“La única forma en que puedo lidiar con la pérdida de mis hermanos es haciendo música”, dijo secándose las lágrimas Barry Gibb, el último Bee Gees en una entrevista con SN, tras la muerte de Robin, él único que le quedaba hasta 2012. A Maurice lo perdió mucho antes en 2003, de la noche a la mañana. “Perdimos a Moe -así lo llamaba- en 48 horas. De estar perfecto, regalando salud a estar de repente enfermo gravemente. Y lo perdimos”, recordó al otro mellizo, que murió de un infarto. “La situación con Robin fue diferente, porque siempre sentí que algo andaba mal en él. Incluso hoy muchas personas cercanas a él piensan que fue algo diferente a lo que se sabe, como si no quisiéramos decirlo. Pero puedo asegurar que fue cáncer”. Mientras, que Andy, el hermano 12 años menor que él, que hizo una exitosa carrera solista murió tempranamente a los 30 años en 1988 por un estilo de vida marcado por excesos de drogas y alcohol, que según Barry, la propia familia no estaba al tanto.
Aunque sus hermanos se hayan muerto, para Barry siguen estando con él en el escenario, en cada de una de sus presentaciones en solitario. Los mellizos Maurice y Robin eran el espejo de su vida. Con ellos soñó y con ellos triunfó. Eran los Bee Gees, dueños de un éxito colosal a escala mundial a fines de los setentas. Barry dice que siempre les recordaba a sus hermanos: ‘¿saben que los sueños se cumplieron? Paren. Siéntense y disfruten’. El trío logró explotar los charts en la época dorada de la música disco. La agrupación británica no solo le puso su música a una película, Fiebre de Sábado por la noche (1977), sino a la expresión de una época de jóvenes que se adueñaban de las noches y estaban dispuestos a bailar a lo Tony Manero, el personaje de un John Travolta de 23 años, que ganaba la pista de baile con una actitud arrolladora, mientras las luces de colores encendían y apagaban bajo sus pies. Es difícil imaginar otra canción para esa escena que Staying alive (Sobreviviendo), a todo volumen, con los falsetes de Barry grabados para la eternidad. Fue un match que provocó delirio.
Ese álbum figura entre los más vendidos de la historia, y se trata de la segunda banda sonora más vendida que solo fue destronada por El Guardaespaldas. Lleva vendidas 45 millones de copias y se sigue escuchando. Barry cuenta que muchos de los fans se le acercan después de un recital para contarles que sus padres escuchan la canción Staying Alive (Sobreviviendo) todos los días, como si fuera un RCP. Incluso en la alarma del despertador.
El falsete de Barry, ese grito agudo, era un éxito garantizado. Por lo que la banda hizo muchas canciones con ese estilo, que llegaban automáticamente al puesto número uno. Cinco temas de los Bee Gees ingresaron a los top ten de Estados Unidos al mismo tiempo. Fue una locura. Fiebre de sábado por la noche se mantuvo en lo más alto de los rankings durante 24 semanas. En las radios, sonaban sin cesar How deep is your love, How Can You Mend a Broken Heart, To Love Somebody, Night Fever, Run to Me, Stayin’ Alive, Tragedy, Too Much Heaven, Alone, y muchas otras.
El trío era inconfundible con sus melenas, pantalones blancos ajustados, camisas desabrochadas y voces agudas tan diferente a todo lo demás. Podían tener diferencias, discusiones pero a nivel artístico funcionaban perfecto. Tuvieron idas y vueltas, peleas de hermanos, pero finalmente se entendían. Fueron una máquina de componer hits tanto para ellos y como otros artistas como Olivia Newton John, Diana Ross, Dolly Parton. El sobreviviente de los Bee Gees dijo que solo ellos sabían cómo era su relación, que supo ser irrompible. Pero contó, conteniendo la angustia, lo difícil que fue procesar la muerte de cada uno de ellos, porque se dio en circunstancias en las que se encontraban distanciados.
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Con la muerte de Maurice se precipitó el final de los Bee Gees. “No sabía a dónde ir ni qué hacer. Así que decidí encerrarme”. Y con la muerte de Robin, Barry se encontró aun más perdido. “Siempre habíamos estado juntos, haciendo todo juntos. Ha sido muy duro volver a hacer música”, le dijo al programa de televisión norteamericano CBS Sunday Morning. Sumido en una depresión de la que le costó salir, logró volver a hacer música, con la ayuda de sus hijos, y volver con material nuevo como solista en 2016.
Una familia musical
El cantautor, compositor y músico británico, Barry Alan Crompton Gibb nació en Douglas, Isla de Man, una pequeña dependencia de la Corona británica sobre el Mar del Irlanda, el 1ro de septiembre de 1946. Si bien Barry era el mayor de los hermanos, sus padres Barbara y Hugh Gibb tuvieron primero a su hermana Lesley, la única mujer, en enero de 1945. Sus hermanos mellizos Robin y Maurice nacieron en diciembre 1949. Y Andrew, con el que tenían mayor diferencia de edad, nació en 1958.
Barry contó lo temprano que la música llegó a sus vidas. “Un día nuestro abuelo entró a nuestra habitación y estábamos cantando en la cama y después le dijo a nuestros padres que estábamos armonizando y que debían prestarnos atención a lo que estábamos haciendo. Así empezó todo”.
Su padre, de clase trabajadora, era un baterista, el líder de una agrupación durante la Segunda Guerra Mundial que tocaba para las tropas norteamericanas con base en Inglaterra. Si bien su padre no tuvo reconocimiento cómo músico, supo transmitir profesionalismo a sus hijos. Y esa costumbre de sonreír como en una publicidad de pasta dental mientras cantaban, algo que todavía Barry conserva cada vez que sube a un escenario.
Su madre Barbara también venía del mundo de la música. Era vocalista en bandas. Pero su carrera quedó trunca. “Papá no quiso que dos personas se dedicaran al show business dentro de la relación”. En un documental The great Songwriters, dedicado a él destaca la importancia que tuvo en su vida artística cuando de chico escuchaba a su mamá cantar en la cocina mientras planchaba. “De hecho, simulaba estar enfermo para no ir a la escuela para sentarme en esa cocina y escuchar lo que cantaba”, cuenta. La onda de ella era muy Nat King Cole, cantaba canciones muy lindas y Barry cree que eso lo absorbió.
De muy pequeño Barry sufrió un terrible accidente doméstico con agua hirviendo, supone que fue por una tetera. Cree que estuvo en un hospital más de un año. Aprendió a crecer con eso, con una increíble cicatriz en el pecho, a la vista cada vez que iba a nadar.
Tenía 8 años cuando se mostró interesado por tocar la guitarra y su papá se la regaló en Navidad. Y dice que eso cambió todo. “Un día íbamos por la calle y dije: “estoy pensando que quiero ser una estrella pop porque todo está llegando a mí. Tengo mi guitarra. Y Maurice y Robin dijeron ‘Oh. Nosotros podemos ser estrellas pop también’. - Ok, les dije. Seamos estrellas pop juntos”.
La aventura de sus vidas
La familia se embarcó en una aventura por mar en un viaje de Inglaterra a Australia que duró cinco semanas. En las paradas, conocieron tierras exóticas como India, Sri Lanka, Egipto, entre otros lugares. Barry tenía 12 años y recuerda lo que eso significó para un chico de su edad, ver con sus propios ojos lo que otros veían en libros en el norte de Inglaterra. Allí vivieron hasta 1967. “Australia es mi país, ahí está mi corazón. No hay como crecer allí”, dijo alguna vez Barry para quien este viaje y la estancia en ese continente, enriquecieron su vida. De adulto, comparó Miami, el lugar que la banda eligió para vivir con Australia, donde vivían junto al mar.
La familia tenía dificultades económicas y los tres hermanos se habían propuesto ser famosos. Sus referentes musicales en principio fueron los Everly Brothers y después Los Beatles, Roy Orbison, Ray Charles, Stevie Wonder. Esa musicalidad con la que nacieron hizo que en Australia pronto despertaran interés: su primera banda se llamó The Rattlesnakes, y más tarde fueron los “Wee Johnny Hayes & The Bluecats”. El nombre que los hizo famosos mundialmente se los dio un DJ, un tal Bill Gates que no era el de Microsoft, al darse cuenta de que en la familia había muchos nombres con B y G. Así nacieron Los Bee Gees.
En una entrevista con Apple Music Essentials Barry hizo hincapié en la inocencia que tenían cuando empezaron a crecer musicalmente en su regreso a Inglaterra, con los lanzamientos de los álbumes Spicks & Specks (1966) y Bee Gees 1st (1967). “Nosotros éramos tan ingenuos como se podía ser. Nos encontrábamos de repente firmando con Nems, Brian Epstein y Robert Stigwood. Y a partir de ahí, simplemente flotábamos, íbamos con la corriente. Recuerdo estar en un ascensor con Eric Clapton subiendo a las oficinas de Nems. En aquellos días, podías vestirte como quisieras. Eric era un vaquero, yo era un sacerdote (se ríe). Pero era la época del flower power. No solo volvíamos a Inglaterra, sino que entramos en el flower power mientras ocurría”, precisó.
Robert Stigwood era un experimentado productor, que había trabajado con Los Beatles. La idea de éste fue lanzar el primer álbum del trío de forma anómina en Estados Unidos para las radios (país en el que más tarde se instalarían) sin decir quienes eran para confundir a la gente y creyeran que era la banda de Liverpool.
Barry contó que descubrió que podía hacer sus falsetes cuando le pidieron que imitara los gritos de Paul McCartney. “El falsete fue un descubrimiento. Yo no sabía que podía hacerlo. El productor Arif Mardin nos pidió que uno de nosotros gritara algo a lo Paul McCartney y como nadie se ofrecía yo lo hice. Fue una sugerencia pero una vez que descubrí lo que podía hacer, todos lo festejaron y yo no pude escaparme de eso. De manera que cuando grabábamos una canción importante, todos pedían “que haga el falsetto”. Ese descubrimiento, finalmente, le hizo gracia, le pareció divertido y empezó a explorar su rango de voz porque no tenía idea de lo que era capaz.
Barry es un hombre que le gusta sentirse firme, con los pies en la tierra. No se mareó cuando la fama lo llevó a su pedestal y tampoco padeció el vértigo de la caída. “No te lo creas, porque todo pasa”, asumió tempranamente. Prueba de ello es que mantiene uno de los matrimonios más duraderos del espectáculo y considera que sus mayores logros fueron los afectivos. Tener una familia. Sus hijos. Sus nietos.
Con su mujer Linda, su segundo matrimonio se casó en 1970. Juntos conformaron una gran familia. Tuvieron cinco hijos y ocho nietos. El cantante dijo que su mujer lo ayudó a salir del pozo, frente a todas las pérdidas familiares. “¿Por qué no mueves el culo y haces algo? Deja de arrastrarte por la vida”, le dijo. Barry hizo caso y compuso In the now, lanzado en 2016.
Barry Gibb hoy cumple 77 años. Seguramente lo celebrará con su gran familia.
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