Antes de convertirse en una estrella, Uma Thurman fue una chica muy acomplejada. Difícil imaginarlo. Pero así fue. La protagonista de Kill Bill, de una belleza fría y asociada a las divas de los años cuarentas, de chica era muy alta y no le gustaba para nada. Por si fuera poco, detestaba el tamaño de su pies (su talla es 11, el equivalente a 42).
Uma Karuna Thurman, nació en Boston hace exactamente 52 años. Su nombre rinde homenaje a la esposa del dios hindú Shiva y significa “diosa de la luz y la belleza”. Hija de Robert Thurman, un reconocido profesor neoyorquino de estudios budistas indo-tibetanos de la Universidad de Columbia, de pequeña pasó varias temporadas en la India y sus padres recibían de visita al Dalai Lama. Siempre mantuvo la religión. Su madre es la ex modelo y actriz mexicana Nena von Schlebrügge, que estuvo casada anteriormente con Timothy Leary, uno de los gurús de LSD. Los había presentado Salvador Dalí.
Las obligaciones del padre la llevaron a cambiar de casa y escuela varias veces y su carácter introvertido no la ayudaba hacer amigos nuevos. A los 10 años, una amiga de la madre tuvo la mala idea de sugerirle una rinoplastía, episodio que le afectó durante años la llevó a padecer dismorfofobia, un trastorno donde existe una distorsión de la realidad. Quien lo sufre se ve defectos estéticos por todos lados.
En la adolescencia comenzó a llevarse mejor con su estatura de 1,80 metros, ya que le abrió las puertas para convertirse en modelo, igual que su madre y su abuela. La rubia es heredera de un cóctel de genes alemanes, suecos, escoceses e irlandeses. Ingresó al mundo del modelaje con tan solo 15 años. A los 17, ya consiguió sus primeros roles en el cine. Protagonizó la película Kiss Daddy Goodnight, continuó con Las aventuras del barón Munchausen y luego continuó con Amistades Peligrosas, de John Malkovich, quien decididamente la elogió por su inteligencia y compostura. Y no solo eso por eso. “Hay algo más. Tiene algo que es muy fascinante”, alcanzó a ver antes de que se convirtiera en un mega estrella.
A inicios de su carrera, un hecho desgraciado ensombrece el final de su adolescencia. “Un hombre mucho mayor me dejó embarazada de forma accidental. Vivía con una maleta por Europa, lejos de mi familia, a punto de empezar un trabajo. Lo pasé muy mal pensando qué hacer. Quería quedarme con el bebe, pero ¿cómo?, escribió en una columna de opinión de The Washington Post.
Esta triste experiencia la compartió el año último a modo de queja por una ley restrictiva contra el aborto que se aprobó en Texas (se prohíbe después de la sexta semana de gestación). Así fue como la actriz decidió sacar bajo llave, a los 51 años, su secreto más oscuro. “Apenas estaba comenzando mi carrera y no tenía los medios para proporcionar un hogar estable, ni siquiera a mí. Como familia, decidimos que no podía seguir adelante con el embarazo y acordamos que la interrupción era la decisión correcta. Aún así, estaba devastada”, aseguró. Esta situación la atravesó junto a una amiga mayor, mientras estaba en Alemania, lejos de sus padres.
Sobre el aborto dijo: “Dolió terriblemente, pero no me quejé. Había internalizado tanta vergüenza que sentí que merecía el dolor”. Y agregó: “Mi vida ha sido extraordinaria, a veces con dolor, retos, miedos y pérdidas, como tantas otras mujeres, pero también ha estado marcada, como para tantas, por la fuerza y compasión. He concebido a mis mágicos y hermosos hijos con hombres a los que he amado y en quienes he confiado lo suficiente como para traer a un niño a este mundo. No me arrepiento de mi camino”, enfatizó en el diario.
Sus amores y el despegue de su carrera
Uma Thurman es madre de tres hijos: Maya Ray Thurman-Hawke (1998), Levon Roan Thurma-Hawke (2002) y Luna Thurman-Busson (2012). Los dos primeros son de su matrimonio con el actor Ethan Hawke, y la última es fruto de una relación con un financista francés, Arpad Busson, con quien no llegó a casarse.
Ninguno de sus matrimonios fue duradero. Con su primer marido, el actor y productor inglés Gary Oldman no tuvo hijos. Lo conoció a los 20 años, mientras trabajaba en Londres. Estuvieron juntos durante 1990 y 1991, pero la relación no prosperó. Apenas podían verse por sus compromisos laborales.
De Ethan Hawke se enamoró mientras rodaban la película de ciencia ficción Gattaca (1997). El ya también era toda una estrella. Había sido aclamado por la crítica por su película Antes del amanecer (1995). Se casaron en mayo de 1998. Él le había pedido dos veces matrimonio y ella se hizo esperar. Se casó embarazada de siete meses de su primera hija, Maya.
Durante los noventas, Uma ya era una de las actrices más celebradas. Había encarnado con una memorable peluca a Mía Wallace, la desenfadada mujer de un gánster en Pulp Fiction (1994), una de las películas más celebradas y taquilleras de todos los tiempos. Fue nominada a un Oscar, como mejor actriz de reparto. Y se convertiría en la gran musa de Quentin Tarantino. La escena del baile junto a John Travolta forma parte de la historia del cine.
Hasta ese momento, Uma Thurman todavía no figuraba entre las mejores pagas. Por su participación en Pulp Fiction cobró 300 mil dólares. En 1997 su cachet se disparó. Por interpretar a Poison Ivy en Batman y Robin recibió 5 millones de dólares. Por Gattaca, que se estrenó el mismo año, volvió a cobrar la misma suma y pega otro salto cuando vuelve a firmar con Tarantino con Kill Bill volumen 1(2004) : 12 millones de dólares. De ahí en más, se convierte en una de las actrices mejor pagas de Hollywood.
La novia vengadora de Kill Bill tal vez sea uno de sus personajes más famosos. Tarantino ya lo había escrito para ella. En 2003 dijo sobre la actriz: “Thurman está a la par con Garbo y Dietrich en el terreno de las diosas”. La esperaron para su rol. Estaba embarazada de su segundo hijo con Ethan Hawke. En la entrega del volumen 2 de esta serie, por 2004, ya estaban estaban divorciados. El se casaba con su niñera, con la que tuvo otros dos hijos. El fin de la relación estuvo asociado a una infidelidad de Hawke, que él más tarde se negó.
Los mayores éxitos la icónica actriz fueron estas dos películas dirigidas por Quentin Tarantino y producidas por Harvey Weinstein, Ceo del estudio Miramax, una dupla muy poderosa. En una entrevista del New York Times, Thurman acusó a Weinstein, por haberla agredido sexualmente y haber amenazado su carrera, 25 años después de los hechos. No había sido la única.
Decenas de actrices que alzaron la voz habían corrido peor suerte, desde acoso hasta violación. Thurman contó después de una reunión de trabajo en París, Weinstein la invitó a su habitación de hotel y a un sauna. Y que después volvió a encontrar al productor en su suite del hotel Savoy de Londres, donde habría sufrido un primer ataque. ”Me empujó hacia abajo. Trató de lanzarse sobre mí. Trató de exhibirse. Hizo todo tipo de cosas desagradables”, reveló la actriz. Actualmente el productor está cumpliendo una condena de 23 años de prisión, en la cárcel de Isla Rickers en Nueva York.
En la misma entrevista, también acusó a Tarantino pero por otra razón. Por casi matarla durante el rodaje de Kill Bill. El director le había pedido que acelerara un coche a toda velocidad para que el pelo flameara al viento. El camino estaba sin pavimentar. Ella le había pedido el uso de un doble, pero Tarantino no aceptó y la obligó hacer la escena. Como el coche estaba en malas condiciones, ella termina chocando contra un árbol. Terminó con la cabeza lastimada, un cuello ortopédico y mucho enojo. La evidencia de un video con la escena apareció quince años después.
Cuando llega a su vida su tercer gran amor, su vida sentimental no encuentra estabilidad ni menos calma. De 2007 a 2014 tuvo una complicada relación con un millonario suizo Arpad Busson. Un empresario especializado en fondos de riesgos. En los tiempos de felicidad llegaron a recaudar en Londres 18 millones de euros a beneficio de la infancia de una organización que él patrocinaba. Convocaron a grandes empresarios londineses, banqueros y ricos quienes pagaron 11.300 euros el cubierto por la buena causa.
En esos tiempos Uma estaba comprometida. El casamiento nunca se concretó. Sí tuvieron una hija, Luna. Y la relación terminó muy mal, en una batalla judicial por la custodia de la nena. Las hostilidades no cesaban, no podían estar juntos dentro de una habitación. Busson acusó a Thurman de mezclar pastillas con alcohol y ella, de ser un adicto a la prostitución. Finalmente, la actriz consiguió la custodia.
A sus 52, Uma Thurman tiene un gran recorrido en el cine. Y muchas experiencias de una vida que hasta ahora le dio en grandes proporciones felicidad y decepciones.
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