La muerte es inevitable para los humanos; la corrección política lo es para el arte. Hay diferencias: la corrección, aplicada por una corriente puritana moderna, parece un fenómeno más reciente y menos abarcativo: la inequidad y la pobreza, por ejemplo, quedan fuera de su órbita punitiva. Bajo su lupa, bajo el panóptico de Foucault siglo XXI, yace la narrativa ficcional -sin beneficio de separación entre autor y narrador- y las letras de canciones. A 45 años de su lanzamiento, le llegó la hora cancelatoria al hit de Queen “Fat Bottomed Girls” (Chicas culonas), editado originalmente como single del disco “Jazz” (1978) y eliminado de la versión del álbum “Greatest Hits” (1981), subido hace poco a Yoto, plataforma de audio interactiva para jóvenes y niños. “Las letras de algunas de estas canciones contienen temas para adultos, incluidas referencias ocasionales a la violencia y las drogas. Se aconseja la discreción de los padres al reproducirlas frente a chicos”, reza un texto del sitio de streaming.
Escrita por Brian May, “Fat Bottomed Girls”, fue el lado B de “Bicycle Race” (Carrera de bicicletas): ambas canciones dialogaban entre sí, a través de referencias mutuas. La tapa del disco mostraba -de espaldas- a una chica pedaleando con casco, zapatillas, medias de tenis y tanga roja que dejaba al descubierto el tramo superior de la llamada “raya del mecánico”. En la canción, una especie de homenaje fellinesco (a Federico Fellini le apasionaban los culos grandes), Freddie Mercury cantaba: “Quedé solo con la gran Fanny/ Ella era una niñera muy traviesa/ Mujer grande, me convertiste en un chico malo”. Algunos vieron o creyeron ver, en esa estrofa, una apología del abuso infantil. Pero la letra, más cercana al grotesco festivo, incluía además referencias a “chicas culonas que hacen girar el universo del rock”. El lanzamiento del single fue acompañado por el video de un grupo de mujeres desnudas a puro pedal, en medio de la naturaleza: ladies Godiva en bicicleta. El tono era mucho más naif que provocativo, pero en algunos lugares fue censurado. Por ejemplo, en la Argentina de la dictadura cívico-militar encabezada por Jorge Rafael Videla.
Los culos de Freddie Mercury
“Fat Bottomed Girls” se hizo tan popular que en 1981 apareció en el cuarto lugar del primer disco de grandes éxitos de Queen, por detrás de otros clásicos inoxidables como “Bohemian Rhapsody”, “Don’ t Stop Me Now” y “We Will Rock You”. La plataforma Yoto, que existe desde 2015, subió aquel álbum en agosto de 2023 sin “Fat Bottomed”: sus creadores dijeron que les resultaba inapropiada para los oyentes infantiles. Los fans de Queen dijeron, a través de las redes, que eso era una barbaridad. Los ex miembros de Queen y de Universal Music, su discográfica, no dijeron nada. En 2008, May le había explicado a un periodista de la revista “Mojo” el origen de esa canción, cuya versión original dura 4.16 minutos: “La escribí pensando en Freddie, como habrías hecho tú, especialmente al tener un gran cantante al que le gustaban las chicas o los chicos con culos grandes” (según está versión no habría existido voluntad de discriminar por género). En la portada del disco pretendida por los músicos de Queen, la chica de la bicicleta pedaleaba desnuda: finalmente tuvieron que conceder que apareciera con la bombacha roja.
En su momento, “Fat Bottomed Girls” alcanzó el puesto 11° en el ranking de los singles más vendidos en el Reino Unido, con 600.000 copias. También se ubicó en el puesto 24° del Billboard Hot 100 de los Estados Unidos, país en el que vendió 2.000.000 de unidades. La canción inspiró la escritura de “Big Bottom”, tema del falso documental “This is Spinal Tap”. También formó parte de las bandas sonoras de películas y de series, como “Glee”. Más de sesenta músicos y bandas grabaron covers; entre ellos, Adam Lambert, Paul Rodgers, Kevin Fowler y The Fargone Beauties.
Fiesta del descontrol
Más allá de las controversias por la cancelación de “Fat Bottomed Girls”, Queen suele ser pensada -al menos desde el presente- como una banda blanca, apta para todo público. Y sin embargo, Freddie Mercury y compañía incurrieron en escándalos típicos -y atípicos- en bandas rock & pop que fueron sus contemporáneas. Basta con pensar en el lanzamiento de “Jazz”, que traía a “Fat Bottomed Girls” como segunda canción. Fue a través de una fiesta desbordada en el Hotel Fairmont de Nueva Orleans, el 10 de noviembre de 1978 (el álbum había aparecido el 31 de octubre). Se hizo en un salón que fue vaciado y en el que se instalaron 50 árboles muertos, vegetación tipo película de terror, máquinas de humo y serpientes. Entre los invitados hubo strippers, bailarinas exóticas, malabaristas, contorsionistas, drag queens, escorts masculinos y femeninos, magos, guerreros zulúes, encantadores de serpientes, señoras maduras con tangas diminutas, una mujer obesa que “fumaba” con su vagina y luchadoras que combatieron en bañeras llenas de hígado vacuno crudo. Los mozos eran enanos y portaban en las bandejas rayas de cocaína. Valía tener sexo a la vista de los demás: los baños fueron el lugar más elegido. Un exultante Freddie Mercury dijo aquella noche: “¿La mayoría de los hoteles ofrecen servicios de habitaciones a los huéspedes? Ok, esta noche Fairmont les ofrece servicio de labios”. En este grado de oralidad, una canción como “Fat Bottomed Girls” suena a juego de (plataforma de) niños.
Brian May se enoja
“No me siento cómodo viviendo en el mundo de hoy, y creo que a Freddie (muerto en 1991) le pasaría lo mismo”, dijo May en 2021, durante una entrevista con “The Telegraph”. El ex guitarrista de Queen había sido criticado por cuestionar que los BRIT Awards británicos eliminaran las categorías masculinas y femeninas. “Freddie no se callaba y, como el astrónomo Patrick Moore, que era muy buen amigo mío de una generación anterior, la forma en que hablaba no encajaría con la de ahora, como tampoco encajo yo -insistió May-. Estoy seguro de que hoy nos forzarían a tener a gente de distintas etnias e inclinaciones sexuales, y a alguien trans. Freddie venía de Zanzíbar, no era británico, no era blanco puro, y a nadie le importaba eso. Nadie siquiera lo mencionó. Era músico, nuestro amigo, nuestro hermano. No teníamos que pararnos a pensar: ¿Es del color correcto? ¿Tiene la inclinación sexual correcta? Me preocupa la cultura actual de la cancelación; tal vez tiene buenas intenciones pero también acarrea cosas malas e injusticias. Nuestra generación cometió muchos errores, pero no todo el mundo estaba equivocado, como tampoco no todo el mundo tiene razón ahora. Mucha gente de nuestra generación está siendo expuesta en retrospectiva, a pesar de que haya hecho cosas buenas”.