“¿Solita?”, le pregunta el mozo a una mujer apenas se sienta en un restaurante, un poco para saber cuántos cubiertos sacar de la mesa estándar y otro poco para marcar la falta con un diminutivo que parece decir “pobrecita”.
“Y el novio, ¿para cuándo?”, pregunta la abuela de otra chica, y remata: “Mirá que se te pasa el arroz”. Las dos son escenas incómodas pero habituales y es raro que nos asombren ya que comentarios de ese estilo aparecen desde el jardín de infantes: “¿Es tu noviecito?”, les preguntan a veces a las nenas cuando salen sonrientes de la mano de un varón.
Poner la lupa sobre el estigma que arrastra la soltería de las mujeres fue una idea de “Mujeres que no fueron tapa” (MQNFT), una comunidad que busca “hackear los estereotipos y mandatos” con los que cargamos.
Habían arrancado hace unos años con “Hermana, soltá la panza”, la campaña con la que lograron generar un enorme ida y vuelta acerca de los mandatos sobre cómo debe ser el cuerpo. También sobre todo lo que las mujeres nos perdemos -sexo, abrazos, piletas, veranos- por esconderlo.
Habían seguido luego con otra llamada “Hermana, soltá el reloj”, una campaña apoyada en la idea del “reloj biológico” y cómo nos dicen que el tiempo siempre nos corre en contra.
“Ser mujeres es encajar en el ideal de belleza para conseguir una pareja más pronto que tarde porque eso te va a garantizar cumplir con el tercer objetivo de la feminidad que es tener una familia”, dice a Infobae Lala Pasquinelli, una de las creadoras.
Esta vez el proyecto se llama “Hermana, soltá la novela”, y básicamente buscaron generar una conversación alrededor de la idea del amor romántico o del “amor Disney”. Es decir, cómo las películas, las series, las novelas, los dibujitos -la cultura en general- nos mostró siempre que una mujer debe buscar hasta lograr estar en pareja.
“Desde que somos muy pequeñas vamos recibiendo esta educación que nos dice que tenemos que cumplir con las gestualidades, los roles y los hábitos de las ‘buenas mujeres’ para ser elegidas y alcanzar el objetivo de tener una pareja. Esa idea del amor romántico nos dice que ser elegidas por un varón es constitutivo de nuestra identidad, de nuestra autoestima”, sigue Pasquinelli.
¿Y si no sucede? “Siempre aparece el desamor o la soledad como amenaza. ‘Si contestás mucho nadie te va a querer’, ‘si no sos flaca nadie te va a querer’, ‘si no sos femenina y sos medio machona nadie te va a querer’, ‘así te vas a quedar sola’”.
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La amenaza del “te vas a quedar sola” siempre está asociado al abandono, a la debilidad, a estar incompleta, amputada. La campaña, entonces, tiene que ver también con la violencia de género. ¿Por qué?
“Tiene que ver con cómo se construye la idea del amor de pareja y el estigma que se crea alrededor de la que no tiene, por la razón que sea. Esa presión de ‘si no te apurás te quedas sola’, ‘vas a ser la solterona’ hace que muchas veces nos metamos en vínculos violentos, donde somos maltratadas. Relaciones en las que entramos y soportamos por esta idea de que si no tenés pareja no sos nadie’”.
“Mi abuela pidiéndome un novio como deseo de Año Nuevo. Así terminás con cualquiera”, escribió una usuaria en las redes de MQNFT.
“No seré feliz pero tengo marido”, ¿te suena? El estigma es pesado. Hay de todo, pero básicamente el señalamiento es “pobre”, o “debe ser insoportable”, “seguro es una egocéntrica, sólo le importó su carrera”, “algún trauma tendrá que no puede estar con un hombre”, “enviudó y nunca pudo rehacer su vida”, “debe ser mala”.
“Algo que notamos mucho fue que la soltera ya no es sólo señalada de incompleta sino de ‘mala’: la resentida porque no fue elegida, porque quiere lo que todas tienen pero no puede. La idea es que quizás es exitosa profesionalmente pero afectivamente está sola, tiene una vida triste o ‘no consigue’ porque es una loca”.
“¿Podemos dejar de decir ‘estoy sola’ simplemente por no tener pareja? No tengo pareja y es la etapa de mi vida en la que menos sola me siento”, escribió otra mujer en las redes de MQNFT, que ya tiene casi medio millón de seguidores.
El estigma es tan grande que estar solteras nunca parece ser algo que se elige. “Yo no tengo pareja porque no quiero”, es algo que hay que aclarar, que explicar, y es probable que del otro lado crean que es mentira, que hacés bandera de la soltería para autocovencerte de que no estás renga.
La campaña también invita a hablar de “los costos” que implican para muchas estar en una clásica familia heterosexual.
“Una entrega a la que muchas ya no están dispuestas. Una entrega de tiempo, de independencia, de recursos, mayor trabajo doméstico no remunerado, más tareas de cuidado. También la sobrecarga mental y económica que implica sostener emocionalmente una pareja, una familia, hijos. Muchas sienten que todo eso las empobrece”, dice Pasquinelli.
Hubo cientos de comentarios e historias en primera persona debajo de cada posteo y llamó mucho la atención cómo el tema atrajo a mujeres mayores, viudas, nuestras madres y abuelas. Mujeres que, en muchos casos, eran vistas como “pobre, nunca pudo rehacer su vida”, “lo amaba tanto que quedó en un luto eterno”.
“Me acuerdo de una vez que a una señora mayor la cargaban con esto de buscar pareja y ella respondió a las risotadas: ¡Pero no querida, yo ya me liberé!”, contó otra.
“Pasó algo muy interesante. Se empezaron a resignificar las historias de abuelas, bisabuelas, tías, madres que enviudaron y decidieron no tener pareja nunca más. Se abrieron conversaciones en las que ellas pudieron mencionar el costo que tuvo la pareja para las mujeres de cierta época, donde en muchos casos tener marido era estar sometida a una especie de servidumbre que ya no están dispuestas a volver a vivir”.
La idea de la campaña, por supuesto, no fue hacer una oda a la soltería, sino iluminar un lado siempre contado con la lupa del prejuicio.
“Queríamos romper con la idea de que estar en pareja siempre es la panacea y estar solteras siempre es una vida triste, solitaria, llena de tristeza y decepción”, sigue. “Las mujeres que están en pareja no siempre tienen vidas color de rosa. Las estadísticas muestran que el 66% de los femicidios los cometen parejas o ex parejas dentro del hogar, aún así en el relato es ‘con pareja= feliz, sin pareja= triste”.
Algunas contaron que eligieron la soltería tras una separación. Otras tras una viudez, otras tras nada. Otras contaron que no lo eligen, que sí tienen el deseo de encontrar un compañero de vida.
“Lo que aparecieron no fueron relatos de tristeza y abandono sino vidas en nombre propio. Mujeres contando a qué dedican su tiempo, qué vínculos eligieron hacer crecer, mujeres que no están solas sino que crearon un montón de redes afectivas que las sostienen, desde afectos hasta actividades, espacios de placer o de encuentro”.
A todo esto se refieren con “soltá la novela”: “A soltar las construcciones fantasiosas sobre el amor y sobre la felicidad”, cierra la creadora. “Soltar la novela es aterrizar esto en nuestras vidas: entender los costos que para muchas implica el ideal de amor que nos impusieron, y poder decidir a partir de ahí que queremos nosotras para nuestras vidas”.
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