“Trato de vivir mi vida de la manera más buena y auténtica posible. Y sólo desearía que la gente escribiera sobre eso, en lugar de, ‘en un día de verano, su madre le disparó a su padre’. Es como si caminara con esta placa. Vivo mi vida como quiero. Quiero poder irme a dormir por la noche y sentir que no estoy atormentada y que soy feliz y que disfruté de mi día en Londres y que disfruto de mis amigos y mi amor, y que si todo esto se acaba mañana, como ese hombre que murió tan horriblemente frente a mí cuando yo tenía quince años, eso fue bueno”, respondió Charlize cuando le preguntaron sobre haber sido felicitada por Nelson Mandela y el presidente sudafricano Thabo Mbeki, después de ganar un Oscar a la Mejor Actriz por Monster (2003).
Creció con el Apartheid
Charlize Theron Maritz nació el 7 de agosto de 1975 en Benoni, una ciudad sudafricana de la provincia de Gauteng. En esa época, el país estaba vigente el Apartheid, un sistema racista que segregaba a los habitantes según su color de piel: a los de tez más oscura se les prohibía ingresar en la sociedad blanca y se les privaba de sus derechos humanos. La actriz tiene sentimientos mutuos hacia su país de origen: como sudafricana blanca, reconoció su privilegio, admitiendo que se le permitió prosperar. Según recordó Theron a NPR, se crió en la granja de sus padres, que dependía de la mano de obra de trabajadores de color que vivían con la familia. No creció influenciada por el racismo, aunque sí se planteó que una educación adinerada alteró sus valores, y dijo al medio, “Eso fue mucho para mí. Todavía lo es. Creo que es algo que llevaré el resto de mi vida”. A pesar de aquello, Charlize no perdió la conexión que siente con su tierra natal: dijo a GQ, “amo a mi país, y es muy difícil que los sudafricanos lo crean, porque me fui y hablo con acento estadounidense”. Y agregó: “Tengo muchas cosas que probablemente debería resolver en terapia sobre mi relación con mi país. Porque me ha afectado mucho más de lo que nunca he reconocido. Y fue sólo cuando me hice mayor que comencé a darme cuenta de que tenía mucha ira; había muchas cosas sin resolver -apartheid, cuidado de la salud, VIH, pobreza- que todavía me afectan mucho. Te hace dar cuenta de que las circunstancias de tus años de formación dejan una cicatriz real, te marca. Es lo único que realmente me enoja, realmente me emociona. Es mucho sufrimiento, y sufrimiento innecesario”.
Mamá mató a papá
“Siempre fui la niña de mamá, y siempre me sentí como su protectora”, dijo Charlize en una entrevista con People. La relación entre sus padres siempre fue tensa. Fue la hija única de Gerda y Charles: madre de ascendencia alemana y padre de ascendencia francesa, dedicados a la construcción de rutas. Mientras que ella idolatró a su madre -a The Guardian le reconoció que es la persona que más admira-, no puede decir lo mismo de su padre: “Era un hombre muy enfermo; fue un alcohólico toda mi vida. Sólo lo conocí de una manera, y fue como alcohólico. (...) Era una situación bastante desesperada”. Y cuando Charlize tenía quince años, su vida cambiaría para siempre tras presenciar la muerte de su papá. Armado, Charles amenazó con matar a Charlize y a su madre. “Mi padre estaba tan borracho que no debería haber podido caminar cuando entró a la casa con una pistola. Mi mamá y yo estábamos en mi habitación apoyadas contra la puerta porque él estaba tratando de empujar la puerta. Las dos estábamos apoyadas contra la puerta desde adentro para que no pudiera empujar. Dio un paso atrás y disparó contra la puerta tres veces. Ninguna de las balas nos impactó, lo que fue un milagro”, relató en una reveladora entrevista exclusiva con NPR. Para proteger a su hija, Gerda le disparó. Charlize le confesó a ABC News “sé que si mi hija estuviera en la misma situación, yo haría lo mismo”. Actuando en defensa propia, Gerda nunca fue procesada por el crimen de su esposo.
“No sé cómo decir esto sin sonar extraño. Pero siento que tener esta tragedia a una edad tan temprana me ha dado una ventaja sobre otras personas. Porque desde los 16, supe el valor de la vida y supe lo rápido que me la pueden arrebatar. Y a partir de ese momento, tomé la decisión de nadar o ahogarme, ¿sabes?”, se sinceró, afirmando que no se avergüenza de hablar de su trauma. Dijo: “No me avergüenza hablar de la violencia familiar porque creo que cuanto más hablamos de estas cosas, más nos damos cuenta de que no estamos solos en nada de esto. Creo que si no te enfrentaste a ello, entonces te afecta, pero yo me enfrenté completamente a ello: es algo que ocurrió hace mucho tiempo”.
La suerte de la fea…
Según GQ, un año después de la muerte de su padre, dejó Sudáfrica con el sueño de convertirse en modelo, aunque en ese sentido no le fue tan bien. Theron se enfrentó a la cruda realidad en la industria del modelaje; como dijo a Vogue, “Era muy alta, muy grande, llegué tarde para el look de supermodelo de los años ochenta. Kate Moss y todas las chicas minúsculas acababan de ponerse de moda, y yo no encajaba”. Le dijeron que podría triunfar como modelo si se ajustaba a los estándares de belleza, y reveló a The New York Times que le pedían que perdiera dos kilos para triunfar en la profesión.
Cuando Oprah le preguntó por su paso como modelo, Theron explicó que se sentía asfixiada por la profesión, diciendo, “simplemente no me satisfacía artísticamente porque me gusta decir lo que pienso”. Sobre el cambio de las ambiciones a los sueños de Hollywood, la actriz descartó la falsa idea de que “es más fácil para las lindas”, reveló a The Cut que si bien tener una apariencia atractiva puede abrir puertas, no es tan sencillo como parece: “Los trabajos con verdadera seriedad van para las personas que son físicamente adecuadas para ellos y ese es el final de la historia. ¿Cuántos papeles hay por ahí para la modelo hermosa? Cuando aparecen papeles sustanciosos, he estado en la sala y las personas bonitas son rechazadas primero”.
Camino a la fama: accidente, depresión y acoso
Para Charlize, el ballet fue una vía de escape a sus problemas, así como de los horrores del Apartheid: reveló que se consideraba más bailarina que modelo. De hecho, cuando todavía vivía en Sudáfrica bailó tanto El lago de los cisnes como El cascanueces. No había mucho trabajo para una joven actriz o bailarina en su país, por lo que bien joven viajó a Europa y Estados Unidos, donde consiguió trabajo en el Joffrey Ballet de Nueva York. Pero, a pesar de que la danza clásica fue su primer amor, sus sueños se vieron truncados por una lesión en la rodilla, como contó a Far Out, “me di cuenta de que no podía seguir bailando y entré en depresión. Mi madre vino desde Sudáfrica y me dijo, ‘o piensas qué hacer después o te vuelves a casa, porque también puedes enojarte en Sudáfrica’”. Entonces, su mamá le compró un pasaje de avión de ida a Hollywood, donde residió en un motel en una época difícil de su vida. Vivía de cheque en cheque y, en un momento, robó pan en un restaurante.
Su camino a Hollywood también le supuso situaciones desagradables. En una entrevista con NPR, reconoció que un director la tocó de forma inapropiada, cuando era una joven actriz que luchaba por triunfar en la industria. Tras lograr un par de papeles, Charlize tuvo su gran oportunidad en 1996. Todo gracias a Tom Hanks. Luego de que hiciera una audición para el debut de Hanks como director de ¡Eso que tú haces! (1996), tanto él como el productor Ed Saxon estaban convencidos de que la rubia podía interpretar a Tina Powers. Saxon se lo explicó a The Ringer: “Recuerdo que Tom dijo ‘señores, acabamos de conocer a una estrella de cine’. Era inteligente, glamurosa y tenía un sentido del humor fenomenal”. A pesar de la fe de Hanks en el talento de Theron, ella luchó contra la inseguridad y contra los nervios en el rodaje, pero por suerte, el actor de Forrest Gump (1994) estaba allí para ayudarla; como recordó ella a Backstage: “Se levantó y dijo ‘¿sabes qué? Tengo que ir al baño. Ahora vuelvo’. Fue su forma de darme un respiro. Cuando tienes gente que tiene ese tipo de amabilidad, estás increíblemente agradecida. Y Tom lo es todo para mí. Fue el primer actor cuyo nombre conocí”. Tras esa película a Charlize le llovieron los trabajos en el cine, y no sólo se vio recompensada a ese nivel; además, ganó un Oscar como Mejor Actriz por su papel en Monster (2004).
Encontrando el amor
Tras aparecer juntos en la película Acorralada (2002), Charlize Theron y el actor irlandés Stuart Townsend se enamoraron. En declaraciones a Irish America, él describió el momento en que se enamoró, cuando ambos salieron a cenar con el director de la película: “Todo lo que recuerdo es que Charlize tenía un perro con ella y recuerdo que pensé, ‘¡oh, ahí está la loca del perro! Pero esa noche salimos a cenar con el director y yo llegué un poco antes, y ella llegó un poco antes, y fue lo mejor”. Theron no podía creer su suerte cuando empezó a salir con Townsend: “Gané la lotería -le dijo a ABC-. No creo que pudiera imaginar un amor así”. Theron se sentía agradecida, y la pareja rara vez estuvo en la mira de los paparazzis, ya que mantenían una relación discreta, pero apasionada, como dijo ella a Vogue: “Es más que amor. Estuve enamorada antes. Pero, ¿alguna vez estuve con alguien que sintiera que me cubría las espaldas y que era mi mejor amigo? No, hasta Stuart”.
Pero su amor no resistió la prueba de los siete años, y se separaron en 2009. Luego estuvo envuelta en varios rumores sentimentales que la vincularon con Jeremy Renner, Ryan Reynolds, el sueco Alexander Skarsgard, Eric Stonestreet, Brad Pitt, Gabriel Aubry y, en la actualidad, el modelo Alex Dimitrijevic. Los únicos dos romances oficiales que se le conocieron después de Townsend fueron Keanu Reeves (2009-2010) y Sean Penn (2013-2015).
Una activista comprometida
Charlize lleva mucho tiempo dedicada a la concientización sobre el VIH y al activismo LGBTQ+. En 2007, puso en marcha Charlize Theron Africa Outreach Project, cuyo objetivo es luchar contra el VIH en Sudáfrica. “Esa es la parte que más me motiva y quiero transmitir realmente eso, que podemos detener el sida”. Además, es defensora de los derechos LGBTQ+. Antes de la sentencia del Tribunal Supremo que legalizó las uniones entre personas del mismo sexo en 2015, Theron hizo campaña por el matrimonio igualitario, afirmando en The View que no se casarían con Stuart Townsend hasta que el matrimonio fuera legal para todos.
En 2019, confirmó a Daily Mail que su hijo mayor, Jackson, comenzó a explorar su identidad de género a una edad temprana. “Me miró cuando tenía tres años y dijo, ‘¡no soy un chico!’. Así que ya está. Tengo dos hijas preciosas a las que, como madre, quiero proteger y ver prosperar”. Theron habló sobre la importancia de respetar los nombres de su hija: “La historia de mi hija es realmente su historia, y un día, si ella lo decide, la contará. Siento que como su madre, para mí, era importante hacer saber al mundo que apreciaría que usaran los pronombres correctos para ella”.
Sus deseos de adoptar
Theron tiene dos hijas: las dos son adoptadas. A Jackson la adoptó en 2012. A Vogue le confió: “Siempre fui muy honesta al decir que quería una familia. Siempre supe que la quería. No creo que mi madre pudiera esperar más”. En 2015, tras su ruptura con Sean Penn, adoptó a su segunda hija, August. En ese momento, habló con W Magazine sobre convertirse en madre por primera vez a finales de los 30 años, diciendo que la experiencia fue genial y le dio perspectiva. “Definitivamente es interesante ver a los dos crecer en la misma casa y ser tan diferentes. Simplemente tienen personalidades diferentes y yo no tengo absolutamente nada que ver con eso”.
Adoptar fue algo con lo que Theron soñó desde que era una niña. En el podcast InCharge With DVF reveló sus primeros deseos: “Mi madre tiene una carta que le escribí cuando tenía ocho años y en la carta le pedía si podíamos, por Navidad, ir a un orfanato para adoptar un hermano o hermana para mí”. Al preguntarle si alguna vez quiso tener un hijo biológico, Theron dijo que la decisión de adoptar se debió a su condición de soltera, y que aunque estaba abierta a la idea de tener un hijo con una pareja, la adopción fue su primera opción.
Si hay alguna palabra que caracterice la historia de la vida de Theron es valentía. Desde sus comienzos en Sudáfrica hasta el estrellato de Hollywood sobrevivió al camino para convertirse en la rubia atómica que es. Hoy, cumpliendo 48 años, ella lo sabe mejor que nadie: el secreto está en mirar siempre la parte positiva, como dijo al Sunday Times, “a medida que envejeces, te salen arrugas y se te caen los senos. Pero también obtienes sabiduría. ¡Así que no todo es malo!”.
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