Todos sucesos que se reúnen en Canale D´Agordo, ubicado en el norte de Italia, en el Véneto. Este pueblito alpino hoy celebró con todos los honores y pompas a un hijo de su tierra, Albino Luciani, que exactamente una semana atrás fue beatificado por el papa Francisco en el Vaticano, gracias a un milagro argentino.
Este pueblo de mil habitantes, situado en las Dolomitas, cerca del límite con Austria, recibió hoy a una multitud excepcional, para honrar a su ciudadano ilustre: el papa Luciani (Juan Pablo I). La ceremonia, que cierra las celebraciones de la beatificación, fue presidida por el Cardenal Francesco Moraglia, Patriarca de Venecia, un cargo que también ocupó Albino Luciani. Entre las autoridades eclesiásticas se encontraba el sacerdote porteño José Dabusti, quien rezó por un milagro que luego posibilitó la beatificación de Juan Pablo I. También estuvieron presentes los obispos de Vittorio Veneto y Belluno Feltre, diócesis por las que pasó Albino Luciani.
Acompañaron la ceremonia representantes de las diócesis de los papas Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo II, Benedicto XVI, quienes viajaron desde Polonia, Alemania, Bérgamo y Brescia. Entre los presentes se encontraba una delegación de argentinos, como testimonio de la tierra donde sucedió el milagro de Candela Giarda, que en 2011 se curó inexplicablemente de una encefalopatía grave luego de que su madre y el padre Dabusti rezaran a Juan Pablo I.
En la plaza principal del pueblo se congregaron los peregrinos, los representantes del valle del Bios, con sus trajes alpinos típicos y el despliegue de la banda de música. La bandera papal se enarbolaba en los balcones de las casas, así como se hizo en 1978, cuando Albino Luciani fue elegido papa.
“Juan Pablo I me habló en un sueño”
“Tu escultura no está bien, tenés que cambiar una parte importante, sacar el niño con la paloma. Tallá una niña ofreciendo flores de la montaña al padre Albino Luciani”, estas fueron las palabras que recibió en un sueño en 2021, Carlo Balljana. El consagrado escultor italiano creó obras de arte que representan papas y santos que se encuentran diseminadas en Italia, Bulgaria, Turquía, Polonia, Nueva York, entre otras. Hasta le regaló una paloma de bronce a Mijaíl Gorbachov.
“Me asusté muchísimo. Estuve pensando cuatro días en qué hacer para recuperarme del impacto de haber visto en sueños y escuchado al papa Luciani que me retaba. Aún sigo muy conmocionado. Yo ya tenía lista la escultura. Después del sueño tuve que volver al taller y rehacerla. Esculpí la imagen de la niña en yeso y después hice la fundición en bronce, tal como lo había ordenado Albino Luciani”, así relató el artista plástico con la voz entre quebrada.
Esa imagen hoy se encuentra en el jardín de la casa natal de Albino Luciani, convertido en museo. Cuando se conoció la primicia del milagro argentino, Balljana asoció el puntual pedido de Luciani con Candela Giarda, la milagrada argentina.
Finalmente, el escultor quiso enviar un mensaje para la joven paranaense: “Rézale siempre a Albino Luciani. Porque siempre, siempre, él está escuchando”.
Aparición de la Virgen en un pueblo cercano al de Albino Luciani
A unos 10 kilómetros de Canale D´agordo, en Voltago, en medio de un camino sinuoso y vertiginoso, se encuentra una piedra donde habría aparecido la Virgen, previo a la Segunda Guerra Mundial. Si bien los lugareños dan las indicaciones de cómo llegar, se vuelve una misión para detectives encontrar “la sas de la Madonna”, la piedra.
Escalamos varios kilómetros a pie, nos perdimos por los senderos de las Dolomitas, hasta que finalmente encontramos en medio de los pinos y abetos con la piedra sobre la que se erige una pequeña capillita con cuatro columnas y la imagen en blanco de la Virgen.
Como un misterioso imán, el lugar atrae, parece que cae una lluvia que no moja, así recibe la Virgen. Al costado hay un pequeño altar, y en él, un libro de intenciones que al abrirlo nos encontramos con la grata sorpresa de una estampita con el rostro sonriente de Albino Luciani.
La paz del lugar es indescriptible, el aroma del bosque recién llovido no se asemeja a ningún otro, las gotitas, como diamantes suspendidos en las ramas, brillan a varios metros.
Cuentan los diarios de la época que el 5 de julio de 1936, en la zona de Piantison de Voltago, la Virgen se habría aparecido a cuatro pastorcitos. De acuerdo con el relato de los testigos, la Virgen se habría manifestado sobre una gran piedra, completamente vestida de blanco, con una cinta azul, un velo negro que cubría su cabeza y un niño a su lado. Después de esta presunta primera aparición, otras seis niñas dijeron que veían también a Nuestra Señora todos los días a la una de la tarde y que ella les hablaba.
La noticia de las apariciones se difundió rápidamente y la gente se apresuró a llegar a Voltago desde los pueblos vecinos y de toda la provincia, incluso de todo el Véneto. Hasta el mismo Luciani se hizo presente, movido por la curiosidad. La afluencia de multitudes fue tan grande que, según informó la Gazzetta Di Belluno del 25 de julio de 1937, doce mil personas llegaron un día a la aldea, y el municipio tuvo que vallar la zona para proteger a las videntes a la hora de la aparición. Cuando las videntes estaban en momento de “éxtasis” al ver a la Virgen, la gente les arrojaba rosarios. Les entregaban objetos, les colocaban los bebés en sus brazos, les acercaban a los enfermos e incluso les tiraban papelitos con preguntas para hacerle a la Virgen.
Las autoridades eclesiásticas no se pronunciaron hasta pasados unos diez días. Recién entonces se vieron obligadas a comunicar que el fenómeno no parecía reunir las condiciones necesarias para ser considerado un episodio sobrenatural. Las autoridades religiosas, con la presencia de los carabinieri, el primer magistrado de la ciudad, las monjas y otras autoridades, interrogaron a las videntes, y el mismo Albino Luciani fue citado como testigo. La comisión así constituida quedó sin habla porque inexplicablemente las niñas, que eran simples pastorcitas semianalfabetas, respondieron en perfecto italiano y con un lenguaje rico.
Juan Pablo I y el Padre Pío, enfrentados por la aparición de Voltago
No fue fácil para Albino Luciani, joven sacerdote, fijar una postura, hasta que el obispo Cattarossi puso fin a la cuestión y, con un comunicado oficial, prohibió al clero favorecer o apoyar las peregrinaciones a Voltago. Albino Luciani obedeció a su obispo. Algunos hechos aceleraron esta respuesta negativa de la Iglesia. La prensa de la época informó que una de las niñas, presionada por la situación, negó las apariciones y tuvo que ser sometida a un exorcismo porque deliraba. Y además, tres de las presuntas videntes presentaron las marcas de los estigmas. Se creó un gran revuelo, pero a pesar de los que negaron la aparición, la mayoría de los peregrinos creyeron que la Virgen se había manifestado allí.
Un célebre fraile capuchino, el mismísimo padre Pio de Pietrelcina, el Santo de los estigmas, también creyó, pero fue censurado y condenado por las autoridades religiosas de la época.
Albino Luciani fue uno de los que desconfiaron de los dones del padre Pio y llegó a desacreditarlos hasta considerar que se trataba de un verdadero misticismo patológico y morboso, tal como el experto Davide Fiocco recabó del Archivo Diocesano de Vittorio Veneto.
A pesar de que la Iglesia nunca aceptó esta aparición mariana, algunas de las predicciones que recibieron las pastorcitas se cumplieron con los años. Una de ellas es la masacre cercana a Canale d’Agordo, en la que dispararon y ahorcaron a cuarenta y cuatro personas a finales de agosto de 1944, además de incendios en las aldeas. Este estrago coincidía con lo que, según los creyentes, la Virgen había venido a anunciar a las videntes de Voltago.
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