Todo empezó con Paul dibujando con un lápiz en una hoja suelta que había en el estudio. Imaginó a la banda con algunos personajes detrás. Se inspiró en una vieja foto de la Jim Mac’s Big Band, el grupo de Jazz de su padre: los músicos posaban con varios fans alrededor. La idea fue creciendo con los aportes del matrimonio de artistas conformado por Peter Blake y Jann Haworth. Blake hacía trabajos con motivos circenses y con pequeñas multitudes. Fue el que propuso que esos que rodearan a la Banda de Corazones Solitarios del Sargento Pepper fueron personajes célebres. La idea gustó y de inmediato todos fueron aportando nombres a la posible lista. En realidad casi todos. Ringo dijo que lo que propusieran los demás estaba bien para él.
Otra posible fuente de la portada puede ser la profusa lista de agradecimientos de Fral Out! El álbum que Frank Zappa había editado el año anterior. En el sobre interno había mencionado más de 160 nombres. No se limitaba, como solía hacerse, a listar a los que habían colaborado con la grabación. Si no que nombraba a sus influencias y a sus referentes de todas las ramas artísticas (algunos de esos nombres aparecen en Sgt. Pepper). Por eso algunos sostienen que los Beatles, se inspiraron en ese lista para llevar a imagen una galería de sus influencias, admiraciones y entusiasmos.
Son 58 celebridades. Los Beatles están repetidos. Como los del inicio, los pelilargos trajeados que provocarían la Beatlemanía, aparecen en figuras de cera, las de Madame Tussuads y como Sgt. Pepper y sus ropas coloridas y psicodélicas, con los bigotes largos y hippies de esos días, en persona. Hay, después, deportistas, escritores, gente del mundo del espectáculo, músicos, leyendas. Y objetos personas, alguna broma, mensajes ocultos y hasta material para el mito absurdo de Paul is Dead.
De los propuestos por John, dos quedaron afuera. Hitler y Jesús. Demasiados polémicos. Una provocación que no sabían cómo podría ser tomada, que exigiría demasiadas explicaciones para que no se interpretara como un apoyo al asesino de masas o para que no se considerara una nueva herejía por parte de John luego de aquel comentario sobre la popularidad del grupo y la de Jesús. Los ejecutivos también pidieron sacar a Gandhi porque no sabían cómo se interpretaría el gesto en India.
Las incorporaciones de George son más evidentes. Los gurúes espirituales de la India: todavía faltaban unos meses para la visita al Maharishi y la desilusión por su voraz apetito económico y sexual.
El arte de tapa costó 3.000 libras. Los directivos de la discográfica casi sufren un colapso cuando recibieron el presupuesto. En esos años, el promedio de lo que destinaban al rubro era de 75 libras. La apuesta valió la pena.
Peter Blake recopiló imágenes de los personajes y después se encargó de hacer copias de tamaño real y armar la multitud en cartón. Diseñó la ubicación de cada uno, las flores con el nombre de los Beatles, el bajo y el resto de la escenografía. La noche del 30 de marzo de 1955, Michael Cooper hizo la sesión de fotos con los Beatles reales presentes, ataviados con sus trajes de colores chillones, como la banda del Sgt Pepper.
La de Sgt. Pepper es la portada más imitada, homenajeada y parodiada de la historia. Esa conjunción de grandes personajes es una idea inmortal y que nunca se agota.
Los Beatles expandían los horizontes. Su búsqueda musical era permanente. Tal vez como nunca antes en la historia el éxito masivo y las innovaciones formales estuvieron tan unidas. La experimentación era permanente. Le dieron un nuevo sentido a los estudios de grabación y descubrieron formatos originales para la canción popular. Pero esa inquietud, ese espíritu de exploración permanente no se acababa sólo en las canciones. Con la presentación gráfica de Sgt. Pepper fueron también más allá de lo conocido.
Uno de los enfoques posibles respecto al elenco de la tapa es el de rastrear quienes son los que 55 años después siguen con vida. Esos eran muy jóvenes en su momento pero ya habían hecho una carrera, habían logrado destacarse para llegar a ser admirados por los Beatles.
El más evidente ya era una leyenda: había logrado cambiar la música popular con sus letras. Un nuevo lenguaje. Una de las influencias que los Beatles no se cansaron de explicitar: Bob Dylan. Se habían encontrado personalmente el 28 de agosto de 1964 en el Delmonico, el hotel del centro de Manhattan en el que paraban los Fab Four.
Eran días en los que no podían salir a la calle. La locura continuaba. Las fans los acosaban. Algunas lograban superar la seguridad y corrían por los pasillos. El teléfono de la habitación no paraba de sonar. Esa noche el que atendió las llamadas tenía la voz grave, rugosa. “Hola, habla la Beatlemanía”, decía cada vez para divertirse. El chiste era eficaz y todos se reían a carcajadas. Bob Dylan no sólo ofició de telefonista esa noche. Fue partícipe necesario de otro hito. Fue el que les hizo conocer la marihuana a los Beatles. Los cuatro jovencitos de Liverpool admiraban a Bob. Habían escuchado obsesivamente sus dos primeros discos. Dylan quería ver el fenómeno de cerca, saber de qué se trataba y ya estaba pensando en electrificar su música, abandonar el monopolio la guitarra acústica y la armónica, gesto que le valdría el grito de Judas.
Otro de los músicos que aún sigue vivo es Dion Di Mucci, o Dion a secas. Hacía una década que triunfaba en el mundo de la música. Sus grandes hits habían sido Runaround Sue, The Wanderer y Ruby Baby. Era uno de los que dominaba los charts antes de la llegada de los Beatles. Doo Wop, baladas y algo de rock. Nacido en 1939 su carrera continuó durante las décadas siguientes, con algunas incursiones en la música cristiana, aunque sin el esplendor de los inicios.
Larry Bell es el tercero. Es un escultor de 83 años que ha recibido los premios más importantes en el mundo artístico. Sus obras están compuestas por grandes cajas y estructuras de vidrio que, muchas veces, generan ilusiones ópticas con el juego de luces. En esos años se destacaba por su Shadow Boxes. Se supone que la inclusión en la tapa fue sugerencia de John y de la influencia de Yoko y su conocimiento del mundo artístico. Aunque también es probable que los artífices de su presencia hayan sido Paul y Blake. McCartney estaba muy interesado en el arte contemporáneo.
Los otros dos personajes que aún viven son más evidentes y pertenecen a la banda. Son Paul McCartney Ringo Starr, los dos Beatles sobrevivientes.
La tapa se convirtió en un canon grupal, en una especie de galería de ídolos, de panteón de figuras inspiradoras con especia para la nostalgia y hasta algunas ironías.
En el collage están Karl Marx, Albert Einstein, Carl Jung, T.E. Lawrence o Lawrence de Arabia, los escritores Oscar Wilde, George Bernard Shaw, Lewis Carroll, Edgar Allan Poe, Dylan Thomas, Aldous Huxley, Stephen Crane o H.G Wells, el ocultista Alisteir Crowley, George Bernard Shaw, leyendas de Hollywood como Johnny Weissmüller, Tyrone Power, Marlene Dietrich, Marilyn y Brando, figuras de culto y contraculturales como Lenny Bruce, Terry Southern o Williams Burroughs, artistas de vanguardia como Stockhausen, Stan Laurel y otros humoristas, y hasta chicas pin-ups. También están artistas que tienen que ver con el trabajo de esta portada: Richard Merkin, que inspiró el trabajo artístico de Blake, o Wallace Berman, precursor del collage que se utilizó aquí. O Richard Lindner cuya influencia se notará en Yellow Submarine, un proyecto posterior de los Beatles.
Hay lugar también para el homenaje interno, para el recuerdo a un amigo. Uno de los incluidos es Stuart Sutcliffe, Stu, el bajista original del grupo que había muerto cinco años antes, a los 22, por un aneurisma cerebral.
Nadie se explica bien la presencia de Sonny Liston. El motivo puede ser la leyenda negra que lo acompañaba, de su mala conducta, de su instinto asesino. Pero los días de gloria de Liston habían pasado tras ser derrotado dos veces por Muhammad Ali, quien se había encontrado con los Beatles en la misma gira que se vieron por primera vez con Dylan. Además Liston, en 1964, en medio de la Beatlemanía, cuando le preguntaron por los Beatles, dijo que Ringo tocaba la batería como un perro.
La discográfica exigió obtener las autorizaciones por uso de imagen, algo no tan usual en la época pero se trató de una medida previsora dado el éxito y la fama de los Beatles. Fred Astaire se mostró encantado de poder llegar a nuevas generaciones cuando sentía que estaba quedando fuera del juego. Mae West, siempre contestaría, se negó casi como por reflejo. Pero fue convencida por su agente tras una carta que le enviaron los Beatles a la actriz. Con el tiempo reconoció que el rechazo inicial había sido un error.
Se suele decir que un trabajo no debe ser juzgado por su tapa, por su aspecto exterior. Como todo lugar común se repite sin pensar y tiene, también, algo de verdad. Pero Sgt. Pepper constituye una excepción. La tapa anticipa la descomunal grandeza de sus canciones.
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