El jubilado que mató a su amante, a su único hijo y fue condenado a morir en la cárcel 46 años después

William MacDowell mantuvo una relación paralela con Renee Macrae. La noche del 12 de noviembre de 1976 la mujer y su hijo de 3 años desaparecieron. La Policía no halló ningún rastro, ni prueba de ADN. Recién 46 años después el femicida fue sentenciado a cadena perpetua

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William MacDowell entra en silla de ruedas a los Tribunales donde será condenado
William MacDowell entra en silla de ruedas a los Tribunales donde será condenado

Esta es la historia de un crimen que parecía perfecto. William MacDowell mantenía una relación extramatrimonial con Renee Macrae en el pueblo escocés de Inverness en 1976. Era un secreto a voces en el pequeño pueblo del Reino Unido de esta relación prohibida. Macdowell en un momento se sintió acorralado y decidió asesinar a su amante y el pequeño hijo que tenía con la mujer. Nunca hallaron los cuerpos, pero ahora, 46 años después el hombre fue condenado a sus 80 años y pasará el resto de su vida en la cárcel.

El niño había nacido de la relación paralela que MacDowell mantenía con Renne desde 1972. El dato fue confirmado por la ex pareja de la víctima, pese a que nunca se pudieron realizar las pruebas de ADN para confirmar el parentesco. El jubilado condenado no tuvo hijos con su esposa de toda la vida Rosemary.

MacDowell morirá tras las rejas después de que un juez lo sentenció a perpetua con un mínimo de 30 años de prisión por matar a Renee y Andrew MacRae. Se trata del caso de personas desaparecidas más antiguo de Reino Unido.

El jubilado, en el banquillo

MacDowell entró a los Tribunales escoceses acarreado en una silla de rueda por su esposa Rosemary. La misma mujer con la que estaba casado en 1976 cuando la engañó con Renee. Las cosas se complicaron cuando en el pueblo se empezó a comentar el romance secreto. En ese momento, MacDowell decidió el crimen de su amante. El pequeño bebé que tenía con la mujer, Andrew, también fue asesinado.

MacDowell fue condenado por un jurado en el Tribunal Superior de Inverness por el caso, ocurrido en noviembre de 1976. La policía nunca encontró los cuerpos de la madre de 36 años o su hijo, tres, a pesar de las súplicas de los oficiales, instando al asesino revelar lo que hizo con ellos para que se les “brinde la dignidad que se merecen”. También fue declarado culpable de intentar frustrar los fines de la justicia al deshacerse de sus cuerpos y efectos personales.

Renee Macrae y su pequeño hijo Andrew, las dos víctimas de MacDowell
Renee Macrae y su pequeño hijo Andrew, las dos víctimas de MacDowell

El juez Lord Armstrong, a cargo de la sentencia, lo miró a los ojos y le dijo: “Estos asesinatos parecen haber sido premeditados, planeados y llevados a cabo de la manera más calculada, no un evento espontáneo o impulso del momento”. MacDowell se mantuvo en silencio en su silla de ruedas. Sus ojos perdidos en algún lugar y un silencio hermético sobre cómo fueron lso crímenes y que hizo con los cuerpos de sus víctimas.

El magistrado, en tanto, continuó con la sentencia: “Usted asesinó a sus víctimas y luego se deshizo de sus cuerpos y efectos personales, incluido el cochecito del niño. “Luego tomó medidas para ocultar los crímenes que había cometido”.

La hipótesis que desarrolló la Justicia de Escocia estimó que MacDowell había secuestrado a la mujer y su bebé en un área de descanso en la A9 cerca de Dalmagarry el 12 de noviembre de 1976.

El ex esposo de Renee había sugerido que estaba en una relación, mantuvo en secreto el nombre, y que se mudaría con su nuevo amor al pueblo de Shetland, una localidad cercana a Inverness. Allí se llevaría a sus dos hijos, Gordon y el pequeño Andrew para que viviera junto a su padre MacDowell. Los detectives manejaron la hipótesis de que la mujer le había exigido a MacDowell que dejara a su actual esposa Rosemary para iniciar una nueva vida con ella.

MacDowell no se inmutó, nunca confesó los crímenes y hasta presentó una coartada para indicar dónde estaba el 12 de noviembre de 1976
MacDowell no se inmutó, nunca confesó los crímenes y hasta presentó una coartada para indicar dónde estaba el 12 de noviembre de 1976

La coartada del condenado

MacDowell no se inmutó, nunca confesó los crímenes y hasta presentó una coartada para indicar dónde estaba el 12 de noviembre de 1976. El jubilado detalló con detalles que esa noche se encontraba en el bar de un hotel de ruta llamado Mercury Motor Inn. El condenado relató que bebió con tres amigos durante gran parte de la noche antes de volver a su casa a dormir con su esposa Rosemary.

Renee, y su hijo Andrew fueron vistos por última vez saliendo de Inverness en Highlands el 12 de noviembre de 1976. Más tarde esa noche, el BMW de la mujer fue hallado quemado en un área de descanso de la ruta en las afueras del pueblo escocés.

Catherine Johnstone le dijo al tribunal que su madre, Eva McQueen, había escuchado un “grito espeluznante” a solo unos cientos de metros del área de descanso en Dalmagarry Farmhouse, lugar en el que fue hallado el coche de la víctima.

MacDowell y su esposa Rosemary en una foto de la época en la que se produce la desaparición de su amante y su hijo
MacDowell y su esposa Rosemary en una foto de la época en la que se produce la desaparición de su amante y su hijo

Martin Shand, quien en el momento del crimen era un Dundee College of Technology, cree haber visto el auto de MacRae la noche en la que desapareció. Recordó que aquella noche iba hacia su casa y pasó por el área de estacionamiento de Dalmagarry en la A9 cerca de Inverness, donde más tarde se descubrió el BMW quemado.

“Había dos autos. Un BMW y un Volvo”, recordó Shand ante el Tribunal. El fiscal había tomado como prueba que la empresa en la que trabajaba el condenado le habían dado un coche de esa marca para sus traslados. Otro testigo también le dijo al tribunal que vio a un hombre hablando con una persona y un niño que estaban dentro de un automóvil cerca de la escena.

Separada de su esposo, Gordon, la mujer conducía a la localidad de Perth para encontrarse con su amante casado, quien ademásera el contador del Señor MacRae y el padre de Andrew. Desde que habían crecido los rumores de la infidelidad de MacDowell, la pareja eligió los encuentros cada vez más lejos de Inverness para evitar que se hablara de ellos.

Catherine Johnstone le dijo al tribunal que su madre, Eva McQueen, había escuchado un “grito espeluznante” a solo unos cientos de metros del área de descanso en Dalmagarry Farmhouse, lugar en el que fue hallado el coche de la víctima
Catherine Johnstone le dijo al tribunal que su madre, Eva McQueen, había escuchado un “grito espeluznante” a solo unos cientos de metros del área de descanso en Dalmagarry Farmhouse, lugar en el que fue hallado el coche de la víctima

Apenas ocurridos los crímenes lo único que hallaron fue el auto de la mujer con manchas de sangre de las víctimas. No había ni un solo rastro compatible con el ADN de MacDowell. Aún hoy, 46 años después la policía escocesa se pregunta si el asesino actuó solo. Es más, los detectives que interrogaron a MacDowell al comienzo siempre sospecharon, pero nunca pudieron sacarle una mínima confesión al amante de Renee. Se sorprendieron de la sangre fría y la perfección con la que había actuado. No había dejado ni una sola huella en la escena del crimen.

Alrededor del coche manchado de sangre no había ningún rastro del camino del asesino para descartar los cuerpos de sus víctimas. Aún así la policía rastrilló las frías aguas del río Ness, hasta su desembocadura en el fiordo de Moray en las tierras altas de Escocia. Los operativos fueron seguidos por los habitantes curiosos que nunca en su vida habían visto un despliegue semejante en la zona. No encontraron nada.

Luego, se enfocaron en la mina de carbón del pueblo. Drenaron casi 11 millones de litros de agua de la cantera. Allí al principio pareció que habían encontrado un rastro de las víctimas. Unas ruedas oxidadas de un cochecito de bebé. Era muy similar al usado por Andrew en el momento de su desaparición. No pudieron determinar si el objeto pertenecía a Renee y su hijo. El papá del nene no pudo identificar si era el objeto en el que trasladaban a su hijo desaparecido.

MacDowell pasa sus primeras noches en prisión a sus 80 años y 46 después de la desaparición de su amante Renee y su pequeño hijo Andrew. Pese a las presiones de la Justicia y de los familiares de las víctimas jamás habló sobre el destino de los cuerpos. Ahora que fue condenado, se abre una luz de esperanza para que el jubilado revele dónde están los cadáveres de la mujer y el nene. Su silencio por ahora es inquebrantable y tiene un peso de más de cuatro décadas. Esta historia parece aún no haber terminado.

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