El actor británico Benedict Timothy Carlton Cumberbatch tiene un nombre tan original como su vida. El actor que le da vida desde 2016 al Doctor Strange, ahora con el estreno de la segunda entrega, el Multiverso de la locura, está en boca de muchos cinéfilos. Es que la película es un éxito rotundo en la Argentina. Superó en taquilla al resto de las estrenadas este año.
A sus 45 años, y en el momento de mayor apogeo de su carrera, es poco lo que se sabe sobre su vida privada. Es bastante reservado. Su porte elegante no solo es una postura. Es descendiente de diplomáticos y además recibió una educación de una elevada calidad. Su bisabuelo, Henry Arnold Cumberbatch fue Cónsul General británico en Turquía. Su abuelo, Henry Carlton Cumberbatch fue un oficial de submarino que fue condecorado en las dos guerras mundiales, además de ser una figura de la alta sociedad londinense.
Benedict nació en Hammersmith, en las afueras de Londres. Hijo de los actores Timothy Carlton (que no usó el segundo apellido para su carrera) y Wanda Ventham apareció en revistas con pocos meses de vida. Sus prestigiosas escuelas fueron pagadas por su abuela, primero en el Brambletye School en West Sussex y después en el Harrow School, en en noroeste de Londres, donde se especializó en arte. Durante esos años participó de varias obras de Shakespeare. Debutó como actor a los 12, representando a Titania, la Reina de las Hadas, en un Sueño de una noche de verano, una comedia de cinco actos escrita en 1595.
Tras finalizar sus estudios Benedict, de religión budista, se tomó un año sabático para dar clases de inglés en un monasterio tibetano. Desde ese entonces, aprendió a meditar y nunca dejó de hacerlo. Tiempo después, fue a la Universidad de Manchester, donde se graduó en arte dramático y continuó su preparación como actor en la London Academy of Music and Dramatic Art.
Pocos lo saben, pero los idiomas forman parte de otros de los talentos desconocidos de Cumberbatch. Es un verdadero políglota. Domina cinco idiomas: el japonés, alemán, chino, portugués y griego. Es raro que todavía no lo hayan convocado a filmar en otros idiomas.
Por su talento y perfeccionismo, a lo largo de su trayectoria como actor cosechó varios premios. Uno es un Laurence Olivier por Frankenstein, la clásica novela de Mary Shelley que presentó en el teatro Nacional de Londres en 2011. Junto a Jonny Lee Miller, se intercambiaron los roles entre el Dr. y su monstruosa creación. La obra adaptada por Danny Boyle (Trainspotting, La Playa, ¿Quién quiere ser millonario) fue filmada y proyectada en cines de todo el mundo, donde hizo furor. Tuvo más 800 mil espectadores.
Sobre la adaptación con la que ganó el premio dijo: “Está centrada en la criatura, en el sentido de que narra el extraordinario viaje de un hombre que es resucitado tras morir a los treinta y pico años y debe aprender a ser humano de nuevo”. Y también -agregó- trata sobre los peligros de “un ego masculino suelto por el mundo”.
Por la calidad de actuación en la serie Sherlock (2010-2017) recibió numerosos premios: Emmy, Bafta, Critics Choice. La serie de la BBC lo elevó a la categoría de mega estrella y fue un trampolín para convertirse en el Dr. Strange en el mundo de Marvel. Una curiosidad de esa serie es que se dio el gusto de trabajar con sus padres Timothy y Wanda, quienes interpretaron a los padres de su personaje. La obra de Arthur Conan Doyle fue una lograda reinterpretación que transportó al célebre detective y a su amigo Watson (Martin Freeman) a los tiempos de hoy. Muchos consideran la serie como adictiva.
Cabe destacar también cómo Cumberbatch le puso el cuerpo al detective, ya que hizo escenas de acción sin utilizar dobles. Como por ejemplo, echarse de espaldas desde una grúa para mostrar una espectacular caída. Miedo no tiene. Le apasionan los deportes de riesgo, entre ellos, el paracaidismo, el buceo y el snowboard. Al principio de la serie los creadores de Sherlock creyeron que la forma de su nariz no respondía al estilo del detective. El actor contrarrestó esa “imagen equivocada” con creces.
Dr. Strange tiene superpoderes por sus recursos psíquicos. El actor tiene otros talentos menos espectaculares pero tan valiosos que lo distinguen del resto: su fuerte compromiso social. En 2015 recibió de manos de la Reina Elizabeth II una medalla como Comendador de la Orden del Imperio Británico (CBE) por sus servicios “a la actuación y a la filantropía”, durante una ceremonia en el Palacio de Buckingham, en Londres. Uno de los motivos se asocia a su gran interpretación del personaje de Alan Turing, el matemático que descifró códigos nazis durante la Segunda Guerra Mundial y perdió la vida trágicamente pocos años después de ser procesado por homosexual, en 1952.
Benedict es un férreo defensor del colectivo LGBTQ. En 2013 ofició la boda de dos amigos suyos en Ibiza. También apoya la igualdad de género con mucho más que discursos. Aseguró que no trabajará en películas en la que su coprotagonista gane menos que él. Entre otras acciones, participó del cortometraje La ayuda está en camino, destinado a recaudar fondos para los niños sirios refugiados recitando un estremecedor poema: “Nadie abandona su hogar a no ser que viva en la boca de un tiburón (...) tienes que entender que nadie pone a sus hijos en un bote a no ser que el agua sea más segura que la tierra”.
El cuerpo que le sirvió para darle vida a personajes tan inteligentes como el astrofísico Hawking, el matemático Turing y el informático Julian Assange, tuvo que transformarse por completo para encarnar al Dr. Strange. Ahora a este hombre que mide 1,83 mts, se lo puede ver con la musculatura marcada. Tiene un club de fans femenino que se autodenomina Cumberbitches (Cumberperras). Muy a su pesar, porque él es todo un caballero. La coprotagonista de Dr. Strange, Rachel McAdams le contó a Ellen DeGeneres en su show lo que pensaba el actor sobre el nombre de su fan club. “Oh, es muy halagador, pero me gustaría que se llamaran a sí mismos con algo más respetable como Cumberhumans. Demasiado divertido”, le respondió a su compañera de elenco. DeGeneres marcó rápidamente que la sugerencia de él no combinaba con el batch final. “¿Él entiende eso? Ese es el punto”, remató la humorista norteamericana.
Su vida personal la mantiene a resguardo. Tuvo una relación de 12 años con la actriz Olivia Poulet, a quien conoció en la Universidad de Manchester. Terminaron en 2011. Su actual pareja y madre de sus tres hijos es Sophie Hunter, actriz, cantante y directora de ópera y teatral. Se habían conocido en 2009 durante el rodaje Burlesque Fairytales, una película ambientada en la década del 30. Pero en ese entonces, él estaba con Poulet. A los cuatro años se reencontraron y él ya no tenía compromisos.
Se dice que Benedict pidió la mano de su prometida, con todas las formalidades. Se casaron en 2015, el día de San Valentín, en una ceremonia íntima en la Isla de Wight, en el sur de Inglaterra. El 1ro de junio nació el primer hijo de ambos, Christopher Carlton. En 2017 tuvieron un segundo varón, Hal Auden. Y en 2019, llegó el tercero, Finn.
Todo parece andar sobre ruedas en su vida, sin embargo, vivió una situación límite que lo dejó marcado por siempre. Cuando estaba filmando en 2005 en Santa Lucía, Sudáfrica rodando la serie To the ends of the Earth, fue secuestrado. Iba con dos compañeros de trabajo por una ruta tranquilamente hasta que una rueda explotó. Al bajarse, unos 6 hombres los retuvieron. A Benedict le ataron las manos con los cordones de las zapatillas y lo metieron dentro del baúl. En una entrevista con el Daily Star contó en detalle: “Argumenté mi escapada”. Les dije: ‘Si me dejas aquí, no es por la falta de aire, sino por el espacio pequeño. Tengo un problema con mi corazón y mi cerebro. Voy a morir, posiblemente tenga un ataque y será un problema para ti. Seré un inglés muerto en tu coche. Nada bueno”, aseveró. El hombre cerró el baúl, tuvo una discusión y luego lo sacó. “Eso me enseñó que vienes al mundo como lo dejas, por tu cuenta. Me hizo querer tener una vida menos común”.
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