Jennifer López volvió a dar el sí para siempre en un inesperado segundo capítulo con Ben Affleck. El regreso de este amor revolucionó a sus fans que pudieron ver su foto del día después de la boda en el Instagram de la actriz @Jlo donde subió una sugerente foto cubierta por unas sábanas, con sus hombros y brazos desnudos, y con una cara lavada que irradia una expresión de felicidad única, de haber pasado la noche de bodas con el hombre amado. En su dedo anular izquierdo luce una alianza. Así pisa sus 53 años increíblemente llevados.
Sus fotos con Ben Affleck son ultra románticas. Se abrazan, se besan, se miran. Eso basta para que sus fans suspiren con el regreso de esta pareja que rompió su compromiso en 2004 inexplicablemente, igual que en esas novelas con un guión forzado donde los enamorados se separan sin fundamento. Como siempre, la realidad supera la ficción. Se casaron unos 18 años después, según los planes originales. En en boletín de JLo, al que se accede en el perfil de la red, la cantante y actriz dejó un texto con una introducción: “Lo hicimos. El amor es hermoso. El amor es bueno. Y resulta que también es paciente. 20 años de paciencia”. Después le cuenta a su audiencia que se casaron a la medianoche en una capilla blanca para bodas de Las Vegas, la capital de los casamientos. Y que les permitieron hacerse unas fotos en el Cadillac rosa de Elvis. Y firma como Sra. Jennifer Lynn Affleck. Cambiarse el apellido por el del marido es un acto romántico muy común para las norteamericanas, que no lo entienden como pertenencia o sumisión.
Jennifer Lynn López Rodríguez es neoyorquina e hija mediana de una pareja de puertorriqueños. Leslie es la mayor y Lynda, la menor. Cuando era chica, vivían en un sencillo departamento del Bronx. Su padre, David López, trabajaba como vigilante de seguridad y su madre Guadalupe Rodríguez, era maestra en un jardín de infantes. Jennifer empezó a bailar y cantar a los cinco años. Su madre llevaba a sus hijas a castings y lugares para que actuaran.
La futura estrella se educó en escuelas católicas y destacaba en deporte. En 1985, durante el último año del secundario, participó de un casting para una película en la que buscaban adolescentes. Y quedó. Se llamaba My little girl y era de bajo presupuesto. Interpretaba a Myra, un personaje con problemas que ni siquiera tenía diálogos, sin embargo le sirvió para descubrir que ella quería pertenecer a ese mundo, el de cine. El hecho de querer ser una estrella entró en conflicto con las expectativas de sus padres, de clase trabajadora, que esperaban que su hija fuese a la universidad. Creían que su idea era estúpida porque los latinos no llegaban a ninguna parte en Hollywood. Jennifer quería dedicarse a la danza a tiempo completo, y eso le trajo fuertes discusiones con su madre, con la que siempre tuvo una relación “tirante”.
En el documental de Netflix, Medio tiempo (Halftime) presentado por Netflix, por sus cincuenta años, la cantante reveló el vínculo tenso que la une con su madre, quien habría sido lo más violento de su infancia y adolescencia en el Bronx. “Podía propinarte una paliza así como así. Mi madre siempre me dejó claro que, si quería seguir viviendo bajo su techo, tenía que continuar con mis estudios. Una noche tuvimos una pelea más fuerte de lo normal y me marché”. En el mismo documental, Guadalupe su madre, reconoce se peleaban mucho y que estaba lejos de ser la madre perfecta, pero quiso dejar en claro que ella quería lo mejor para sus hijas. Así, a los 18, Jennifer se fue de su casa para vivir en Manhattan para estudiar y cumplir sus sueños de artista.
Su primer trabajo como bailarina la llevó de viaje a Japón para hacer el musical Synchronicity. Después consiguió formar parte del cuerpo de baile de famosos de la época como The New Kids on the block y de la hermana del Rey del pop, Janet Jackson, con quien hizo una gira mundial, de la que seguro aprendió muchos gajes del oficio. En esos años también fue bailarina del programa de televisión Living Color.
Muy pronto consiguió abrirse camino en el cine. Fue parte de Sangre y vino, con Jack Nicholson, que fue un verdadero desastre de taquilla. Pero la película que marcó un antes y después en su carrera fue la película Selena, una biografía de otra cantante latina. Destacó por su actuación y además logró lo que ningún actor de origen latinoamericano había logrado hasta entonces: ganó un millón de dólares y un globo de oro como mejor actriz.
En 1999 debutó como cantante con el álbum 0n the 6, producido por Epic Records, de Sony Music Entertainment y el desembarco en la música no pudo haber sido mejor. Su tema If you had my love sonaba fue número uno en los Billboard Hot 100 y se mantuvo en ese puesto durante cinco semanas. El álbum pop contiene canciones bailables, como su icónicos Let’s get loud y Waiting for tonight. Emilio Estefan, cubano radicado en Miami, gran impulsor de estrellas latinas como Shakira, Thalía, Ricky Martin, Carlos Vives y su propia mujer Gloria, estuvo detrás de este álbum y más tarde se convirtió en el productor exclusivo de Jennifer para su primer álbum cantado completamente en español, Como ama una mujer (2007)
A la par de su carrera siempre ascendente, una mujer tan explosiva y llamativa en los escenarios, como López, enseguida se convirtió en un ícono sexual a nivel mundial. Un vestuario brillante, con transparencias, siempre revelador, que destaca su cuerpo curvilíneo continúa siendo su sello. Aún lo hace, a sus 53 luce espléndida y tan ágil como de costumbre. Entrenadísima, hace sentadillas agitando los brazos mientras canta en el borde el escenario con un look que también apuesta por el jogging y las zapatillas. Para ella, el paso del tiempo no existe.
La actriz y cantante se casó cuatro veces. A Ben Affleck lo conoció en 2001 en el set de la comedia Gigli, en la personificaban a dos criminales. Ella estaba casada con el actor Chris Judd. Al año siguiente se separó y empezaron a circular fotos del nuevo romance de la actriz. En noviembre de ese año Ben le propuso matrimonio con un anillo de diamantes rosados y se convirtieron en la pareja del momento. Cuando todo era aparentemente felicidad, publicaron el siguiente anuncio: “Debido a la excesiva atención de los medios en torno a nuestra boda, hemos decidido posponer la fecha. Cuando nos encontramos considerando seriamente contratar tres ‘novias señuelo’ separadas en tres lugares diferentes, nos dimos cuenta de que algo andaba mal. Empezamos a sentir que el espíritu de lo que debería haber sido el día más feliz de nuestras vidas podría verse comprometido. Sentimos lo que debería haber sido un día alegre y sagrado podría estropearse para nosotros, nuestras familias y nuestros amigos”.
Presentaron otra película juntos, que no colmó las expectativas y terminaron separándose.
Al poco tiempo, en 2004 Jennifer se volcó de lleno a una relación con su amigo el cantautor neoyorquino, de ascendencia puertorriqueña, Marco Antonio Muñiz Rivera, más conocido como Marc Anthony. Uno de los reyes de la salsa, con quien grabó numerosos temas, compartió videoclips y escenarios y con quien tuvo a sus mellizos, Maximilian David Anthony y Emme Maribel, que ya cumplieron 14 años y ya tienen inclinaciones artísticas.
Jennifer y Marc fueron una de las parejas latinas más queridas de los Estados Unidos y la ruptura no fue fácil para el público. Cuando volvieron a compartir escenarios se ilusionaba con un regreso de la pareja.
Jennifer y Marc se conocieron en 1998 cuando el cantante se presentó en una obra en Broadway. En una de esas noches, él le dijo: “Un día de estos serás mi esposa”. Y esa expresión de deseo con los años se volvió realidad. Se casaron en 2004. Antes de empezar a salir, hubo algunas canciones y videos compartidos. Marc la convocó para su canción No me conoces, del álbum Contra la corriente y ella le propuso un dúo en No me ames, de su álbum debut. Juntos descollaron en los rankings.
Cuando la diva del Bronx protagonizó junto a Richard Gere ¿Bailamos? (2004) le pidió ayuda con su tema Sway que formaba parte de la banda de sonido de la película. Ese pedido fue lo que desembocó en un casamiento en secreto en Beverly Hills. Más tarde, hicieron una película juntos, El cantante, sobre la vida del salsero Héctor Lavoe. La pareja rompió en buenos términos en 2011. Fue la relación más duradera de Jennifer. Perfeccionista en todo lo que se embarca, se había volcado a la familia y sintió que su carrera había perdido el rumbo y no la convocaban como antes.
Ese mismo año la revista People la seleccionó como la mujer más bella del mundo. Y en 2012, Forbes la subió a otro podio: la celebridad más poderosa del planeta. En 2012 lanzó otro exitoso álbum, Dance Again. En esa época se suma como jurado del programa de televisión American Idol, en reemplazo de Ellen DeGeneres.
Para volver con Ben, J.Lo tuvo que romper otra relación. U otro corazón, mejor dicho. Desde 2017 la estrella latina estuvo en pareja con el ex jugador de baseball Alex Rodríguez con quien se comprometió y también rompió. Fue en abril de 2021 y comunicaron: “Nos hemos dado cuenta de que somos mejores amigos y esperamos seguir siéndolo”. En menos de tres meses, ella oficializó en su Instagram su regreso con Affleck en su Instagram. Él se había separado de Jennifer Garner, con quien tuvo tres hijos en 2015.
En esta segunda parte de la historia de amor, la pareja vuelve a ser el imán de los medios y de la alfombra roja. Se los ve tan enamorados que poco se entiende la ruptura anterior. El amor no solo tiene paciencia, sino también, poca necesidad de tanta explicación. “Leímos nuestros propios votos en la pequeña capilla y nos entregamos los anillos que usaremos por el resto de nuestras vidas”, escribió. La boda no tuvo otras falsas novias como señuelos, ni nada de eso.
Sobre esta segunda oportunidad la estrella dijo: “Ahora somos mayores, somos más inteligentes, tenemos más experiencia y estamos en diferentes lugares de nuestras vidas”. Y agregó: “Sinceramente, creo que el amor gobierna todo. El amor siempre lo conquista todo: relaciones, hijos, trabajo, relaciones laborales. Se trata de cuán amoroso, abierto y aceptado seas. Cuando estás en una relación buena y saludable, todos se benefician de eso. Todos”.
SEGUIR LEYENDO: