Thomas Cruise Mapohter IV, Tom Cruise, el Dorian Gray del cine, nació el 3 de julio de 1962: hoy cumple 61 años. ¿Por qué todos envejecemos y él no? Un misterio, como casi todo en su vida. Algunos le otorgan el mérito -¿se trata de un mérito?- a cirujanos plásticos sutiles; otros, a sus obsesivos cuidados físicos, que incluyen una alimentación sana, de 1.200 calorías diarias, un entrenamiento intenso y la abstinencia al alcohol y las drogas, rareza absoluta en Hollywood. Existe una última hipótesis, tan difusa como hablar de un pacto con el demonio, y es de orden espiritual: Cruise, que de joven aspiraba a recluirse en un monasterio franciscano, es la figura más famosa de un culto polémico, la cienciología. Ese fervor militante lo llevaría a parecerse al actor que en los 80 brilló en “Top Gun”, “El color del dinero”, “Rain Man” y “Nacido el 4 de julio”, entre otras películas.
Empecemos por lo corporal. Cruise le llama al gimnasio “La cueva del dolor” y en notas con revistas como “Men’s Health” explicó la rutina espartana que lo llevó a mantener durante casi cuatro décadas las medidas de su pecho, cintura y bíceps (111, 84 y 41 centímetros,. respectivamente). “Además, me gusta remar con mi kayak en el mar, practicar esgrima, correr, escalar y hacer senderismo”, completó él, como para humillar a los que seguimos el camino de Homero Simpson. Además, ignoramos qué hace con el pelo y lo envidiamos. Como venganza resentida, aclaremos que, aunque diga lo contrario, no alcanza el metro setenta.
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La dura infancia de Tom
El rigor fue la base de su formación. Nacido en Siracusa, Nueva York, con sangre alemana, inglesa e irlandesa, tuvo una estricta formación católica, en el seno de una familia verticalista de padre violento. Hablamos de Thomas Cruise Maphoter III, un ingeniero electrónico inestable, que no predicaba con el ejemplo y era inestable incluso en el plano laboral. Por sus cambios de trabajo, la familia debía mudarse constantemente. Tom, que era disléxico (tenía dificultades para leer y escribir), pasó por catorce escuelas en apenas quince años. “No tenía un amigo realmente cercano. Siempre fui el chico nuevo con las zapatillas equivocadas y el acento raro. No tenía a nadie con quien compartir cosas ni confiar. El diagnóstico de dislexia empeoró todo”.
El bullying de sus compañeros no era el único tormento: su padre lo golpeaba. Alguna vez Cruise lo llamó “matón y un cobarde”, pero no era común que hablara de él en las notas; lo hizo, como excepción, en una entrevista con la revista Parade. “Mi padre era la clase de persona que, si algo salía mal, te pateaba. Fue una gran lección para mí. Él te hacía sentir seguro y de pronto te castigaba con violencia. Había algo mal con ese tipo. Aprendí a ser cuidadoso a su lado. Era un mercader del caos”. La madre del futuro actor, Mary Lee Pfeiffer, era una profesora aficionada de teatro que demostraba una impotente pasividad antes los arrebatos explosivos de su marido.
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En los 80, la vida de Cruise cambió radicalmente. En 1981 apareció en su primera película, “Endless Love”, de Franco Zeffirelli, protagonizada por Brooke Shields y Martin Hewitt. A una velocidad notable, se convirtió en una de las estrellas más famosas y taquilleras de Hollywood, con veintipico. Su padre murió en 1984, aunque sabemos que los mandatos, los traumas y el amor sobreviven a las personas. Convertido en sex symbol, Tom fue pareja de la actriz Rebecca de Mornay y de la cantante Cher. Hasta que “defraudó” libidinalmente a sus fans cuando se casó con Mimi Rogers, una actriz seis años mayor que él. Fue el 9 de mayo de 1987, día sagrado para la cienciología porque celebra su fecha de nacimiento. Mimi, de hecho, fue la que lo inició en ese culto semisecreto. Tres años después, Tom la dejó para casarse con Nicole Kidman. Su tercera esposa fue Katie Holmes, con la que se unió según el rito de la cienciología, en un castillo italiano.
Reclutando fieles
Los seguidores describen a la cienciología como una religión fundada en los años 50 por L. Ron Hubbard bajo la creencia de que los humanos somos seres espirituales inmortales que olvidamos nuestra verdadera naturaleza y que debemos recuperarla a través de un camino espiritual. Sus detractores denuncian que se trata de una organización coercitiva y sectaria que funciona como una logia que busca lavar cabezas. Cruise, que fue escalando dentro de la estructura interna y llegó a comprar la mansión inglesa en la que vivió Hubbard para convertirla en su casa en el Reino Unido, se convenció de que su éxito personal y profesional se debía a su participación en esta organización. No sólo se convenció: intentó convencer, a través de su fama y poder, a los demás.
El comediante Seth Rogen dio cuenta de un intento de Cruise por coptarlo durante un encuentro en la mansión del actor de “Misión imposible”, en Los Ángeles. También estaba Judd Apatow, el realizador de “Virgen a los 40″ y “Ligeramente embarazada”. La llegada de Rogen fue poco convencional. “Estaba conduciendo hasta la casa de Cruise y, muy poco antes de llegar, tuve ganas de orinar -explicó-. Me sentía nervioso por conocer a Tom, uno de mis ídolos actorales, y no quería decirle: “Hola, mucho gusto en conocerte, ¿puedo pasar al baño? Iba a ser una primera interacción incómoda, así que me detuve antes de entrar, oriné en una botella de Snapple que tenía en la guantera y la dejé bien tapada”. Lo que no sabía era que una cámara de seguridad de su ídolo lo estaba tomando.
Adentro le dio la mano al dueño de casa (pobre Cruise), saludó a Apatow y comenzó un diálogo que parecía encarrilarse alrededor del cine. Hasta que ocurrió lo temido por Rogen: la charla se desvió hacia la cienciología. Cruise le dijo que la prensa lo hacía pasar por loco por el daño económico que les estaba causando a las farmacéuticas. Su convicción era que la cienciología ofrecía métodos curativos naturales. Luego miró fijo a Rogen y, con intención de reclutarlo, le preguntó si le concedía veinte minutos de atención para explicarle qué era la cienciología. “Por lo general, soy una persona débil de voluntad y con poca personalidad -contó Rogen después-. Supongo que un gran porcentaje de gente, si tiene a Tom Cruise hablándole, se sentiría igual. ¿Qué posibilidad tenía de negarme a escucharlo? Gracias a Dios, Judd intervino y dijo: ‘Eh, creo que estamos bien. Hablemos de películas y de esas cosas’. Me salvé de esa bala”.
Cruise, el salvador del mundo
La reunión de Cruise, Apatow y Rogen fue en 2006. Según Rogen todo fue raro durante aquel encuentro: “Cruise estaba con su nueva esposa, Katie Holmes, y con su bebé recién nacida, Suri. Tom se encontraba en su período más extraño. Nadie había visto una imagen de Suri y se especulaba con que no existía. La miré y pensé: ‘Esta pobre bebé no sabe que es la persona de la que más se habla en el planeta, lo que supone mucha presión’”. Seis años después de la reunión, Cruise y Holmes -educada en el catolicismo aunque su marido la había involucrado en la cienciología- se divorciaron. En 2012, ella exigió la custodia de Suri para asegurarse de que la niña no quedaría ligada al culto que profesaba su ex.
Según Holmes, la obsesión de Cruise por estas creencias y su interés por la Sea Organization, rama de la cienciología en la que los niños son educados bajo la disciplina casi militar, hicieron que ella apartara a Suri de ese ámbito por miedo a que la niña perdiera contacto con la realidad. Holmes aseguraba que existía una política llamada “desconexión” por la cual los seguidores de la cienciología debían cortar sus vínculos hasta con los familiares que no profesaran esa fe. Una declaración de la actriz Leah Rimini, que había sido seguidora del culto, permite entender el nivel de relevancia de Cruise dentro de la organización: “Se les dice a los cienciólogos que Tom Cruise está salvando al mundo, por lo que es considerado una deidad dentro de la iglesia. En cuanto al poder, es la segunda persona dentro de la organización, después de David Miscavige (cabeza visible de esa iglesia)”.
Una polémica tras otra
Aunque es un tenaz difusor, Cruise no suele responder sobre cienciología en las entrevistas y evita confrontar con los que tienen opiniones negativas. En Hollywood existen detractores, defensores y algunos que cambiaron de bando. Entre los que suscribieron a la cienciología y luego la abandonaron, se destacan Lisa Marie Presley, hija de Elvis Presley, que se abrió en 2012, y Paul Haggis, guionista de “One Millon Dollar Baby”, que publicó en 2009 una carta con los motivos de su renuncia. El escritor beatnik William Borroughs, figura de la Generación Beat, estuvo en la organización a principios de los 60 y la abandonó por considerar que no admitía disidencias. Otros famosos que se han acercado a la cienciología son: John Travolta, Juliette Lewis, Elisabeth Moss, Kelly Preston, Jason Lee, Giovanni Ribisi, Jenna Elfman y Erika Christensen.
En su libro “Tom Cruise, una biografía no autorizada”, Andrew Morton describió una investigación que la cadena BBC hizo, en 2008, sobre la cúpula de la organización, a través del periodista británico John Sweeney. En el libro, Sweeney cuenta su experiencia en los Estados Unidos: “Me gritaron, me espiaron, irrumpieron en mi hotel a medianoche. Fui tratado de fanático por los seguidores de la cienciología y me persiguieron personajes oscuros y extraños por las calles de Los Ángeles. Cuando regresé a Gran Bretaña hubo llamadas a mis vecinos, a mi suegra y alguien se metió en mi casamiento, pero huyó cuando lo descubrieron”. El mismo año de la publicación del libro, Cruise apareció publicitando la cienciología: “Cuando sos cienciólogo y pasás por un accidente sabés que sos el único que realmente puede ayudar. Somos el camino a la felicidad. Podemos traer paz y unir culturas”.
Las polémicas fueron y son incesantes. El año pasado, Mike Rinder, ex miembro de alto rango de la institución, reveló en el sitio Page Six que Cruise estaba al frente de un proyecto para construir una cancha de fútbol profesional en los terrenos de la iglesia de cienciología de Golden Base, California, con la intención de sumar al futbolista David Beckham y a su esposa Victoria -entre otros famosos- a las filas de su culto. Lo publicó en el libro: “A Billion Years: My Escape From a Life in the Highest Ranks of Scientology”. Un portavoz de ese culto, que funciona casi siempre de un modo anónimo y subterráneo, sostuvo que Rinder era un “mentiroso empedernido” y que estaba “acosando” a la organización de un modo “deshonesto”.
En febrero de este año, en la entrega de los Premios del Sindicato de Directores de Cine, Apatow se burló de Cruise, carne de cañón de bromas por su adhesión a la cienciología y por ponerle el cuerpo a escenas de riesgos a sus 60 años. Con un guiño a una entrevista que el actor le había dado a Oprah Winfrey en 2005, en la había saltado literalmente de amor por Holmes, el realizador dijo: “Recuerden esa vez en que Tom Cruise saltó de arriba a abajo en un sofá y todo pensamos: ‘qué lunático’. Ahora, en “Top Gun: Maverick”, conduce una moto por un acantilado y hace maniobras peligrosas y todos decimos: ‘Tom está bien’. Tom no está bien. Algo anda mal en él. Alguien tiene que explicarle que existen los efectos especiales, que no necesita hacer escenas riesgosas. Cada vez que las hace, parece una publicidad de cienciología. Pregunto: ¿Eso está en la Dianética? Porque no dice nada sobre saltar un acantilado en la Torah. A lo único que parece temerle Tom es a la paternidad compartida y a los antidepresivos”.
“Dianética: la ciencia moderna de la salud mental” es un libro de 1950 escrito por Hubbard, algo así como la Biblia de los cienciólogos como Cruise, que un video de estilo mesiánico apareció diciendo: “La cienciología me ayudó increíblemente en la vida. Sin ella, no estaría donde estoy. Así que es una religión hermosa y estoy increíblemente orgulloso”. Su fanatismo tampoco envejece.
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