La pitonisa de Christian Dior, la enigmática mujer que predijo su futuro y la advertencia que no escuchó antes de morir

El genio del diseño no tomaba ninguna decisión sin la aprobación de su adivinadora, a la que llamaban Madame Delahaye. Las “predicciones” de su tarotista y la vida desconocida, plena de supersticiones y misterios, del modisto francés que creía que el destino podía ser alterado según el designio de las cartas

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25 de abril de 1950:
25 de abril de 1950: El modisto Christian Dior con seis de sus modelos después de un desfile de moda en el Hotel Savoy de Londres (Fred Ramage/Keystone/Getty Images)

Christian Dior, uno de los couturiers más destacados de toda la historia de la moda, que incluso aún hoy sigue vigente, tuvo una vida pública y de éxitos conocida en todo el mundo. Pero hay otra, la oculta, de lo que poco se conoce y casi no se habla: cómo su fascinación por el tarot y las supersticiones dictaron tanto la creación de elementos puntuales -diseños con una historia mística detrás, que son furor en las pasarelas mundiales- como decisiones cruciales de su vida, incluso su muerte.

De hecho, desde que Monsieur Christian Dior era tan solo un adolescente, un encuentro profético con una gitana a sus 14 años lo haría sumergirse en las predicciones místicas. ¿Destino o casualidad? Un misterio.

Padre rico, niño pobre

Christian Dior nació el 21 de enero de 1905 en Granville, Francia, en el seno de una familia de la burguesía francesa, dedicada al negocio de químicos. Sus padres Maurice y Madeleine eran dueños de una empresa de fertilizantes exitosa, pero al empezar la Gran Depresión después de la guerra el negocio quebró y su familia sufrió de grandes problemas económicos.

1949: el diseñador de moda
1949: el diseñador de moda francés Christian Dior demuestra con una cinta métrica y un modelo cómo revolucionó la moda bajando los dobladillos, París, Francia (Hulton Archive/Getty Images)

En consecuencia, a Christian se le ocurrió empezar a vender su pequeños dibujos de moda, que había acumulado años antes, para tener algunos ingresos que ayudaran a la economía familiar, ya que desde niño siempre había prestado atención a los vestidos que las costureras hacían para su madre; podía pasar horas conversando con ellas.

Así, llenándose de conocimiento sobre sus diseños, desde muy temprana edad, aprendió a confeccionar ropa. El gusto por la moda lo heredó de su mamá, quien fue que le mostró la elegancia del mundo burgués, del buen vestir. Un adolescente Dior pasaba horas bocetando dibujos de vestidos, combinando un diseño con otro.

Resurgir desde una pasión

Luego de trabajar con sus pinturas para ayudar a mejorar la situación económica, Dior se convirtió en dibujante de modas para marcas como Agnès y Schiaparelli, de donde pasó a trabajar como diseñador de modelos en la casa Piguet. Durante su juventud, Christian fue educado como diplomático en la École des Sciences Politiques de París. Pero su verdadera vocación, sin dudas, era el diseño.

Grace Kelly el día de
Grace Kelly el día de su boda con Rainiero, el 19 de abril de 1956, y su vestido realizado por Christian Dior

Después de que el negocio de fertilizantes de su padre fracasó, en 1931, su madre murió de cáncer. Christian con 26 años heredó de ella una empresa que también fue declarada en bancarrota; su situación económica era terrible. Luego de estos golpes, el joven se vio obligado a vivir de la ayuda de sus amigos. Por aquél entonces Christian trabajaba en una galería de arte pero contrajo tuberculosis y tuvo que abandonar su empleo.

Pero cuando parecía que la situación no podía ser peor, guiado por su intuición y su pasión por el diseño de modas nuevamente comenzó a elaborar dibujos de sus propias creaciones para venderlos a periódicos y revistas. Así, acumuló una buena reputación y gran cantidad de casas de moda en Francia solicitaron sus diseños. Después de algunos meses, por fin le había llegado la oportunidad. A los 35 años, el éxito lo había tocado con su varita mágica.

Señales del “más allá” que originaron un imperio

Todo era “un signo o una señal”, al menos esa era la premisa de vida para Christian Dior. La misma que quiso creer en su fabuloso destino y, literalmente, en su buena estrella. Como aquella tarde del 18 de abril de 1946 cuando tenía 41 años y trabajaba para Lucien Lelong, un reconocido modisto de la época. Al día siguiente tenía una cita con Marcel Boussac, el industrial más famoso de la posguerra, conocido como el “Rey del algodón”, quien quería proponerle que asumiera la dirección artística de la casa de moda Philippe et Gaston. Christian tenía dudas, lo único que sabía era que se trataba de una decisión importante ya que en tres ocasiones el azar le había señalado este destino.

Christian Dior junto a la
Christian Dior junto a la Princesa Margarita en su sala de exposiciones de París (Mike Lawn/Getty Images)

Un amigo de la infancia, Georges Vigouroux, con el que se cruzó tres veces seguidas por las calles de París, conocía a Boussac e intentó convencer a Dior de volar hacia su futuro. Pero no fue exactamente su amigo el que terminó por convencerlo de su elección sino, una vez más, las “señales” en las que él fervientemente creía: al subir por la Rue du Faubourg Saint-Honoré, Dior casi se cae al tropezar con un objeto que yacía en el suelo. Enseguida, sintió que el obstáculo era un llamado de atención. Cuando se acercó, pudo constatar que estaba delante de la Embajada de Inglaterra y entonces recordó su infancia en Granville, Normandía, frente a las islas inglesas, esa infancia y ese amigo, Vigouroux, y sus pensamientos le señalaron directamente el dilema que debía dirimir al día siguiente con Marcel Boussac.

Enero de 2019: en el
Enero de 2019: en el museo Victoria and Albert de Londres se realizó la exposición "Christian Dior: Designer of Dreams" (Tolga Akmen / AFP)

Christian se agachó y recogió el objeto que habría podido hacerlo caer: era una estrella, la misma que -según el propio Dior- lo impulsó al cielo de la Alta Costura y el lujo. El diseñador más tarde describió a ese objeto como “su lucero del alba que me indicó el camino a seguir”. En ese momento entendió que ya no podía esquivar lo que estaba escrito, se lo mandaba su estrella: su respuesta a Boussac sería un “sí”.

Animado por la confianza de que su estrella no lo engañaba, le anunció al “Rey del algodón” que no dirigiría la casa Philippe at Gaston sino que estaba preparado para abrir una casa con su nombre, “donde todo sería nuevo desde el gusto y el personal hasta el mobiliario y el local”.

Así nació la Casa Dior.

Madame Delahaye, su amiga la tarotista

“El azar siempre acude en ayuda de las personas que tienen grandes deseos de hacer algo”, escribió en sus memorias Christian Dior, quien heredó de su abuela materna ese gusto tan pronunciado por las artes adivinatorias, las tiradoras de cartas, las señales del destino y las premoniciones.

De hecho conoció a su primera vidente en 1919, a los 14 años. Dispuesto a disfrazarse en cuanto surgía la ocasión, el joven Christian se vistió de gitano para la kermés caritativa organizada en Granville a beneficio de los soldados que combatían en la Primera Guerra Mundial. Con una cesta colgada del cuello con cintas, se encargó de vender los amuletos de una quiromante. Al haber cumplido su papel a la perfección durante todo el día, la vidente envuelta en pañuelos de colores se ofreció, al caer la tarde, a leerle las líneas de la mano. “Llegó la noche y, cuando apenas quedaban ya invitados, me encontré junto a la barraca de la adivinadora”, relata el modisto en sus memorias. Allí, vestido de zíngaro, el inventor del New Look conoció su futuro: “Se encontrará usted sin dinero, más las mujeres le serán propicias y triunfará por ellas. Obtendrá grandes beneficios y se verá obligado a realizar numerosas travesías”.

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Christian Dior, el modisto nacido
Christian Dior, el modisto nacido en Normandía, con uno de sus propios diseños: un vestido de noche de raso llamado Blenheim (Keystone/Getty Images)

Las videntes lo acompañaron durante toda su vida, dándole consuelo a su corazón herido, permitiéndole seguir albergando esperanzas o simplemente ayudándole a tomar decisiones cruciales para su carrera.

En el distrito 16 de París habitaba uno de sus apoyos más fieles, su tarotista Madame Delahaye, una figura misteriosa de la que se sabe muy poco, ni siquiera su nombre de pila, pero el papel que desempeñó en su vida y en sus decisiones creativas no puede subestimarse. Delahaye era la adivinadora predilecta de Christian Dior. Sin ella, el diseñador no tomaba ninguna decisión.

Delahaye predijo sin descanso, de junio de 1945 a mayo de 1945, el regreso de la deportación de su adorada hermana Catherine. La visión de la mujer se impuso a la de los resignados, a los pesimistas y a la suerte trágica de millones de hombres y mujeres. Su hermana menor, joven miembro de la Resistencia, fue efectivamente liberada del campo de Ravensbrück al concluir la Segunda Guerra.

La colección Christian Dior para
La colección Christian Dior para 2023 durante un desfile en Sevilla, España (REUTERS/Marcelo del Pozo)

Lo cierto es que, desde muy temprana edad, Dior se sintió atraído por las artes ocultas y por las tiradoras de cartas. Su tarotista de confianza, madame Delahaye, fue quien lo empujó definitivamente a establecerse en solitario después de trabajar en la maison Lelong. “‘¡Acepte!’ me ordenó ella, ‘¡Acepte! Tiene que crear la Casa Christian Dior. Con independencia de cuáles sean las condiciones iniciales, ¡nada de lo que puedan ofrecerle más tarde es comparable a la oportunidad que se le presenta hoy!’”, cuenta el mismo Dior en sus memorias. “Ante una afirmación tan categórica, me incliné o, mejor dicho, me resigné”. Aconsejado por su adivinadora y buena amiga, Dior pidió una segunda opinión a La Abuela, otra profetisa. “¡Será extraordinario! ¡Esta casa revolucionará la moda!”, fue su veredicto. Al diseñador le resultó imposible, esta vez sí, desoír las señales. Y montó su casa de modas en el número 30 de la Avenue Montaigne.

Superstición y simbolismo couture

Su primera colección se presentó el 12 de febrero del año 1947, revolucionando para siempre la silueta femenina. En ella, los símbolos supersticiosos no se hicieron esperar. Escondidos entre el dobladillo de todas las modelos de su presentación, había una flor disecada de muguet -misma que siempre tenía a su lado el diseñador- su flor de la buena suerte. De igual manera, el creativo de moda llevaba a todos lados una hoja de trébol de cuatro hojas, un pedazo de madera y una pieza de oro, todos estos como parte de sus creencias místicas.

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Parte de la colección Primavera-Verano
Parte de la colección Primavera-Verano 2021 donde la marca Dior se inspiró en el Tarot para sus diseños

Su pasión por el simbolismo de los números también se tornó inevitable. El número ocho -su preferido- que representa la transición, cobra un significado mágico, plasmándose tanto en las siluetas bien torneadas que lo hicieron famoso, así como en el distrito octavo, en el que se situaba la maison, “tras el pequeño palacete inicial, un edificio nuevo de ocho plantas -ocho talleres- que sustituye a otro edificio asimismo de ocho plantas”, recordaba Dior en sus memorias. Por su parte, el número trece, cuyo significado en el tarot es la muerte y el renacimiento de algo nuevo, también se hizo regular en su trabajo, siendo este el número elegido de modelos para todas sus presentaciones.

La cartomancia también se volvió clave a la hora de concebir el diseño, cuyos bocetos de la década de los años 50 permanecen al paso del tiempo con nombres como fetiche o trébol de cuatro hojas. Las estrellas también surgirían como estampado, de manera sutil pero inequívoca, en relación a su amuleto de la suerte.

Su muerte: ¿la profecía que no quiso escuchar?

Christian Dior murió a la corta edad de 52 años, tras un repentino ataque al corazón durante unas vacaciones en Montecatini Terme, en la tarde del 24 de octubre de 1957, mientras jugaba a las cartas.

Christian Dior ignoró lo que
Christian Dior ignoró lo que resultaría ser el último consejo de su pitonisa: “No viajes a la Toscana”. Murió allí de una crisis cardíaca inesperada. Tenía 52 años (Stanley Sherman/Daily Express/Hulton Archive/Getty Images)

Su muerte es un misterio. Aunque confirmaron que fue por una crisis cardíaca, su fallecimiento fue muy prematuro y permitió que surgieran diversas versiones. En un amargo giro de ironía, después de haber escuchado fielmente cada una de las predicciones de Madame Delahaye durante toda su vida, Christian Dior ignoró lo que resultaría ser su último consejo para él: “No viajes a la Toscana”. Así, pese a la advertencia de su tarotista, se dirigió al balneario italiano, un viaje del cual nunca más volvió.

Creyentes o no en el mundo de la superstición, el destino idílico que le aguardaba a Christian Dior, fue y sigue siendo, indudable a más de sesenta años de su partida. Las mujeres, los viajes, la fortuna… con el tiempo todo se dio, desde la primera hasta la última de las predicciones que marcaron su vida se fueron cumpliendo. Incluso la profecía de su muerte.

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