¿Cómo puede esfumarse una beba de 10 meses de una casa sin dejar rastros? ¿Cómo pudieron los padres quedar libres de culpa y cargo ante la pérdida de su hija que apenas gateaba y dormía en una cuna con barrotes?
El 4 de octubre de 2011 desapareció Lisa Irwin, de 10 meses, de su casa de Kansas City (Misuri). La familia vivía en un tradicional chalet en las afueras de una ciudad tranquila del medio oeste estadounidense. Todas personas que se movían en camionetas, tenían varios hijos y los domingos se juntaban a comer barbacoa en los patios traseros de sus hogares.
La desaparición de Lisa, una beba que todo el vecindario llenaba de elogios cuando se la cruzaban en el supermercado o las calles del suburbio, rompió para siempre la paz de este barrio de Kansas City. Ya no hubo charlas entre vecinos y los fines de semana ya no se veía el humo de las parrillas.
La noche del misterio
Pero, ¿qué pasó la noche que se perdió Lisa? Deborah Bradley y Jeremy Irwin, los padres de la beba hicieron una primera declaración ante los oficiales: “Acostamos a nuestra hija a las 22.30. Y cuando nos despertamos ya no estaba”. Los dos empezaban a ser sospechosos. Los agentes investigaban bajo la peor hipótesis posible: el asesinato de la beba de 10 meses.
Después, la pareja contó otra versión de la historia. Deborah acostó a su hija muy temprano, había estado bebiendo con un amigo hasta que llegó su marido a las 4 AM y en ese momento notaron la desaparición de Lisa.
Las ventanas de la pieza de Lisa estaban cerradas. ¿Cómo pudo hacer una beba de 10 meses para bajarse de la cuna y gatear hasta la puerta de la casa? Sin embargo, los oficiales desplegaron un operativo casa por casa en el barrio y en los bosques cercanos de Kansas City.
Los vecinos dejaban entrar a los oficiales sin ningún problema. Miraban resignados y musitaban que habían sido los padres. No había otra forma que una nena de 10 meses desapareciera así, sin dejar un solo rastro.
Los padres de Lisa sostuvieron que la puerta principal de su casa había sido abierta, al igual que una ventana de la habitación de la nena, lo que llevó a la policía a creer que había sido secuestrada. Así se inició la búsqueda por los alrededores y se dio la alarma a nivel nacional en Estados Unidos. Más tarde se sabría que la pareja había mentido y la ventana estaba intacta.
La policía avanzaba con la investigación y Deborah Bradley se convertía en la principal sospechosa de la desaparición de su hija. La mujer no pasó con holgura la prueba del polígrafo. Había incoherencias en su historia. Respondió en forma evasiva cuando le preguntaban por lo que había pasado la noche en la que Lisa fue vista por última vez en la casa de Kansas City. Ante cada respuesta de esos momentos, la aguja de la máquina de la verdad saltaba y hacía dudar a todos los agentes de la policía.
Los oficiales que allanaron la casa también encontraron indicios de consumo de alcohol y de abuso de medicamentos para dormir. Además, su comportamiento tras la desaparición de su hija, incluida su decisión de acudir a la televisión nacional, levantó sospechas.
Deborah se volvió una mujer mediática que gritaba en los canales de TV de Estados Unidos su inocencia y clamaba justicia por su pequeña hija Lisa. Eso hizo sospechar aún más a la policía. En cada, entrevista ante las cámaras la mujer daba una versión distinta y plagada de contradicciones de la última noche que Lisa durmió en su casa.
Pese a todas las contradicciones, la Justicia nunca acusó a la mujer ni a nadie como sospechoso de la desaparición de Lisa. En 2012, anunciaron que “ya no investigaban activamente” el caso, aunque seguían atentos a nuevas pistas.
Los padres en la mira
Unos días después de la desaparición, la policía irrumpió en la casa de los Irwin. Allí, los perros encontraron el olor de un ser humano muerto en el piso de la habitación de los padres de Lisa.
Los animales recorrieron toda la casa y al llegar al cuarto de los padres se detuvieron y comenzaron a ladrar. Todos los oficiales se pusieron tensos. Podrían estar frente al hallazgo del horror. Hasta allí llegaron las pistas, nunca se pudo avanzar.
El olor se detectó cerca de la cama, dijo el informe policial posterior al allanamiento. La policía dijo que querían buscar ADN, huellas dactilares, teléfonos celulares y evidencia de descomposición humana. Los oficiales retiraron artículos que incluyen un almohadón, pantalones cortos rojos, una remera de Mickey Mouse, un juguete que brilla intensamente, una manta con el tema de la película Cars, rollos de cinta adhesiva.
En su primera declaración ante los policías, Deborah admitió que no buscó a su bebé detrás de la casa porque “temía lo que podría encontrar”. La policía también buscó en un área de jardín con porciones de tierra que parecían haber sido removidas o volcadas recientemente. Tampoco tuvieron éxito.
En los informes de los noticieros estadounidenses del momento, se podía ver a oficiales y agentes retirando grandes bolsas de papel marrón con artículos, rollos de alfombras y paneles oscuros que parecían ser de equipos de rayos X. La policía tenía una orden para registrar la casa sin la presencia de los padres.
El caso siguió cautivando a los televidentes de Estados Unidos. Entonces, empiezan a aparecer testigos poco fiables. Un vecino de los Irwin aseguró que vio a un hombre que se llevaba a un bebé la noche de la desaparición de Lisa. Esto fue desestimado por la policía que nunca pudo comprobar la presencia de ese hombre.
Sin embargo, las versiones se multiplicaron. Una mujer habló con ABC News en forma anónima y dijo que estaba a tres cuadras de la casa de los padres de Lisa Irwin cuando vieron al hombre y al bebé. “Fue impactante porque no podía imaginar a nadie afuera caminando con su bebé sin ropa una noche tan fría”, dijo la mujer que nunca fue identificada. Otro testigo, Mike Thompson, dijo que en su camino a casa desde el trabajo vio lo que podría ser el mismo hombre cargando al bebé a unas tres millas de la casa.
En ese momento de confusión y exposición mediática, la policía de Kansas aclaró que habían descartado 700 pistas, pero seguían muy de cerca otras 60. Ninguna de las pistas llevó a nada concreto y el casi sigue sin resolución.
Los padres, dan la cara
Cuatro años después de la desaparición de Lisa, Deborah y Jeremy dieron una entrevista en la TV.
La mujer, con lágrimas en los ojos, confesó que todavía mira cada cochecito que pasa y se pregunta si el niño que lleva dentro es realmente suyo. Durante el programa, Deborah lamenta haberse emborrachado con un amigo la noche en que su hija, de solo 10 meses, desapareció.
En el programa de Fox News, Deborah volvió a la noche trágica del 4 de octubre del 2011. “Dormí a Lisa en mis brazos y después estuve con un amigo bebiendo , mientras Jeremy trabajaba en el turno de noche”.
Los padres también dijeron que mantienen su habitación como estaba cuando Lisa desapareció, y la siguen llenando de regalos después de cada cumpleaños y Navidad para que Lisa los abra en caso de que regrese.
Deborah dijo que la habitación es una fuente de consuelo. “Se siente bien entrar allí, olerla, y saber que algún día volverá a casa y verá todos estos regalos”, contó la mujer con la voz entrecortada.
A los Irwin todavía los persigue la noche trágica en que se dieron cuenta que su hija había desaparecido. Un misterio que aún sigue sin resolverse casi 12 años después.
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