Giordano Bruno, el monje que enseñaba cosmología y fue condenado a la hoguera por el Vaticano

Su escultura se levanta en el Campo de’ Fiori, en Roma, donde funciona un importante mercado, allí mismo donde fue ejecutado un 17 de febrero de 1600 por su interés en la ciencia, la búsqueda de la verdad y por contradecir la fe católica

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Una escultura en el Campo de'Fiori de Roma recuerda el lugar donde fue ejecutado en la hoguera Giordano Bruno, el monje que enseñaba cosmología (Getty Images)
Una escultura en el Campo de'Fiori de Roma recuerda el lugar donde fue ejecutado en la hoguera Giordano Bruno, el monje que enseñaba cosmología (Getty Images)

Cuando se visita Roma, uno de los lugares más pintorescos es “Campo de´ Fiori”, de día es un mercado, con sonidos, sabores, olores a puestos callejero. En él se encuentran desde flores, hasta legumbres, pastas, diversas especias y otros productos típicos. De noche “Campo de´ Fiori” se llena de saltimbanquis y cantantes callejeros, de mesitas para tomar un aperitivo, y así transcurre la vida en ese lugar de Roma. Hasta el siglo xv la plaza no existía como tal, y en su lugar había un prado florido con algunos huertos cultivados, del que proviene su nombre o según otra tradición, la plaza debería su nombre en su lugar a Flora, mujer amada por Pompeyo, quien había construido cerca su teatro. El Campo de’ Fiori es la única plaza histórica de Roma donde no hay una iglesia.

Pero en esa plaza, las hogueras eran lo más familiar en otras épocas. Pocos miramos los adoquines, pero uno de ellos, detrás del monumento que se yergue en medio de la plaza, se halla, de manera casi imperceptible, una pequeña placa de bronce, colocada allí en el 2011, que los recuerda que en ese lugar el 9 de septiembre de 1553, el papa Paulo IV, Gian Pietro Cafara, ordenó quemar todos los Talmud que hubiera en Roma, y para eso los soldados papales tuvieron que ingresar a las sinagogas y profanar los arón ha-kódesh, que es un armario o pequeña recámara decorada donde se guardan los rollos con los pergaminos de la Torá.

En esa misma Plaza, hay un monumento a un monje. No llama la atención que haya una estatua de un monje en Roma, pero este monje y este lugar amerita detenernos y leer sus placas y conocer su historia. Es el monumento a Giordano Bruno. La inscripción en la base dice: “A Bruno – il secolo da lui divinato –qui dove il rogo arse” que traducido al español significa A Bruno - Del siglo que predijo - Aquí donde ardió el fuego.

Durante el día funciona un concurrido mercado pero quien pase no podrá de dejar de mirar la escultura misteriosa del monje Giordano Bruno (Getty Images)
Durante el día funciona un concurrido mercado pero quien pase no podrá de dejar de mirar la escultura misteriosa del monje Giordano Bruno (Getty Images)

Giordano Bruno siempre ha sido un icono indiscutible de la libertad proclamada y promovida por la masonería quien junto con Dante Alighieri fueron creados como mitos fundacionales del nuevo estado italiano, laico y unitario, nacido del Risorgimento tras la reedición de sus obras promovidas por quien fuera el ministro de educación Francesco De Sanctis. Fue tan grande el éxito que tuvo entre los jóvenes universitarios que en 1876 idearon un monumento que llevara el nombre de Bruno. Esta iniciativa cayó muy bien a la masonería Italiana dado que el papa León XIII había publicado la encíclica Humanum genus contra la masonería.

El escultor elegido para crear la obra fue Ettore Ferrari, masón y futuro Gran Maestro de la logia de Roma. Sin embargo la construcción del monumento fue larga y complicada. Desde el principio el proyecto provocó una interminable diatriba política y a pesar de los compromisos que Ferrari se vio obligado a aceptar la luz verde para la instalación en Campo de´ Fiori por parte de la Municipalidad de Roma se retrasó. La inauguración tuvo lugar el 9 de junio de 1889. Una procesión de dos mil personas pasó de la estación de Termini al Campo de ‘Fiori. Todas las logias romanas estaban presentes con sus estandartes.

Giordano Bruno
Giordano Bruno

Ante la inauguración del monumento en octubre de 1890, el Papa León XIII emitió una nueva advertencia a Italia en su encíclica Ab Apostolici contra la masonería; comentó sobre el monumento en el siguiente pasaje:

“aquella obra eminentemente sectaria, la erección del monumento al renombrado apóstata de Nola, que, con la ayuda y favor del gobierno, fue promovida, determinada y realizada por medio de la masonería, cuyos portavoces más autorizados no se avergonzaron de reconocer su propósito y declarar su significado. Su propósito era insultar al Papado; su significado de que, en lugar de la fe católica, debe sustituirse ahora la más absoluta libertad de examen, de crítica, de pensamiento y de conciencia: y es bien sabido lo que se entiende por tal lenguaje en boca de las sectas…”

¿Quién era Giordano Bruno, que genera tanta controversia? Nació a comienzos de 1548 en Nola, a unos veinte kilómetros de Nápoles, entonces bajo el dominio español. Sus padres eran Giovanni Bruno, hombre de armas en el ejército español, y Fraulissa Savolino. Fue bautizado con el nombre de Filippo. Comienza estudiando en Nola. En 1562 se traslada a Nápoles, donde recibe lecciones de Giovanni Vincenzo de Colle en el Studium Generale y de Téofilo da Vairano en el monasterio agustino de la ciudad. En junio de 1565 ingresa en la Orden de los Dominicos, en el monasterio de Santo Domingo Mayor de Nápoles, donde se dedicó al estudio de la filosofía aristotélica y a la teología de Santo Tomás (tomismo). Ese mismo año cambió su nombre de pila por el de Giordano. En 1571 comparece ante el papa Pío V para exponer su sistema nemotécnico, dedicando al papa su obra “Sobre el Arca de Noé” En 1572 es ordenado sacerdote y en 1575 recibió el título de doctor en teología.

Giordano Bruno no era un fraile sumiso. En el noviciado tuvo problemas por incitar a sus compañeros a leer libros de ciencia. (Getty Images)
Giordano Bruno no era un fraile sumiso. En el noviciado tuvo problemas por incitar a sus compañeros a leer libros de ciencia. (Getty Images)

Pero Giordano no era un fraile simple y sumiso. Ya en el noviciado tuvo problemas por no fomentar las lecturas piadosas sobre los santos y la Virgen María e incitar a sus compañeros a leer libros de ciencia. También, comenzó a simpatizar con la herejía arriana, por lo que se acusa, y en 1576, huyó del convento de Nápoles y buscó refugio en Roma, en el convento de santa María Sopra minerva. Pero sus cuestionamientos no cesarán y la inquisición tendrá contra las teorías y escritos por el difundidos 130 acusaciones. Bruno, vuelve a huir y se convierte en un fraile-predicador ambulante. El mismo dirá “toda la tierra es patria para un filósofo”.

Viajó por el norte de Italia: Génova, Savona, Turín, Venecia, Padua, Bergamo, Milán enseñando gramática y cosmogonía. Luego pasará a Francia y en 1579 a Ginebra donde será recibido por el Marques de Vico, un calvinista que “buscar la verdad”. Se inscribe en la universidad de Ginebra, pero también será perseguido y retornará a Francia y es nombrado profesor de la Universidad de París en 1581. En esa etapa de su vida publicó sus obras: Las sombras de las ideas y El canto de Circe.

En 1583 viajó a Inglaterra, enseñó en la universidad de Oxford la nueva cosmología copernicana, atacando las ideas tradicionales. Después de varias discusiones deberá dejar la universidad de Oxford. Bruno enseñará donde puede pero siempre en países que habían aceptado la Reforma. Llego hasta la sede misma de la reforma Luterana, la Universidad de Wittenberg. En 1590, viaja a la Serenísima República de Venecia a dar clases convocado por un noble, quien lo denunciará y entregará a la Inquisición el 21 de mayo de 1592. El juicio tuvo lugar poco después. Bruno se sometió a siete interrogatorios, al final de los cuales pidió perdón al tribunal, apelando a su clemencia. Pero el Sant’Uffizio pidió al Senado veneciano que se hiciera cargo del caso en consideración a la gravedad de las acusaciones y así Bruno el 27 de febrero de 1593 fue trasladado a Roma.

La Inquisición veneciana lo encarcela el 23 de mayo de 1592 y es reclamado por Roma el 12 de septiembre. El 27 de enero de 1593 se ordenó el encierro de Giordano Bruno en el Palacio del Santo Oficio, en el Vaticano.

La plaza Campo de' Fiori, suele ser muy concurrida por los romanos que salen a hacer las compras; en el siglo XV era un prado con flores donde se ejecutaban a los herejes en público (Getty Images)
La plaza Campo de' Fiori, suele ser muy concurrida por los romanos que salen a hacer las compras; en el siglo XV era un prado con flores donde se ejecutaban a los herejes en público (Getty Images)

En abril de 1596 se instituyó incluso una comisión integrada por seis teólogos con la tarea específica de evaluar los textos del dominico y extrapolar tesis y posiciones que pudieran probar su culpabilidad. En 1597 el hacha de la censura cayó sobre los libros de Bruno. Es en esta etapa que el cardenal Roberto Bellarmino, quien luego será también el gran protagonista del caso Galileo Galilei, está llamado a buscar una posible salida al impasse en el que se encuentra el proceso.

Los cargos eran: tener opiniones en contra de la fe católica y hablar en contra de ella y sus ministros, contra la Trinidad, la divinidad de Cristo y la encarnación, contra el reconocimiento de Jesús como Cristo, contra la virginidad de María, la madre de Jesús, contra la transubstanciación y la misa, sostener que existen múltiples mundos, sostener la transmigración del espíritu en otros seres humanos después de la muerte y ser brujo.

Roberto Bellarmino quien luego será canonizado fue quien tuvo la idea de someter a Bruno algunas proposiciones ciertamente heréticas extraídas de las actas del juicio, pidiendo al acusado que las confirmara o abjurara. Alguna de ellas eran: la declaración de “dos principios reales y eternos de la existencia: el alma del mundo y la materia original de la que se derivan los seres”; la doctrina del universo infinito y los mundos infinitos en conflicto con la idea de la Creación; la idea de que toda realidad, incluyendo el cuerpo, reside en el alma eterna e infinita del mundo; la idea del movimiento terrestre, que —según Bruno— no se oponía a las Sagradas Escrituras, las cuales estaban popularizadas para los fieles y no se aplicaban a los científicos; la designación de las estrellas como “mensajeros e intérpretes de los caminos de Dios”, entre otras.

El informe de la congregación del oficio de la Santa Inquisición da fe de que el 21 de diciembre de 1599, Bruno, visitado en prisión, declaró: “…que no tiene o quiere arrepentirse y no tiene de qué arrepentirse o tiene materia de arrepentimiento, y no sabe de qué arrepentirse”. El 20 de enero de 1600, el Papa ordenó que se dictara la sentencia, que fue leída a Bruno el mismo día en que fue llevado a la hoguera.

Al leer la sentencia, Bruno miro fijo a los ojos del lector de la sentencia y en latín les dijo estas famosas palabras: “Maiori forsan cum timo­re sententiam in me fertis quam ego ac­cipiam” que en castellano significa: “Quizás tú tiemblas más al pronunciar esta frase que yo al escucharla”. No había abjurado y la sentencia, que le fue leída era irrevocable. Días después, el filósofo de Nola fue quemado vivo en el Campo de ‘Fiori de Roma, donde fue llevado con la boca apretada por el mordisco, para que no hablara.

Otra pequeña placa de bronce, colocada en la plaza en el 2011, que recuerda que en ese lugar el 9 de septiembre de 1553, el papa Paulo IV, Gian Pietro Cafara, ordenó quemar todos los Talmud que hubiera en Roma
Otra pequeña placa de bronce, colocada en la plaza en el 2011, que recuerda que en ese lugar el 9 de septiembre de 1553, el papa Paulo IV, Gian Pietro Cafara, ordenó quemar todos los Talmud que hubiera en Roma

Desde la prisión de Tor di Nona, donde estuvo encerrado, el 17 de febrero de 1600, Bruno caminó por vía dei Banchi Nuovi y luego por vía del Pellegrino hasta el lugar de la ejecución, donde lo esperaba el verdugo, en el lugar exacto donde se encuentra su monumento. En torno a una multitud de personas, que acudían a presenciar el atroz espectáculo de su muerte en una ciudad que celebraba el año jubilar.

El periódico de la Archicofradía de San Juan el Decapitado de Roma daba así noticia de la ejecución de la sentencia: “En las fechas del 16 y 17 de febrero de 1600, el compromiso de la Compañía de seguir la ejecución de Giordano, del q (= quondam, es decir que era) Giovanni Bruni fraile apóstata de Nola di Regno (es decir del Reino de Nápoles), hereje impenitente (...) Y perseveró tanto en su obstinación que como ministros de justicia fue tomado a Campo di fiori, y allí desnudo y atado a un madero lo quemaron vivo”.

Mientras que en los avisos públicos de Roma a la población fechados el 19 de febrero de 1600, leemos: “El jueves ese fraile de S. Domenico, de Nola, un hereje persistente, con su lengua en buenas manos, fue quemado vivo en Campo de’ Fiore, por las palabras muy feas que dijo, sin querer hacer caso a consoladores u otros”. La “lingua in giova” era un castigo infligido a los blasfemos y consistía en clavar un clavo curvo en la lengua. “El jueves por la mañana en Campo di Fiore fue quemado vivo ese fraile dominico elegido de Nola (…), un hereje muy obstinado, y habiendo formado a su antojo varios dogmas contra nuestra fe, y en particular contra las SS. Virgen y los Santos, quiso obstinadamente morir en aquellos que eligió; y dijo que murió mártir y voluntariamente, y que su alma subiría con aquel humo al cielo. Pero ahora lo entiende si decía la verdad”.

Fue ejecutado porque se atrevió a teorizar que Dios está en la naturaleza de todas las cosas y la tierra está dotada de un alma inmortal, así como el ser humano y las estrellas tienen una naturaleza angelical... que el valor del hombre no está en la posesión de la verdad ni en saber imponerla sino en la búsqueda constante de ella que es lo que hace libre a la humanidad.

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