“Mamá, poné mis armas en el suelo / No puedo dispararles más / Esa larga nube negra está cayendo / Siento que estoy llamando a la puerta del cielo”, canta la voz cascada de Bob Dylan en Knockin’ On Heaven’s Door, y esos versos podrían usarse en la banda de sonido de la escena siniestra que protagonizaron 21 mujeres y 18 hombres en una mansión de Colina Norte, Rancho Santa Fe, California, el 26 de marzo de 1997.
Ninguno de ellos podrá contar si alguna vez escuchó la canción de Dylan, porque están muertos. De lo que no hay dudas es que ese día los 39 miembros de la secta Heaven’s Gate querían golpear las puertas del cielo y que para eso se suicidaron.
Pensaban que la llegada a las cercanías de la Tierra del cometa Hale-Bopp – descubierto por los astrónomos apenas dos años antes – era una señal incuestionable de la proximidad del Apocalipsis y un llamado para que pasaran al “siguiente nivel”, donde unos extraterrestres mucho más avanzados que los limitados terráqueos los llevarían a la presencia de Dios.
Para lograrlo, claro, debían morir y decidieron envenenarse con una mezcla letal de drogas y alcohol, pero no sin antes, eso sí, purificar sus cuerpos con grandes dosis de jugo de limón.
El de Heaven’s Gate fue el penúltimo de los grandes suicidios colectivos perpetrados por sectas en la década de los ‘90, después de la muerte de 80 davidianos en Waco, Texas, en 1993, y los de la Orden del Templo Solar en Francia, Suiza y Canadá entre 1994 y 1997.
El último todavía estaba por ocurrir: la muerte de cerca de un millar de adeptos del Movimiento para la Restauración de los Diez Mandamientos de Dios, en Uganda y en coincidencia con la llegada del año 2000.
Más atrás en la memoria todavía pervivía el fantasma de la masacre de Guyana, en 1978, cuando 918 seguidores del reverendo Jim Jones se quitaron la vida en un mismo día, aunque no demoró en saberse que a algunos reacios los habían “ayudado” por la fuerza a hacerlo.
En hechos como estos se acostumbra a hablar de “suicidios colectivos”, aunque por el contexto en que ocurren se parecen mucho a asesinatos en masa perpetrados por una sugestión transformada en arma letal.
En el caso de la masacre de Heaven´s Gate quienes la dispararon fueron dos extraños personajes llamados Marshall Applewhite, alias “Do” y Bonnie Nettles, alias “Ti”.
Una secta con trayectoria
Los orígenes de Heaven’s Gate se pueden rastrear hasta principios de la década de los ‘70, cuando Appelwhite y Nettles crearon uno de los tantos grupos fascinados por la filosofía New Age.
Como la mayoría de esos grupos, su doctrina era una mezcolanza de antiguas ideas ocultistas, lecturas herméticas de la Biblia, articulaciones de conceptos de diferentes religiones y mitos combinadas en diferentes dosis.
La particularidad del grupo que lideraban “Do” y “Ti” era el papel que tenían su discurso los extraterrestres, superiores a los humanos, encargados de llevar a los elegidos a un nivel superior cuando se pudriera todo en la Tierra o, para decirlo de manera más elegante, se produjera el apocalipsis.
Mientras se esperaba su llegada era necesario lograr una transformación personal, que ejemplificaban con la imagen del gusano que se convertía en mariposa.
Captaban adeptos dando conferencias por todo el país y en 1975 las autoridades norteamericanas comenzaron a recibir las primeras denuncias de padres que decían que sus hijos los habían abandonado para seguir a la secta.
Al principio, la comunidad no tenía un lugar fijo de residencia, sino que funcionaba con un nomadismo que le servía para captar más gente. A principios de los ‘80 tuvieron su primer lugar fijo, un camping en California, donde poco después alquilaron algunas casas.
Bonnie Nettles murió de cáncer en 1983. La versión oficial de la secta fue que había ascendido a “un nivel superior” y que era la primera en lograrlo.
A partir de entonces, Applewhite quedó como único líder y endureció las normas de conducta de sus seguidores con el argumento que era la manera de seguir a “Ti”. Hasta entonces, como Nettles era pareja de Applewhite, jamás se les había ocurrido proponer como regla la abstinencia sexual. La viudez del líder cambió todo: si él no tenía relaciones sexuales, nadie podía tenerlas.
De esa época datan las primeras castraciones de miembros del grupo. Años después, en las autopsias de los cadáveres masculinos del suicidio en masa, los forenses encontraron que ocho estaban castrados.
Expandida por Internet
A principios de los ‘90, Applewhite descubrió que la recién nacida Internet podía ser un vehículo para llevar su mensaje. Coincidentemente, bautizó a la secta con su nombre definitivo: Heaven’s Gate.
En su página, ofrecían material espiritual y apocalíptico, plagado de palabras como “ovnis”, “alienígenas”, “extraterrestres”, “fin del mundo”, “abducciones”, “segunda venida”.
Applewhite denunciaba también la existencia de los “luciferanos”, otros extraterrestres muy desarrollados, que mantenían a los humanos en la Tierra en la oscuridad e intentaban impedir que alcanzaran el siguiente nivel a través de las otras religiones.
No se promovía explícitamente el suicidio, pero se hablaba de una “salida voluntaria” para entrar en “el Reino del Cielo”. Había mensajes como “estamos felizmente preparados para dejar ‘este mundo’ e ir con la tripulación de Ti”.
Applewhite explicaba que todo lo “humano” tenía que abandonarse, incluyendo el cuerpo, antes de poder ascender.
A quienes entraban en el sitio Web se les hacía una invitación: “Si estudiás el material de este servidor de Internet podrás comprender el porqué de nuestro gozo y nuestro propósito en la Tierra. Incluso podés encontrar tu ‘tarjeta de embarque’ para partir con nosotros durante esta breve ‘ventana’”.
Esa ventana no era otra cosa que la muerte.
Poco después, una donación anónima les permitió alquilar la casa en el condado de San Diego, California, donde finalmente se perpetraría el suicidio colectivo.
Por entonces la secta – que nunca había sido muy numerosa – sumaba unos cincuenta miembros activos, aunque tenía seguidores “a distancia” en distintos lugares del país.
El cometa y el suicidio
Todo se precipitó cuando Applewhite se enteró del descubrimiento del cometa cometa Hale-Bopp, que pasaría muy cerca de la Tierra. Oficialmente llamado por la NASA C/1995 O1, era mil veces más brillante que el cometa Halley, y en la era del auge de la Internet, las imágenes de su acercamiento al planeta fueron transmitidas en tiempo real.
Applewhite sostenía que Nettles – o sea “Ti” - estaba a bordo de una nave espacial que arrastraba al cometa, y que planeaba encontrarse con ellos. Les dijo a sus seguidores que la estela los transportaría a otro destino pero que el gobierno norteamericano conspiraba para que no se hablara de la existencia de la nave.
En marzo de 1997, el grupo se aisló en la casa de Rancho Santa Fe y grabó declaraciones de despedida. En uno de ellos, el líder de la secta definió a los suicidios como la “salida final” del grupo y declaró que “odiaban este mundo con toda honestidad”.
La fecha se acercaba: el cometa estaría en el punto más cercano a la Tierra, a unos 193 millones de kilómetros, el 22 de marzo de 1997.
Ese día comenzaron los suicidios, que se prolongarían durante cuatro días. Primero, los miembros de la secta “purificaron” sus cuerpos tomando grandes cantidades de jugo de limón. Después, uno tras otro, bebieron una mezcla de vodka con grandes cantidades de barbitúricos.
Todos vestían uniformes negros con parches que decían “Heaven’s Gate Away Team” y calzaban zapatillas Nike, modelo Decade, del mismo color. Cuando se conoció este último dato, Nike decidió sacar ese modelo del mercado. No lo fabricó más.
Los que iban quedando vivos tapaban los cuerpos de los muertos – que “descansaban” sobre colchonetas – con mantas.
Applewhite fue uno de los últimos cuatro miembros en morir. Lo asistieron tres ayudantes, los últimos que quedaban vivos, que se suicidaron después que su líder.
El 26 de marzo ya no quedaba nadie vivo en la casa, pero todavía faltaba el acto final, para el cual Applewhite había dejado precisas instrucciones a uno de los miembros de la secta, Richard Fox, también conocido como Rio di Angelo.
Una cámara y una llamada
Siguiendo las órdenes de Applewhite, el mediodía del 26 de marzo, Fox llegó a la casa de Colina Norte con una cámara de video. Abrió la puerta con una llave que el líder le había dado unos días antes y comenzó a grabar la escena.
El video recorrió los ambientes amplios de la mansión donde estaban diseminadas las colchonetas sobre las cuales estaban los cadáveres. Fue registrando uno por uno, hasta contar 39.
Recién entonces tomó su teléfono y llamó al 911.
-Quiero denunciar un crimen. Es en Colina Norte, 18241, Rancho Santa Fe – dijo cuando un policía lo atendió.
-Muy bien. ¿Qué pasó?
-Se trata de un grupo religioso que se suicidó.
-¿Usted no sabe qué pasó o cuántas personas son?
-No.
-Muy bien. Vamos para allá.
Demoraron una hora en llegar. Horas después, en una conferencia de prensa, el Sheriff de San Diego describió así la escena que encontró: “Fue duro para mí aceptar que esas treinta y nueve personas estaban muertas, parecían dormidas. En toda mi carrera, jamás vi algo así”, dijo.
Igual que Fox, otros dos de los miembros de la secta no participaron del suicidio colectivo. Los dos diseñadores de la web de Heaven’s Gate también habían recibido instrucciones de Applewhite: mantener la página de la secta en la web.
Durante años – más precisamente hasta 2014 – quienes entraban en ella podían escuchar un mensaje de Applewhite:
“Con toda honestidad tengo que reconocer a mi padre. Mi padre no es un padre humano. Mi padre es un miembro del Nivel Evolucionario Sobrehumano el Reino de Dios, el Reino del Cielo. Mi padre me dio a luz mucho antes que a esta civilización, en ese nivel de reino superior a los humanos, ese Reino del Cielo, ese Reino de Dios”.
Amén.
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