La mujer que defendía a Lutero: ¿Dónde leyeron en la Biblia que Cristo, los apóstoles y los profetas asesinaran?

La intención del monje augustino, responsable de La Reforma, no era dividir a la Iglesia, sino sacarla de la decadencia. Aquellos que no tenían participación activa en la institución, abrazaron sus ideas, como las mujeres. Una de ellas fue Argula Von Grumbach quien había recibido educación temprana y había leído la biblia a los 10 años. En 1523 participó de debates y se enfrentó a una universidad defendiendo con valentía el pensamiento luterano

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Martin Luther (1483-1546)  a los 50 años pintado por el artista  Cranach, Lucas, the Elder (1472-1553) (Photo by Fine Art Images/Heritage Images/Getty Images)
Martin Luther (1483-1546) a los 50 años pintado por el artista Cranach, Lucas, the Elder (1472-1553) (Photo by Fine Art Images/Heritage Images/Getty Images)

El monje agustino Martín Lutero, intentó reformar la Iglesia Católica del estado de decadencia moral y religiosa en la cual estaba inmersa. Su intención no fue dividir a la Iglesia, sino reformar lo que él consideró que estaba muy mal, y ciertamente que sus razones y muy válidas tenía. Mas luego todo se fue de las manos, incomprensiones; nulas instancias de reconociendo de las faltas y los errores, intenciones políticas y demás cosas se fueron agregando a la clara intención del monje Agustino.

A este movimiento se lo llama “La Reforma” y posee una fecha de inicio el 31 de octubre, víspera del día de todos los santos en 1517, día que según la tradición Fray Martín Lutero clavó en las puertas de la capilla del palacio de Wittemberg sus 95 tesis para debatir la doctrina, práctica y venta de las indulgencias.

Lo que ocurrió después es conocido. El movimiento generado por Lutero, atrajo a muchos por la participación que daba a los laicos, que hasta el momento estaban excluidos de toda participación activa en la Iglesia, y ni que hablar de las mujeres. Por tanto las ideas de Lutero, crecieron rápido y sobre todo en las mujeres. Muchas son las que abrazaron las idea de Martín Lutero, como ser: Catalina de Bora, Anna Reinhart, Catalina Zell, Margarita de Navarra, Marie Dentière, Catalina de Zimmer, Juana de Albret, Anna Adischwyler, Olimpia Fulvia Morata, etc…

Argula von Grumbach
Argula von Grumbach

Una de las más importantes es Argula Von Grumbach. Nació como Argula von Stauff cerca de Ratisbona, Baviera, en 1492. Su familia vivía en el castillo de Ehrenfels, que era la sede de su familia y poseían el título de Baronía y nobiliario de Freiherren quienes eran señores feudales con jurisdicción independiente que rendían cuentas al emperador, y estaban entre los líderes preeminentes de la nobleza bávara. La educación se valoraba en el hogar de los von Stauff, incluso para las niñas, y a Argula se le enseñaba a leer desde temprana edad. Cuando tenía diez años, su padre le regaló una hermosa y costosa Biblia en alemán. Los predicadores franciscanos, sin embargo, desalentaron a Argula de cualquier estudio bíblico, advirtiéndole que se confundiría si intentaba entenderlo sobre todo, por ser mujer. No obstante la prohibición Argula, leyó con ansias inéditas la Biblia.

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Cuando tenía unos 16 años, se convirtió en asistente de la corte del duque de Baviera. Y Estando en la corte, sufrió una serie de tragedias que la enviaron a las escrituras para encontrar consuelo y fortaleza. En 1509, cuando tenía 17 años sus padres murieron a causa de la peste. Su tío Hieronymus se convirtió en su tutor, pero se vio envuelto en intrigas políticas en la corte bávara y fue ejecutado en 1516. Ese mismo año, Argula se casó con Friedrick von Grumbach, de una antigua familia franca. Friedrich fue administrador de Dietfort y tenía otras propiedades en toda Baviera. La pareja tuvo cuatro hijos: George, Hans Georg, Gottfried y Apollonia.

A partir de 1517, Baviera, como la mayor parte de Alemania, se vio envuelta en los primeros movimientos de la Reforma. En 1520 Martín Lutero publicó sus primeros tratados; en 1521, Philip Melanchthon escribió un libro que presenta las enseñanzas de Lutero. En 1522, Lutero había terminado su traducción del Nuevo Testamento. Todo esto se hizo en alemán por lo que estaba abierto a lectores que no sabían latín. Argula leyó todo. En 1522 se había convertido en seguidora de Lutero y mantenía correspondencia con él y con otros que compartían sus puntos de vista; su esposo permaneció en lo que ella llamó la “Iglesia vieja”.

El grabado muestra al teólogo alemán Martín Lutero (1483 - 1546) mientras clava la 'Disputa de Martín Lutero sobre el poder y la eficacia de las indulgencias' (Photo by Stock Montage/Getty Images)
El grabado muestra al teólogo alemán Martín Lutero (1483 - 1546) mientras clava la 'Disputa de Martín Lutero sobre el poder y la eficacia de las indulgencias' (Photo by Stock Montage/Getty Images)

A principios de 1522, por temor a la agitación social, las autoridades bávaras prohibieron la “recepción” de las ideas luteranas. La ciudad de Ingolstadt hizo cumplir el mandato con entusiasmo: un estudiante de 18 años, Arsacius Seehofer, había promulgado los escritos de Lutero y Melanchthon por lo que tras una advertencia y dos arrestos, fue amenazado de muerte si no se retractaba. Se retractó. La acusación había sido llevada a cabo conjuntamente por la universidad local y las autoridades civiles, pero los eruditos bíblicos de la universidad fueron vistos como los instigadores.

La retractación del estudiante ocurrió en septiembre de 1523 e inició la breve carrera de Argula von Grumbach como panfletista. Ella escribió una carta abierta a la facultad de la universidad objetando su acción; la carta se imprimió como folleto y pasó por 14 ediciones en dos meses. En ella se lee: “Al honorable, digno, ilustre, erudito, noble y excelso rector y a toda la facultad de la Universidad de Ingolstadt: Cuando oí lo que habían hecho a Arsacius Seehofer bajo amenazas de prisión y de hoguera, mi corazón y mis huesos se estremecieron. ¿Qué han enseñado Lutero y Melanchton excepto la Palabra de Dios? Ustedes los han condenado. No los han refutado. ¿Dónde han leído en la Biblia que Cristo, los apóstoles y los profetas encarcelaran, desterraran, quemaran o asesinaran a nadie? Nos decís que debemos obedecer a las autoridades. Correcto. Pero ni el Papa, ni el Káiser, ni los príncipes tienen ninguna autoridad por encima de la Palabra de Dios. No piensen que podrán sacar a Dios, a los profetas o a los apóstoles del cielo con decretos papales sacados de Aristóteles, que ni siquiera era cristiano. No ignoro las palabras de Pablo de que la mujer debe guardar silencio en la iglesia (1ª Tim. 1:2), pero, cuando ningún hombre quiere o puede hablar, me impulsa la Palabra del Señor cuando dijo ‘Aquel que me confiese en la tierra, Yo le confesaré y aquel que me niegue, Yo le negaré’ (Mateo 10; Lucas 9)…

A principios de 1522, por temor a la agitación social, las autoridades bávaras prohibieron la “recepción” de las ideas luteranas.
A principios de 1522, por temor a la agitación social, las autoridades bávaras prohibieron la “recepción” de las ideas luteranas.

Ustedes buscan destruir todas las obras de Lutero. En ese caso, tendrán que destruir el Nuevo Testamento, que él ha traducido. En los escritos en alemán de Lutero y Melanchthon, no he encontrado nada herético (…) Incluso si Lutero se retractase, lo que ha dicho seguiría siendo la palabra de Dios. Yo estaría dispuesta a venir y debatir con ustedes en alemán, y así no necesitarían usar la traducción de la Biblia de Lutero. Pueden usar la que se escribió hace 31 años (la Koburger de 1483). Tienen la llave del conocimiento y cierran el reino de los cielos. Pero están derrotados. Las noticias de lo que le han hecho a este joven de 18 años han llegado ya a tantas ciudades que pronto todo el mundo lo sabrá. El Señor perdonará a Arsacius, como perdonó a Pedro, que negó a Su maestro aunque no le habían amenazado con la prisión ni con la hoguera. Todavía saldrá mucho bien de este muchacho. No les envío desvaríos de mujer, sino la palabra de Dios. Escribo como miembro de la iglesia de Cristo contra la cual no prevalecerán las puertas del infierno, al contrario que la iglesia de Roma. Dios nos conceda su gracia. Amén”.

Argula escribió que, aunque era mujer, se vio obligada a hablar y desafiar las acciones de la universidad dado que los hombres había permanecido en silencio en el caso, pero ella no podía permitir que el Evangelio siguiera siendo sofocado. Argumenta su postura con las palabras de las escrituras como ser en Ezequiel 33: “Si ves a tu hermano pecar, repréndelo, o demandaré su sangre de tus manos”. Entonces Argula sintió que bajo Dios no tenía otra opción. Ella debe hablar, no tiene temor en decir a los rectores: “¿Cómo, en el nombre de Dios, usted y su universidad pueden esperar prevalecer, cuando despliega una violencia tan tonta contra la palabra de Dios; cuando obligas a alguien a sostener el Santo Evangelio en sus manos con el propósito mismo de negarlo, como hiciste en el caso de Arsacius Seehofer?

En su carta, Argula citó más de 80 pasajes de las Escrituras. De hecho, su carta es en gran medida una ristra de pasajes bíblicos aplicables a la situación. Ella colocó la sabiduría humana de la universidad al lado de las palabras de las Escrituras. Para Argula las Escrituras eran supremas y superiores a la tradición, costumbres y autoridad de la universidad.

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También escribió cartas abiertas al duque de Baviera y al ayuntamiento de Ingolstadt, enviándoles copias de su carta universitaria; estos también fueron impresos y ampliamente distribuidos.

A fines de noviembre, Grumbach fue a Núremberg cuando se reunía el Reichstag (parlamento imperial); allí se reunió con el representante del emperador. Al día siguiente le escribió a ese mismo representante, animándolo a apoyar a los reformadores; y al duque de Sajonia, protector de Lutero, instándolo a mantenerse firme. Ambas cartas estaban impresas a finales de año.

Hasta ese momento, el estatus aristocrático de Argula había servido para protegerla de las represalias. Pero a principios de 1524, las autoridades seculares de Baviera estaban cada vez más nerviosas por los efectos sociales de esta “reforma” y menos tolerantes con quienes la apoyaban. Primero, el esposo de Argula perdió el puesto que había ocupado desde su matrimonio. Luego, en junio, se distribuyó ampliamente un largo poema que pretendía ser de un estudiante de la universidad de Ingolstadt. Atacó a Argula con las armas habituales: la poeta dijo que no conocía su lugar como mujer, que obviamente estaba hambrienta de sexo y que probablemente estaba loca. Argula respondió reimprimiendo el ataque, junto con su propia respuesta poética.

Este fue el último trabajo publicado de Argula: siete cartas y un largo poema. Continuó manteniendo correspondencia con Lutero y otros reformadores. En junio de 1530 se reunió con Lutero; en agosto asistió al Reichstag en Augsberg e intentó sin éxito mediar en los desacuerdos entre las facciones protestantes.

En algún momento de 1530, su esposo murió; había permanecido en la “vieja Iglesia” pero había permitido que Argula educara a sus hijos como protestantes. En una carta de 1523, ella había dicho que él se oponía a ella, pero en su poema de 1524, dijo que él “no ha pronunciado una palabra de queja”. Legalmente tenía derecho a encarcelarla (y habría contado con el apoyo de al menos algunos de sus parientes), por lo que debieron de arreglar algo.

En 1532, Argula se volvió a casar, esta vez con un conde reformista, pero éste vivió solo dos años. Pasó el resto de su vida apoyando a grupos protestantes locales y, a través de su correspondencia privada, promulgando sus creencias entre su familia y amigos. Audazmente defendió la supremacía de las escrituras y el sacerdocio de todos los creyentes (incluidas las mujeres). Buscó una discusión abierta en el idioma del pueblo entre laicos y líderes teológicos sobre las enseñanzas bíblicas sobre la moralidad, la ley y la política. Como escribió Argula en su carta a la Universidad de Ingolstadt: “El Señor dice, Juan 12, ‘Yo soy la luz que ha venido al mundo’. . . Es mi más sincero deseo que esta luz more en todos nosotros y brille sobre todos los corazones insensibles y ciegos. Amén”

No se sabe a ciencia cierta la fecha de su muerte, dado que en una crónica local se informó que Argula von Grumbach murió en 1554, pero se encontraron correspondencia escritas por ellas en el ayuntamiento de Múnich que indicaba que podría haber estado viva en 1563. Su tumba está en el cementerio luterano de St-Sigismund en Zeilitzheim. La Iglesia Anglicana y Episcopal, guardan su memoria para el día 23 de abril y la oración en el servicio de ese día dice: “Dios todopoderoso, que le diste a tu sierva Argula von Grumbach un espíritu de sabiduría y poder para amar tu Palabra y audazmente atraer a otros a tu verdad: derrama ese mismo espíritu en nosotros, para que conociendo y amando tu Santa Palabra, nunca nos avergoncemos de Cristo, ni pequemos en contra del Espíritu Santo que habita en nosotros; te lo pedimos en el nombre del mismo Hijo y Espíritu Santo, que viven y reinarán contigo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.”

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