Pablo Escobar Gaviria, el caponarco más famoso de la historia, lleva muerto más de 29 años. Pero su viuda, María Victoria Henao, o María Isabel Santos, habla con él casi todas las semanas. Ella cree en la fuerza de los que partieron. Y a su ex marido le reprocha la vida canalla que llevó y que hundió a su familia.
Henao cree en las señales. A Infobae, en la primera nota que dio a un medio argentino, le contó que después de que su marido muriera a tiros (según su hijo y ella se suicidó) el 2 de diciembre de 1992 lo soñó una sola vez.
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Soñar con Escobar
En el sueño, Escobar está solo y en silencio. Sin su pistola favorita, la mítica Sig Sauer, ni su ejército de sicarios alegres y dispuestos a gatillar ante la mínima amenaza. El patrón viste de blanco y está sentado en una fuente de aguas danzantes. Aparece su esposa, Victoria Eugenia Henao, y se sienta a su lado. El sonríe. Se abrazan, se besan, charlan. Ella siente que le pide perdón. Y que nunca tuvieron un momento de paz como en ese sueño.
La viuda también confía en que las Navidades traen buenos augurios. No habla de las que organizaba su esposo, con regalos fastuosos, fiestas interminables y músicos en vivo.
La primera Navidad sin él fue como una especie de escape a las amenazas de los caponarcos enemigos de Escobar.
“A las tres de la mañana del 24 de diciembre de 1994 entramos al Hotel Bauen Suite en el corazón de Buenos Aires. El sitio me pareció desolador y oscuro. Decidí que no nos quedaríamos”, escribió en su libro exitoso (¿será una serie?) Mi vida y mi cárcel con Pablo Escobar.
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En la Argentina ella pasó a llamarse Isabel Santos y su hijo Juan Pablo Juan Sebastián Marroquín.
Pese a todo, aunque no lo estaban, se sintieron a salvo y desde entonces -hace 29 años- viven en Buenos Aires y siguieron con sus vidas.
Pero la última Navidad también le deparó otra buena señal: el juicio contra ella y su hijo, elevado en 2019, fue suspendido hasta nuevo aviso por el Tribunal Oral Federal N°2 de Comodoro Py, que declaró la nulidad de un decreto por el cual se corrió traslado a las defensas luego de una presentación de José Ubeira, abogado de Corvo Dolcet, “por haberse afectado la garantía de defensa en juicio que ampara a los imputados”, un planteo al que adhirieron los abogados del hijo y la viuda de Escobar. Así, envió el expediente de vuelta a la Cámara y un nuevo juzgado deberá ser sorteado.
En 2017, de acuerdo con el artículo publicado por Federico Fahsbender en Infobae, se inició una causa penal en los tribunales de Morón contra Sebastián Marroquín y su madre.
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Les imputaron dos hechos de lavado en la Argentina. El primero era ser el nexo entre el abogado y empresario Mateo Corvo Dolcet y el colombiano José Bayron Piedrahita Ceballos, acaudalado ganadero según él mismo, acusado de ser uno de los mayores traficantes de su país.
Para la Justicia local, Piedrahita Ceballos no vino a la Argentina a hacer otra cosa que a lavar su dinero, presuntamente enmascarado en emprendimientos alrededor de Pilar. Mauricio Serna Valencia, “El Chicho”, leyenda de Boca, también fue acusado de ser un artículador del dinero de Piedrahita.
Con el tiempo, el capo colombiano, preso en Estados Unidos, se convirtió en arrepentido de la Justicia argentina.
Se estima que el el juez de Comodoro Py que sea sorteado tendrá que correr vista a las defensas del requerimiento de elevación a juicio, después clausurar y volver a elevar a juicio.
Puede pasar mucho tiempo.
“Es insólito pensar que pondré mi firma suponiendo que haya sido un delito”, declaró en su momento Sebastián Marroquín.
Para la mujer más amada por Escobar, que estuvo con cientos de mujeres, es como si la suspensión del juicio la alejara de la sombra de del hombre que más amó, y según le dijo a Infobae, aún no sabe si lo ama o lo odia.
“Es como si enjuiciaran al fantasma de Pablo”, ha dicho Santos. Que, como si el cambio de identidad fuera también un cambio de personalidad. Santos no tiene nada que ver con Escobar. Henao es el pasado.
Una vida al lado de Pablo Escobar
A veces firma con su viejo nombre. En su libro denunció que Escobar la violó a los 15 años. Cuenta las infidelidades y cómo ella lo esperaba después de sus andanzas y ante Infobae admitió: “Si Pablo no hubiera muerto, a esta altura mis hijos y yo estarías muertos”. Su hija Manuela aun mantiene un perfil bajo determinante.
Santos, o Henao, afronta la contradicción del pasado que la marcó de por vida y por otro lado su nueva vida que busca despegarse de la oscuridad de su marido, a quien define como un psicópata.
La mujer que conoció a Pablo Escobar cuando tenía 12 años (y él 23) cuenta su verdad en un libro fascinante.
En la foto de portada aparece abrazada junto a Escobar, aunque más que un abrazo él le entrelaza el cuello, como si fuera una rehén. En el libro, que va acompañado por fotos inéditas, cuenta cómo fueron sus años con el peligroso narcotraficante que construyó, como líder del Cartel de Medellín, un imperio que se derrumbó con sangre y balas.
-Firmó el libro con su nombre real. ¿Prefiere que la llamen Victoria o María Isabel? Le preguntó Infobae el 9 de noviembre de 2018.
Algunos fragmentos de la nota exclusiva la muestran en su presente lejos de las balas, la droga y la muerte causada por su marido.
-En este momento todavía estoy muy conectada con el María Isabel, que es el que siento que me abrió la posibilidad para poder conservar la vida. Es el nombre que elegí en nuestro exilio. Así que de alguna manera sentí que con los años había tenido que sepultar el Victoria Eugenia.
-¿Sigue siendo la misma mujer o se siente otra?
-No lo sé. Me tuve que reinventar. Armar un pasado falso en la Argentina. No ser la viuda del narco más poderoso y sanguinario. Mire, le voy a contar algo. Pablo va a cumplir 25 años de muerto y lo soñé una sola vez. Me ha llamado mucho la atención eso. En el sueño nos encontrábamos en un clima mágico, fue como un momento muy especial y celestial entre los dos. Había mucha paz. Una paz que quizá nunca tuvimos. Yo creo en los que se van. Creo en la fuerza de los que se van de este mundo. Y siento (hace silencio) que converso con Pablo, con mi madre y con mi padre. Los consulto muchas veces. Siento que puedo ver a través de esa fuerza de los que se fueron. Y también les hago sus reclamos.
-¿Qué reclamo le hace a Pablo?
-Estoy muy enojada con él en medio de este proceso de catarsis e introspección con este libro. Sentí mucho dolor y muchas veces le preguntaba: “¿Qué significaba cuándo me repetías tantas veces que todo lo que hacías era por tu familia?”
-¿Usted cree que no lo hacía por la familia?
-Los hechos son tan complejos que desbordan a veces el análisis de esa situación.
-¿A que atribuye haber sobrevivido a tanta muerte? ¿Al destino, a un milagro, a la suerte?
-Yo creo en el milagro y siento que cada experiencia de la vida de cada persona, si la logras transitar y sobrevivir a todo ese terror, tiene algún sentido por alguna razón. El Dios en el que yo creo te deja en este mundo para sumar y aportar desde tus experiencias.
-¿En el libro revela que fue abusada por Escobar. ¿Eso también se lo reprocha aunque él esté muerto?
-Sí, en este momento sí. He estado enojada, he estado en una conversación muy distante con él en este último año. En una separación, de tanto dolor. No quiero que me llamen más la viuda de Escobar. Pero el pasado nos persigue y el fantasma de Pablo no nos deja en paz.
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