Este 21 de febrero se cumplen 58 años del crimen del activista estadounidense por los derechos civiles de los afroamericanos Malcolm X. Este militante ganó prominencia en EE.UU. en la década del 60 como la voz de la Nación del Islam, exhortando a los negros a reclamar “por cualquier medio necesario por el fin de las injusticias”.
Cerca del final de la vida de Malcolm X, se separó de la organización musulmana negra y, después de un viaje a La Meca, comenzó a hablar sobre el potencial de la unidad racial. Le ganó la ira de algunos en la Nación del Islam, que lo veían como un traidor. Eso sumado a que esta agrupación estaba infiltrada por el FBI fue un cóctel fatal que impulsó la violencia con la que fue atacado el militante.
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La infancia del líder
Seguramente los hechos de su niñez hayan influenciado en su militancia adulta. Cuando Malcolm Little, así era su nombre verdadero, tenía 6 años, su padre salió una noche a cobrar una deuda. En ese momento fue emboscado por un sector del Ku Klux Klan. La historia oficial indicó que fue atropellado por un tranvía. Aunque las autoridades dictaminaron que su muerte fue un accidente, los afroamericanos de la ciudad de Omaha, en Nebraska, creían que un grupo de los más radicalizado del Klan lo había golpeado y lo había colocado en las vías para que lo atropellaran. Hasta el día de hoy, nadie lo sabe con certeza. Malcolm también perdió a otros familiares por la violencia, incluido un tío que, según contó en entrevistas de adulto, fue linchado por blancos.
Luego de sucedido la tragedia de su papá, la madre de Malcolm sufrió una crisis nerviosa y fue enviada a una institución mental. Esto provocó que los funcionarios de asistencia social separaran a Malcolm y sus hermanos.
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El derrotero de Malcolm dentro de la red estatal estadounidense siguió su curso. El ya joven fue enviado a un centro de detención juvenil en Mason, Michigan. Allí asistió a una escuela secundaria casi exclusivamente para blancos. Aunque estaba entre los mejores de su clase, un profesor de inglés supuestamente le dijo que ser abogado “no era un objetivo realista para un negro”. Harto del racismo que ya había diezmado a toda su familia, se fue a los 15 años a vivir con su media hermana a Boston, para nunca más asistir a la escuela. Un trabajo ferroviario le inculcó la afición por viajar y, a los 17 años, recaló en Nueva York en donde inició su carrera política en Harlem.
A los 9 años, con su familia en una situación económica desesperada, Malcolm comenzó a robar comida en las tiendas de Lansing. Luego, en Boston y Nueva York se involucró en negocios de tráfico de drogas, juegos de azar y prostitución, pasando gran parte de su tiempo en clubes nocturnos de mala muerte.
A los 19 años fue arrestado por primera vez por robar y empeñar el abrigo de piel de su media hermana. Siguió un segundo arresto por presuntamente asaltar a un conocido a punta de pistola, y un tercer arresto se produjo después de que robara una serie de casas en el área de Boston. Condenado a una prisión estatal en 1946, sus compañeros de celda lo llamaban “Satanás” por su hábito de pasearse y murmurar maldiciones contra Dios y la Biblia.
Poco después, sin embargo, se calmó y comenzó a devorar vorazmente obras de historia (los horrores de la esclavitud le causaron una impresión particular), así como prácticamente todas las demás obras de no ficción que pudo conseguir. Incluso trató de memorizar el diccionario.
“En cada momento libre que tenía, si no estaba en la biblioteca, estaba leyendo en mi litera”, escribió Malcolm en su autobiografía. “No podrías haberme sacado de los libros con una cuña”. Mientras tanto, siguiendo el ejemplo de sus hermanos, se unió a la Nación del Islam y entabló correspondencia con su líder, Elijah Muhammad. Al igual que Garvey, la Nación del Islam predicó la autosuficiencia y el empoderamiento de los negros. Muy lejos del islam tradicional, también enseñaba que los blancos eran una raza de “diablos de ojos azules” creados hace milenios por un científico malvado.
Al salir de prisión en 1952, Malcolm se mudó a la casa de su hermano cerca de Detroit, donde asistió a la mezquita local de la Nación del Islam y buscó activamente nuevos conversos. Abandonando su apellido Little, que consideraba un nombre de “esclavo”, a favor de la letra X, rápidamente se convirtió en el favorito de Elijah Muhammad, quien lo ascendió a ministro antes de enviarlo a Boston y Filadelfia para establecer allí nuevas mezquitas.
Luego, Malcolm pasó una década al frente de la mezquita de Harlem, además de lanzar un periódico de la Nación del Islam, dar discursos en docenas de universidades de todo el país, participar en debates con los principales líderes de los derechos civiles y ocasionalmente reunirse con jefes de estado extranjeros.
Cómo fue el crimen
Los miembros de la Nación nunca perdonaron a Malcolm por irse de la organización en 1964. Hasta su amigo, el boxeador Mohamed Ali cortó la relación. En ese año desde su rompimiento hasta su muerte, lo desalojaron de la casa y le quemaron su última departamento en un ataque con bombas molotov.
El 21 de febrero de 1965 Malcolm estaba por dar un discurso en Manhattan en Nueva York. Antes de que pronunciara sus primeras palabras, se inició una pelea simulada para distraer a la seguridad. El activista quedó solo en el escenario y en ese momento tres hombres le dispararon.
El activista recibió al menos 15 disparos frente a su esposa embarazada y tres de sus hijas. Estaba por comenzar su discurso el 21 de febrero de 1965. Tenía 39 años.
Aziz e Islam, entonces conocidos como Norman 3X Butler y Thomas 15X Johnson, y un tercer hombre fueron declarados culpables de asesinato en marzo de 1966. Fueron condenados a cadena perpetua.
El tercer hombre, Mujahid Abdul Halim, también conocido como Talmadge Hayer y Thomas Hagan, admitió haber disparado a Malcolm X, pero dijo que ni Aziz ni Islam estaban involucrados. Los dos ofrecieron coartadas y ninguna evidencia física los vinculó con el crimen. El caso dependía de testigos oculares, aunque hubo inconsistencias en su testimonio.
Los abogados de Aziz e Islam dijeron en las denuncias que estos acusados estaban en sus casas en el Bronx cuando mataron a Malcolm X. Dijeron que Aziz pasó 20 años en prisión y más de 55 años viviendo con las dificultades y la indignidad que acompañan a ser injustamente calificado como un asesino convicto de uno de los líderes de derechos civiles más importantes de la historia. Islam pasó 22 años en prisión y murió con la esperanza de limpiar su nombre.
Mientras tanto, Hagan, ahora de 81 años y una vez miembro de la Nación del Islam junto con la pareja exonerada, dijo a los investigadores que Malcolm X fue atacado debido a su ruptura en 1964 con el liderazgo de la organización política, para la cual alguna vez se desempeñó como portavoz principal: y que Aziz y el Islam no jugaron ningún papel en la conspiración. Hagan fue liberado de una prisión en abril de 2010 a la edad de 69 años, luego de cumplir 45 años de su cadena perpetua.
Al mismo tiempo en que eran exonerados estos dos hombres, la familia de Malcolm X recibió, además, una “nueva prueba”, una confesión póstuma de un policía que implica a la Policía de Nueva York y al FBI en su asesinato.
Tres hijas de Malcolm X, Qubiliah, Ilyasah y Gamilah Shabazz, acompañadas por abogados, pidieron que las autoridades reabran el caso del líder de los derechos civiles a la luz de una “nueva prueba” presentada por el familiar de un policía encubierto fallecido llamado Raymond Wood.
Wood confesó en una carta antes de morir que la Policía (NYPD) y el FBI conspiraron para “socavar” el movimiento por los derechos civiles, y que su misión fue infiltrarse en él para alentar a sus líderes y miembros a cometer delitos, según indicaron en una nota de prensa su familiar, Reggie Wood, y sus abogados.
En la carta, firmada en 2011, el policía fallecido explicó que debía infiltrarse en el movimiento “para hallar evidencia de actividad criminal y que el FBI pudiera desacreditar y arrestar a sus líderes”, y que “bajo la dirección” de sus superiores alentó a sus miembros a “cometer actos criminales”, según el informe emitido por el canal estadounidense NBC.
Wood dijo que tuvo responsabilidad en el arresto de dos miembros del equipo de seguridad de Malcolm X días antes del discurso público en el Audubon Ballroom, en el vecindario de Washington Heights (Manhattan), donde murió tiroteado el 21 de febrero de 1965.
Aproximadamente un año antes de su asesinato, Malcolm X había abandonado la Nación del Islam, lo que provocó amenazas de muerte de miembros del comunidad.
“Participé en acciones que en retrospectiva fueron deplorables y perjudiciales para el avance de mi propia gente negra. Mis acciones en nombre del Departamento de Policía de Nueva York fueron hechas bajo coacción y miedo”, continuaba la confesión, que fue leída por el familiar de Wood, de acuerdo al canal NY1.
Una de las hijas de Malcolm X, Ilyasah Shabazz, dijo que había vivido décadas de incertidumbre y declaró que “cualquier prueba que aporte más información a la verdad después de aquella terrible tragedia debería ser exhaustivamente investigada”.
Así, la familia intenta tirar de ese hilo invisible que lleva desde la Nación del Islam a los que Malcolm X dejó de lado hasta el Gobierno de Estados Unidos que investigó y siguió al activista desde sus comienzos hasta el final de sus días.
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