“Le apuesto lo que quiera a que en una producción corriente hubieran dado a Janet Leigh el otro papel, el de la hermana que investiga, porque no hay costumbre de matar a la estrella en el primer tercio del film. Por mi parte, el asesinato de la estrella era voluntario, ya que de esta manera resultaba todavía más inesperado. Esta es la razón, por otra parte, de que insistiera posteriormente en que no se dejara entrar al público después de comenzado el film, ¡porque los retrasados hubieran esperado ver a Janet Leigh después de que ella abandonara la pantalla con los pies para adelante!”, dijo alguna vez Alfred Hitchcock sobre Psicosis, la película que se considera su obra maestra, de cuyo estreno se cumplen hoy 62 años.
Claro que hay muertes y muertes, y la de Marion Crane (Janet Leigh) a manos de Norman Bates (Anthony Perkins) bajo la ducha de un oscuro hotel de pasajeros quizás sea la mejor lograda de la historia del cine, tanto que todo el mundo conoce esa escena, aún sin haber visto nunca la película.
Tanto que marcó para siempre la carrera de Leigh e, incluso, le hizo trascender la frontera de una muerte en la ficción para ponerla frente a amenazas bien reales: “He recibido muchas cartas donde me decían que me iban a hacer lo mismo que Norman Bates le hizo a Marion Crane. Ahora no me llegan tantas como al principio, pero debo decir que fue bastante grave. Hasta el FBI tuvo que intervenir. Afortunadamente, nunca sucedió nada”, contó en una entrevista de la revista Woman’s World en 1984.
Psicosis, estrenada un 16 de junio de 1960, ha creado una escuela y un mito a su alrededor. Su ambientación, la música y la manera de desplegar la historia han sido muchas veces imitadas, mas nunca superadas. Paradójicamente, fue una película de bajísimo presupuesto, rodada en blanco y negro, en los tiempos que Hollywood gastaba dinerales para poner a sus estrellas en la pantalla a todo color.
“El film no ha costado más que 800 mil dólares y he ahí en lo que consistía la experiencia: ‘¿Puedo hacer un largometraje en las mismas condiciones que un film de televisión?’. Utilicé un equipo de televisión para rodar con mayor rapidez. Sólo hice más lento el ritmo de rodaje en la escena del asesinato bajo la ducha, la escena de la limpieza y una o dos más que señalaban el transcurso del tiempo” contó Hitchcock sobre su película más famosa.
De la novela a la película
A fines de la década de los ‘50, durante un viaje a Inglaterra, Alfred Hitchcock leyó la novela Psycho, del estadounidense Robert Bloch. El texto, a su vez, estaba basado muy libremente en el caso real de Edward Theodore Gein, alias “El carnicero de Plainfield”, un ermitaño de Wisconsin aficionado al asesinato de mujeres, el robo de tumbas y la fabricación casera de objetos con partes de los cadáveres.
El director quedó seducido por esa historia sencilla en la que un hombre solitario regentea un hotel rutero y vive con una madre anciana y enferma. La particular relación de Gein con su madre llegó a las páginas del libro de Bloch y desde allí, a las imágenes y sonidos de Psicosis.
Al volver a los Estados Unidos le pidió a Paramount Pictures que adquiriera los derechos de la novela para empezar cuanto antes el rodaje de la adaptación. A la compañía le salió barato, pagó sólo 9.000 dólares gracias a una trampa que le hizo a Bloch: nunca le dijo que el director de la película sería el gran Alfred Hitchcock.
Pero además hizo otra cosa: encargó a su agente Peggy Robertson que comprara todos los ejemplares disponibles de la novela de Bloch. El objetivo era que, cuando el público viera la película, no conociera el sorprendente y aterrador final de la historia.
El rodaje de Psicosis comenzó un 11 de noviembre de 1959 en los estudios Paramount en un absoluto secreto. Lo actores tenían prohibido dar entrevistas y no había acceso para prensa.
El guion, que Hitchcock le encargó a Joseph Stefano, difería en algunos detalles de la historia original de Bloch. Una de las diferencias más evidentes es el aspecto físico de Norman Bates: mientras en la novela es un tipo calvo, con sobrepeso, miopía, adicto a la pornografía y el ocultismo, en la cinta se le presenta como un joven delgado y tímido.
La otra alteración estaba en la famosa escena de la ducha: mientras en la película Marion muere acuchillada, en la novela se sugiere que muere decapitada.
La escena de la ducha
El asesinato en la ducha del personaje de Janet Leigh es la escena fundamental de la película, así como una de las más conocidas en la historia del cine. Se rodó entre el 17 y el 23 de diciembre de 1959, con 77 ángulos de cámara, de los cuales quedaron 50 luego de la edición.
La mayoría de las tomas son acercamientos, excepto en los planos que se dirigen a la ducha justo antes y después del asesinato. Según muchos críticos, la combinación de tomas cercanas con una duración corta hace que la secuencia resulte más potente de lo que hubiese sido si las imágenes fuesen presentadas solas o en un ángulo más amplio, lo que las convierte en un ejemplo de la técnica que Hitchcock describió como “transferir la amenaza desde la pantalla a la mente del público”.
El famoso movimiento de la música con chirridos de violines, violas y violonchelos usado en la escena de la ducha fue una pieza para cuerda creada por el compositor Bernard Herrmann, titulada “El asesinato” (The Murder).
En una encuesta llevada a cabo en Inglaterra, este tema fue votado como el más aterrador en la historia del cine, superando a temas clásicos como “Ave Satani”, de Jerry Goldsmith para la película “La Profecía” (1976), “Samara’s Song”, de Hans Zimmer para la película “La llamada” (2002), el tema de Andrew Lloyd Webber para “El Fantasma de la Opera” (2004) y “Tubular Bells” de Mike Oldfield, que se usó para “El Exorcista” (1973).
El sonido del cuchillo entrando en el cuerpo de la protagonista fue creado clavando el cuchillo en un melón.
La escena dura en total tres minutos, durante los cuales el espectador queda prácticamente sin aliento.
El trauma de Janet
Esos tres minutos de película exigieron que Janet Leigh pasara horas debajo de la ducha durante los cuatro días que llevó filmar todas las tomas, porque no se utilizaron dobles para la escena.
También le dejaron un trauma que tuvo que enfrentar durante años. De alguna manera, en algún momento, en la cabeza de la actriz se rompieron las barreras que separaban la ficción de la realidad. El resultado fue que durante años tuviera fobia a las duchas.
Lo contó ella misma: “Dejé de ducharme y solo me baño. Y cuando estoy en un lugar donde solo me puedo duchar, me aseguro de que las puertas y ventanas de la casa estén cerradas. También dejo la puerta del baño y la cortina abiertas. Siempre estoy mirando hacia la puerta, observando, sin importar dónde esté la ducha”, relató casi 25 años después en la entrevista de Woman’s World.
La aparente desnudez que se muestra en la escena fue otro problema. “En aquel momento todavía existía el código Hays –una serie de reglas que determinaban qué podía verse y qué no en las producciones estadounidenses–. No estaba permitido enseñar nada. Solo el hecho de salir en ropa interior en la primera escena de la película casi los hizo enloquecer, así que en cuanto grabamos la escena de la ducha me cubrí. Por mucho que la gente crea que vio algo, no vio nada, porque no se podía enseñar en ese momento”, contó.
Y Janet tuvo que pagar también otro costo: no pudo volver a filmar nuevamente con Alfred Hitchcock. El propio director le explicó que nunca más la volvería a convocar para una de sus películas porque el público se quedó tan desconcertado por el hecho de que la protagonista fuera asesinada repentinamente que hubiera sido un error “resucitarla” en una nueva película.
Para el director Alfred Hitchcock el personaje Marion Crane y la actriz Janet Leigh habían muerto juntas debajo de la ducha.
Un éxito inesperado
Psicosis recibió cuatro nominaciones al Oscar en 1961 por Mejor Director, Mejor Actriz de Reparto para Janet Leigh, Mejor Fotografía y Mejor Diseño de Producción. El mismo año, Janet Leigh recibió una nominación para los Globos de Oro. Sin embargo, no obtuvo ninguno de los premios.
El gran éxito fue el económico y se lo embolsó el propio Hitchcock por encima de lo que la Paramount ganó con la película.
Por mucho que se tratase de Alfred Hitchcock y viniera de filmar dos obras maestras como Vértigo y Con la muerte en los talones, cuando el director presentó un guion donde su protagonista moría a cuchilladas a los 45 minutos de película, la compañía pensó que era una locura.
Para cubrirse, y como condición para producir la película, la Paramount le propuso a Hitchcock que renunciara a los 250.000 dólares que iba a cobrar a cambio de pagarle el 60% de lo que recaudara Psicosis en los cines.
Resultó un pésimo cálculo: la película fue la segunda en recaudación de año – solamente superada por la monumental Espartaco – y, cuando se hicieron las cuentas, la Paramount tuvo que pagarle 15 millones de dólares.
El éxito fue tal que Paramount Pictures reedito Psicosis en 1965.
Después de que Hitchcock muriera en 1980, se dirigieron tres secuelas de Psicosis. También se produjo una serie titulada Bates Motel en el que se conoce el pasado de Norman Bates y la enfermiza relación con su madre.
Ninguna de ellas llegó a ser siquiera la sombra de la película en blanco y negro, de muy bajo presupuesto y con una protagonista que muere prematuramente, que se estrenó el 16 de junio de 1960.
Aquella obra maestra del cine que, según sus propias palabras, Alfred Hitchcock hizo para divertirse:
“La gente dirá: ‘Es algo que no hay que hacer, el argumento era horrible, los protagonistas eran pequeños, no había personajes...’ todo esto es cierto, pero la manera de construir esta historia y de contarla ha llevado al público a reaccionar de una manera emocional. Me da igual que se piense que se trata de un pequeño o de un gran film. No lo emprendí con la idea de hacer una película importante. Simplemente pensé que podía divertirme realizando una experiencia”.
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