Ashley Wadsworth era una joven mormona que vivía en un tranquilo pueblo canadiense. Allí, sin mucho por hacer en sus ratos libres se armó un perfil en una aplicación de citas. Ashley se recluía por muchas horas en su cuarto sola, a oscuras, solo iluminada por la pantalla azul de su celular. Entre los match, conoció a un chico inglés que la encandiló.
Ashley chateó por varias semanas con Jack. Se prometieron amor eterno y hasta se vieron por videollamada para calmar la ansiedad. Tras unas semanas de chats, el joven le ofreció a Ashley que viajara a Londres para poder conocerse personalmente. La chica estaba convencida de que el inglés Jack Sepple era el amor de su vida.
Viaje a la muerte
Pocos días después del ofrecimiento de Ashley reunió a su familia en el porche de su casa y anunció sin anestesia que haría “el viaje de su vida”. Con una sonrisa nerviosa y medio entre dientes, la chica dijo: “Me voy a Reino Unido” para ver cara a cara a su novio virtual. Todos los Wadsworth la miraron sorprendida, pero aceptaron la decisión a la joven y hasta la ayudaron con dinero para que pudiera sacar el pasaje. No sabían lo que le esperaba a Ashley.
Los sueños de Ashley siempre fueron “mudarse a donde estaba la emoción”. La adolescente salía por primera vez de su país. Decía que quería escapar de la “vida de pueblo pequeño” y armar un nuevo proyecto junto a su nuevo amor. Ya con el pasaje en sus manos, Ashley soñaba con armar su vida en Europa junto al hombre del que se había enamorado por chat y videollamada. Estaba ya camino a una muerte violenta, un femicidio.
El joven de 23 años vivía al otro lado del océano, en Essex (Reino Unido) y para ella era el hombre perfecto. En su cuenta de Facebook, la joven publicó distintas fotos de la pareja viviendo sus días más felices. Era una historia de película: la chica mormona que dejaba todo por amor y recorría 7.000 kilómetros en búsqueda de un sueño. Casi un guión de comedia romántica de las que se ven por TV la noche del sábado.
Wadsworth, quien se convirtió a la Iglesia de los Santos de los Últimos Días a los 18 años, fue descrita por su compañero Daniel Seaman como una “mujer de gran fe” que “incluso quería compartir su fe con su novio”. Quizá la única actividad que sacaba a Ashley del tedio pueblerino era concurrir a la iglesia, en donde tenía un grupo de amigos con los que compartía muchos momentos. A ellos fueron los primeros a los que les contó, aún antes de que lo sepa su familia.
Daniel Seaman, de 20 años, era amigo de Ashley de la iglesia mormona y escuchó por primera vez que Ashley había muerto por mensaje de texto ese fatídico martes por la noche. “Era difícil respirar y no sabía qué hacer”, dijo. Daniel conoció a Ashley por primera vez en febrero de 2021, hace exactamente un año, a través de un amigo en común en Vernon.
Todo parecía marchar bien, o por lo menos eso parecía en los posteos del Facebook de Ashley. Allí se ven imágenes de la pareja en el Palacio de Buckingham o la Torre de Londres. Como cualquier pareja de turistas que recorren por primera vez la gran capital inglesa. Se multiplican las selfies sonrientes, que en realidad escondían situaciones de violencia.
Es más, en un posteo del 11 de enero, 21 días antes de ser asesinada, la joven escribió: “¡Todas las fotos (más en camino) de mi increíble viaje a Londres con Jack y sus padres por su cumpleaños! Tan agradecida por ellos”. Todo parecía marchar tan bien que. Ashley se unió a la familia de Sepple en un viaje a la ciudad histórica de Rye en East Sussex.
El calvario de Ashley
Pero el estilo de vida idílico que intentaron compartir en línea escondía una oscura verdad. La hermana de Ashley, Hailey, de 21 años, afirma haber sido testigo de cómo Sepple golpeaba a su hermana mientras transmitían en vivo por FaceTime y acusó al novio “controlador” de eliminar su contenido de las redes sociales y reemplazar las fotografías con otras que lo incluían a él. fueron los primeros signos del horror que se acercaba.
Otros amigos cercanos advirtieron que Ashley se vio obligada a configurar cuentas secretas en las redes sociales para advertir a sus amigos sobre la actitud cada vez más preocupante de su nuevo novio después de que supuestamente intentó evitar que ella hablara con ellos.
Después de que los Wadsworth reunieron suficiente dinero para pagar un vuelo de regreso a la Columbia Británica, los familiares afirman que el comportamiento violento de Sepple empeoró cuando Ashley le dijo que se volvía a su país.
La noche del crimen
Ashley estuvo tres meses viviendo con Sepple en su casa de Essex, de noviembre del 2021 hasta febrero del 2022. A través de sus redes sociales, se pudo conocer lo que vivió durante las últimas semanas en el Reino Unido. Imágenes de ella y su novio en momentos de felicidad no dan pista de que algo malo estuviese ocurriendo, incluso dos días antes de su muerte -el 30 de enero- cambió su foto de perfil de Facebook por un primer plano de ella y Sepple juntos. Se los veía muy enamorados. Nada podría hacer sospechar lo que iba a ocurrir apenas 48 horas después.
Ese 1 de febrero, pocos días antes de San Valentín, fue hallada agonizando en su departamento.
Los vecinos de la joven pareja llamaron a la policía al escuchar golpes en las paredes y gritos de mujer. Pero ya era tarde, no pudieron ayudarla. Ashley murió en el lugar del ataque antes de que la ambulancia pudiera trasladarla a un hospital.
Sepple, de 23 años, fue detenido y acusado de asesinato. Compareció ante el Tribunal de Magistrados de Colchester y quedó en prisión preventiva. La policía lo encontró tirado en un charco de sangre en la cama junto al cuerpo de Ashley, que había sido perforado con múltiples heridas de arma blanca. Sepple fue esposado de inmediato y una lágrima le corrió por la cara justo abajo del ojo derecho en donde tiene tatuado la palabra “hope” (esperanza).
Pero no todo era color de rosa en este romance. Los amigos de Ashley declararon que la chica estaba planeando dejar el Reino Unido el mismo día que fue asesinada. En un intento desesperado de escapar de su femicida, la joven intentó reservar vuelos para regresar a Vernon (Canadá), pero tuvo que esperar por una prueba de coronavirus y ocurrió el lamentable desenlace.
El femicida, ante el juez
De pie en el banquillo hoy en Chelmsford Crown Court vestido con una camiseta blanca, Sepple mostró poca emoción y usó solo dos palabras: “Soy culpable”. Ahora será encarcelado de por vida en la sentencia a finales de este año.
El juez Christopher Morgan le dijo: “Usted sabe que por su declaración de culpabilidad de asesinato solo hay una sentencia y que debe dictarse y que es cadena perpetua”. Jack asintió en silencio y otra vez una lágrima se derramó desde su ojo derecho y le recorrió la palabra “Hope” de su tatuaje.
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