Cumplir años no la amansó. Por el contrario, Susan Sarandon se volvió más audaz. Siempre fue una mujer distinta, con temperamento y comprometida con sus convicciones, pero ella va por más. Para muestra están los últimos dos meses. En agosto pasado se la vio bella y sensual, con su piel de porcelana, en un backstage fotográfico que se viralizó por Twitter y que sumó hasta la fecha tres millones y medio de reproducciones. Y, hace pocos días, volvió a patear el tablero cuando en un programa de televisión dijo sin más vueltas y con una sonrisa que ella era “bi”.
¿Puede ser sensual una abuela de 76 años? Parece que sí. ¿Vale la pena salir del clóset a cualquier edad? También. A Susan, aquella que encarnó a la temeraria Louise capaz de matar para defender a una amiga en la icónica película Thelma and Louise, pionera en la batalla por la igualdad de género, nada la asusta. Ni las etiquetas, ni la cárcel (estuvo varias veces presa por sus acciones como activista), ni las opiniones ajenas y, menos, el revuelo que pueda causar lo que emprende.
La hija del mundo
En la sangre lleva un poco de italiana, bastante de irlandesa, mucho de inglesa, algo de galesa y un toque de alemana. Es un cocktail volcánico de orígenes. Su padre, Philip Leslie Tomalin, era un productor de televisión y de comerciales que cantaba más o menos bien. Su madre, Leonora Marie Criscione, era una ama de casa nacida en la lejana isla de Sicilia. Susan Abigail llegó al mundo el 4 de octubre de 1946 en Nueva York, Estados Unidos y fue la mayor de nueve hermanos. Se recibió del secundario católico en 1964 e ingresó a la Universidad Católica de América en la ciudad de Washington para estudiar arte dramático. “Tuve sobreabundancia de pecado original”, diría Susan con humor en un reportaje años después. También contó, de aquella época adolescente, que vivía aterrada de que los comunistas pudieran invadir Estados Unidos.
Sus primeros trabajos fueron como moza y peluquera para poder pagarse sus estudios. Cuatro años después se recibió. Ya para entonces estaba casada con el actor Chris Sarandon de quién se apropió para siempre el apellido. La religión para Susan había quedado bastante atrás y había empezado a interesarse en la realidad. Fue por esos años que la policía la detuvo por primera vez mientras protestaba contra la guerra de Vietnam. “Si tenías una fibra moral, protestabas por la guerra. Era parte de ser joven y estar despierto”, explicó. Sus padres eran republicanos y conservadores, no pudieron menos que horrorizarse con lo que hacía su díscola hija.
Su debut en la carrera actoral ocurrió con la película Joe, en 1970, un drama que estuvo nominado a los Premios Oscar por su guion. Aunque el primer paso para ser considerada por sus pares fue con su intervención en el filme de culto, The Rocky Horror Picture Show, en 1975, basada en el musical del mismo nombre. La película fue pionera en tratar con humor temas tabú como la liberación sexual o los roles de género. Lo loco es que Susan aceptó el papel en contra de todo lo que le aconsejaron los representantes y, simplemente, porque quería superar su miedo a cantar. Con 28 años viajó a Londres y se dispuso a filmar con el equipo en una locación surrealista: una casa destartalada, sin calefacción, donde la nieve y la lluvia se colaban por los agujeros del techo. Susan pagó el papel con una bruta neumonía. Temblaba de fiebre, pero así todo siguió trabajando.
Su carácter ya se mostraba indoblegable.
La película, que se hizo con poco más de un millón de dólares de presupuesto, comenzó fracasando, pero terminó convertida en un filme de culto que lleva recaudados más de 170 millones de dólares.
Escena lésbica y un romance apasionado
En 1978 filmó con el director francés Louis Malle, Niña Bonita (Pretty Baby). Él le llevaba 30 años… No se sabe bien cuándo nació la relación pero los Sarandon se terminaron divorciando en 1979. Con los años, Susan reconoció que solo se había casado porque Chris había sido con quien había tenido su primera experiencia sexual y ella venía de una escuela católica.
En 1980 le llegó la primera nominación para un Oscar con Atlantic City, que también grabó bajo la dirección de Malle.
En 1983 interpretó otra película de terror que dio que hablar: El ansia (The Hunger). En ella una vampira bisexual (Catherine Deneuve), cuyo marido envejece (David Bowie), se acerca sexualmente a la doctora experta en geriatría interpretada por Susan. Cuando llegó el momento de la escena lésbica le aconsejaron a Susan tomarse una copa de alcohol, para relajar. Ella respondió muy suelta de cuerpo: “No hace falta estar borracha para querer acostarse con la Deneuve”.
La verdad fue otra y se supo décadas después porque ella misma lo confesó: su romance apasionado en ese entonces había sido, en la realidad, con David Bowie. La relación no duró mucho. Susan no veía que con él pudiese formar una familia, pero con los años se transformaron en grandes amigos. Dijo que él era un hombre extraordinario “digno de idolatrar”.
Madre soltera a los 39
La vida siguió y Susan inició una relación ocasional con el director italiano Franco Amurri. Como le habían diagnosticado endometriosis y le habían dicho que le sería muy difícil tener hijos, no se cuidaba en sus relaciones sexuales. Sin embargo, a los 38 años, quedó embarazada. Si bien tener hijos no había sido nunca un objetivo para Susan, hacía un tiempo que estaba deseando darle un sentido a su vida. Ante la noticia del embarazo algunos managers de actores le aconsejaron no tener el bebé para no interrumpir su carrera. Ella desoyó a todos, siguió adelante sola con su panza y, en 1985, nació Eva, su primera hija y quien seguiría sus pasos en la actuación. Susan había sido madre cumplidos los 39.
Como actriz ya era conocida, pero el empujón final se lo dio la película Las Brujas de Eastwick donde trabajó con Cher, Michelle Pfeiffer y Jack Nicholson. Para este papel tuvo que aprender a tocar el violonchelo y en una escena casi muere electrocutada. Y si bien la película tuvo muchos problemas durante el rodaje que podrían haber enemistado a las tres actrices, ellas terminaron muy amigas.
Hijos post cuarenta y activismo pleno
Cuando conoció a Tim Robbins, doce años menor que ella, no se apocó. Ambos habían sido convocados para filmar La bella y el campeón. Susan sintió una gran atracción por Tim y él quedó shockeado por el temperamento de esa bellísima madre soltera. En 1988 se fueron a vivir juntos. Ya bien pasados los cuarenta años Susan tuvo dos hijos más: en 1989, a Jack Henry con 43 y, en 1992, a Miles con 46.
Tim y Susan constituían una pareja de convicciones firmes. Hablaban sin tapujos sobre política. Se pronunciaron en contra de la Guerra del Golfo, el maltrato a los refugiados y la corrupción política. Abogaban por solucionar los problemas del medioambiente y defendían la causa gay cuando todavía había mucha resistencia al tema.
Fue con la película Thelma y Louise, con Geena Davis, en 1991, que se consagró como la actriz del momento y fue nuevamente nominada a un Oscar. Al año siguiente, obtuvo otra candidatura con el filme Un milagro para Lorenzo, un drama basado en un hecho real donde encarnó a una madre desesperada por salvar a su hijo de una terrible enfermedad.
De todas formas, para obtener un Oscar tuvo que esperar a su quinta nominación en 1995. Se lo dieron por su papel de la monja Helen Prejean en la película Mientras estés conmigo bajo la dirección de su marido Tim Robbins y donde compartió cartel con Sean Penn.
Se dijo que con Sean Penn habría habido algún romance en algún momento… pero esto no se sabe. Lo que sí es cierto es que compartían ideas políticas y una misma visión del mundo.
Un hombre 31 años menor
Siguieron tres años en los que estuvo muy atareada con sus hijos y en los que trabajó un poco menos. Volvió al ruedo en 1998 junto a Gene Hackman y Paul Newman en un filme llamado Crepúsculo (Twilight en el idioma original) y siguió, el mismo año, con otro drama titulado Quédate a mi lado, con Julia Roberts. En ese momento trascendió que ellas no se habían llevado nada bien.
Susan lo desmintió y fue lapidaria con lo que dijo al respecto: “Si estás haciendo una película junto a un actor, todos asumen que te estás acostando con él. Y, si es una actriz, todos asumen que te peleas con ella”.
Llegó el año 1999 y con él la crisis final de la pareja Sarandon-Robbins. Después de 23 años juntos se separaron.
Susan dejó entrever en algún reportaje que los hijos, a veces, hacen que las parejas cambien y tambaleen con los nuevos roles. Había otros rumores, no fundados, que sostenían que podría haber celos profesionales o que ella había conocido a un hombre más joven. Aunque se lo preguntaron innumerables veces, ella nunca explicó la razón de su divorcio y solo deslizó que lo había sentido como un fracaso y que nunca pensó que eso podría pasar. Pero sucedió.
Ese mismo año caótico fue arrestada por segunda vez en su vida durante una protesta en Nueva York, el 30 de marzo de 1999. La convocatoria era contra la violencia policial hacia la comunidad afroamericana. El maltrato animal también era un compromiso vital para ella. Se involucró en la campaña presidencial de Ralph Nader, del Green Party y en 2003 se opuso a la guerra de George Bush en Irak. Defendió siempre la igualdad de derechos para los homosexuales y, como embajadora de Unicef, luchó contra la explotación laboral de los niños. Por sus compromisos como activista estuvo en Nicaragua, llegó hasta el continente africano para ayudar en la lucha contra el SIDA y hablaba públicamente sobre lo que ocurría en Haití.
Fue alrededor de 2010 que llegó otro hombre a su vida: el guionista Jonathan Bircklin. Un detalle para no pasar por alto: era 31 años menor que ella. Pero ya sabemos que el qué dirán a Susan la tiene sin cuidado.
En 2011 se casó su hija Eva Amurri (Susan hoy ya tiene tres nietos). También ese mismo año decidió apoyar la causa de los “indignados” en el movimiento denominado Occupy Wall Street, creado como consecuencia de la crisis económica. Se manifestaban en contra del poder concentrado de las empresas y las evasiones fiscales del selecto grupo de los millonarios. Eso no impidió que siguiera trabajando. En 2012, presentó junto a Richard Gere la película El fraude en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián.
Abierta a todo, sustancias y cárcel
En 2014, en una entrevista con el medio The Guardian, dijo: “Siempre pensé que los contratos matrimoniales deberían renovarse cada cinco años…”. Fue una profecía autocumplida. En 2015, cuando llevaban un lustro de relación, Jonathan y ella se separaron.
Para Susan hablar de todo es una necesidad. En una entrevista con la revista High Times admitió que había fumado marihuana para relajarse y leer guiones. Dijo que la había ayudado a combatir el estrés de la vida: “Si tienes una vida muy ajetreada, consigue que aproveches al máximo tu fin de semana, por lo menos en mi caso. (...) Bajas el ritmo y disfrutas a fondo el momento (...) se lo he explicado a mis hijos, la hierba te ayuda a tomarte un descanso cuando tienes una vida muy estresante, pero nunca podrás llevar una vida satisfactoria si estás constantemente fumando desde muy joven”. Aunque también reconoció los peligros de desarrollar una adicción a ella. En el medio Daily Beast también defendió el uso de la marihuana y contó: “No me gustan los químicos y no me gusta sentirme acelerada. He probado la Ayahuasca, los hombres no golpean a sus mujeres con la marihuana (…)”. Aseveró creer en los beneficios de su legalización.
Cada vez que habla levanta huracanes. En una entrevista con Ellen DeGeneres aseguró que estaba buscando de manera activa un nuevo amor: “Dejaría abierta la edad, el color, incluso el género. Estoy abierta. Aumenta tus posibilidades, ¿cierto?”.
En 2017 Susan, de 70 años, volvió a estar en el centro de las noticias: la vieron comiendo en un restó con el cantante de color Seal, de 54, ex marido de la top model Heidi Klum. Los que comían cerca de ellos dijeron que se los había visto muy cariñosos. A la salida, los paparazzis se lanzaron a fotografiarlos, pero ellos fueron más vivos y salieron por separado.
Ese mismo año le dijo a la publicación LGBTQ+ Pride Source: “Sí, soy abierta de mente. Mi orientación sexual es curiosa para quien quiera intentarlo, se podría decir. Eso sí soy seria en la monogamia, así que no he tenido una gran cantidad de parejas. ¡Tampoco es que haya recibido muchas ofertas!”.
La revista Vogue le consultó sobre sus secretos para desafiar el paso del tiempo. Ella respondió: “Sigo pensando que soy más joven, ¡y lo siento por dentro!”. Y recomendó: “Mantener el compromiso y la curiosidad como actitud frente a la vida. Estar hidratado y tener una buena alimentación. No hacer cosas extremas ni tener excesos. No fumar, cuidarse del sol, y tampoco beber mucho alcohol. Ser fiel a las convicciones propias, ser auténtico. No compararse con otras mujeres (...) La belleza que plantean es injusta, arbitraria y caprichosa, pero para mí, una persona hermosa es alguien fuerte y linda por dentro, que se propone dejar un mundo mejor; y eso es lo que trato de hacer en mi vida”.
En 2018 Susan con 72 años volvió a ser detenida por las autoridades junto a otros 574 manifestantes mujeres. ¿El motivo? Ingresar en un edificio del senado durante una protesta contra la política migratoria del presidente de Donald Trump. Imparable.
Activa también en las redes sociales, solo en Instagram tiene más de un millón y medio de seguidores, en 2019 subió un post de un accidente doméstico. Un patinón a los 73 puede ser peligroso: terminó con su nariz quebrada y un chichón inmenso en la frente. Sin pudor posteó las fotos y las acompañó con un texto minimizando lo que le había pasado. Aprovechó para decir que una emergencia era otra cosa. Emergencia era que los huracanes, inundaciones o incendios te lleven tu casa; perder un hijo por la epidemia de opioides; la violencia con armas en los colegios; los inmigrantes separados de sus familias; los sueños de estudiar no cumplidos por falta de dinero; la homofobia; la islamofobia; la transfobia… “Eso es una verdadera emergencia”, posteó.
Un comentario viral y bisexualidad
Hoy Susan Sarandon cuenta con un patrimonio de unos 60 millones de dólares, está plenamente activa y no necesita hacerse notar… Aun así cada paso que da genera revuelo.
El 29 de julio pasado un brevísimo video de Susan mientras era maquillada y peinada para una producción de fotos se volvió viral. Al filo de sus 76 años se la ve espléndida y sensual luciendo un generoso escote engalanado con un corpiño de encaje negro.
Un mes y medio después Susan volvió a dar que hablar. El pasado 13 de septiembre, en el popular programa The Tonight Show de Jimmy Fallon, cuando estaba hablando de la recomendación de su hijo para que adoptara un gato luego de la muerte de sus adorados perros, Sarandon sostuvo con mucho humor, pero sin ingenuidad: “Y yo soy bi, así que...”.
Fallón le siguió el juego: “Esperá un momento. ¿Querés decir que te gustan los perros y los gatos?”.
Entre risas ella respondió, cómplice: “Soy muy fluida… cuando se trata de animales”.
Su comentario fue considerado como una confirmación pública de su condición de bisexual. Ya había dicho antes, en 2021, en el podcast Divorciados no muertos con la presentadora Caroline Stanbury, que deseaba una nueva relación de pareja: “No me importa si es un hombre o una mujer. Quiero decir, estoy abierta a todas las edades, a todos los colores. Esas cosas para mí son solo detalles. Lo que me interesa es alguien aventurero pero, eso sí, que se haya vacunado contra el COVID”.
Y agregó que prefiere los hombres jóvenes porque son curiosos y que no busca una celebridad: “Podría ser una maestra de escuela, o podría ser un escritor o podría tener éxito o no… alguien que sea dueño de sí mismo y que no se deje intimidar por la gente que se me acerca en la calle diciendo: Dios mío, te amo”.
Sexy, abierta a todo, disruptiva… ¿Quién se atrevería a considerar a Susan como una abuelita? Es de esas mujeres que jamás se retiran de una batalla.
Con ella, la edad no cuenta. Siempre hay que estar preparados para una nueva sorpresa.
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