Michelle Yeoh es una mega estrella en Asia. La mejor paga. Es famosa por sus películas de artes marciales, tanto como Jackie Chan, y del mismo modo que Tom Cruise, un coetáneo del mundo de las películas de acción, no usa dobles. Pueden darse un apretón de manos en este momento y dar cuenta de que a los sesenta pueden actuar como si tuviesen treinta y además, ser un éxito absoluto de taquilla. Con Todo en todas partes al mismo tiempo (Everything Everywere all at once) la actriz malaya descolla.
Esta comedia tan vertiginosa como absurda, creada por Los Daniels (Daniel Kwan y Daniel Scheinert le dio la oportunidad a Yeoh de hacer escenas que son realmente una locura. Al inicio, resulta una película que entra dentro de los parámetros normales. Yeoh en el personaje de Evelyn, está al frente de un gris lavadero de ropa junto a su ingenuo y débil marido Raymond (Ke Huy Quan), su padre Gong Gong (James Hong) y su hija (Stephanie Hsu) quien le presenta a su novia. Juntos van a rendir cuentas a unas oficinas por una deuda impositiva. La empleada estatal que los atiende comiendo galletitas, es nada menos que la talentosa Jamie Lee Curtis (Halloween, 1978) que en este filme pidió que su personaje pudiera liberar su panza, la verdadera, que desborda por encima de su pantalón, “después de haberla escondido toda una vida”, según contó en su cuenta de Instagram.
En ese momento en que Evelyn escucha los reclamos, comienza a dar sus primeros saltos por otra realidad, la primera a que visita en su frenético viaje por el Multiverso, parecido al de Marvel (otras realidades alternativas). De pronto, la empleada se convierte en una criminal desquiciada y su marido en un luchador avezado que la defiende. Los poderes los consigue de su yo de otras realidades, y se activan haciendo cosas raras, como por ejemplo aspirar una mosca con la nariz, entre otras locuras. Evelyn también se entera de que es la peor versión de todas y que por eso debe salvar al mundo.
La aventura de Yeoh por el Multiverso es salvaje. En una entrevista con The Guardian contó que en una escena le dio un ataque de risa al verse luchando con dos hombres semidesnudos con enormes consoladores en la mano. “¡Dios mío! ¿Hubiera pensado alguna vez que algún día estaría haciendo este tipo de artes marciales?”, se dijo.
También hizo escenas en otra realidad donde los seres humanos tenían dedos con forma de salchichas y hacían todo con los pies. En esa vida tenía una relación amorosa con la agente impositiva. Todo realmente disparatado, surrealista y genial a la vez. Definitivamente, Yeoh obtuvo el papel de su vida, en una historia que le calzó de maravillas, casi al cumplir 60. La película se hizo de culto de manera instantánea. Al término de la función, el público argentino, bastante joven, no deja de aplaudir.
De bailarina a reina de las películas de acción
Michelle nació un 6 de agosto de 1962 en Ipoh, Perak, Malasia. Su nombre de nacimiento es Yeoh Chu-Kheng. Su primera formación fue de bailarina. La inscribieron a clases de ballet a los cuatro años. En 1980 se había unido a la Royal Academy of Dance de Londres, donde obtuvo su título. Su sueño era ser primera bailarina. Incursionó en el jazz también, inspirada por la película Fama. Sin embargo, el sueño quedó trunco por una lesión en la columna que la alejó de los escenarios para especializarse como coreógrafa y por recomendación médica, definitivamente de la danza a nivel profesional.
Su belleza y cuerpo moldeado por el ballet hicieron que ganara el título de Miss Malasia, cuando regresó a su país en 1983. En esos tiempos, de exposición es cuando conoce a Jackie Chan, la estrella del cine del arte marcial, donde comparten una publicidad. Fue así como a Yeoh llama la atención de los productores y se le abren las puertas a una exitosa carrera cinematográfica, donde participa de varias películas de artes marciales y de acción con Chan y Chow Yun-Fat. Filma Yes, Madam (1985) y Magnificent Warriors (1987). En una de esas producciones conoce al ejecutivo cinematográfico Dickson Poon con quien se casa en 1988 y decide dedicarse a una vida familiar, abandonando la actuación. El matrimonio duró cuatro años.
Su divorcio, en 1992, afortunadamente la devolvió a la pantalla grande. Si bien es bailarina de formación, y no haber recibido un entrenamiento formal en artes marciales, la actriz es una de las pocas mujeres que realiza acrobacias sin dobles. Ya estaba lista para transformarse en una mega estrella de Hong Kong, con protagónicos y éxito rotundo en taquilla. Hizo The Heroic Trío (1993), Tai Chi Master (1993) y Wing Chun (1993).
La fama internacional no tardó en llegar para semejante talento y belleza dispuesta a darlo todo. Hablamos de alguien que se atrevió a acelerar, sin doble y sin efectos digitales con una moto sobre un tren en movimiento, saltando entre vagones, en la película Police Story 3: Supercop. Cuenta la actriz que Jackie Chan, con quien hizo ese filme, se oponía a que mujeres hicieran escenas de acción de ese calibre, excepto Michelle, que era como un chico más. “Él sabe que soy dura”, aseguró. También se preguntó en qué estaba pensando en esa misma película al colgarse del porta equipajes de una camioneta, en movimiento, naturalmente. “Estaba haciendo las acrobacias más locas”, dijo en una entrevista a Entertainment Weekly en un repaso de sus escenas de riesgo. Lo más peligroso que hizo fue rodar sobre el techo de una camioneta y caer sobre el capot de un convertible sobre el que iba Jackie Chan. La escena no sale como estaba pautada, porque al impactar sobre el capot se resbala, Jackie intenta sujetarla, con pánico y se le escurre de las manos hacia el asfalto.
En 1997 se convirtió en una chica Bond. Consiguió el papel de Wai Lin, en 007: El mañana nunca muere. Junto a Pierce Brosnan, en su segunda participación como el agente secreto. Michelle personifica a una espía china, donde despliega sus artes marciales y su seducción. En una escena lucha unos segundos con el Bond para estar al mando de una moto, donde son perseguidos por las calles de Bangkok.
Wai Lin tenía el poder de no rendirse ante las estrategias de seducción de Bond. La actriz recordó en la misma entrevista de Entertainment Weekly una situación para muy divertida cuando llegó a Londres, al pasar por Migraciones, donde suele reinar habitualmente un clima tenso. Le preguntaron para qué iba. Le explicó que se trataba de una película y quisieron saber cuál era. “Le dije que venía a hacer una película de Bond. Deberían ver cómo se le transformó la cara. ¿Vas a ser una chica Bond?”, relata, mientras imita la sonrisa del agente de oreja a oreja quien le decía bienvenida a Londres y sellaba a toda velocidad el documento.
Ese mismo año fue elegida por la revista People como una de las 50 personas más hermosas del mundo. Después llegaron otros éxitos internacionales como la película El Tigre y el Dragón (2000). Ella que domina inglés fluidamente, esta vez tuvo que aprender a hablar chino mandarín. Encarna a una experta en artes marciales, en una historia de amor frustrada por la lealtad a alguien ya muerto. La película recibió diez nominaciones al Oscar, de los que consiguió cuatro.
La ex chica Bond, volvió a enamorarse. Desde mediados del 2000 está en pareja con alguien que no le puso obstáculos a su carrera. Se trata de Jean Todt, que en los tiempos que empezaron a verse era director de la escudería Ferrari. “Lo hemos conversado. Ya estuve casada y estaremos juntos mientras estemos contentos. No es necesario que estemos casados, pues el matrimonio el algo adicional. El estar juntos es suficiente y también quiero ser independiente”, dijo Yeoh en una entrevista al diario Apple Daily. Y agregó que en cuanto a hijos “no puedo cuidarme ni a mí misma. El tener hijos es un compromiso a largo plazo y no creo que este mundo sea tan maravilloso como para que yo tenga varios hijos”.
En 2005 fue parte de Memorias de una geisha, sin tener ascendencia japonesa, filme producido por Steven Spielberg. En 2011 fue protagonista de otra gran película, dirigida por Luc Besson, The Lady. Le puso el cuerpo y el alma a la birmana Aung San Suu Kyi, una activista y política ganadora del premio Nobel de la Paz en 1991 que estuvo presa durante 15 años, bajo arresto domiciliario, por un gobierno militar. Besson, que había llorado al leer el guión, no quiso que otro director hiciera la película “y arruinara el proyecto”. Sin pensarlo mucho, se dispuso a filmarla, dándole el protagónico y la responsabilidad a la actriz malaya. La preparación de la actriz se basó en videos de archivo. Nunca pudo hablar con la política que fue liberada en 2010. Tuvo que aprender a hablar birmano y adelgazar cinco kilos.
Michelle Yeoh sintió que esta película impacto de lleno en su vida. Y que después de este rol es “mejor persona” y que esta historia, en la que prevalece la lucha pacífica, puede ayudar a reflexionar a las nuevas generaciones. Es una persona altruista. Hoy oficia de embajadora del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). En una conferencia de prensa en la sede de Nueva York, aseguró que su objetivo es ayudar a las personas rezagadas en el mundo, ya sea porque nacieron pobres, mujer o en una zona afectada por la devastación.
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