A simple vista parecía un tipo común y corriente. Bruce McArthur trabajaba como jardinero y para ganarse unos dólares extras en el invierno canadiense personificaba a Papá Noel en un centro comercial de su ciudad. Se ponía la barba blanca, ya de por sí era rubio y tenía los cachetes colorados como Santa Claus, y se metía dentro del traje rojo y blanco para recibir las cartas con pedidos de los chicos.
Pero detrás de esa vida que aparentaba normalidad, se escondía un asesino serial de los más sanguinarios de la historia de Canadá. McArthur asesinó a ocho hombres y escondió sus cuerpos descuartizados dentro de enormes macetas que luego reacomodaba como jardinero. Es decir, que en su trabajo diario convivía a cada momento con los cuerpos de sus víctimas.
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Todas las víctimas de McArthur, de 70 años, eran hombres gays de Toronto a los que seducía por las aplicaciones de citas hasta encontrarse para matarlos.
El ritual del asesino
McArthur, además, le sacaba fotos a sus víctimas antes y después de asesinarlas y guardaba un álbum como un trofeo de su horror. O quizás también como forma de guardar pruebas de sus crímenes para cuando fuera detenido por la policía.
Cuando la policía finalmente alcanzó al criminal , encontraron a la víctima potencial número nueve en su cama desnudo. Ya le había tomado la imagen de antes de cumplir con su ritual de sangre.
Todas menos una de las víctimas fueron encontradas enterradas en macetas en la propiedad de Karen Fraser y su esposo Ron Smith. Hasta allí, iba el jardinero para mantener el jardín.
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Karen y Ron le habían permitido a McArthur almacenar las herramientas de su trabajo de jardinero en el fondo de su casa, a cambio el jardinero les cortaba el pasto en forma periódica. Lo que no sabía este matrimonio canadiense era que el asesino aprovechaba la situación para esconder los cuerpos de sus víctimas.
Durante siete años, los hombres habían desaparecido en Toronto, y la mayor parte de ese tiempo pocas personas prestaron atención. Finalmente, el Papá Noel asesino fue encarcelado en 2019 después de declararse culpable de ocho cargos de asesinato en primer grado cuando compareció en un tribunal de esa ciudad. Todos los crímenes se habían producido entre 2010 y 2017, en una ola que no paraba y que la policía canadiense no quiso ver por todos esos años.
Sus crímenes, y su impacto en la comunidad en Canadá, son ahora el tema de una serie documental de seis partes en BBC Three, Santa Claus: The Serial Killer.
McArthur sale del closet
Durante muchos años, McArthur había ocultado su verdadera sexualidad: aunque sabía que era gay, constantemente le decían que era inaceptable y cuando tenía 23 años, se conformó y se casó con una mujer.
Tuvieron dos hijos y Bruce se refugió en la iglesia para tratar de negar su atracción por los hombres, pero cuando se convirtió en vendedor de ropa interior, viajar le dio la oportunidad de comenzar a tener aventuras con hombres.
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Cuando terminó su matrimonio, Bruce se mudó a Toronto, donde la comunidad gay ahora era ruidosa y orgullosa. En la gran ciudad arrancó una nueva vida como abiertamente gay y era un habitué en los bares de hombres.
Luego empezó a probar las aplicaciones de citas. Allí, según las investigaciones judiciales posteriores, McArthur contactaba parejas gay y les proponía juegos de sumisión, en los cuales siempre tenía un rol dominante. Algunos de esos hombres se convirtieron en víctimas mortales del asesino serial.
Desde la década del 60, el Gay Village de Toronto se había convertido en un área próspera y repleta de bares. Siempre estaba el rumor de un peligro que acechaba a la comunidad: un asesino serial que seducía a hombres y luego los asesinaba. Nadie nunca había podido probar nada.
A pesar de los rumores, muchos todavía visitaban el vecindario para citas secretas y las víctimas no se dieron cuenta cuando acordaron encontrarse con el asesino, que iban a morir.
Además de hombres que vivían en la clandestinidad, el asesino se dirigía a personas con adicciones, inmigrantes o indigentes. Así, sus muertes pasaban desapercibidas o ignoradas por la policía.
Las víctimas de McArthur
La primera de sus víctimas fue Kirushna Kumar Kanagaratnam, de 37 años y nacido en Sri Lanka, desapareció en 2010, pero como no tenía familia inmediata en Canadá, no se informó.
Skandaraj ‘Skanda’ Navaratnam, de 40 años, también de Sri Lanka, fue visto por última vez saliendo de un bar gay el mismo año, y también en 2010, Abdulbasir Faizit, de 44 años, de Afganistán, un maquinista que desapareció y luego su cuerpo fue hallado en el jardín, en una de las macetas de McArthur.
En 2012, otro hombre de Afganistán llamado Majeed Kayhan, de 58 años, fue reportado como desaparecido, luego Married Soroush Mahmudi, de 50, desapareció en 2015, y se cree que el vagabundo Dean Lisowick, de 43, fue asesinado en abril de 2016.
Selim Esen, nativo de Turquía, de 44 años, sin domicilio fijo, desapareció en 2017. Pero luego McArthur cambió su enfoque y apuntó a Andrew Kinsman, de 49, quien desapareció el día después del desfile del Orgullo Gay de Toronto el 26 de junio de 2017. Era un conocido activista, exbarman y un rostro familiar en la comunidad gay de Toronto. Sus amigos notaron que se había ido en 24 horas, lo denunciaron a la policía e iniciaron una campaña para hallarlo con carteles en las calles.
De repente, la policía se dio cuenta y creó un grupo de trabajo para investigar los misteriosos asesinatos, y pronto se centraron en McArthur.
El asesino, que trabajaba como jardinero y también era un Papá Noel en el centro comercial local, fue atrapado cuando la policía lo arrestó en su casa, donde encontraron una posible novena víctima atada a la cama.
Como pruebas, la policía encontró un kit de secuestro en su casa que incluía jeringas, cinta adhesiva, y guantes.
McArthur documentó cada uno de sus ocho crímenes. La policía halló en su notebook carpetas numeradas del uno al nueve y en cada una de esas carpetas, las primeras ocho, había fotos de los hombres que había asesinado antes y después. En la novena solo imágenes del hombre que la policía salvó en el último instante, cuando ya el jardinero se aprestaba a matarlo.
En las fotos, se veían a las víctimas con un tapado de piel, con cinta adhesiva en los ojos y un cigarrillo en la boca. La carpeta número nueve estaba marcada como ‘John’ y cuando allanaron su casa, John estaba en su cama.
McArthur, que anunciaba sus servicios en las aplicaciones de citas como un hombre gay dominante, llamó la atención de la policía por primera vez en 2002, cuando fue arrestado por agredir a un taxi boy al que había contratado en las calles de Toronto.
Después de la desaparición de Andrew Kinsman, de 49 años, y Selim Esen, de 44, en el verano de 2017, la policía comenzó a investigar a McArthur como sospechoso a principios de 2018 y lo puso bajo vigilancia policial las 24 horas el 17 de enero de ese año.
Solo un día después de que comenzara la vigilancia, se vio a McArthur entrando en su departamento con otro hombre. Era John su potencial víctima número 9. Fue arrestado antes de que la policía comenzara la búsqueda de la propiedad de Leaside, donde se encontraron restos de sus víctimas.
Una búsqueda de dos semanas en una propiedad en el área de Leaside de la ciudad, donde McArthur, padre de dos hijos, trabajaba como jardinero, llevó a la policía a encontrar restos humanos enterrados en macetas, incluidos pequeños fragmentos de huesos y dientes.
Las plantas en macetas estaban en el jardín de uno de sus clientes, Karen Fraser, de 76 años, y durante la búsqueda encontraron restos de siete hombres diferentes. La mujer, aterrada, contó ante la Justicia que McArthur “solía sentarse y almorzar con las macetas a su alrededor, en las que había enterrado a esos hombres”.
Cara a cara con el asesino serial
Joshua Cleaver podría haber sido otra víctima de McArthur y habló para el documental de la BBC. “Publiqué un par de anuncios. Uno era para sexo de sumisión y el otro era un anuncio de acompañantes”.
Luego Cleaver relata cuando estuvo por encontrarse con McArthur. “Justo antes de ir a su casa me di cuenta y rápidamente verifiqué dos veces que sabía que era un acompañante y respondió con algo muy corto como ‘sí, está bien, solo ven’. No preguntó detalles del precio y eso me pareció un poco raro”.
“Fue muy amable y mencionó que tenía algunos lugares y creo que un socio. Me mostró su premio de paisajismo que tenía en la pared, justo encima de una computadora de aspecto antiguo –recuerda el joven-. Luego, me preguntó si quería ir a desayunar y fuimos a un pequeño lugar cerca de su casa”.
Cleaver se sorprendió ante la detención de su cliente. “Tal vez mirando hacia atrás, algunos detalles parecen extraños, pero creo que una de las cosas más aterradoras de él es lo amable y agradable que era”.
Joshua pasó a olvidar su experiencia con McArthur, pero un día vio una noticia sobre su detención y los 8 hombres que había asesinado. Pensó que podría haber sido uno de esa lista. “Lo reconocí por una foto que apareció en TV que era la misma que me había enviado antes de encontrarnos”.
En febrero de 2019, McArthur recibió ocho cadenas perpetuas simultáneas y le dijeron que no podría pedir su libertad condicional hasta cumplir los 25 años de condena. Todo indica que el Papa Noel asesino serial morirá en una fría prisión de Canadá.
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