La infancia de Anya Taylor-Joy en la Argentina y el bullying que sufrió en Londres: “Me encerraban en armarios”

Se hizo famosa interpretando a una ajedrecista profesional en Gambito de dama, y luego conquistó el corazón de los argentinos hablando con un perfecto acento porteño, producto de haber vivido en Buenos Aires. Recién casada en una boda secreta, Anya Taylor-Joy revela su original método para aprender a hablar inglés, su extraña fórmula para combatir el agotamiento y, definitivamente, el secreto para hacer que Hollywood la ame

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Anya Taylor-Joy vivió hasta los seis años en la Argentina (Getty)
Anya Taylor-Joy vivió hasta los seis años en la Argentina (Getty)

Conquistó al mundo entero con su papel de Beth en Gambito de dama, aunque no todo fue éxito en su vida. La impresionante transformación de Anya Taylor-Joy hizo que, con sus flamantes 27 años, se apoderara de Hollywood.

Corazón blanco y celeste

Anya-Josephine Marie Taylor-Joy nació el 16 de abril de 1996 en Miami, y es la menor de seis hijos. Su padre, banquero y corredor de lanchas a motor, nació y creció en Buenos Aires, Argentina, y es de ascendencia inglesa y escocesa. Su madre es psicóloga y nació en Zambia en África, de padre inglés, diplomático de Londres, y madre española, de Barcelona. “Nací en Miami, pero nos mudamos inmediatamente a Argentina, donde todavía vive la mayor parte de mi familia, y estuve allí hasta los seis años”.

En Buenos Aires fue educada en el Northlands School, la misma institución que la reina de Holanda, Maxima Zorreguieta. Y a sus seis años se mudó a Londres con su familia donde asistió al Hill House y Queen’s Gate School en Londres. “Nos mudamos a Inglaterra, y aprendí inglés (recién) cuando tenía ocho años. Era terca y quería irme a casa y no entendía Londres en absoluto. Venía de un lugar donde todo era verde y había animales en todas partes y, de repente, vine aquí (Inglaterra), y dije ‘¿qué diablos está pasando?’”, explicó al Evening Standard, y luego recordó su frustración al tener que cambiar de país y cultura tan drásticamente, “Mi papá es escocés-argentino y mi mamá afro-española, y la situación política en Argentina se estaba volviendo tan grave que querían que sus hijos crecieran en un ambiente sin miedo. Todos estábamos realmente resentidos con ellos por eso y ahora que miramos hacia atrás, les agradecemos mucho porque nos dieron una gran oportunidad en la vida”.

Finalmente, Anya logró establecerse donde su familia estaba pero de todos modos su corazón sabe cuál es su lugar en el mundo, “Vengo de muchos lugares diferentes, pero creo que mi calidez y mi forma de ver la vida son de Argentina. Estoy muy agradecida por esa parte de mi historia. Me siento muy orgullosa de venir de Argentina”. Claro está cuando le preguntan por su comida preferida, “Los churros con dulce de leche, el pan con provolone y las empanadas”.

Antes de convertirse en actriz, modeló en la misma agencia que había contratado a Cara Delevingne y Kate Moss (Getty)
Antes de convertirse en actriz, modeló en la misma agencia que había contratado a Cara Delevingne y Kate Moss (Getty)

El principio de un sueño

Sea donde fuera, el sueño de Anya era claro: quería convertirse en actriz. El primer paso fue como modelo, después de que Sarah Doukas, fundadora de Storm Model Managment -agencia de modelos que representa a Kate Moss, Cara Delevingne y Behati Prinsloo, entre otras bellezas-, la descubrió en Londres. Sin embargo, casi pierde esa oportunidad, porque inicialmente confundió a Doukas con una acosadora. Mientras caminaba afuera de la tienda Harrods, notó que un coche la seguía y trató de escapar. Cuando escuchó que alguien llamaba desde el auto, “Si te detienes, no te arrepentirás... por favor, hay alguien en este auto a quien realmente le gustaría conocerte”. Anya accedió y, al día siguiente, firmó con Storm.

Poco después de haber firmado con la agencia de modelos Storm, la primera asignación de Anya fue para una sesión que tuvo lugar en el set de la serie Downton Abbey. Allí conoció al actor irlandés Allen Leech quien, después de escucharla leer un libro de poemas del poeta irlandés Seamus Heaney, quedó tan conmovido por su entrega que la refirió a su agente Kat Gosling, quien más tarde la contrató.

Fortalecerse de las tragedias

Anya Taylor Joy no tuvo una infancia fácil. Aunque le fue genial en la escuela, prosperando en clases de teatro e inglés, contó al Evening Standard, “Los niños no me entendían para nada y sufrí mucho acoso escolar. Solían encerrarme en armarios, me prohibían entrar en las aulas, no me invitaban a las cosas. No era agradable”. Al considerar cómo influyó esto en su infancia, Anya añadió, “Somos criaturas sociales, y nos va mal cuando no nos aceptan, o cuando sentimos que no pertenecemos a ningún sitio”.

Pasó momentos muy difíciles en la escuela, la intimidaban y todo eso la estaba deprimiendo bastante. Las burlas de sus compañeros de clase provenían precisamente de su dificultad con el nuevo idioma, “Me negué a aprender inglés durante dos años cuando nos mudamos a Londres, con la esperanza de enviar a mi familia de vuelta a casa. Fue difícil, pero al mismo tiempo me dio una sensación de desplazamiento que realmente se adapta a la vida que estoy viviendo ahora”. Su solución para incorporar el nuevo idioma fue astuta, “En el colegio al que asistí cuando me mudé a Londres ponían la película Escuela de rock todos los viernes”, y detalla, “Jack Black, Harry Potter y Jumanji son la razón de que aprendiera inglés”.

Anya hizo un paralelismo entre su vida y el personaje de Gambito de dama: "Beth es una persona solitaria, y eso es algo con lo que yo tuve que luchar en mi infancia".
Anya hizo un paralelismo entre su vida y el personaje de Gambito de dama: "Beth es una persona solitaria, y eso es algo con lo que yo tuve que luchar en mi infancia".

Aunque es lamentable que la actriz tuviera que pasar por esto, reflexionó de adulta que la soledad de su infancia le hizo comprender mejor el personaje de Beth Harmon en Gambito de Dama. Esto le permitió transformar la tragedia de la infancia en un personaje creíble; dijo a Style, “Vi muchos paralelismos entre las dos. Beth es una persona solitaria, y eso es algo con lo que yo tuve que luchar en mi infancia. Busca desesperadamente un lugar en donde encajar y en donde sentir que aporta algo. Para ella, eso es el ajedrez, y para mí, es la actuación”.

La actuación: su mejor jugada de ajedrez

Con una infancia tan inusual, Taylor-Joy parece sentirse cómoda haciendo grandes mudanzas. En una entrevista con Evening Standard, explicó cómo usó sus ahorros para mudarse a Nueva York a los 14 años, antes de abandonar los estudios dos años más tarde para centrarse en la actuación. Señaló que su familia estaba preocupada por ella, “Todos mis hermanos me llamaron diciendo que estaba arruinando mi vida. Lloré histéricamente”. Taylor-Joy agregó que ser la menor de seis hermanos le dio una confianza que usó a su favor, “Creo que como mis hermanos son mucho mayores que yo, crecí rodeada de adultos y nunca me consideré una niña. Mis padres me criaron como si siempre confiaran en mí”. Supo estar a la altura de esta confianza y su riesgo dio sus frutos cuando fue descubierta.

Ahora es una importante actriz de Hollywood: interpretó a Gina Gray en la serie Peaky Blinders y a Emma Woodhouse en la adaptación del 2019 de Emma, de Jane Austen. También fue el personaje de Ilyana Rasputin en la película del 2020, Los nuevos mutantes. “Fue el primer personaje que interpreté que irrumpió en una habitación. El primer día en el set, pensé, estoy a punto de ser una verdadera imbécil frente a un montón de gente, luego me crecerá un brazo enorme y tendré una espada enorme. Toda timidez debe salir por la ventana, y tienes que lanzarte a esto ahora mismo”. Y así fue.

Anya Taylor-Joy en la premier de' The Super Mario Bros. REUTERS/David Swanson
Anya Taylor-Joy en la premier de' The Super Mario Bros. REUTERS/David Swanson

Pero su gran salto al estrellato fue en 2015 con el papel de Thomasin en La bruja. Taylor-Joy describió la primera vez que se vio a sí misma en el film, “Me vi en pantalla por primera vez y quedé horrorizada por mi actuación. Estaba convencida de que nunca nadie me volvería a contratar. Y nunca había sentido algo así antes”. Esto resultó estar lejos de la verdad, y Anya pasó a hacer una colección de éxitos. “Cada personaje es un regalo. Cada uno fue tan individual y con una forma tan diferente de interpretar. Hay un momento en el que todo encaja y te convierte en esa persona. Pero no podría decir que uno es más gratificante que otro porque pongo todo de mí en cada uno de ellos”, expresó emocionada en los Globos de Oro del 2020. “Suena como un cliché, pero soy increíblemente afortunada de poder hacer lo que amo”.

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Más allá de La bruja, fue Gambito de dama la que puso a Anya Taylor-Joy en el mapa de forma global. La serie le valió un Globo de oro en 2021, que también supuso su primer premio importante. De hecho, la joven se convirtió en la primera latina en ganar en la categoría de mejor actriz de serie limitada, serie antológica o película hecha para televisión, según Variety. “Es extraño, pero para bien o para mal, y espero que sea para bien, tiendo a olvidar mis logros tan pronto como suceden”.

Irónicamente, para Anya la pandemia del coronavirus la ayudó a saltar a la fama. Suena contradictorio, pero mientras el mundo estaba encerrado, Gambito de dama se convirtió en un instantáneo éxito en Netflix. Todos querían saber quién dio vida a Beth Harmon. “Todo esto ocurrió en el encierro. Así que lo más loco fue que yo estaba en mi casa”, contó la actriz.

Aunque la pandemia la convirtió en una sensación, también fue una época de transformación para ella. Explicó a Tatler que estaba rodando El hombre del Norte cuando todo se cerró, y tuvo que quedarse en su casa de Londres y, al igual que todos, enfrentarse a una realidad completamente distinta. “Creo que hay un período específico entre los 18 y los 25 años en el que eres muy maleable. Y como estaba volcando tanta energía en comprender a mis personajes, era como un contenedor que se llenaba de líquidos de distintos colores y no tenía idea de quién era yo”, confesó Anya, al mismo tiempo que reconoció que la soledad y la lentitud le permitieron dedicarse tiempo personal, algo que no tuvo en mucho tiempo.

Sueños en español

A Anya Taylor-Joy le tocó el premio gordo de la lotería con actuaciones en TV y cine, pero aún tiene sueños en el horizonte, concretamente hablando de gente con la cual le gustaría trabajar y lo que quiere hacer. En los Globos de Oro de 2020, expresó sobre sus deseos de trabajar en proyectos en español, “Siempre quise trabajar con Guillermo del Toro. Siento que su relación con lo sobrenatural es muy parecida a la mía. Entiende muy bien mi cerebro y mi corazón. Así que me encantaría trabajar con él. Sólo estoy esperando el proyecto adecuado. Tiene que ser algo especial porque es una parte muy especial de mi vida y de mi alma. El español es mi primera lengua”.

Y Taylor-Joy también tiene otros sueños. En el 2016, confesó a The Hollywood Reporter, “Me encantaría trabajar con (Quentin) Tarantino, con los hermanos Coen y con Steven Spielberg. E.T. fue importante para mí”. Si su pasado sirve de ejemplo, parece que Anya conseguirá todo lo que se propone.

Cómo afronta el agotamiento

Mientras que a la mayoría de los actores les cuesta encontrar trabajo, Anya Taylor-Joy tuvo el problema contrario; tenía tanto que necesitó bajar el ritmo. Por ejemplo, contó con un solo día libre entre el rodaje de Emma y el de El misterio de Soho. “Sobreviví a base de Coca-Cola Light, cigarrillos y café, y al final me decía, ‘necesito comer una verdura’”, relató a Tatler. Ella misma admitió que a veces puede crear una sensación de estar perdiéndose algo. “Puede ser difícil cuando eres joven no sentirte culpable por no hacer cosas que otros jóvenes de 25 años están haciendo. Y eso puede afectar a una persona bastante en la cabeza”.

Anya Taylor-Joy en los Critics Choice Awards en Los Angeles, este año. REUTERS/Aude Guerrucci
Anya Taylor-Joy en los Critics Choice Awards en Los Angeles, este año. REUTERS/Aude Guerrucci

Estuvo tan ocupada que durante el rodaje de Peaky Blinders, ni siquiera pudo estar en las escenas con sus compañeros de reparto; estaba rodando Ámsterdam en Los Ángeles, mientras Finn Cole estaba en Inglaterra. “Hicimos muchas de nuestras escenas sin estar juntos. Era sólo yo actuando en el espacio vacío y viendo una escena que Finn hizo y tratando de reaccionar basada en eso, y esa fue una forma muy interesante de trabajar”, dijo a The Hollywood Reporter.

En The Late Late Show With James Corden, Anya habló sobre el agotamiento. “No he dormido desde que tenía siete años”. Mencionó las aplicaciones de ruido blanco y confesó que le encantan los sonidos de ballenas para conciliar el sueño.

Su adaptación a la fama

Para Anya Taylor-Joy, convertirse en una estrella significó tener que enfrentarse a los paparazzis y a extraños. En algunos casos, estos encuentros fueron inofensivos, mientras que otros resultaron aterradores. “La mayoría de la gente es dulce y amable y sólo quieren conversar, y eso me encanta”, dijo a Tatler. Por desgracia, no todos sus encuentros terminaron en intercambios cómodos, “Hay otras veces en las que eres una sola persona contra 20 y eso no es físicamente seguro. Puede dar mucho miedo cuando hay grupos enteros de hombres con cámaras pegadas a la cara corriendo detrás tuyo por la calle”.

Tuvo una experiencia particularmente mala en Nueva York, que la dejó llorando, pero tras hacer una pausa, se le ocurrió una idea, explicando, “A la mañana siguiente salí y dije, ‘Hola, me llamo Anya. Bajemos la cámara y conozcámonos’. No soy una presa. No quiero huir”. Su objetivo era que los fotógrafos pudieran hacer su trabajo sin que ella sintiera miedo. También se refirió a los fans “buena onda” que son su parte favorita. En el programa The Graham Norton Show, Taylor-Joy dijo que Gambito de dama le hizo descubrir una mezcla de fanáticos, especialmente debido a la disparidad de edades, “Hay niños muy pequeños a los que les encanta, y gente de 87 años que me dicen, ‘¡Beth!’, y eso me encanta”. El ajedrez parece unir a todos.

El amor en su vida

Su vida amorosa siempre fue tan misteriosa como su extraña mirada. Se le conocieron dos romances: primero estuvo comprometida con el actor irlandés Eoin Macken; luego, mantuvo una relación fugaz con el fotógrafo Ben Seed. Hasta que finalmente por fin cupido parece haber flechado su puerta, y Anya Taylor-Joy encontró el amor en un fanático de la lectura como ella.

Anya y su marido Malcolm, ambos nacieron el mismo día, con un año de diferencia (Getty)
Anya y su marido Malcolm, ambos nacieron el mismo día, con un año de diferencia (Getty)

En 2021 conoció al músico y actor norteamericano Malcolm McRae con quien se hicieron realmente oficiales cuando se besaron en público en el estreno de El hombre del Norte. En una entrevista con British Vogue, ella se refirió a su relación, “El otro día le dije a mi pareja que él era mi hobbie. Leer no cuenta porque eso es algo que tengo que hacer”, y agregó cuál fue la reacción de su novio al escucharla, “Le encantó porque él es igual. Por fin encontré a alguien que se sentará felizmente en silencio conmigo a leer. Básicamente, tenemos 80 años y 7 al mismo tiempo, y funciona muy bien”.

No sólo comparten el amor por los libros; Anya y Malcolm nacieron el mismo día, con un año de diferencia, él mayor que ella. En marzo de 2022, McRae posteó en su Instagram una canción y escribió al pie del video. “Escribí esta canción para Anya dos días después de conocerla. Se llama ‘Realmente quiero volver a verte’”. El tema dice, “Creo que nos parecemos en formas que no puedo explicar bien, pero podría, podría con algo de tiempo. Si alguna vez estuviéramos en el mismo lugar. Quiero lo que es correcto, pero quiero sin avisar ahora, y creo que estamos queriendo algo igual”.

La composición fue mágica: Anya y Malcolm se casaron en una boda secreta que, aunque intentaron mantenerse lejos de las cámaras, fuentes delataron la pequeña e íntima celebración, según reveló Page six. Hoy estarían festejando ambos su cumpleaños por primera vez ya como marido y mujer legalmente casados.

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