Enzo Ferrari y los argentinos: su amor por Froilán González, la reconciliación con Fangio y el auto para Maradona

“Il commendatore” murió hace 45 años y dejó impreso su nombre en la historia grande del automovilismo para siempre. De las anécdotas más jugosas de su vida, hay tres que tuvieron como protagonistas a grandes deportistas argentinos

Guardar
Don Enzo Ferrari a bordo de una sus incomparables máquinas. Antes de constructor, fue piloto
Don Enzo Ferrari a bordo de una sus incomparables máquinas. Antes de constructor, fue piloto

Cuando murió el 14 de agosto de 1988, a los 90 años, rodeado por su familia en su casa de Módena, corrieron ríos de tinta sobre la vida y los logros empresariales y deportivos de Enzo Ferrari. También sobre sus amores, porque el hombre que primero fue piloto y luego diseñador y fabricante de autos tuvo una vida tormentosa y apasionada que siempre quedó en segundo plano, a la sombra de las enormes marcas que dejaba en la historia del mundo del automovilismo de alta competición.

No faltaron anécdotas y semblanzas en las que se habló de su carácter difícil, de su proverbial malhumor y del temor que despertaba entre sus empleados – incluso los de más confianza – que trataban de esquivarlo para evitar sus arranques de furia cuando las cosas no salían exactamente como él quería.

Entre el rico anecdotario de “Il Commendatore” – como se lo llamaba en la escudería y en el planeta de la Fórmula 1 – se pueden encontrar historias que tienen como protagonistas a argentinos que, en algún momento, consiguieron sus elogios, fueron objeto de su furia o, como en un caso, le hicieron romper una de sus reglas de oro.

Se trata de tres argentinos que, como él, dejaron una marca imborrable en el mundo deportivo. Sus nombres eximen de cualquier otra presentación: el piloto que le dio la primera victoria a su escudería en una carrera de fórmula 1, José Froilán González; el quíntuple campeón del mundo Juan Manuel Fangio; y, por causas muy diferentes a las de los otros dos, Diego Armando Maradona, el mejor futbolista de todos los tiempos.

Te puede interesar: La vida oculta de Ferrari: la esposa, la amante y el amor secreto por la joven viuda de uno de sus pilotos

José Froilán González tras un triunfo con Ferrari. Se acerca a saludarlo Pinocho Marimón (Archivo CORSA)
José Froilán González tras un triunfo con Ferrari. Se acerca a saludarlo Pinocho Marimón (Archivo CORSA)

La oportunidad de Froilán

José Froilán González fue el único piloto que pudo arrancarle lágrimas a Ferrari con una victoria. No fue cualquier triunfo, sino el primero de la escudería de Don Enzo en la Fórmula 1, el 14 de julio de 1951 en el circuito de Silverstone.

El argentino había llegado casi como de relleno al equipo de pilotos estrella que había armado Ferrari para ese año.

“Yo le había ofrecido mis servicios al viejo, pero me dijo ‘cuando haya una oportunidad, lo llamaremos’. Él ya había formado su equipo oficial con Ascari, Villoresi, Taruffi y Serafini, que se accidentó y me llegó un telegrama para reemplazarlo en Reims. Allí lideré hasta que tuve que dejarle mi Ferrari a Ascari. Luego Ferrari estudió a fondo las planillas de Reims para ver cómo encarar el nuevo enfrentamiento con las Alfettas (los Alfa Romeo). Su decisión me salvó la vida: me hizo piloto del equipo con sueldo, participación en los premios, las primas de largada, la publicidad… De un día para el otro cambió mi vida. De la nada a un pie de igualdad con los pilotos italianos del equipo”, recordó años después Froilán en una entrevista con Darío Coronel.

Enfrentar y ganarles a los Alfa romeo era un sueño que Ferrari acariciaba con fruición. Había sido piloto, vendedor e ingeniero de la marca. Se podría decir que había nacido y se había criado allí hasta que decidió apostar a su aventura individual.

“El deseo de Ferrari de ganarle a las Alfettas era mitológico. De esas máquinas se decía que eran imbatibles y la historia así lo venía demostrando. No perdían una carrera desde Trípoli, antes de la Segunda Guerra Mundial”, explicó el argentino en una entrevista.

Froilán González fue el primer piloto que llevó a una Ferrari al triunfo en Silverstone
Froilán González fue el primer piloto que llevó a una Ferrari al triunfo en Silverstone

“Maté a mi madre”

La oportunidad llegó en Silvestone, y no de la mano de los pilotos más experimentados de Don Enzo sino por la pericia de Froilán González.

En la entrevista mencionada, el piloto argentino lo contó así: “En mi primera salida pista marqué minuto y 44 segundos. Mis compañeros no daban pie con bola. Miazza, mi mecánico, me preguntó si se podía bajar y llegué al minuto y 43 segundos. Era la primera vez que se superaban los 160 kilómetros de promedio. Largué adelante, del lado de la cuerda con Fangio, Ascari y Farina. La tensión fue tan grande que me quedé patinando. Perdí la punta, pero luego la recuperé. Juan (Fangio) era segundo y yo estaba a doce segundos adelante. Despacito se me empezó a acercar. Me alcanzó en la vuelta 25 y anduvimos rueda a rueda hasta la 75, que paró a cargar combustible. Dos giros más tarde entré yo. Le terminé ganando por más de un minuto”.

Ferrari lo recibió en los boxes con lágrimas en los boxes y lo abrazó. “Mis lágrimas de entusiasmo se mezclaban con las de dolor porque pensaba que había matado a mi madre”, contaría después “Il Commendatore”. Su madre, claro, era Alfa Romeo, la escudería en la que había nacido y a la que acababa de vencer.

Para Froilán González fue el momento más alto de su carrera. Después de la victoria, Ferrari lo invitó a su casa. “Ni te cuento el recibimiento del viejo Ferrari en su vieja casa de Módena. Estaba casi tan emocionado como yo. Me dio un fuerte abrazo y me dijo ‘los pilotos no se hacen, nacen’. Ese día no solo me convertí en su primer piloto, si no que me regaló un hermoso reloj de oro que fue amuleto hasta el día que lo perdí… El 14 de julio de 1951 fue el día más importante de mi carrera deportiva”, le contó Froilán a Darío Coronel.

Enzo Ferrari y Juan Manuel Fangio en el Grand Prix de Italia en Monza, el 2 de septiembre de 1956. Ambos tenían un fuerte carácter y chocaron fuerte, hasta que muchos años después llegó la reconciliación (Photo by Bernard Cahier/Getty Images)
Enzo Ferrari y Juan Manuel Fangio en el Grand Prix de Italia en Monza, el 2 de septiembre de 1956. Ambos tenían un fuerte carácter y chocaron fuerte, hasta que muchos años después llegó la reconciliación (Photo by Bernard Cahier/Getty Images)

Fangio, distancia y reconciliación

Juan Manuel Fangio ya era un piloto consagrado cuando se unió a Ferrari a principios de 1956. Ya era triple campeón mundial de Fórmula 1 – en 1951, 1954 y 1955 – y había logrado los subcampeonatos de 1950 y 1953. A bordo de una Ferrari lograría un campeonato más, el de 1956.

Sin embargo, su relación con “Il Commendatore” nunca fue fácil. Eran dos personalidades muy fuertes. Ferrari quería que en la pista los pilotos hicieran todo lo que él les ordenaba, pero Fangio tenía sus propias ideas sobre cómo había que correr. Pese al título de campeón del Mundo y la victoria de la escudería sobre todas las demás, ese mismo año se cortó la relación. Enzo Ferrari y Juan Manuel Fangio se separaron en malos términos.

Volvieron a encontrarse años después, casi por casualidad, cuando Fangio acompañó a Oreste Berta en un viaje por Europa. Corría mediados de los ‘60 y el gran mecánico argentino quería cumplir un sueño que tenía desde siempre: conocer la fábrica Ferrari.

Fangio aceptó acompañarlo hasta el lugar, pero no quería encontrarse con Ferrari. Logró que Berta pudiera visitar la planta gracias a un ingeniero con el que tenía relación, pero él prefirió quedarse esperándolo en el restaurante Il Cavallino, frente a la fábrica.

Cuando Berta estaba haciendo la recorrida, Ferrari se cruzó con él y le preguntó – con su habitual malhumor – quién era ese hombre. El ingeniero los presentó y Berta le dijo que había venido con Fangio, que lo estaba esperando en el restaurante.

Ante la respuesta, Don Enzo se cruzó junto con Berta y allí se reencontraron Fangio y Ferrari, después de muchos años. “Hablaron bastante y terminaron muy bien”, destacó Berta en su autobiografía.

Te puede interesar: A 65 años del retiro de Juan Manuel Fangio: el detrás de escena de la decisión de ponerle fin a su reinado en la Fórmula 1

Juan Manuel Fangio sobre su Ferrari en 1956 (Archivo CORSA).
Juan Manuel Fangio sobre su Ferrari en 1956 (Archivo CORSA).

Don Enzo al volante

El reencuentro tuvo un final con ribetes cómicos. Don Enzo invitó a Fangio y a Berta a dar una vuelta en uno de sus últimos autos, la espectacular 275 GTB.

El ex campeón mundial no solo se negó, sino que intentó con gestos, advertirle a Berta que no aceptara el convite. Pero el mecánico argentino sintió que ir de copiloto de “Il Commendatore” podía ser uno de los recuerdos más hermosos de su vida e hizo como que no había visto el gesto de su amigo.

“Juan me hacía señas por lo bajo con el índice para que no aceptara, pero no resistí la tentación”, escribió Berta en sus memorias.

Ferrari, con Berta como copiloto, se largó por las calles de Módena a alta velocidad, haciendo chirriar los neumáticos Michelin de la 275 GTB y tocando la bocina una y otra vez.

“Los peatones y los ciclistas huían espantados del camino por donde avanzábamos. Parecía el código o señal que necesitaban todos los vecinos en tránsito que, al escucharla, se tiraban a la banquina abriendo paso a su marcha. Juan ya me había contado que uno de los placeres del Viejo era asustar a la gente en la ruta, tanto a los acompañantes como a los transeúntes”, contaría después el argentino.

Pero más allá de la experiencia, el mejor recuerdo que Berta guardó de ese día fue el de haber sido el artífice de la reconciliación de dos grandes hombres que se había enemistado.

“Tuve la fortuna de ser el disparador para el reencuentro de dos grandes del automovilismo mundial: Juan Manuel Fangio y don Enzo Ferrari”, contaría desde entonces en cada entrevista que le hacían.

Diego Maradona con su Ferrari Testarossa negra (Photo by Alessandro Sabattini/Getty Images)
Diego Maradona con su Ferrari Testarossa negra (Photo by Alessandro Sabattini/Getty Images)

Una Ferrari negra para Diego

Entre todos los logros de Diego Armando Maradona, hay uno que no figura en las páginas de la historia del fútbol: fue la única persona capaz de que Don Enzo aceptara cambiar el tradicional color rojo de su Ferrari Testarossa.

Ocurrió en 1986, cuando diego jugaba en el Nápoli y estaba a punto de partir hacia México para jugar el Mundial con la Selección Argentina que se consagraría campeona. Poco antes de embarcar, Maradona le pidió a su amigo y representante, Guillermo Cóppola, que le comprara una Ferrari F40, el último modelo de la Testarossa.

No era un encargo fácil. La fábrica había anunciado que sólo construiría solo treinta unidades del nuevo auto y ya había más de trescientos postulados dispuestos a pagar los 480.000 dólares que costaba.

Además, Diego puso una condición que parecía imposible de cumplir. Que el auto fuera negro y no rojo, el color distintivo del modelo. Hasta entonces, Ferrari nunca había permitido semejante sacrilegio.

Conseguir que le vendieran el auto no fue difícil para Cóppola, porque por entonces a Diego se le abrían todas las puertas en Italia y, además, era una tremenda publicidad. Además, rápido como era para los negocios, “Guillote” convenció al presidente del Nápoli, Corrado Ferlaino, que el club se hiciera cargo del costo del auto, como una gentileza hacia el jugador que había llevado al equipo hasta lo más alto.

Con el contrato ya firmado, Cóppola dio el siguiente paso. Pidió una reunión con don Enzo y le dijo que Diego quería que la Ferrari fuera negra. Al principio, “Il Commendatore” se negó de manera tajante, pero finalmente aceptó.

La Ferrari de Diego fue la primera que Enzo Ferrari autorizó que se pintara de negro y no de rojo
La Ferrari de Diego fue la primera que Enzo Ferrari autorizó que se pintara de negro y no de rojo

“Que se la metan en el culo”

Así, cuando Maradona volvió triunfante a Italia luego de conseguir la Copa, Cóppola y Ferlaino lo estaban esperando con la Ferrari negra en el aeropuerto de Nápoles.

Diego volvía con Claudia Villafañe, su mujer, y al ver el auto quedó fascinado. Más aún cuando supo que no le había costado un peso, porque era un regalo de Ferlaino.

Cóppola nunca pudo evitar la risa al contar la escena que siguió. Diego fue hasta la Ferrari y empezó a mirarla por todos lados. Entonces notó un faltante.

“¡No tiene estéreo!”, se quejó. Le explicaron que el estéreo no venía de fábrica porque la Testarossa era un auto de carrera, pero que al día siguiente le instalarían uno.

La tranquilidad del “Diez” por esa respuesta duró apenas unos segundos, hasta que comprobó otro faltante.

“¡No tiene tapizada la puerta!”, dijo indignado, y volvieron a explicarle que los autos de carrera tampoco llevaban tapizado para que fuera más liviano.

Esta vez Diego no se calmó. Miró con furia, primero a Cóppola y después a Ferlaino, y les dijo: “¡Entonces se lo pueden meter en el culo!”.

Fue la única vez que Ferrari permitió que se le cambiara el color original a uno de sus autos. Años después, cuando el cantante canadiense Justin Bieber pintó su modelo 458 Italia de color azul, la fábrica de “Il Commendatore” anunció que nunca volvería a venderle un auto.

Seguir leyendo:

Guardar

Últimas Noticias

Los secretos del partido fantasma entre Chile y la Unión Soviética: un golpe de Estado, incertidumbre y un gol sin rivales

La eliminatoria para el Mundial ‘74 es recordada por las tensiones políticas que la rodearon. De un partido que se iba a disputar originalmente entre dos países que compartían la misma ideología, el comunismo, el escenario cambió 15 días antes de su celebración con la caída de Salvador Allende y el ascenso del dictador chileno Augusto Pinochet
Los secretos del partido fantasma entre Chile y la Unión Soviética: un golpe de Estado, incertidumbre y un gol sin rivales

1992, el “año horrible” que rodeó de escándalos a la Corona Británica: topless, infidelidades y un incendio fatal

La reina Isabel II cumplía cuarenta años en ese rol y sería un año de grandes festejos. Pero las conductas de tres de sus hijos hicieron temblar el prestigio de la Casa Real y nada fue como antes
1992, el “año horrible” que rodeó de escándalos a la Corona Británica: topless, infidelidades y un incendio fatal

Las tensiones entre los fiscales del Juicio de Núremberg y la ley medieval con la que Churchill quiso castigar a los jerarcas nazis

El 20 de noviembre de 1945, hace setenta y nueve años, un Tribunal Militar Internacional conformado por jueces de los cuatro países aliados abrieron las sesiones del luego memorable juicio de Núremberg, en el que se acusó a veinticuatro jerarcas nazis. La historia secreta de un proceso que duró once meses y desnudó el horror de cinco años de guerra en Europa que acabó con la vida de más de sesenta millones de personas
Las tensiones entre los fiscales del Juicio de Núremberg y la ley medieval con la que Churchill quiso castigar a los jerarcas nazis

Meg Ryan, de ícono de la comedia romántica a la infidelidad que hundió su carrera: “Me encanta la persona en la que me convertí”

La actriz norteamericana, que llegó a la cima de Hollywood como la reina de las comedias románticas en la década del noventa, vivió grandes transformaciones personales y profesionales que redefinieron su imagen. A los 63 años regresa renovada, con una perspectiva más madura sobre la fama, el envejecimiento y su lugar en la industria
Meg Ryan, de ícono de la comedia romántica a la infidelidad que hundió su carrera: “Me encanta la persona en la que me convertí”

Mitos y certezas de la vida en los circos romanos: cómo era la dieta y el entrenamiento de los gladiadores

Con el estreno de Gladiador II, casi un cuarto de siglo después de la primera, otra vez estos guerreros toman actualidad y se convierten en tema de conversación. Cómo eran las jornadas en el Coliseo que terminaban con las batallas entre estos atletas. Infografía
Mitos y certezas de la vida en los circos romanos: cómo era la dieta y el entrenamiento de los gladiadores