Con 90 años cumplidos el 14 de marzo de este año, y más de 150 películas a cuestas, Michael Caine ha vuelto a anunciar el final de su carrera o, en realidad, ha dicho que ese final está transcurriendo. “Tengo 90 malditos años y ya no puedo caminar bien. Es una especie de retiro”, dijo en una entrevista con el periódico británico “The Telegraph”. La declaración puede inducirnos a pensar que, a esta altura, está imposibilitado de afrontar los rodajes o que, como mínimo, los padece. Pero no es tan así. O no del todo, si nos guiamos por su experiencia en “The Great Escaper”, de Oliver Parker, el último filme en el que trabajó como protagonista, junto con Glenda Jackson, y que se estrenará en octubre. “Estuve muy feliz de hacerlo -declaró-. Con Covid y todo eso, hacía tres años que no trabajaba en una película y pensaba que estaba acabado. Pero me animé y de repente la pasé de maravillas”.
Claro que los papeles que le ofrecen son acordes a su edad: todo no se puede. En “The Great Escaper” interpreta a un personaje real, Bernard “Bernie” Jordan, ex combatiente de la Marina Real Británica que, a los 89 años, se escapó del hogar de ancianos en el que vivía para participar en Francia de la celebración del 70° aniversario del desembarco aliado en Normandía durante la Segunda Guerra. Cualquier rodaje es agotador, se tenga la edad que se tenga; en parte, por la cantidad de tomas que se hacen de cada escena. A Caine, vereterano de mil batallas cinematográficas y de algunas reales -a los 19 años combatió en la Guerra de Corea-, lo eximieron de la repetición ad infinitum. “Me dieron un muy buen bastón y pude hacer las escenas en las que me necesitaban. El acuerdo fue que solo las haría una vez y después me caería -bromeó-. Me dijeron: ‘Basta con una toma y listo, olvídalo”.
El actor, casado desde 1973 con la ex modelo Shakira Baksh, con la que tienen una hija, Natasha, salió indemne del rodaje y hasta dio consejos para los aspirantes a su longevidad: “Tener esposas más jóvenes, no andar picoteando por ahí, usar zapatillas en todo momento y tratar de tener cuidado al caer”. Shakira, aclaremos, tiene 76 años y funcionó como salvavidas de su marido no sólo en los últimos años. Cuando tenía 82, Caine reveló que ella lo había rescatado, entre otros infiernos, del alcoholismo. “”Conocer a Shakira me salvó. Ella me tranquiliza, le cuento todo. Ya era famoso cuando la conocí, pero no podría haber llegado hasta aquí sin ella. Estar con Shakira me provocó deseos de estar sobrio y de seguir vivo. Hasta entonces solía beber una botella de vodka al día y la acompañaba de varios paquetes de cigarrillos”.
El “retiro” anterior y las guerras
La noticia del retiro de Caine, ganador de dos Oscar como actor de reparto -por “Hannah y sus hermanas”, de Woody Allen, en 1987, y por “The Cider House Rules”, de Lasse Hallström, en 1999- causó revuelo en el mundo, como lo causó, hace dos años. ¿Cómo? En aquel entonces, a los 88 años, declaró que “Best Sellers”, comedia dramática de Lina Roessler, sería su última película. ¿La causa? Su desencanto con la industria del cine. “Nadie está haciendo las películas en las que me interesa trabajar”, explicó en el podcast “Kermode and Mayo”. En “Best Sellers”, estrenada en 2021, encarnaba a Harris Shaw, un escritor malhumorado y alcohólico que, a varias décadas de su etapa de éxito, se veía obligado a volver al ruedo literario por presión de una joven editora. “Es gracioso que “Best Sellers” vaya ser mi última película, porque no he trabajado durante dos años y tengo un problema en la columna que afecta a mis piernas, así que no puedo caminar bien. Por eso estuve escribiendo y publiqué algún libro. Así que ahora no soy actor, soy escritor. Como actor tienes que levantarte a las seis de la mañana e ir a un set de rodaje; como escritor no tienes ni que levantarte de la cama”, dijo. El problema con el humor británico -un rasgo de Caine, nacido en Londres-: nunca se sabe qué es en serio y qué en broma. Más allá de sus achaques de salud, al año siguiente se estrenó “Medieval”, que Caine había rodado en República Checa, y el entorno del actor acusó a la prensa de haberlo “jubilado” anticipadamente.
Si “The Great Escaper” fuera efectivamente su retiro, el belicismo marcaría ambos extremos de su carrera cinematográfica, en una rara combinación de ficción y realidad. “Sólo me convertí en actor después de dejar el ejército -dijo Caine, en referencia a sus inicios-. Hice representaciones teatrales durante algunos años y luego conseguí una película y dije: ‘A la mierda esto’ Me gustan más las películas. Me gustó el dinero que dan y todo lo que las rodea”. En Corea, donde combatió durante un año tras haberse alistado en el ejército británico, había vivido situaciones traumáticas, incluido una emboscada a su pelotón, en la que hubo sólo cuatro supervivientes. Desde entonces, Caine, que trabajó en películas como “Comando en el mar de China”, “El hombre que no pudo reinar” o “Zulú”, detesta las guerras. “En Corea no consumí ninguna sustancia para resistir. Estaba convencido de que iba a morir, pero no huí. Cuando volví, estaba infectado de malaria cerebral y tenía estrés postraumático”.
Los jodidos noventas
Su combate actual es contra el paso del tiempo, contienda en el que uno puede ganar muchas batallas pero jamás la guerra. Caine es consciente de que, a la larga, hasta las comedias tienen final triste: “A los 90 años, la muerte puede estar a la vuelta de cualquier esquina Pero estoy bastante feliz. Estoy sentado aquí escribiendo, haciendo lo mío. Me gusta. Tengo dos hijos, tres nietos y una esposa. Eventualmente, todos se unirán a mí. Nadie va a decir: ‘Lamento mucho que vayas a morir; desearía que fueras como yo y no fueras a morir’. Todo el mundo va a morir. Al menos he vivido hasta los jodidos 90 años. No morí a los 9, ni a los 19 ni a los 29. Tengo 90 años y he tenido la mejor vida posible que pude haber imaginado. La mejor esposa posible y la mejor familia posible. Puede que otras personas no compartan esta opinión, pero para mí es la mejor familia posible”.
No vamos a refutar esta declaración de Caine, sobre todo en la parte existencial, pero sí a remarcar que viene hablando de su jubilación desde 1968. En una entrevista con el Daily Express en octubre de ese año declaró: “Pienso seguir con mi vida de actor hasta que tenga 45 años. Luego me mudaré a una granja y la llenaré de niños. Envejeceré con gracia. Cuarenta y cinco años es una buena edad para retirarse”. Hoy, con el doble, sabemos que felizmente no cumplió su promesa y que al menos se mantuvo con la guardia en alto. “Tuvimos cuidado de asegurarnos de que Michael no estuviera trabajando demasiado -explicó Parker, el director de The Great Escaper-. Negociamos para que se moviera al ritmo que pudiera. Rara vez lo he visto interpretando un personaje que tenga tanta fragilidad. Él siempre ha sido un actor despreocupado, confiado y tranquilo. Aquí interpreta a un hombre que lucha por mantener el control. Su función, en esta película, fue compartir la vulnerabilidad del personaje. Realmente me emocionó la capacidad que demostró para hacerlo”.
Cualquier parecido con la realidad, no es mera coincidencia.