A lo largo de su carrera, la británica Tilda Swinton supo convertirse en una actriz de culto, por sus preferencias por el cine de autor, experimental, haciendo gala de una androginia inusual décadas atrás. Mide casi 1.80, acostumbra a llevar el pelo rubio bien corto y nunca se la verá bronceada, excepto que se lo exija un guión. Esa elección, de ser rara y a veces excéntrica no fue un impedimento para aceptar personajes en películas taquilleras y comerciales como Las crónicas de Narnia: El león, la bruja y el ropero, Dr. Strange, The Avengers: Endgame, La Playa y El extraño caso de Benjamin Button. Tilda se da el lujo de hacer lo que le gusta, sin perder un gramo de reputación. Puede quitarse el traje de heroína de Marvel y después vestirse de Chanel para ser la protagonista de una campaña.
Tilda nació hace exactamente 62 años en Londres con el nombre de Katherine Matilda Swinton y desciende de una de las familias más antiguas de Escocia. La línea genealógica de los Swinton se remonta a la Edad Media. Su bisabuelo paterno George Swinton fue un político escocés y su padre John, fue Sir, el mayor general del ejército británico. Su madre, Judith Balfour, era australiana. La educación de Tilda no fue un tema menor. De manera que asistió al exclusivo internado oara niñas West Heath Girl’s School, la misma en que recibió su educación Diana Spencer, la futura princesa de Gales. Fueron compañeras de clase y además, conservaron una entrañable amistad a lo largo del tiempo.
La actriz, que de chica ya le gustaba nadar contra la corriente, su padre la llamaba “la contra”. Para Tilda no fue fácil ser la única mujer de tres hermanos. En una entrevista contó que cuando nació el tercer varón ya era demasiado para ella. Tenía cuatro años y entró a su habitación decidida a matar al nuevo integrante de la familia. Su familia la descubrió sacándole un hilo de la boca al bebé y por mucho tiempo pensaron que lo estaba salvando de ahogarse. Durante casi toda una vida los padres se quedaron con esa parte que vieron y no la que Tilda ocultó. En 2011 decidió compartir esa parte “monstruosa” de su vida, mientras estrenaba una de las películas más oscuras que filmó, Tenemos que hablar de Kevin, que trata sobre una madre a la que le cuesta querer a su hijo por las cosas que hace y se va convirtiendo cada vez más peligroso.
Al terminar la secundaria, eligió estudiar Literatura en Cambridge. En una entrevista con El País, dijo: “Todos saben que soy actriz, si es que lo soy, por defecto, porque siempre quise ser escritora. Pero cuando dejé de escribir, me puse a actuar”, reconoció al medio. En 1983 obtuvo un título en una licenciatura en Ciencias Políticas y Sociales, en el Murray Edwards College de la Universidad de Cambridge.
El mundo de la moda la idolatra. Tilda es dueña de un estilo elegante, alejado de todo estereotipo. Los diseñadores holandeses, Viktor & Rolf, la invitaron a desfilar en su pasarela, por el año 2003 y clonaron su look en todas las modelos. Muchas otras Tildas asomaban detrás de ella, con sus diseños modernos. Karl Lagerfeld, quien fue durante muchos años director creativo de Chanel hasta su muerte en 2019, estaba fascinado con su estilo y también la convirtió en musa de la legendaria firma.
En la alfombra roja puede aparecer con un esmoquin y sandalias bajas, vestidos minimalistas, casi monacales o de estilo escultórico griego. Su diseñador de cabecera es el colombiano Haider Ackermann, el creador de sus originales y a veces excéntricos looks. En su estilo casual adopta el look negro total, que rompe con el color rubio o colorado de su pelo, a veces con batidos en alto con litros de spray, que pasó a ser conocido como “el peinado Swinton”.
En 2013, cuando ya había obtenido un Oscar por Michael Clayton como mejor actriz de reparto, sorprendió al mundo transformándose en una obra de arte viviente en el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMa).
Dentro de una caja de cristal, recostada en una cama, como si fuese la Bella durmiente del nuevo siglo, con pantalón, camisa y anteojos de lectura a un costado, estuvo durante siete horas bajo la mirada de los visitantes, que no salían del asombro, ya que no se había anunciada la performance. La puesta, creada por la artista Cornelia Parker, se llamaba May be (Quizás), porque no tenía fecha de presentación ni era anunciada. Era toda una posibilidad, concretada en la Galería Serpentine de Londres y el Museo Barraco, en Roma.
Famosa fue también su amistad con David Bowie. Fueron amigos íntimos. En el videoclip “The Stars (are out tonight”, como no podía ser de otra manera, desplegaron todo su glam juntos y jugaron a ser un matrimonio que hacía las compras y miraba la TV, en medio de escenas casi surrealistas.
Los amigos siempre fueron comparados por sus rasgos similares, androginia y estilo. Por eso, tras la muerte del músico en 2016 y el anuncio de su biopic Stardust, desde las redes sociales le pidieron a Tilda que ella fuera la que personificara al músico. Fue tan viral el pedido que salió a decir públicamente que ella no lo haría. La biografía finalmente fue protagonizada por Johnny Flynn para disgusto de los seguidores de la artista.
Tilda tiene dos hijos gemelos, Honor y Xavier, que ya son adolescentes. Nacieron en 1997 como fruto de la relación con el dramaturgo John Byrne, veinte años mayor que ella. La pareja se enamoró en 1989 mientras hacían la serie televisiva Your Cheating Heart (Tu Corazón Engañoso), protagonizada por Swinton. El dejó Escocia para vivir en Londres con la actriz, y en 2005, con los gemelos regresaron a Escocia. En 2005 rompieron la relación.
Tras esta relación fallida, Tilda no tardó en enamorarse. Queda en evidencia que la diferencia de edad para ella no es un problema. El actual, es 18 años menor. Se trata de Sandro Kopp, un artista neozelandés de origen alemán.
Hubo muchas versiones de que Tilda era parte de un triángulo amoroso, entre Byrne y Kopp. El dramaturgo salió a desmentir: “Han dicho que vivía bajo el mismo techo que Tilda y Sandro. Han hablado de mí como un excéntrico bondadoso que vive allí mientras otro tipo se acuesta con su amada. Quiero corregirles. No vivimos en un ménage à trois. A ninguno de nosotros se nos ocurriría eso, ni remotamente”, afirmó en declaraciones al diario The Times.
Actualmente, Swinton y Kopp viven en las majestuosas tierras altas de Escocia, dónde él pasa gran parte de su tiempo haciendo retratos. Y pintándola una y otra vez. Tilda siempre es musa e inspiración. Sandro hoy lleva una barba muy hipster y es llamativamente más alto que Tilda. Mide 1,91.
La inglesa es una fuerte defensora de los derechos del colectivo LGTB+. Especialmente defiende el derecho a ser quien uno quiera. En un oportunidad, contó que en la calle suelen confundirla con un hombre. “Estaba pasando por la seguridad de un aeropuerto y un guardia de seguridad me registró. A menudo me llaman “señor” en los ascensores y cosas por el estilo. Creo que tiene que ver con mi altura y por no usar mucho lápiz labial. La gente simplemente no puede imaginar que podría ser una mujer luciendo de esta manera”, explicó.
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