Para Cynthia Virgin era un día más de trabajo. Tenía 22 años y trabajaba de prostituta en un estacionamiento semibandonado de Alburquerque, Nuevo México. Cuando el sol caía sobre el desierto, la chica se calzaba la ropa de trabajo para atender a sus clientes. En general eran camioneros y algunos hombres casados que se aventuraban hasta las afueras de la ciudad. Compartía la parada con otras chicas, pero esa tarde estaba sola. Si fuera una película de Hollywood el director pondría esa bola de paja rodando para mostrar la soledad de la mujer en ese momento.
Era el 19 de marzo de 1999 y Cynthia aún no sabía que estaba a las puertas del horror. El lugar para el trabajo era seguro. Junto al resto de las chicas habían tejido buenas relaciones con la estación policial cercana que tenía jurisdicción en la zona.
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La última víctima de la “caja de juguete”
Sin embargo, cuando ya cayó la noche y el frío del desierto se hacía sentir, un hombre que dijo ser policía de civil la detuvo. La empujó contra su auto, la palpó de armas en forma que la chica sintió que se acercaba una violación. Cynthia había lidiado muchas veces con hombres violentos, pero nunca de estos niveles. El supuesto oficial la golpeó en la cabeza y la metió en la parte trasera de su auto. Era David Parker Ray y llevó a la chica a su tráiler que tenía estacionado en medio del desierto de Alburquerque. “Bienvenida a mi toy box (caja de juguetes) -le dijo Parker Ray, mientras recorría el cuerpo de la chica con su mirada-. No grites, porque acá nadie te va a escuchar”. Era cierto porque la casa rodante estaba cubierta de un material que hacía imposible que se escucharan los pedidos de auxilio de la chica desde afuera.
Parker Ray llevó a a la chica a empujones hacia su tráiler. En ese momento, Cynthia gritó, pero no había nadie cerca para escucharla. Luego, la encadenó a una mesa en el remolque. Durante los siguientes tres días, violó y torturó a Vigil, con la ayuda de su novia y cómplice Cindy Hendy.
Ray y Hendy usaron látigos, instrumentos médicos, sexuales y descargas eléctricas para atormentar a la chica. Antes de empezar con los tormentos, el hombre hacía correr un casette en la grabadora con su voz en la que le explicaba a Cynthia todo lo que iba a sufrir a continuación. Los ojos de la prostituta se abrieron bien grandes. Estaba por vivir los peores días de su vida.
En el cassete, Ray le explicaba que la chica debía llamarlo a él solo como “Maestro” y a su novia como “Ama”. Cynthia no podía hablar a menos que Parker Ray se lo autorizara. Luego pasó a explicar exactamente cómo la violaría y abusaría de ella.
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“Por la forma en que hablaba, no sentí que fuera su primera vez –relató Vigil, en una entrevista posterior-. Era como si supiera lo que estaba haciendo. Me dijo que nunca volvería a ver a mi familia. Me dijo que me mataría como a sus otras víctimas”.
Luego de cada sesión de tortura y abusos, el hombre se iba a su trabajo. Su novia también muchas veces salía de compras. Cerraban la puerta de la “caja de juguetes” y dejaban atrás el horror. Afuera, en las calles de Alburquerque, eran una pareja más que comían donas o revueltos de panceta en la cafetería de la ciudad.
El tercer día de cautivero, Hendy accidentalmente dejó las llaves de las esposas muy cerca de Cynthia. Muy debilitada, pero aún con vida, la chica se abalanzó sobre las llaves y liberó sus manos. En ese momento, volvía la novia de Parker Ray, quien intentó detener su escape. Las chicas pelearon dentro de la “caja de juguete” y Vigil la apuñaló con un picahielos que pudo agarrar de la diminuta cocina del tráiler.
Cynthia corrió por el desierto desnuda. Sólo tenía un collar de perro que le había colocado Parker Ray y con las esposas y cadenas colgando. Tras varios kilómetros, la chica llegó a la puerta de otra casa rodante. Golepó la puerta y gritaba desesperada. Cynthia tenía miedo de ver aparecer al monstruo que la había sometido durante casi tres días. El dueño del tráiler abrió y no podía entender lo que veía. Le dio una manta y enseguida llamaron a la policía. En un par de horas, los agentes detuvieron a la pareja de torturadores. Así cayó Parker Ray por un descuido. Pero detrás del horror vivido por la joven hay una historia.
El origen del monstruo
David Parker Ray nació en Belen, Nuevo México en 1939. Poco se sabe sobre su infancia, solo que fue criado por su abuelo. Su mamá lo había abandonado y su papá lo veía en forma esporádica. El hombre se alejaba por gran cantidad de tiempo. Se iba supuestamente a trabajar a otros estados del sur de Estados Unidos. Cuando volvía era para pedir plata y golpear al niño.
Ray formó parte del ejército de Estados Unidos, pero no se le conocen participaciones en guerras como las de Vietnam o Corea. Se casó cuatro veces y tuvo otros tantos divorcios. Y finalmente encontró trabajo como mecánico en Parques Estatales de Nuevo México. Allí iniciaría la relación con Hendy y la secuencia de torturas y crímenes en su “caja feliz”, como llamaba a la casa rodante que funcionaba como sala de tormentos para sus víctimas.
Hasta el día de hoy, no está claro exactamente cuándo Ray comenzó su ola de crímenes. Pero se cree que comenzó en algún momento a finales de la década de 1950, cuando apenas tenía unos 20 años.
Viaje al interior de la “caja de juguetes”
Después de arrestar a David Parker Ray por el secuestro de Vigil, la policía obtuvo una orden para allanar su tráiler. Ni los oficiales más experimentados podían creer lo que vieron dentro de la “caja de juguete”.
El refugio del monstruo contenía una mesa tipo ginecólogo en el medio con un espejo montado en el techo para que sus víctimas pudieran ver los horrores que sufrían. Tirados por el suelo había látigos, cadenas, poleas, correas, abrazaderas, barras separadoras de piernas, bisturíes, sierras y numerosos juguetes sexuales.
Las autoridades también encontraron un artefacto de madera, que aparentemente se utilizó para inmovilizar a las víctimas de Ray mientras las violaba.
Pero de todos los descubrimientos inquietantes encontrados en el tráiler de “Toy Box Killer”, así lo llamó la prensa sensacionalista del momento, quizás el más horrible fue un video de 1996, que mostraba a una mujer aterrorizada mientras era violada y torturada por la pareja.
La cara de Parker Ray llegó a las tapas de todos los diarios de Alburquerque. Las notas contaban con lujo de detalle lo siniestro de este hombre y su pareja. Todo lo que había sufrido Cynthia. Entonces, apareció otra víctima del “Toy Box Killer”.
Angélica Montano era una conocida de Ray. Una vecina que se acercó hasta la casa del monstruo para pedir un ingrediente que le faltaba para su torta. Una simple taza de polvo de hornear que hiciera más esponjoso su plato. Entonces, el hombre vio la chance y capturó a la mujer, quien fue drogada, violada y torturada. en este caso, Montano no fue asesinada. Parker Ray la abandonó en el desierto desnuda. La denuncia policial fue cajoneada y nunca la tomaron en cuenta.
Ray a menudo drogaba a sus víctimas mientras las atormentaba. Usaba sustancias como pentotal sódico y fenobarbital para que no pudieran recordar correctamente lo que les sucedió si sobrevivían a su tortura.
Pero ahora, dado que tanto Vigil como Montano estaban dispuestos a testificar sobre los crímenes de Ray, el caso contra Toy Box Killer se fortaleció. La policía pudo presionar a la novia y cómplice de Ray, Cindy Hendy , quien rápidamente se quebró y comenzó a contarles a las autoridades lo que sabía sobre los secuestros.
Su testimonio llevó a la policía a descubrir que varias personas ayudaron a Ray durante los secuestros y las violaciones. Los cómplices de Ray incluyeron a su propia hija, Glenda “Jesse” Ray, y su amigo, Dennis Roy Yancy. Varias de esas violaciones y torturas habían terminado en asesinato, según los testimonios.
Yancy luego admitió haber participado en el brutal asesinato de Marie Parker, una mujer que había sido secuestrada, drogada y torturada durante días por Ray y su hija, antes de que Yancy la estrangulara hasta la muerte en 1997.
La víctima que fue filmada
Tras el destape del horror, una tercera víctima testificó y contó su caso. En este caso era la misma víctima que aparecía en el video filmado por Parker Ray en su “caja de juguete” en 1996. Era Kelli Garrett.
Esta mujer era una amiga de la hija del asesino. El 24 de julio de 1996, Garrett había tenido una de las clásicas peleas con su esposo. El matrimonio no iba del todo bien y los cruces eran cada vez más violentos. La chica decidió pasar la noche jugando al billar en un salón local con su amiga. La hija de Parker Ray puso un somnífero en la cerveza para entregarle una nueva víctima a su padre.
Padre e hija le colocaron un collar de perro y una correa en Garrett y la llevaron al tráiler del horror. Allí, David Parker Ray la violó y torturó durante dos días. Luego, le cortó la garganta y la tiró al costado de la ruta. Imaginó que ya estaba muerta. Sin embargo, la mujer sobrevivió milagrosamente al brutal ataque, pero ni su esposo ni la policía creyeron su historia. De hecho, su pareja se sintió engañado y pidió el divorcio ese mismo año.
Debido a los efectos de las drogas, Garrett tenía un recuerdo limitado de los eventos durante esos dos días, pero recordaba haber sido violado por “Toy Box Killer”.
Con todos los testimonios de sus víctimas y de sus cómplices que se quebraron ante los investigadores, David Parker Ray fue sentenciado a tres cadenas perpetua por 12 cargos de tortura y violación. Eran 223 años de sentencia, pero murió de un ataque al corazón poco después de que comenzara su condena en la cárcel de máxima seguridad de Alburquerque el 28 de mayo del 2002. En cuanto a Jesse Ray, su hija,recibió una sentencia de nueve años. Cindy Hendy, su novia, fue condenada a 36 años.
Sus ataque se dieron por casi 40 años desde fines de la década del 50 hasta 1999, el día que Cynthia escapó de la “caja de juguete” y pudo dar testimonio del horror. Pudo mantenerse impune durante todo ese tiempo por las drogas que le suministraba a sus víctimas. Las chicas recordaban muy poco de los tormentos y violaciones. No podían dar testimonio, ni describir la fisonomía del monstruo.
Aunque nunca fue condenado formalmente por asesinato, se estima que mató a más de 50 mujeres.
Mientras la policía investigaba el tráiler de Toy Box Killer, descubrió evidencia de numerosos asesinatos, incluidos diarios escritos por Ray, que detallaban las brutales muertes de varias mujeres. Las autoridades también descubrieron cientos de piezas de joyería, ropa y otros efectos personales. Se creía que estos artículos pertenecían a las víctimas de Ray.
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