Sergio Chiconi tiene 50 años y hace 32 que se dedica a servicios eléctricos. Hoy es gerente de la empresa que lleva su nombre y él mismo fundó en San Juan. Pero antes, la provincia no era la misma ciudad fructífera que hoy se puede ver, sino que algo más parecido a un desierto y no tenía muy claro cuál era su objetivo económico. En ese momento Sergio era un chico que vivía en el campo junto a su familia, se dedicaba a los animales, a los viñedos.
Cuando se habla de campo generalmente se piensa en la tradición, en algo permanente. Pero no era eso lo que surgía en la mente de este joven de la Argentina profunda. A partir de necesidades, su meta era hallar una salida. Estaba aún en el colegio secundario cuando comenzó su carrera. Buscando trabajo solo se encontró con paredes o techos, como él mismo lo define. El primero, fue que no tenía experiencia en nada.
Tenía una bicicleta, ganas de aprender y no sabía mucho de electricidad, pero su secreto fue ir por obras donde podría ofrecer sus servicios. Comenzó picando paredes, colocando ventiladores, muchas veces sin cobrar hasta poder conseguir clientes. “Me acuerdo en ese momento que lo que tenía era una bicicleta y cada vez que pasaba por un barrio y veía una montañita de ripio me paraba ahí a decir si necesitaban un electricista. Porque si había ripio o arena había obra y si había obra, algún caño había que poner”, cuenta el empresario sobre sus inicios.
Con el pasar de los años fue profesionalizando su trabajo, tuvo ayudantes y clientes nuevos. Siempre se destacó por encontrar una manera innovadora de mejorar y conseguir más clientes. Cuenta con gracia que fue uno de los primeros en adquirir un teléfono celular en la zona. “Salías a las 8 de la mañana a hacer trabajo a la calle hasta que llegabas a tu casa a las 10, 11 de la noche y te encontrabas con gente que había necesitado de tus servicios a mediodía y no los había podido tomar. Entonces encontré en ese momento una herramienta de trabajo muy importante que era el celular y fue mi inversión en ese momento”, describe.
Tomando riesgos, comenzó a construir su empresa apostando a la tecnología y a la innovación. Hoy Chiconi instalaciones posee 250 empleados, entre ellos, su hijo Luciano, quien de hecho fue un poco culpable de la última adquisición de la empresa. Fiel a la visión del futuro, compraron 4 camionetas eléctricas que se mueven dentro del establecimiento para contribuir al cuidado del medio ambiente y abaratar costos.
Sergio se acomoda en el centro del galpón de Chiconi instalaciones. De fondo, una camioneta y obreros circulando.
— ¿Ahora dónde estamos?
— Hoy nos encontramos en la planta de operaciones. Somos una empresa de servicios, por lo cual nuestra primer herramienta son nuestras movilidades. La empresa cuenta con amplia flota de camionetas 4x4, camiones con grúas y utilitarios. Entre los utilitarios tenemos a la niña bonita. Que es la flota de vehículos 100% eléctricos.
— ¿Cuándo las incorporaste?
— Las camionetas las incorporamos allá por el 2018, 2019. Tuvimos la suerte de adquirir las primeras movilidades eléctricas que ingresaron al país. Pudimos dar con la gente de Renault. Tuvimos una propuesta, digamos, accedieron. Pudimos adquirir 4 de las 10 camionetas que ingresaron al país. Algo medio loco para ser una empresa del interior, pero bueno era un poco nuestro sueño. Queríamos generar un impacto, era un momento importante y tomamos esta apuesta y nos fue muy bien.
— ¿Cuántos empleados tienen?
— En la empresa tenemos aproximadamente 250 empleados, sería una pyme y por el tamaño de San Juan es una empresa importante.
— ¿Y empezaste así?¿Cómo?
— No… Nunca se empieza de arriba o por lo menos nunca lo vi. La verdad que empecé con esto hace 32 años, estaba todavía en el colegio secundario y bueno con las ganas y ese entusiasmo. Se me fueron dando algunas necesidades y algunas oportunidades que pudimos ir tomando. Decisiones, riesgos normalmente. Con esas ganas y el entusiasmo se fueron dando las cosas y hoy nos encontramos acá después de 30 años con algo que sinceramente jamás me imaginé y menos busqué.
— ¿Cómo fue ese principio donde no te tomaban porque no tenías experiencia y vos querías trabajar?¿Cómo era?
— Las empresas buscan o buscamos personas de 25 años con 10 años de experiencia, algo totalmente loco. Bueno eso me pasó en mis primeros momentos. Es algo que recuerdo hoy con cariño y siempre que tengo alguien adelante trato de darle esa perspectiva o la perspectiva cruzada de lo que me tocó. Yo buscaba trabajo y la gente me preguntaba la experiencia, y la experiencia la adquirí trabajando. Así que no conseguía. Entonces llegué a la conclusión de que tenía que trabajar gratis. Así que eso fue lo que hice. Por ese entonces ofrecí mi trabajo a gente que pudo transmitir el oficio, me brindó oportunidades, por supuesto cero remuneración. Fue muy divertido porque lo primero que me dieron fue la masa y la punta para picar paredes. Pero bueno, tomé el desafío. Etapa superada. Aprendí el oficio, me gustó y pensé que podía desarrollarme en esa actividad y lo hice.
— ¿Cómo fueron esos primeros pasos?
— Luego una vez que podía decir que tenía trabajo tenía que salir a buscar clientes. Me acuerdo en ese momento que lo que tenía era una bicicleta y cada vez que pasaba por un barrio y veía una montañita de ripio me paraba ahí a decir si necesitaban un electricista. Porque si había ripio o arena había obra y si había obra algún caño había que poner así que golpeaba puertas y ofrecía mi trabajo y de vez en cuando picaba iba obteniendo las changas que me permitieron desarrollarme en ese momento y me permitió tener un flujo de clientes, un flujo de trabajo y un flujo de ganancia que es lo que todos buscamos.
— Contame de tu familia, de tu cuna. Me dijiste que tus padres vivían en el campo.
— Sí, vengo de una familia que se dedicaba a la vitivinicultura. En ese momento era campo, escasamente teníamos electricidad. Me tocó ir a la mejor escuela que tenía a mi alcance, era una ahí próximo al lugar y luego el secundario lo pude hacer ya en la ciudad y fue donde pude empezar a conocer el mundo de hoy.
— O sea tu formación en un principio fue vivir en el campo…
— Haciendo tareas de niño referente a trabajo en el campo. Hice todo. Ya sea para chacras o para las uvas, para la vid.
— Uno identifica el campo como en lo permanente, en la tradición. Pero en tu cabeza parece que apunta hacia adelante.
— Lo que pasa es que el campo acá, en San Juan, en una familia no es una familia acomodada. El campo es muy sacrificado. Permanentemente estás luchando con condiciones climáticas. Contra el que se lleva la mercadería y no te la paga, etc.; trabajar en el campo acá es muy diferente a lo que podría ser alguien en la pampa húmeda. Ser de campo acá es una posición bastante sacrificada, pero si veníamos de una clase media donde las perspectivas o las cosas se venían achicando y las conocías de alguna manera. Estar bien y de dónde irías a parar y eso te abre un poco la cabeza y te va generando necesidades. Un poco creo que con el roce uno empieza a identificar cuales son las cosas que lo movilizan o lo que quieren como objetivo.
— ¿Cómo fue ese momento en que te diste cuenta que tenías que evolucionar tu empresa?
— San Juan está en el interior profundo y hoy si bien la vida es diferente a lo que era antes, acá ni siquiera llegaban los aviones o llegaba uno por semana. La vida era bastante descontracturada entonces yo empecé a los 18 años a trabajar y bueno se me fueron dando posibilidades. Colocaba ventiladores, caños. Yo soy técnico electro técnico recibido de la escuela industrial Domingo Faustino Sarmiento, en el año ‘89. Luego hice la carrera de ingeniería, me quedaron ocho materias para recibirme y bueno deje la facultad en pos de lo que se me estaba dando en el trabajo, la posibilidad laboral que tenía que no podía mantener todas las cosas inclusive una familia entonces aposté por seguir trabajando dejando de costado un poco la combinación de la carrera. Pero en ese entonces todo era muy difícil, la informalidad era el general, o sea llegue a tener con el transcurso de los años una cuadrillita que me ayudaba. Pero trabajabamos en ojotas y hasta en bermudas. Hacen 48 grados en el verano así que otra cosa no te podés imaginar en ese momento. Fue todo un desafío para las personas que me acompañan siempre también. Uno va teniendo techos, comercialmente uno lo va encontrando y está en vos si queres romperlo o queres ver donde te acomodas. Los techos que yo veía eran muy bajos para lo que yo pensaba que se podía hacer. Dentro de los limitantes que se nos presentaban era la formalidad. La formalidad de las personas que trabajaban, facturar, empezar a poner una persona en libros, tener ART. Creo que ese ímpetu que tenía desde un principio de encontrar cuáles son las necesidades para poder romperlos creo que es lo que nos mantiene hoy en día; poder observar algo como un desafío alcanzable y tratar de tomarlo y superarlo.
— Cuando salió un celular quisiste un celular... Siempre maneras innovadoras
— Siempre fue llamale, encontrar de qué manera romper los techos. Yo siempre digo, el no siempre existe. Yo me resisto al no. Es algo natural. Es muy difícil que te diga eso no se puede, tiene que haber una manera de que sí. Que sea más fácil o más difícil es otra cosa. Pero creo que el no, no existe. Con lo cual sí encontré por ejemplo en el celular, una herramienta muy útil del trabajo. Salías a las 8 de la mañana a hacer trabajo a la calle hasta que llegabas a tu casa a las 10, 11 de la noche y te encontrabas con gente que había necesitado de tus servicios a mediodía y no lo había podido tomar. Entonces encontré en ese momento una herramienta de trabajo muy importante que era el celular y fue mi inversión en ese momento. Tuve uno de los primeros celulares que llegaron a San Juan. Todos te miraban como diciendo: ”Qué querés aparentar” pero nunca quise aparentar nada, era una herramienta de trabajo y chau.
— ¿Cómo fue que decidiste conseguir esta flota eléctrica?
— Lo asocié mucho a la actividad que hacemos, a la innovación que hace falta tener, a la imagen también. La adquisición de la flota de camionetas eléctricas apuntaló todo eso que somos y lo que queremos ser y lo que pretendemos del mundo. También terminó siendo una inversión que cerraba todas estas expectativas que buscaba en ese momento y la verdad que salió todo fantástico. Hoy hacemos mucho uso de ellas y estamos muy contentos.
— Contame la historia real de la adquisición.
— Yo decía que cuando lleguen los vehículos eléctricos yo voy a tener un auto eléctrico y mi hijo me dijo: “Sabés que Renault está probando una camioneta en Argentina”. Entré a buscar, llegue a un corporativo de Renault, le dije que me gustaría comprarte todas las camionetas. Me dijo si llegaron 10 y le dije bueno las compro todas. Me dice: “No... ¿Cómo vas a comprar todas las camionetas? Queremos ver cómo se incluye en el mercado, ver cómo se mueve”. No fue tan fácil, fueron muchas idas y vueltas. Me imagino que para ellos fue muy loco que venga alguien del interior profundo y quiera comprarles todas las camionetas que recién ponían a la venta. Nosotros en ese momento teníamos un contrato con una empresa de distribuidora de energía y haciendo numeritos vi que podíamos amortizar rápidamente con el consumo que teníamos de combustible y que era una verdadera amortización.
— ¿Fuiste una punta de lanza en San Juan siendo una empresa “chica”?
— Sí, pero bueno, por ahí a las empresas grandes les cuesta más tomar decisiones que a las empresas más chicas. Nosotros en ese momento con el nivel de trabajo que teníamos era muy fácil postular a un crédito. Entonces te imaginás, se auto pagaban por el ahorro de combustible, luego con un crédito subvencionado a tasa subvencionada terminás pagando nada y la camioneta se termina pagando sola cinco veces; es lo que termina pasando que por ahí un poco o cuesta verlo o tomar este tipo de decisiones. Para nosotros este tipo de decisiones es fácil porque estamos convencidos que los vehículos son nuestra primera herramienta de trabajo.
— Hay algo de esa mirada de ser una empresa en San Juan te sentís rezagado, te sentís reconocido ¿Cómo es ese vínculo con un empresario importante de la provincia con el resto del país?
— Uno a medida que va madurando y se va involucrando en el mercado siempre lo ve de distintos ángulos. Hoy nosotros le trabajamos a una multinacional y estamos muy orgullosos. Fue lo que levantó nuestro estándar y levantó a la provincia en sí. Todas las cosas son qué viene primero, si el huevo o la gallina. Si no hay una cosa no llega la otra. Pero bueno la minería llegó, con la minería llegan empresas con estándares internacionales y tener que ponerse a la altura; si no estás a la altura no podés vender, no podés cobrar, no podés nada. Entonces de repente fue un desafío pero es uno más que tenemos todos los días. Por la personalidad que tenemos, vos habrás visto que la mayoría de las personas son jóvenes, porque un poco el espíritu que hay, el espíritu loco de que se puede. El no, no existe. Te vas dando cuenta que las cosas cuando vos las necesitás, cuando las querés, las encontrás.
— Obviamente que la transición energética en la movilidad es fundamental en el futuro. ¿Vos pensabas en esa mirada del futuro?
— Creo que hoy como sabes, esto es San Juan, tenemos una crisis hídrica y nosotros más que nada podemos saber lo que es el futuro. Por ahí las personas a las que todavía no les llega este tipo de problemas, les resulta difícil dimensionarlo; nosotros siempre estamos muy supeditados a la cantidad de nieve que cae, al cuidado del agua que tenemos que tener, al uso racional de ella. Digamos que se percibe esas diferencias acá que por ahí para otras son más rudimentarias, más lejos de verlas. Por eso si me decís, sí, creo que necesitamos un planeta totalmente verde. Estamos lentos en general en poder reaccionar, en decir que tenemos que pararlo, tenemos que parar las emisiones, tenemos que bajar la temperatura de nuestro planeta, no tenemos que deforestar. Pero bueno en el medio hay un montón de cosas que hay que equilibrar, que es el desarrollo de las personas y cómo llegar a que una sociedad se pueda desarrollar económicamente.
— ¿Cómo andan las camionetas?
— Realmente un espectáculo, la sensación de manejar un vehículo eléctrico… Es un orgasmo, que queres que te diga, es un espectáculo, no tengo otra manera de decirlo. Un vehículo a combustión interna tiene un ciclo y su velocidad respeta ese ciclo. En los vehículos es prácticamente lineal o sea que lo que vos aceleras es lo que va para adelante. Esa sensación no tiene nombre. Segundo, el nivel de insonorización que tiene el vehículo porque no hace ningún tipo de ruido, solo el ruido del aire que te golpea.
— ¿Si pudieras adquirir un vehículo personal electro también te gustaría adquirirlo?
— Los vehículos eléctricos son importados. Sabemos de la problemática que hay para conseguir cosas importadas, con lo cual un auto eléctrico se lo ve como un elemento de lujo sin necesidad de que lo sea y hoy el costo y oportunidades es muy elevado para tomarlo en este momento.
— ¿Pero crees en un país donde la gente tenga un auto eléctrico para sí mismos?
— Creo necesitamos políticos que piensen que puede ser necesario que las personas apuesten para tener sus propios autos eléctricos, como tener sus propios parques eléctricos, fotovoltaicos que de alguna manera se están haciendo acá en la provincia. Creo que estas cosas se manejan siempre con ejemplos, con gente que se tiene por arriba del ámbito que le toca desenvolverse. Yo como empresario y a la vez la dirigencia desde el lado que le corresponde pero sí me parece necesario incentivar.
— ¿Soñás con una San Juan donde vos puedas poner estaciones de servicio de electricidad?
— Uh, el sueño del pibe haciendo esto. Acá la provincia está construyendo una fábrica de paneles, creo que se están dando ciertas condiciones porque no pensar de que podría haber playas verdes donde tengas en el techo un panel fotovoltaico y abajo puedas cargar y tener todo un comercio alrededor que se pueda alimentar con energía totalmente limpia. Sí, creo en eso, sueño con eso, pareciera loco, ¿no? Porque tenemos otro tipo de necesidades que es donde jugamos permanentemente, que es primero. Pero hay cosas que se pueden manejar en paralelo que sería ir de alguna manera ir creyendo en este mundo mejor que es tangible que está al alcance de la mano sin olvidar otras circunstancias que requieren otro tipo de óptica, necesidad y tiempo.
— ¿Pudiste en algún momento, cuando ibas con tu bicicleta buscando escombros, imaginar esto?
— No. Nunca lo busqué, no lo vi como una necesidad. Si vi la organización como una necesidad del desenvolvimiento de mi trabajo. Creo que esa visión es la que se fueron generando circunstancias o que pudiera ir tomando decisiones a favor o pro mercado, si queres decirle, que es la concepción que yo tengo de esto. Yo tengo 50 años, viví aquella época de los 90 donde teníamos una visión de un país metido en el mundo y ver dónde estaba el mundo y dónde debíamos ir. Eso yo creo que lo absorbí en ese momento y me hizo visualizar cosas y entender qué cosas están al alcance de la mano y hay que alcanzarlas y siempre tirar para arriba.
Al terminar la charla Sergio nos presenta a sus empleados. Muchos trabajan con él desde que empezó, algunos hasta se emocionan al recordar momentos difíciles. La empresa no descansa y mientras salimos esquivamos personas llevando materiales y vehículos que no hacen ruido.
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