la industria de la moda, pero siempre esquivo y muy en segundo plano.
Una de las pocas personas que le ofreció trabajo después del escándalo fue Kim Kardashian, que le encargó una serie de retratos familiares. Entre las firmas de moda, solo Palomo Spain le encargó una producción.
Recién este año, a cinco del escándalo, Testino hizo una jugada fuerte, quizás con la intención de volver. Publicó “I love you”, un libro de retratos de casamientos, acompañadas de textos de la diseñadora de moda Carolina Herrera y del experto en fiestas Riccardo Lanza.
“I Love You es un homenaje a las bodas ya todo lo que ellas comprenden. Una declaración de amor y un acercamiento al corazón de las novias que se preparan, a ritos entre amigos y al entusiasmo de fiestas extraordinarias Cada imagen muestra las fantasías únicas sobre las nuevas vidas que están a punto de comenzar”, dice la presentación del libro, que se vende a unos 60 dólares. Quizás aluda también a la nueva vida que Mario Testino pretende comenzar.