Gavrilo Princip: el joven enamoradizo que asesinó al heredero de un imperio y desencadenó la Primera Guerra Mundial

El crimen del archiduque Francisco Fernando y su esposa en Sarajevo fue la mecha que encendió el conflicto bélico en el que murieron 8 millones de personas. El autor del magnicidio fue un muchacho de 19 años, influenciado por panfletos anarquistas y nacionalistas que incitaban al asesinato del noble, heredero al trono del imperio Austro-Húngaro

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Gavrilo Princip, el autor de los disparos que terminó con las vidas del archiduque Francisco Fernando y su esposa. Fotografía Wikipedia.
Gavrilo Princip, el autor de los disparos que terminó con las vidas del archiduque Francisco Fernando y su esposa. Fotografía Wikipedia.

Era un día perfecto. El domingo 28 de junio de 1914 era especial para el archiduque Francisco Fernando de Austria, 49 años, heredero de la corona de Austria-Hungría. En esos días festejaba su aniversario 14 de casado con Sofía Chotek, 46, duquesa de Hohenberg -que no era de sangre real- quien esperaba su cuarto hijo.

En una Europa que se parecía a una olla a presión a punto de estallar. Existía una tensión en las relaciones entre Gran Bretaña y Alemania, enfrentada ésta históricamente con Francia. Austria-Hungría se había anexado Bosnia, que no cayó bien en Rusia, que deseaba los Balcanes. Eran los tiempos que se los llamó de “la paz armada”.

La pareja había viajado el 25 a Bosnia a presenciar las maniobras militares de verano. El 28 abordaron un tren y viajaron a Sarajevo, que desde 1908 pertenecía al imperio austro-húngaro.

A las 10 serían homenajeados en el ayuntamiento. En una comitiva de cuatro automóviles, la pareja real iba en el tercero, un Gräf & Stift descapotable de fabricación austríaca. Recorrieron las calles de Sarajevo atestada de gente que querían verlos. Francisco Fernando vestía uniforme militar y saludaba a la gente con su mano derecha. A su lado, su esposa Sofía lucía traje claro, un ancho sombrero adornado con flores y llevaba una sombrilla para protegerse del sol. Con una leve inclinación de cabeza respondía los saludos.

La pareja real. El archiduque Francisco Fernando y su esposa Sofía, hallaron la muerte en Sarajevo. Ilustración revista Caras y Caretas.
La pareja real. El archiduque Francisco Fernando y su esposa Sofía, hallaron la muerte en Sarajevo. Ilustración revista Caras y Caretas.

Mezclados en la multitud, siete terroristas ubicados en distintos puntos del recorrido, esperaban asesinarlo. Pertenecían a una organización secreta llamada La Mano Negra, que buscaba la anexión de bosnia a Serbia. Estos serbio-bosnios habían llegado a la ciudad el 3 de abril.

Todos eran muy jóvenes.

La pareja se había casado el 1 de julio de 1900. Francisco Fernando era el heredero de la corona imperial austro-húngara y su esposa era condesa y había sido dama de honor de la archiduquesa Isabel, hermano de su futuro marido.

Se habían flechado cuando ella, tres años antes, lo había cuidado cuando estuvo gravemente enfermo. El siempre decía que ella le había salvado la vida.

Tiempos felices. El matrimonio tenía tres hijos y esperaban un cuarto. Fotografía revista Caras y Caretas.
Tiempos felices. El matrimonio tenía tres hijos y esperaban un cuarto. Fotografía revista Caras y Caretas.

Cuando el emperador se enteró de que la pareja pensaba formalizar, le pidió a su hijo que se tomase un año para pensarlo. Al cumplirse, como el hijo insistió, autorizó el casamiento.

El primero de los terroristas se llamaba Mehmedbasic y a pocos metros estaba su compañero Cabrinovic. Cuando el primero quiso actuar cuando pasaba el vehículo, un policía ubicado justo delante suyo le tapó la visión y no le dejó lugar para arrojar el explosivo que tenía preparado. Entonces Cabrinovic lanzó el suyo. El archiduque lo vio venir y con su brazo en alto, protegiendo a su esposa, lo hizo rebotar y estalló cuando impactó contra el suelo.

El conductor recibió heridas leves, aunque el teniente coronel Erich von Merizzi, ayudante del gobernador, fue herido en la cabeza.

Los últimos cinco minutos de vida de la pareja. Instantes en que abandonan el ayuntamiento para dirigirse al hospital a visitar a los heridos. Fotografía Wikipedia.
Los últimos cinco minutos de vida de la pareja. Instantes en que abandonan el ayuntamiento para dirigirse al hospital a visitar a los heridos. Fotografía Wikipedia.

El terrorista ingirió cianuro y se tiró al río Miljacka, pero tuvo mala suerte. La dosis del veneno no fue suficiente y no murió, sino que fue detenido.

Sorprendentemente, la comitiva continuó con su ruta. Los otros terroristas, al escuchar la explosión, no actuaron, creyendo que se había cumplido el cometido.

El archiduque, fuera de sí, cuando llegó al ayuntamiento, se la tomó con el alcalde: “¡Uno viene de visita a la ciudad y lo reciben con bombas!” Su esposa le susurró algo al oído y el hombre se calmó. El alcalde se encogió de hombros.

Nueve de los detenidos por los atentados cometidos el 28 de abril de 1914. Fotografía revista Caras y Caretas.
Nueve de los detenidos por los atentados cometidos el 28 de abril de 1914. Fotografía revista Caras y Caretas.

La familia del archiduque tenía una trágica historia de muertes violentas. Su tío Maximiliano de Habsburgo fue fusilado en México, la emperatriz Isabel de Baviera, conocida como Sissi, fue asesinada por un anarquista y su papá había salvado su vida en media docena de oportunidades, en la batalla de Solferino en 1859 y en por lo menos cuatro atentados.

A Francisco Fernando le aconsejaron suspender el programa y abandonar Sarajevo. El se negó y quiso visitar el hospital, donde habían sido llevados los heridos.

El gobernador Potoirek le aseguró que se habían tomado las medidas de seguridad correspondientes y que la ciudad era segura. Aún así el archiduque le propuso a su esposa que se fuera de Sarajevo, pero se negó.

Gavrilo Princip ya está en poder de la policía. La multitud había querido hacer justicia por mano propia. Fotografía Wikipedia.
Gavrilo Princip ya está en poder de la policía. La multitud había querido hacer justicia por mano propia. Fotografía Wikipedia.

A las once menos cuarto de la mañana, subió a un vehículo. El conductor era un soldado y a su lado iba el gobernador. En el asiento trasero el archiduque y su esposa. Y el conde Frantisek Harrach, amigo de la pareja, iba en el estribo, solo por las dudas.

Se planeó ir al hospital por la avenida Appel, que bordeaba el río y los embarcaderos y no seguir la ruta original por las angostas calles interiores. Pero nadie le había informado al conductor del cambio de itinerario, ya que el encargado de hacerlo era Merizzi, que se reponía de sus heridas en el hospital.

Los terroristas volvieron a apostarse en distintos puntos del recorrido. Uno de ellos, Gavrilo Princip, creyendo que los planes se habían ido por la borda, había ido a comer algo.

Era un joven de 19 años, nacido en la aldea de Obljaj, en el municipio de Bosansko Grahovo, de padres campesinos, Petar y Marija. Era un joven que se había enamorado en la escuela, donde era buen alumno. Influenciado por las ideas de Koprotkin y Bakunin, con sus amigos Cabrinovic y Gravez hacía tiempo que planeaban asesinar al gobernador.

No imaginó que la comitiva pasaría justo al lado suyo. Cuando entró por la calle Francisco José, los gritos del gobernador alertando que esa no era la ruta hicieron que el conductor frenase, justo frente donde Princip había ido a comer algo.

Recreación del atentado, realizado por el dibujante español Juan Carlos Alonso para la revista Caras y Caretas.
Recreación del atentado, realizado por el dibujante español Juan Carlos Alonso para la revista Caras y Caretas.

Estaban muy cerca del lado norte del puente Lateiner, junto a la mezquita Husref Bey, una construcción del siglo XVI. Los autos decidieron dar marcha atrás para volver sobre sus pasos. Al conductor del auto de la pareja real se le paró el motor. En el momento en que intentaba ponerlo en marcha Princip, que estaba en la esquina de la calle paralela a la orilla derecha del río Miljacka, no lo pensó dos veces: sacó su pistola semiautomática FN modelo 1910 calibre 7,65 y realizó dos disparos, casi al bulto a una distancia de cuatro o cinco pasos del blanco. Quería matar a Francisco Fernando y al gobernador, que iba en el asiento delantero.

Inmediatamente después Princip intentó suicidarse, pero una mano desconocida lo tomó de la mano. La intervención de la policía impidió que la gente tomase justicia por mano propia. Sufrió golpes en todo el cuerpo.

Cuando sonaron los disparos, todos vieron que el archiduque y su esposa permanecieron en la misma posición. En la confusión del momento, se decidió ir a toda velocidad a la casa del gobernador.

Recién cuando el vehículo cruzaba por el puente, comenzó a salir sangre de la boca del heredero. El proyectil le había perforado la yugular y se había alojado en la columna.

“¡Por Dios! ¿Qué te ha sucedido?”, gritó la mujer y se desplomó hacia adelante. Ella tenía un tiro en el abdomen. El le rogó: “Querida Sofía, no te mueras, vive para nuestros hijos…”, pero la mujer ya había fallecido.

Su esposo lo haría minutos después. Sus últimas palabras fueron “no es nada, no es nada…”

No solo Princip fue detenido, sino varios de los miembros de la red terrorista. La policía realizó un vendaval de razzias, irrumpiendo en las casas donde la gente se había encerrado. En total, quince individuos fueron condenados a diversas penas, que fueron desde la muerte en la horca, pasando por los 20 años, 16, 10 y 3 años de cárcel. Hubo nueve absueltos.

Durante el juicio los implicados insistieron en que habían actuado por cuenta propia y que no pertenecían a ninguna organización. Sin embargo, para el imperio austro-húngaro el doble asesinato fue la excusa para declararle la guerra a Serbia. Y el resto de los países reaccionaron en consecuencia. Fue el detonante de la primera guerra mundial.

Gavrilo fue condenado a cadena perpetua. El no haber llegado a cumplir los 20 años lo salvó de la pena de muerte. En el tribunal pidió ser quemado vivo, para que su cuerpo convertido en antorcha, guiase a su pueblo hacia la libertad.

Fue encerrado en el fuerte de Terezín o Theresientadt, “La ciudad de Teresa”, ubicada a unos setenta kilómetros de Praga, que los nazis transformaron en un centro de tortura durante la segunda guerra.

Ingresó en diciembre de 1914 y soportó un severo régimen, que incluía permanecer aislado y encadenado en una celda semi oscura; la comida era escasa, no tenía permitido las visitas ni material de lectura. Su única distracción era un paseo diario de media hora.

Dormía cuatro horas por noche y con el correr del tiempo se transformó en una persona indiferente. Al no tener noticias del exterior ni de su familia lo volvió un hombre sin esperanzas. Tenía altibajos. En uno de ellos intentó ahorcarse con una toalla.

En 1916 fue entrevistado por Martin Pappenheim, un psiquiatra que cuando finalizó la guerra, publicó el contenido de las conversaciones en un libro.

En la cárcel contrajo tuberculosis, que lo llevaría a la muerte. Los que lo vieron en sus últimos días en el hospital lo escucharon repetir que en lo poco que dormía, tenía “sueños muy hermosos”. Permanecía boca arriba con la vista fija en el techo y le habían quitado las cadenas. En 1917 debieron amputarle un brazo y estaba tan flaco que impresionaban cómo se notaban sus coyunturas debajo de las cobijas.

Murió el 28 de abril de 1918. Su cuerpo fue enterrado en un lugar secreto en el cementerio de la cárcel pero uno de los soldados encargados de sepultarlo se ocupó de hacer un croquis.

Cuando la Primera Guerra terminó, sus restos fueron localizados y llevados a Sarajevo. Descansan en el Memorial Nacional de esa ciudad.

En septiembre de 1928 su papá Petar que vivía en Grahovo, Bosnia, solicitó una pensión al presidente yugoslavo para terminar tranquilos sus días. Dijo que su hijo había hecho “un gran servicio” desencadenando la guerra que permitió la creación del Estado yugoslavo.

Se celebraban misas en su memoria y en el frente de su casa colocaron una placa.

El puente Lateiner, donde Gavrilo se ubicó el día del atentado, pasó a llamarse Puente Princip. Pusieron la siguiente inscripción: “En este histórico lugar, Gavrilo Princip inició el camino hacia la libertad, el día de San Virtus, 28 de junio de 1914″. Un joven, que aún no había cumplido los 20 años, buen alumno y enamoradizo que desencadenó una conflagración mundial que provocó ocho millones de muertos.

Fuentes: Conversations with Gavrilo Princip, por Martin Pappenheim;

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